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Nuestro Planeta

El negocio de la negaci�n

George Monbiot
Foreign Policy

Cuando los pa�ses m�s pobres ya est�n sufriendo sus peores consecuencias, algunos siguen calificando el cambio clim�tico de ciencia basura. Detr�s de muchos de los art�culos que niegan el calentamiento global se esconde una campa�a financiada por la petrolera Exxon, que ha logrado retrasar una d�cada la ineludible acci�n para frenar la degradaci�n ecol�gica.

La mayor�a de los pa�ses ricos, al estar situados en latitudes templadas, sufrir�n menos los efectos ecol�gicos del cambio clim�tico, al menos en las primeras etapas. Tambi�n tendr�n m�s dinero con el que proteger a sus ciudadanos de las inundaciones, las sequ�as y las temperaturas extremas. Por tanto, reclamar a los habitantes de los pa�ses m�s desarrollados que act�en para prevenir el cambio clim�tico significa pedirles que renuncien a sus coches de alto rendimiento, sus vuelos a Toscana, Tailandia o Florida en beneficio de otros.
Adem�s, como dijo el primer ministro brit�nico Tony Blair, "existe un desfase temporal entre el impacto medioambiental y las consecuencias electorales". Cuando llegue el momento de pagar las consecuencias de decisiones que �l ha tomado, llevar� ya varios a�os fuera del cargo. Pero el problema no es s�lo que los ciudadanos de los pa�ses ricos no se comprometan. A su resistencia contribuye tambi�n una campa�a de disuasi�n activa, que advert� por primera vez despu�s de leer una serie de art�culos realmente idiotas en la prensa brit�nica. Como sugieren los siguientes ejemplos, para algunos peri�dicos la ausencia total de conocimientos cient�ficos no impide publicar un texto.
"Bush tiene raz�n. El Tratado de Kioto es una est�pida p�rdida de tiempo. El efecto invernadero seguramente no existe. No existen pruebas de que exista", afirmaba Peter Hitchens en The Mail on Sunday. Melanie Phillips tiene la suficiente seguridad en sus conocimientos de f�sica atmosf�rica para afirmar que ". la teor�a de que el calentamiento global es culpa de la humanidad es un inmenso fraude basado en unos modelos de ordenador deficientes, mala ciencia y una ideolog�a antioccidental.".
Al principio pens� que todo esto era un caso de idiotez local, y no cabe duda de que �se es tambi�n un factor, aunque secundario. Pero despu�s de investigar otra serie de afirmaciones empec� a comprender que su origen no estaba en los peri�dicos. A diferencia de casi todos los que niegan en los medios el cambio clim�tico, David Bellamy es, o era, un cient�fico, profesor de Bot�nica en la Universidad de Durham (Reino Unido). Era adem�s ecologista y un famoso y estupendo presentador de televisi�n. A poco tiempo de comenzar este siglo decidi� que no hab�a ning�n cambio clim�tico. Esto es lo que escribi� en un art�culo en The Daily Mail en 2004 titulado '�Calentamiento global? �Un mont�n de tonter�as!': "El v�nculo entre la quema de combustibles f�siles y el calentamiento global es un mito".
En abril de 2005 le� una carta suya en el semanario New Scientist: "Al respecto de las informaciones [de su publicaci�n] sobre el cambio clim�tico y el deshielo en el Himalaya, hay que destacar que, en otras partes del mundo, los glaciares no est�n retrocediendo sino creciendo (.) Es m�s, si examinan todas las pruebas que no suelen mencionar los kioto�stas, 555 de los 625 glaciares que son objeto de observaci�n por parte del Servicio de Vigilancia Mundial de Glaciares en Z�rich, Suiza, han crecido desde 1980".
Esta afirmaci�n me pareci� asombrosa. As� que llam� al Servicio de Vigilancia Mundial de Glaciares y les le� la carta de Bellamy. "Eso son sandeces", me dijeron. De hecho, los �ltimos estudios muestran sin lugar a dudas que casi todos los glaciares del mundo est�n retrocediendo. De modo que envi� un correo electr�nico a Bellamy para preguntarle cu�l era su fuente. Despu�s de varias peticiones, me explic� que hab�a encontrado los datos en una web llamada www.iceagenow.com. Y all� estaba todo el material que citaba en su carta, incluidas las cifras -o algo parecido a ellas- que mencionaba: "Desde 1980, ha habido un avance de m�s del 55% de los 625 glaciares de monta�a observados por el Servicio de Vigilancia Mundial de Glaciares en Z�rich". La fuente, que Bellamy mencionaba en el correo electr�nico que me envi�, era, al parecer, "el �ltimo n�mero de 21st Century Science and Technology".
