Medio Oriente - Asia - Africa
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Violencia sexual en �frica, el horror que no cesa
Las mujeres del Congo frente a las secuelas de la violaci�n
Mary Kimani
Afrique Renouveau
Traducido por Caty R. para Rebeli�n
"Si vivi�ramos en paz esto no nos habr�a ocurrido" dice Kasoke Kabunga. Igual
que miles de mujeres en el este de la Rep�blica Democr�tica del Congo (RDC)
Kasoke y su hija fueron violadas por milicianos armados. Su hija muri� y Kasoke
ha sobrevivido, pero contrajo el virus del sida. Su tragedia pone una cara
femenina a los 10 a�os de guerra de la RDC que ha causado m�s de 3 millones de
muertos y 3,5 millones de desplazados.
Hoy un pu�ado de congole�as valientes intenta ayudar a Kasoke y otras
supervivientes para encontrar soluciones a la multitud de problemas a la que
tienen que enfrentarse.
Rachel Kembe es m�dico y forma parte de las congole�as que les ayudan. En 1997,
mientras centenares de mujeres gravemente heridas llegaban de las regiones de
Masisi y Ruchuru a la ciudad de Goma, ella y otras cinco mujeres con carreras
profesionales acudieron en su ayuda fundando la "Asociaci�n Nacional de las
Madres para ayuda a los Desheredados" (ANAMAD).
"Estados Unidos nos daba de 20 a 25 d�lares al mes", explica Kembe. "Con eso
empezamos a trabajar. Hoy tenemos 2.500 supervivientes de violaciones en la
regi�n de Goma y en los pueblos de los alrededores a las que ayudamos de una
forma u otra. Pero el n�mero de v�ctimas sigue creciendo".
"La violaci�n", a�ade, "se utiliza en esta guerra como un arma". Las
estimaciones de la ONU confirman la frecuencia de esta pr�ctica. El jefe del
Departamento de Operaciones de Mantenimiento de Paz de la ONU, Jean-Marie
Gu�henno, declar� en octubre de 2006 que 12.000 mujeres y ni�as hab�an sido
violadas en los seis meses precedentes.
La guerra estall� en el Congo cuando las milicias y las fuerzas armadas que
perpetraron el genocidio de 1994 en la vecina Ruanda se replegaron despu�s de su
derrota y se instalaron en campos de refugiados civiles establecidos en las
provincias orientales de la RDC. Sus repetidos ataques contra el nuevo gobierno
de Ruanda condujeron a �ste a contratacar en 1996 precipitando una guerra
regional. Esta guerra, a su vez, provoc� la aparici�n de nuevas milicias
armadas. Las v�ctimas del conflicto han sido principalmente civiles y la
violaci�n y la tortura de las mujeres se convirtieron en pr�cticas habituales
entre los combatientes.
En 2004�2005 la ONU y las organizaciones no gubernamentales (ONG) consideraban
que hasta 100.000 mujeres hab�an sido violadas en el conjunto de las provincias
del este de la RDC.
"No tenemos recursos suficientes"
Las supervivientes hacen frente a numerosos problemas jur�dicos y m�dicos y a
dif�ciles condiciones de vida. Nyota Mbulu, de 27 a�os, fue violada por cuatro
milicianos en Uvira. Asesinaron a sus padres y a su marido. Huy� a Goma
totalmente extraviada; adem�s hab�a contra�do el sida y ahora, en fase terminal,
est� demasiado d�bil para ganarse el sustento. ANAMAD construy� alojamientos
improvisados para 38 mujeres desplazadas y sus hijos, pero Kembe desear�a tener
posibilidades de hacer mucho m�s. "Nuestros recursos son absolutamente
insuficientes para esta tarea", declar� a Afrique Renouveau.
ANAMAD calcula que bastar�an 200.000 d�lares para proporcionar refugios
rudimentarios a las mujeres m�s desamparadas, mejorar la escuela que la
asociaci�n improvis� para los hijos de estas mujeres y pagar los salarios de los
profesores durante tres a�os. Ya tenemos el terreno, explica Kembe, conseguimos
convencer las autoridades regionales para que nos lo proporcionasen. El �nico
problema ahora es conseguir dinero"
Apoyo mutuo
Algunas mujeres, como Marie Donatienne, han tratado de paliar los problemas
viviendo en comunidad. Marie Donatienne es originaria de Bukavu, a orillas del
lago Kivu, una espl�ndida regi�n aterrorizada durante la guerra por tres grupos
armados que atacaban los pueblos, despojaban las casas, destru�an los bienes de
los habitantes y violaban a las mujeres.
