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Las guerras de las tortillas y el orden internacional
Noam Chomsky
El Espectador (Colombia)
El caos que deriva del llamado orden internacional puede ser doloroso si uno
es el blanco o la v�ctima del poder que determina la estructura de ese orden.
Hasta las tortillas comienzan a jugar en este esquema.
En fecha reciente, en varias regiones de M�xico, los precios de las tortillas
ascendieron m�s del 50 por ciento. En enero, en Ciudad de M�xico, decenas de
miles de trabajadores y campesinos realizaron una demostraci�n en el Z�calo, la
plaza central de la ciudad, para protestar por el alto costo de las tortillas.
En respuesta, el gobierno de Felipe Calder�n lleg� a un acuerdo con productores
y minoristas para limitar el precio de las tortillas y de la harina de ma�z, muy
probablemente una soluci�n temporal.
El alza de precios amenaza el producto principal de comida de los trabajadores y
los pobres mexicanos. Forma parte de lo que podr�amos llamar el efecto etanol,
consecuencia de la estampida de Estados Unidos hacia el etanol basado en el ma�z
como un sustituto del petr�leo, cuyas m�s importantes fuentes, por supuesto,
est�n en regiones que desaf�an con m�s ah�nco el orden internacional.
Tambi�n en Estados Unidos el efecto etanol ha aumentado el precio de la comida
en una amplia gama, incluyendo otras cosechas, la ganader�a y las aves de
corral.
La conexi�n entre la inestabilidad en el Medio Oriente y el costo de alimentar a
una familia en Estados Unidos no es directa, por supuesto. Pero como en todo
comercio internacional, el poder inclina la balanza. Una meta principal de la
pol�tica exterior de Estados Unidos por largo tiempo ha sido crear un orden
global en el cual las corporaciones norteamericanas tengan libre acceso a los
mercados, recursos y oportunidades de inversiones. El objetivo es com�nmente
llamado "libre comercio", una posici�n que cuando se la examina, colapsa
r�pidamente.
No es diferente a lo que Gran Breta�a, una predecesora en la dominaci�n mundial,
imagin� durante la �ltima parte del siglo XIX, cuando adopt� el libre comercio,
despu�s de que 150 a�os de intervenci�n estatal y violencia hab�an ayudado a la
naci�n a conseguir un poder industrial mucho m�s grande que el de cualquiera de
sus rivales.
Estados Unidos ha seguido en gran parte el mismo modelo. Generalmente, las
grandes potencias se muestran deseosas de entrar en cierto grado limitado de
libre comercio cuando est�n convencidas de que a los intereses econ�micos bajo
su protecci�n les va a ir bien. Ese ha sido, y sigue siendo, un atributo
primario del orden internacional.
El auge del etanol sigue el modelo. Como lo indican los expertos en agricultura
C. Ford Runge y Benjamin Senauer en Foreign Affairs, "la industria del
biocombustible ha estado por largo tiempo dominada no por fuerzas del mercado
sino por la pol�tica y el inter�s de unas pocas empresas grandes", en especial
Archer Daniels Midland, el productor m�s importante de etanol.
La producci�n de etanol es factible gracias a subsidios estatales sustanciales y
a tarifas muy altas para excluir un etanol brasile�o basado en az�car, mucho m�s
barato y m�s eficaz.
En marzo, durante el viaje a Latinoam�rica de George W. Bush, el �nico logro fue
un acuerdo con Brasil para la producci�n conjunta de etanol.
Pero Bush, al mismo tiempo que declamaba la ret�rica del libre comercio para los
otros a la manera convencional, enfatizaba que las altas tarifas para proteger a
los productores de Estados Unidos se mantendr�an, por supuesto, junto con las
muchas formas de subsidios del gobierno para la industria.
Pese a los enormes subsidios a la agricultura, financiados por los
contribuyentes, los precios del ma�z y las tortillas han estado subiendo con
gran rapidez. Un factor es que los usuarios industriales de ma�z importado de
Estados Unidos comienzan a adquirir las variedades mexicanas m�s baratas usadas
para las tortillas, aumentando los precios.
El Tratado de Libre Comercio (TLC) de 1994, patrocinado por Estados Unidos,
tambi�n puede jugar un rol significativo, que probablemente aumentar�. El
impacto del tratado fue inundar a M�xico con exportaciones de agroempresas
fuertemente subsidiadas, desalojando de sus tierras a productores mexicanos.
El economista mexicano Carlos Salas ha demostrado que despu�s de un aumento
estable hasta 1993, el empleo en la agricultura comenz� a declinar cuando el TLC
entr� en vigencia, principalmente entre los productores de ma�z, una
consecuencia directa del tratado, concluyen �l y otros economistas. Una sexta
parte de la fuerza mexicana de trabajo en la agricultura ha sido desplazada
durante los a�os del TLC, y el proceso contin�a. Eso reduce los salarios en
otros sectores de la econom�a y propulsa la emigraci�n hacia los Estados Unidos.
Max Correa, secretario general del grupo Central Campesina Cardenista, estima
que "por cada cinco toneladas adquiridas a productores extranjeros, un campesino
se vuelve candidato para emigrar".
Tal vez sea m�s que una coincidencia que el presidente Bill Clinton militarizara
la frontera mexicana, previamente bastante abierta, en 1994, junto con la
implementaci�n del TLC.
El r�gimen de "libre comercio" conduce a M�xico del autoabastecimiento de comida
hacia la dependencia de las exportaciones de Estados Unidos. Y a medida que el
precio del ma�z aumenta en los Estados Unidos, estimulado por el poder de las
corporaciones y la intervenci�n estatal, uno puede anticipar que el precio de
las materias primas puede continuar aumentando de manera dr�stica en M�xico.
Cada vez m�s, los biocombustibles posiblemente van a "hacer pasar hambre a los
pobres" alrededor del mundo, seg�n Runge y Senauer, en la medida en que las
materias primas sean convertidas en producci�n de etanol para los privilegiados
�el casabe en el �frica subsahariana, para tomar un ejemplo ominoso.
Mientras tanto, en el sudeste asi�tico, las selvas tropicales son taladas y
quemadas para obtener aceite de palma destinado al biocombustible, y hay tambi�n
en los Estados Unidos amenazantes efectos en el medio ambiente a ra�z de la
producci�n del etanol basado en el ma�z.
El alto precio de las tortillas y otros crueles caprichos del "orden
internacional" ilustra la interconexi�n de los eventos, del Medio Oriente al
Midwest, la regi�n central de Estados Unidos, y la urgencia para establecer
comercios basados en acuerdos verdaderamente democr�ticos entre las personas, y
no en intereses cuyo hambre principal es por ganancias para las corporaciones
protegidas y subsidiadas por un estado que dominan ampliamente, cualquiera sea
el costo humano.
* Noam Chomsky. Profesor em�rito de ling��stica y filosof�a en M.I.T
Fuente: lafogata.org