Se trata, seg�n averig��, de una publicaci�n que pertenece al millonario estadounidense Lyndon LaRouche, un hombre que ha dicho que la familia real brit�nica dirige una red internacional de narcotr�fico, que Henry Kissinger es un agente comunista, que el Gobierno de Reino Unido est� controlado por banqueros jud�os y que la ciencia moderna es una conspiraci�n contra el potencial humano. En 1989 fue condenado a 15 a�os de c�rcel por conspiraci�n, fraude postal y delitos fiscales.
La revista quincenal 21st Century Science and Technology, con sede en Washington, no ofrec�a ninguna fuente para esas cifras; pero se pod�an encontrar esos mismos datos en todo Internet. Aparecieron por primera vez en la Red a trav�s del Proyecto de Pol�tica Cient�fica y Ambiental que dirige un cient�fico especializado en medio ambiente, el doctor Fred Singer.
Despu�s de publicarse en su web (www.sepp.org) los reprodujeron otros grupos, como el Instituto para la Empresa Competitiva, el Centro Nacional de Investigaci�n de Pol�ticas y la Coalici�n para el Avance de la Ciencia Responsable. Incluso hab�an llegado a The Washington Post. �Pero de d�nde proced�an? Singer citaba una fuente parcial: "un ensayo publicado en Science en 1989".
Hice un repaso manual y electr�nico de todos los n�meros de 1989 de esa publicaci�n. No s�lo no hab�a nada parecido a las cifras en cuesti�n, sino que, en todo el a�o, no se public� en la revista ni un solo art�culo sobre el avance o la retirada de los glaciares. Convencido de que los datos eran absurdos, lo dej� estar. Sin embargo, cuando publiqu� estas conclusiones en The Guardian, uno de mis lectores escribi� a Singer: "�C�mo responde a las afirmaciones de George Monbiot, que, en The Guardian del martes, afirmaba que usted cita un ensayo inexistente en un n�mero sin especificar de Science de 1989 como �nica base para asegurar que la mayor�a de los glaciares del mundo est�n avanzando?". Su respuesta fue interesante e inesperada: "Monbiot est� confundido o (.) miente (.) No s� nada de un ensayo de 1989 en Science. El lector volvi� a escribir: "Estimado profesor: (...) He hecho una b�squeda en [su web] www.sepp.org (...) y he encontrado dos p�ginas que afirman exactamente lo que le atribuye Monbiot (.) �Podr�a ser m�s concreto, por favor, sobre este art�culo de 1989 en Science?".
Esta vez, el cient�fico respondi� en tonos menos agresivos. La afirmaci�n, dijo, la hab�a incluido en su p�gina una antigua miembro de SEPP, Candace Crandall. "Parece que es incorrecta y ya se ha modificado", asegur�. Se le olvid� decir que Crandall era su mujer. Casi un a�o despu�s comprob� su web y encontr� este p�rrafo: "El Servicio de Vigilancia Mundial de Glaciares en Z�rich, en un ensayo publicado en Science en 1989, subrayaba que, entre 1926 y 1960, m�s del 70% de los 625 glaciares de monta�a existentes en EE UU, la Uni�n Sovi�tica, Islandia, Suiza, Austria e Italia estaba retrocediendo. Sin embargo, desde 1980, el 55% de estos glaciares est� avanzando".
No lo hab�an cambiado. Adem�s, en la p�gina de SEPP y en las dem�s que hab�an publicado las cifras sobre los glaciares, encontr� casi todas las afirmaciones, por rid�culas o enga�osas que fueran, que hab�an hecho posteriormente en la prensa David Bellamy, Peter Hitchens, Melanie Phillips, el novelista Michael Crichton y la mayor�a de los dem�s personajes destacados que niegan la idea del cambio clim�tico causado por el hombre. Da la impresi�n de que los grupos que he mencionado han recopilado y difundido los datos que utilizaban los escritores. Y tienen otra cosa en com�n: todos ellos est�n financiados por Exxon.