La violaron en presencia de su marido -una t�ctica corriente durante la guerra
del Congo y el genocidio ruand�s-. El fin es, seg�n los expertos, humillar al
m�ximo a las mujeres y sus comunidades y "quebrar la resistencia" inspirando el
miedo. A menudo despu�s de la violaci�n la comunidad rechaza o abandona a esas
mujeres. El propio marido de Marie Donatienne la abandon� cuando se qued�
embarazada, aunque despu�s se reconciliaron.
Esta experiencia incit� a Marie Donatienne, que ahora vive en Goma, a fundar la
"Asociaci�n de las Madres organizadas para el desarrollo del este del Congo" (MAODE),
gracias a la que las mujeres como ella pueden ayudarse mutuamente. Lo que les
falta de recursos lo compensan con la solidaridad.
En Goma los miembros de MAODE ponen sus recursos en com�n para alquilar 15
alojamientos que albergan cada uno de 12 a 16 personas. Compartir la vivienda le
aporta a cada una m�s estabilidad que vivir sola. Pero estos alojamientos a
menudo est�n superpoblados, las mujeres frecuentemente est�n enfermas e
incapacitadas para trabajar y a veces, a pesar de los esfuerzos comunes, tambi�n
corren el peligro de que las expulsen.
Rayika Omar, Directora de African Rights, una organizaci�n que ayuda a
las supervivientes de violaciones de Ruanda, ha se�alado recientemente que en
�frica Central "Las asociaciones de mujeres son ahora la principal fuente de
ayuda para las v�ctimas de violaciones y enfermas de sida". "Desgraciadamente",
a�adi�, "frente a los enormes y persistentes problemas pr�cticamente sin
remedio, estos grupos s�lo reciben una asistencia intermitente, parcial o
temporal".
Jeanne Ward, investigadora para un grupo de organismos de las Naciones Unidas y
ONG que luchan contra la violencia sexual, est� de acuerdo con este an�lisis. En
una entrevista con IRIN, agencia de prensa humanitaria de la ONU, se�ala que las
violaciones sistem�ticas, cada vez m�s comprobadas, durante los conflictos, han
provocado en la opini�n mundial una reacci�n de choque, horror e impotencia.
Jeanne Ward pide a quienes disponen de los recursos necesarios que se
interroguen sobre la manera de responder a este problema.
Asistencia m�dica
Las supervivientes de violaci�n a menudo sufren graves heridas internas que
requieren importantes intervenciones quir�rgicas. Pero obtener esta asistencia
es dif�cil. Incluso antes de la guerra, los servicios de salud de la RDC eran
defectuosos y con poca financiaci�n, minados por la corrupci�n y la mala
gesti�n. Numerosos hospitales no ten�an agua o electricidad. Algunos no ten�an
techo ni ventanas. En muchos casos el gobierno hab�a dejado de pagar o sostener
al personal m�dico.
La guerra no ha hecho m�s que agravar esta situaci�n. Hoy, aparte de los de las
ciudades de Goma y de Bukavu, pocos dispensarios rurales pueden tratar las
secuelas de las violaciones. A menudo el personal no tiene la formaci�n
necesaria para ocuparse de las lesiones graves de los tejidos internos y todav�a
menos para detectar, diagnosticar y tratar los casos de sida.
La guerra tambi�n destruy� las redes de transporte. La inmensa mayor�a de la
gente s�lo puede desplazarse a pie. Despu�s de que la violasen, Mia Nyisa, que
viv�a en Siraro, anduvo durante seis d�as para encontrar finalmente ayuda en
Goma. "Me operaron en el centro de DOCS (Doctors On Call for Service)", le cont�
al personal de la ONG local. "Tuvieron que extirparme el �tero".
Los grupos como DOCS proporcionan cuidados urgentes gratuitos a las mujeres que
consiguen llegar a las ciudades, pero sus presupuestos son demasiado escasos
para asegurar el tratamiento de heridas o enfermedades a largo plazo.
Despu�s del final de las hostilidades a gran escala en 2000, las ONG pudieron
aportar cierta ayuda a los dispensarios locales. La "International Rescue
Committee" (IRC) forma al personal m�dico de los dispensarios rurales para el
tratamiento de las v�ctimas de violaci�n. "Sin embargo", subraya Kembe, "el
personal as� formado adquiere conocimientos pero sigue estando privado de los
recursos, medicamentos y material necesarios para hacer su trabajo".