LA MANO INVISIBLE DE EXXON

ExxonMobil es la compa��a m�s lucrativa del mundo. En oto�o de 2005 declar� unos beneficios trimestrales de casi 10.000 millones de d�lares (8.000 millones de euros), las mayores ganancias empresariales que se conocen. Casi todo ese dinero procede del petr�leo, y es la empresa que m�s tiene que perder con los esfuerzos para hacer frente al cambio clim�tico.
La web Exxonsecrets.org, con datos hallados en los documentos oficiales de la empresa, enumera 124 organizaciones que han recibido contribuciones de la empresa o colaboran estrechamente con otros que las han recibido. Su postura ante el cambio clim�tico es siempre la misma: la base cient�fica es contradictoria, los cient�ficos est�n divididos, los ecologistas son unos charlatanes, mentirosos o lun�ticos, y, si los gobiernos tomaran medidas para prevenir el calentamiento global, pondr�an en peligro la econom�a mundial sin un motivo s�lido. Cuando estos grupos ven conclusiones que no les gustan, dicen que son "ciencia basura". Las que les seducen son "ciencia responsable".
Entre las entidades financiadas por Exxon se encuentran varios sitios web y grupos de presi�n muy conocidos, como TechCentralStation, el Instituto Cato y la Fundaci�n Heritage. Algunas poseen nombres que hacen que parezcan organizaciones c�vicas de base o instituciones acad�micas: el Centro para el Estudio del Di�xido de Carbono y el Cambio Global, la Coalici�n Nacional de las Zonas H�medas, el Instituto Nacional de Pol�tica Ambiental, el Consejo Americano para la Ciencia y la Salud. Una o dos de ellas, como el Congreso para la Igualdad Racial y el Centro de Derecho y Econ�micas de la Universidad George Mason, son verdaderos movimientos ciudadanos o instituciones acad�micas, pero la postura que adoptan respecto al cambio clim�tico es muy parecida a la de los dem�s grupos subvencionados.
Aunque todas estas organizaciones tienen su sede en EE UU, los textos que publican se leen y reproducen en todo el mundo y a sus miembros se les entrevista y se les cita en todas partes. Al subvencionar un gran n�mero de organizaciones, Exxon ayuda a crear la impresi�n de que las dudas sobre el cambio clim�tico est�n extendidas. Para las personas que no saben que las conclusiones cient�ficas no son de fiar si no han aparecido en publicaciones sujetas al escrutinio de los especialistas, los nombres de estas instituciones contribuyen a popularizar la idea de que hay cient�ficos serios que no est�n de acuerdo con el consenso.
Esto no quiere decir que todo el trabajo cient�fico que defienden estos grupos sea mentira. En general, no recurren a la invenci�n, sino a la selecci�n. Encuentran un estudio en contra y lo promueven sin descanso. Y siguen haci�ndolo mucho despu�s de que otras investigaciones lo contradigan.
Pero no se detienen ah�. El presidente del Proyecto de Pol�tica Cient�fica y Ambiental que dirige Fred Singer es un hombre llamado Frederick Seitz, un f�sico que en los 60 presidi� la Academia Nacional de Ciencias de EE UU. En 1998 escribi� un documento, conocido como la Petici�n de Oreg�n, que cita casi todos los periodistas partidarios de que el cambio clim�tico es un mito. �ste es un extracto: "Instamos al Gobierno de EE UU a rechazar el acuerdo sobre el calentamiento global redactado en Kioto, Jap�n, en diciembre de 1997, y cualquier otra propuesta semejante. Los l�mites propuestos para los gases invernadero perjudicar�an el medio ambiente, entorpecer�an el progreso de la ciencia y la tecnolog�a y da�ar�an la salud y el bienestar de la humanidad.
No existen pruebas convincentes de que la emisi�n humana de di�xido, metano y otros gases invernadero est� causando o vaya a causar en un futuro pr�ximo ning�n calentamiento catastr�fico de la atm�sfera terrestre, con el consiguiente trastorno del clima de la Tierra. Adem�s, existen s�lidas pruebas cient�ficas de que el aumento del di�xido de carbono atmosf�rico produce muchos efectos beneficiosos en los entornos naturales, tanto vegetales como animales".
Cualquiera que tuviera un t�tulo universitario pod�a firmarla. Iba acompa�ada de una carta escrita por Seitz, encabezada con el t�tulo "Examen cient�fico de las pruebas sobre el calentamiento global". El principal autor del "examen" que acompa�aba a la carta de Seitz es un cristiano fundamentalista, Arthur Robinson, que no ha trabajado nunca como cient�fico especialista en el clima. El documento estaba publicado conjuntamente por la organizaci�n de Robinson (Instituto de Ciencia y Medicina de Oreg�n) y un organismo llamado Instituto George C. Marshall, que ha recibido 630.000 d�lares (unos 500.000 euros) de ExxonMobil desde 1998. Los otros tres autores eran el hijo de Arthur Robinson, de 22 a�os, y dos empleados del Instituto George C. Marshall, cuyo presidente del consejo de administraci�n era Frederick Seitz. El documento sosten�a que: "Cuanto m�s uso se haga del carb�n, el petr�leo y el gas natural para alimentar y sacar de la pobreza a gran n�mero de personas en todo el mundo, m�s CO2 se liberar� en la atm�sfera. Ello contribuir� a mantener y mejorar la salud, la longevidad, la prosperidad y la productividad de toda la gente (.) Vivimos en un entorno de plantas y animales cada vez m�s exuberante como consecuencia del aumento de CO2. Nuestros hijos disfrutar�n de una Tierra con mucha m�s vida vegetal y animal que la que poseemos hoy. Es un regalo maravilloso e inesperado de la Revoluci�n Industrial".
Estaba impreso en el tipo de letra y el formato de Proceedings of the National Academy of Sciences, la revista de la organizaci�n que en otro tiempo -lo cual acababa de recordar a sus lectores- hab�a presidido Frederick Seitz. Poco despu�s de que se publicara la petici�n, la Academia Nacional de Ciencias declar�: "La petici�n se envi� por correo junto con un editorial de The Wall Street Journal y un manuscrito en un formato pr�cticamente id�ntico al de los art�culos cient�ficos publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences. El Consejo de la Academia quiere dejar claro que la petici�n no tiene nada que ver con la Academia Nacional de Ciencias".
Pero era demasiado tarde. Seitz, el instituto de Oreg�n y el Instituto George C. Marshall ya hab�an distribuido decenas de miles de copias, y la petici�n circulaba por Internet. La firmaron alrededor de 17.000 licenciados, en su mayor�a personas sin experiencia en el campo de la ciencia del clima. Los cient�ficos que s� son especialistas en este terreno -David Bellamy, Melanie Phillips y el resto- han dicho repetidamente que se trata de una petici�n. Las webs subvencionadas por Exxon dicen que es prueba de que no existe un consenso de los cient�ficos sobre el cambio clim�tico.