Los organismos de las Naciones Unidas y ONG activos en la RDC presentaron a los
proveedores de fondos una iniciativa conjunta de prevenci�n de la violencia
sexual contra mujeres y ni�as y de asistencia a las v�ctimas. En 2004
consideraban que eran necesarios 30 millones de d�lares para esta acci�n,
incluida la compra de medicamentos para las v�ctimas del sida. Los proveedores
de fondos y el gobierno todav�a est�n estudiando la manera de poner en
funcionamiento esta iniciativa.
Antirretrov�ricos
Hay un abismo entre las necesidades de medicamentos contra el sida y los que
est�n disponibles. Si las v�ctimas de violaci�n toman ciertos medicamentos en
las 72 horas que siguen a la agresi�n, esto puede en cierta medida protegerlas
contra la infecci�n. Estos medicamentos est�n disponibles en algunos hospitales
que gozan del apoyo de las ONG, pero no en zonas rurales.
Las supervivientes seropositivas de violaciones tienen muchas dificultades para
obtener los antirretrov�ricos y antibi�ticos necesarios para luchar contra las
infecciones oportunistas. Nyota es una de pocas supervivientes seropositivas de
violaci�n de Goma tratadas con antirretrov�ricos, proporcionados por M�dicos del
Mundo.
"S�lo 6 mujeres de las 260 seropositivas asistidas por ANAMAD est�n actualmente
en tratamiento con antirretrov�ricos", se�ala Kembe "Los recursos que
permitir�an hacer lo mismo con otras mujeres, simplemente no est�n disponibles".
Una investigaci�n de 2004 realizada por Amnist�a Internacional comprob� que s�lo
hab�a un programa experimental de tratamiento con antirretrov�ricos en Bakavu,
el de M�dicos Sin Fronteras, concebido para unas 150 mujeres. Amnist�a
Internacional se�ala que los medicamentos cuestan 29 d�lares al mes y son
demasiado caros para la poblaci�n de la regi�n. La organizaci�n considera que
habr�a que abastecer de medicamentos menos costosos o que los proveedores de
fondos deber�an hacer un mayor esfuerzo de financiaci�n.
Condiciones de vida dif�ciles
Aunque existieran medicamentos m�s baratos la pobreza presenta otros obst�culos.
Los antirretrov�ricos son eficaces cuando se administran a personas que tienen
una dieta especialmente sana, ya que estos medicamentos pueden ser agotadores
ps�quicamente para alguien que no est� alimentado correctamente. Y las mujeres
como Nyota apenas tienen medios para alimentarse.
"Tomar estos medicamentos con el est�mago vac�o no es bueno", dice Kembe. "Las
mujeres entonces se sienten d�biles y muy enfermas y terminan abandonando el
tratamiento, lo que agrava las cosas porque el virus desarrolla una resistencia
y los mismos medicamentos ya no hacen efecto".
Honorine Nyolo trabaja para ActionAid International (Ayuda en Acci�n) en
la RDC. Su organizaci�n trata de ayudar a las supervivientes de violaciones para
que consigan un medio de vida.
"Seleccionamos a 100 mujeres de la MAODE y otras 100 de la ANAMAD", explic�
Nyolo a Afrique Renouveau y "les proporcionamos pr�stamos cooperativos
para permitirles lanzarse al comercio. Dicen que esto les ayud�. Pero era un
programa muy peque�o, alrededor de 20.000 d�lares por grupo. Y ahora el programa
se acab�".
Rachel Kembe piensa que las mujeres necesitan un programa de m�s de seis meses.
"Hemos observado que cerca del 70% ten�an dificultades para reembolsar este
dinero porque surgen necesidades urgentes: alquiler, escolaridad y gastos
m�dicos. Necesitan plazos m�s largos para poder convertirse en aut�nomas"
Trauma psicol�gico
En medio de estas dificultades diarias, a menudo perdemos de vista el trauma
psicol�gico que sufrieron estas mujeres. "Y no s�lo las mujeres necesitan ayuda
psicol�gica", explica Marie Donatienne "los hombres y los ni�os que fueron
testigos de las violaciones que padecimos tambi�n sufren graves traumas y
necesitan ayuda".