TRAS LA CORTINA DE HUMO

Los cient�ficos del clima y los ecologistas son ya muy conscientes de todo esto. Pero lo m�s interesante que he descubierto en mis investigaciones es que la campa�a empresarial para negar que el hombre est� cambiando el clima no la inici� Exxon, ni tampoco ninguna otra empresa relacionada de forma directa con los combustibles f�siles. La cre� la tabaquera Philip Morris.
En diciembre de 1992, la Agencia de Protecci�n Medioambiental de Estados Unidos (EPA, en sus siglas en ingl�s) public� un informe de 500 p�ginas titulado 'Consecuencias para la respiraci�n y la salud del tabaquismo en el fumador pasivo'. Sus conclusiones eran que: ". El contacto con el humo ambiental del tabaco (HAT) en EE UU tiene un impacto grave e importante en la salud p�blica (.) En los adultos, HAT es un carcin�geno para el pulm�n humano, responsable de unas 3.000 muertes anuales por c�ncer de pulm�n entre los estadounidenses no fumadores (...) En los ni�os, la exposici�n al humo del tabaco suele estar vinculada a un riesgo mayor de contraer infecciones de las v�as respiratorias inferiores, como bronquitis y neumon�a (.) Entre 150.000 y 300.000 casos anuales entre reci�n nacidos y beb�s de hasta 18 meses son atribuibles al HAT".
Dos meses despu�s, Philip Morris, la mayor tabaquera del mundo, hab�a elaborado una estrategia para responder al informe sobre el tabaquismo pasivo. En febrero de 1993, Ellen Merlo, vicepresidenta de asuntos corporativos, envi� una carta a William Campbell, presidente y director, en la que explicaba lo que hab�a decidido: "Nuestro objetivo fundamental es desacreditar el informe de la EPA (.) Al mismo tiempo, nuestro objetivo es impedir que las ciudades y los Estados, as� como las empresas, lleven a cabo prohibiciones relacionadas con el tabaquismo pasivo".
Para ello hab�a contratado a una empresa de relaciones p�blicas llamada APCO, y enviaba adjunto el consejo que le hab�an dado. Philip Morris, afirmaba APCO [en documentos que public�, obligada por una sentencia judicial], necesitaba crear la impresi�n de un movimiento "de base" que hubieran formado de manera espont�nea unos ciudadanos preocupados y deseosos de luchar contra "el exceso de normas". Ten�a que presentar el peligro del humo de tabaco como un "temor infundado" similar a otros como los relacionados con pesticidas o tel�fonos m�viles. APCO propuso establecer: "Una coalici�n nacional cuyo fin sea educar a los medios, los funcionarios p�blicos y la poblaci�n sobre los peligros de la ciencia basura. La coalici�n abordar� la credibilidad de los estudios cient�ficos del Gobierno, las t�cnicas de evaluaci�n de riesgos y el mal uso del dinero de los impuestos (.) Tras la formaci�n de la coalici�n, varios dirigentes clave realizar�n una campa�a en los medios, que incluya reuniones con consejos editoriales, art�culos de opini�n e informaci�n a cargos electos en determinados Estados".
APCO deb�a fundar la coalici�n, redactar su declaraci�n de intenciones y "elaborar y colocar art�culos de opini�n en mercados clave". Para eso eran necesarios 150.000 d�lares en honorarios y 75.000 en costes. En mayo de 1993, como demuestra otro memor�ndum de APCO a Philip Morris, el falso grupo c�vico ten�a un nombre: Coalici�n para el Avance de la Ciencia Responsable (en ingl�s, TASSC). Era importante, afirmaban cartas posteriores, "garantizar que TASSC tenga un grupo variado de patrocinadores", "vincular la cuesti�n del tabaco a otros productos m�s pol�ticamente correctos" y relacionar los estudios cient�ficos que presentan una mala imagen del tabaco con "cuestiones m�s amplias sobre la investigaci�n dependiente del Gobierno y las normas", como el calentamiento global, el tratamiento de residuos nucleares y la biotecnolog�a.
La compa��a de relaciones p�blicas confiaba en que la cobertura de los medios permitir�a a TASSC "establecer una imagen de coalici�n nacional de base". Por si acaso los medios hac�an preguntas hostiles, APCO hizo circular una hoja de respuestas redactadas por Philip Morris. La primera pregunta era: "�No es cierto que Philip Morris cre� TASSC para que le sirviera de fachada?".
La respuesta deb�a ser: "No, en absoluto. Como gran empresa que es, PM pertenece a numerosas organizaciones empresariales, pol�ticas y legislativas de �mbito nacional, regional y estatal. PM ha contribuido a formar TASSC del mismo modo que a otros grupos y organizaciones en todo el pa�s".
Se puede ver claramente que hay similitudes entre el lenguaje y los m�todos empleados por Philip Morris y los de las organizaciones financiadas por Exxon. Los dos grupos utilizaban los mismos t�rminos, que, al parecer, inventaron los asesores de Philip Morris. La expresi�n ciencia basura se refer�a a los estudios revisados por especialistas que demostraban que el tabaco estaba relacionado con el c�ncer y otras enfermedades. Ciencia responsable significaba estudios patrocinados por la industria del tabaco que suger�an que la relaci�n no estaba clara. Ambos grupos de presi�n eran conscientes de que la mejor posibilidad de evitar la regulaci�n era discrepar del consenso cient�fico. Como dec�a un memor�ndum de la empresa tabaquera Brown and Williamson: "La duda es nuestro producto, porque es la mejor forma de competir con el cuerpo de datos que existe en la mente del p�blico en general".

'CIENCIA BASURA' EN LA RED

Pero la conexi�n va mucho m�s all�. TASSC, la "coalici�n" creada por Philip Morris, fue la primera y m�s importante de las organizaciones subvencionadas por empresas en negar que hubiera cambio clim�tico. Es la instituci�n que m�s da�o ha hecho a la campa�a para detenerlo. Lo que no sab�amos hasta ahora es que no la crearon varias empresas del sector de los combustibles s�lidos, sino una empresa tabaquera.
TASSC hizo lo que suger�an sus fundadores de APCO y busc� dinero en otras fuentes. Entre 2000 y 2002 recibi� 30.000 d�lares de Exxon. La p�gina web sufragada por la coalici�n, JunkScience.com (Ciencia basura) ha sido el principal punto de distribuci�n para toda clase de negaci�n del cambio clim�tico que ha llegado hasta la prensa de calidad. Aunque Singer fue el primero que hizo p�blicas las cifras sobre los glaciares en la Red, esta web las populariz�. El hombre que la dirige se llama Steve Milloy. En 1992 fue contratado por APCO y mientras trabajaba all� cre� JunkScience. En marzo de 1997 fue nombrado director ejecutivo de TASSC y en 1998, seg�n explic� en un memor�ndum a los miembros del consejo de administraci�n, la coalici�n empez� a subvencionar su p�gina web. Tanto �l como la coalici�n siguieron recibiendo dinero de Philip Morris.
Un documento interno fechado en febrero de 1998 revela que el a�o anterior TASSC recibi� 200.000 d�lares de la tabaquera. El presupuesto de Philip Morris para 2001 muestra un pago de 90.000 d�lares a Milloy, cuyo nombre puede verse unido a cartas y art�culos que pretend�an desacreditar los estudios sobre el tabaquismo pasivo en Internet y en las bases de datos acad�micas. Incluso logr� llegar al British Medical Journal, en el cual he encontrado una carta escrita por �l en la que aseguraba que los estudios sobre los que la revista hab�a informado "no prueban la hip�tesis de que el tabaquismo materno y pasivo aumenta el riesgo de c�ncer en los reci�n nacidos". En la misma direcci�n figuran inscritas otras dos organizaciones: el Instituto de Educaci�n para la Libre Empresa y el Instituto de Acci�n para la Libre Empresa, que han recibido respectivamente 10.000 y 50.000 d�lares de Exxon. El secretario del primero es un hombre llamado Thomas Borelli, el ejecutivo de Philip Morris que supervis� los pagos a TASSC.
El membrete del papel oficial de TASSC cita un consejo asesor de ocho personas. Tres, seg�n Exxonsecrets.org, trabajan para organizaciones que aceptan dinero de Exxon. Una de ellas es Frederick Seitz, el hombre que redact� la Petici�n de Oreg�n y que preside el Proyecto Cient�fico y Ambiental de Fred Singer. Tambi�n Singer ten�a contactos con la industria del tabaco. En marzo de 1993, APCO envi� un memor�ndum a Ellen Merlo, la vicepresidenta de Philip Morris que acababa de encargarle la lucha contra la Agencia de Protecci�n Ambiental: "Como sabe, hemos estado trabajando con los doctores Fred Singer y Dwight Lee, autores de varios art�culos sobre la ciencia basura y la calidad del aire interior (CAI), respectivamente. Adjuntamos copias de los art�culos sobre ciencia basura y CAI aprobados por los doctores Singer y Lee (.) Por favor, revise los art�culos y h�ganos saber lo m�s pronto posible si tiene comentarios o preguntas sobre ellos".
No tengo pruebas de que Fred Singer o su organizaci�n hayan recibido dinero de Philip Morris. Pero muchos de los dem�s organismos patrocinados por Exxon y que han tratado de negar el cambio clim�tico s� lo hicieron.
Entre ellos, algunos de los think tanks m�s conocidos del mundo: el Instituto para la Empresa Competitiva, el Instituto Cato, la Fundaci�n Heritage, el Instituto Hudson, el Instituto Fronteras de la Libertad, la Fundaci�n para la Raz�n y el Instituto Independiente, adem�s del Centro de Derecho y Econ�micas de la Universidad George Mason.
Aunque han trabajado sobre todo en EE UU, la influencia de los organismos subvencionados por Exxon y Philip Morris que niegan el cambio clim�tico se siente en todo el mundo: Australia, Canad�, India, Rusia y el Reino Unido. Con su control del debate sobre el cambio clim�tico en los medios durante siete u ocho a�os cruciales en los que ten�an que haberse desarrollado conversaciones internacionales urgentes y su forma de sembrar constantemente dudas sobre la base cient�fica han justificado con creces el dinero que se han gastado en ellos sus patrocinadores. En mi opini�n, se puede decir que la industria de la negaci�n profesional ha hecho que la acci�n mundial para afrontar el cambio clim�tico se retrase varios a�os.
Pero eso no quiere decir que la resistencia pol�tica a dicha tarea sea culpa s�lo de esta gente. El Gobierno de Estados Unidos, por ejemplo, no necesita la ayuda de Exxon para sabotear las negociaciones internacionales sobre el clima. Una de las razones por las que estos profesionales de la negaci�n del cambio clim�tico han tenido tanto �xito a la hora de penetrar en los medios de comunicaci�n es que dicen lo que la gente quiere o�r.
-------------------------------------------------------------------------- George Monbiot, periodista brit�nico, acaba de publicar en Reino Unido Heat: How to Stop the Planet Burning (Allen Lane, Londres, 2006), del cual se ha adaptado este art�culo. Es autor tambi�n de The Age of Consent (HarperPerennial, Londres, 2004) y Captive State (Pan, Londres, 2001).     

Fuente: lafogata.org

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