ANAMAD tiene 12 consejeros psicol�gicos no profesionales en Goma. "Pero nos
hacen falta por lo menos el doble", dice Kembe. ActionAid International
se�ala que no hay m�dicos en Goma. Edward Kakande, director nacional del grupo,
declar� a Afrique Renouveau: "Actualmente las personas que ayudan a estas
mujeres son consejeros psicol�gicos que s�lo tuvieron algunas semanas de
formaci�n sobre la marcha".
Impunidad e injusticia
A menudo el trauma se agrava por el hecho de que muy pocos violadores acaban
siendo condenados. Es dif�cil distinguir a un grupo de otro y todav�a m�s
identificar individualmente a un agresor, lo que complica considerablemente las
actuaciones judiciales.
La impunidad no es un fen�meno exclusivo de la RDC. Se calcula que en la vecina
Ruanda fueron violadas m�s de 100.000 mujeres durante el genocidio. "No es f�cil
hablar del asunto ante un tribunal" explica Mariana Mukakarisa que sobrevivi� a
una violaci�n, "la gente de tu comunidad posiblemente no sabe que has sido
violada. La idea de hablar de eso p�blicamente es dif�cil� existen la verg�enza
y la exclusi�n. Es duro".
Gaudelive Mukasavasi, que ayuda a las v�ctimas de violaci�n en la ONG R�seau
des femmes, explica que las mujeres as� traumatizadas tienden a hundirse en
la amargura y a encerrarse en s� mismas. "Tratamos de animar a las mujeres para
que declaren ante los tribunales locales pero muchas de ellas dudan de hacerlo",
declar� a Afrique Renouveau.
A pesar de todo en algunos casos es posible reunir pruebas, lo que anim� a
algunas supervivientes ruandesas a prestar testimonio ante el Tribunal Penal
Internacional para Ruanda instituido por las Naciones Unidas en Tanzania. Sus
declaraciones contribuyeron a conseguir la condena de dos responsables del
antiguo gobierno que orquestaron campa�as de violaciones durante el genocidio de
1994.
En la RDC la persecuci�n a los violadores tambi�n se revel� dif�cil. "La
impunidad est� muy extendida en el Congo", anota Kembe. "Presentamos numerosas
denuncias, incluso identificamos a los autores de los cr�menes. Pero los
denunciamos ante la polic�a y pocos d�as despu�s est�n libres".
En junio de 2006, ActionAid y las ONG locales organizaron en Goma un
taller dedicado a 50 miembros del ej�rcito y la polic�a con el fin de animarles
a detener y perseguir a los autores de violaciones. Esta iniciativa tambi�n
tiene por objeto formar a los funcionarios que adiestrar�n despu�s a militares y
polic�as as� como al personal de los juzgados para que ayuden a las mujeres de
Kivu Sur a emprender diligencias judiciales.
ActionAid espera que estas iniciativas hagan que los combatientes tomen
conciencia de las sanciones penales en las que incurren por sus acciones. Dado
que habitualmente las violaciones forman parte de las �rdenes impartidas por los
superiores jer�rquicos, esta acci�n educativa podr�a animar a los soldados rasos
y polic�as a denunciar estas acciones o, al menos, a resistirse a cumplir esas
�rdenes.
Jos�phine Odera, Directora regional de los programas del "Fondo de desarrollo de
las Naciones Unidas para la mujer" (UNIFEM), considera que estas actividades son
importantes. La manera de resolver la cuesti�n de la impunidad es hablar m�s del
problema con el fin de poder aislar a los culpables e intensificar las
persecuciones".
"Queremos romper el silencio", declar� a Afrique Renouveau Jos�phine
Odera. "Animamos a los l�deres de opini�n y los dirigentes pol�ticos a rebelarse
contra la violencia sexual y a decir alto y claro que los autores de esos
cr�menes ser�n perseguidos".
Texto original en franc�s:
http://www.un.org/french/ecosocdev/geninfo/afrec/vol20no4/204-femmes-du-congo.html
* Mary Kimani es una escritora y periodista apasionada de �frica. Naci� en Kenia
y durante los �ltimos seis a�os ha trabajado principalmente en Ruanda, Burundi y
el Congo.
Caty R. pertenece a los colectivos de Rebeli�n, Tlaxcala y Cubadebate. Esta
traducci�n se puede reproducir libremente a condici�n de respetar su integridad
y mencionar a la autora, la traductora y la fuente.
Fuente: lafogata.org