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Medio Oriente - Asia - Africa

Consecuencias de la "petropol�tica"
Nigeria: Crimen e impunidad en el Delta del N�ger

Elo�sa Vaello Marco
gloobal.net

Nigeria es el pa�s m�s poblado de �frica, el mayor productor de petr�leo en el continente y cuenta adem�s con ingentes dep�sitos de gas. Pero, a pesar de su potencial, no deja de ser considerado por muchos especialistas como uno de los mayores Estados fallidos del mundo.

Lo cierto es que aunque esta afirmaci�n resulte un tanto extrema, Nigeria obtiene el 80 por ciento de sus ingresos de la exportaci�n del petr�leo, mientras acumula una deuda externa que supera el 90 por ciento del PIB y 7 de cada 10 personas viven por debajo del umbral de la pobreza. Est� considerado --junto con el Congo y Angola-- como uno de los pa�ses m�s corruptos del mundo, y la inseguridad y la violencia siguen dram�ticamente presentes, especialmente en el Delta del N�ger --la mayor regi�n petrolera en tierra firme--, del que se extrae el 60 por ciento del petr�leo nigeriano.

La ejecuci�n de Ken Saro-Wiva sac� a la luz de la comunidad internacional un conflicto que ya llevaba demasiados a�os en la oscuridad y que ahora se ha recrudecido con las acciones del Movimiento para la Emancipaci�n del Delta del N�ger (MEDN), que incluyen secuestros y sabotajes contra las petroleras y que han forzado una respuesta de represi�n y violencia por parte de las fuerzas de seguridad del Estado.

Una mirada al pasado.

El norte de la actual Nigeria era el territorio de los estados hausa de religi�n musulmana, que junto a los fulani constituyen casi el 50 por ciento de la poblaci�n. El sur estaba habitado principalmente por los yoruba al sudoeste y los ibo al sudeste, ambos pueblos cristianizados por los colonos ingleses. Pero adem�s de esas 4 etnias principales, hay otras etnias o pueblos minoritarios que en su conjunto suman 250. En 1914 la administraci�n inglesa decidi� fundir las dos administraciones y crear una sola Nigeria.

Tras la independencia obtenida en 1960, el enfrentamiento entre el norte musulm�n y el sur cristiano, ha latido en paralelo al de las etnias minoritarias que reclaman su espacio frente a las mayoritarias. A lo largo de la historia nigeriana, la soluci�n para manejar el entramado �tnico ha consistido en ir aumentado el n�mero de federaciones para otorgar m�s independencia a las diferentes regiones y que el gobierno act�e m�s como un coordinador central de las mismas. Sin embargo, esta sucesiva divisi�n federal no ha sido la soluci�n al entramado nigeriano, que todav�a no ha encontrado el modo de equilibrar las relaciones de poder entre las etnias y las poblaciones que habitan el territorio nigeriano.

La victoria electoral de Obasanjo.

La �ltima etapa dictatorial fue la del dictador Sani Abacha, que se hizo con el poder con un golpe de Estado en 1993. Ninguno de los periodos de gobierno militar hab�a dado buenos resultados, pero en concreto el r�gimen de Sani Abacha ha sido recordado como uno de los m�s despiadados que ha sufrido Nigeria. Cuando muri� inesperadamente en 1998, la gente lo celebr� en las calles de Lagos y en otras ciudades. Tras una r�pida transici�n llegaron las elecciones de 1999 de las que sali� vencedor el actual presidente Olusegun Obasanjo. Aunque inici� su mandato con medidas en contra de la corrupci�n y a favor de la reconciliaci�n, liberando a los presos pol�ticos y promoviendo medidas a favor de la libertad de prensa, pronto la inercia del corrupto aparato administrativo le ha envuelto en sus redes y las cr�ticas a su gesti�n van en aumento.

Cuando se acerca la posibilidad de perder su posici�n en las pr�ximas elecciones de 2007, ha sido denunciado por varios parlamentarios de la oposici�n a los que les hab�a ofrecido un mill�n de d�lares por votar a favor de una enmienda que permitiese una tercera reelecci�n. La corrupci�n sigue en niveles alt�simos, mientras el �ndice de desarrollo humano publicado por el PNUD sit�a a Nigeria en el puesto 152 de una lista de 175, por debajo de pa�ses como Hait� o Blangadesh.

Seg�n cifras del Banco Mundial, el 80 por ciento de las riquezas que provienen del petr�leo se las queda el 1 por ciento de la poblaci�n. Las acciones del ej�rcito contra activistas del Delta del N�ger siguen incontroladas e impunes, la libertad de prensa sigue maniatada y solo ante las presiones internacionales, Obasanjo ha entregado a la justicia a Charles Taylor (refugiado en Nigeria), imputado por cr�menes contra la humanidad por el Tribunal Especial para Sierra Leona. Tambi�n ha sido duramente criticado por haber aceptado que la Sharia se imponga en los estados isl�micos del norte del pa�s, con la crueldad que implica en sentencias como lapidaci�n.

Sin embargo, su proyecci�n como l�der internacional que ha colaborado en las fuerzas de paz de la ONU, y ha sido determinante en las conversaciones de paz de Sud�n, en la pacificaci�n de Togo o en el liderazgo en la Uni�n Africana, as� como la importancia de las transacciones econ�micas que lleva consigo el negocio petrolero nigeriano, han hecho que los dirigentes occidentales hagan la vista gorda sobre sus violaciones de los derechos humanos. Ser�a casi inimaginable que la Uni�n Europea y Estados Unidos pusieran sanciones a Nigeria cuando son los principales compradores del crudo nigeriano, y cuando son sus empresas las que lo explotan en Nigeria.

La poblaci�n local contra las compa��as petroleras.

Desde 1956 cuando Shell inaugur� su primer pozo en el Delta el N�ger, lo que el petr�leo ha tra�do a la poblaci�n local es pobreza, degradaci�n social y medioambiental, violencia y muerte.

Las compa��as petroleras suponen una amenaza medioambiental para las comunidades vecinas del Delta del N�ger. A partir de las diferentes formas de contaminaci�n generadas por las petroleras, la agricultura y la pesca se han vuelto misi�n pr�cticamente imposible. La tierra, la lluvia y los r�os est�n contaminados. Tambi�n es complicado obtener agua apta para beber y la malnutrici�n y enfermedad hacen mella en la poblaci�n. Especialmente da�ina resulta la quema de gas al aire libre, que provoca lluvia �cida y que con unas emisiones de 35 millones de toneladas de di�xido de carbono y 12 millones de toneladas de metano, convierte a la industria petrolera de Nigeria, en la mayor fuente de calentamiento global del mundo.

La presencia de estas compa��as ha supuesto para las poblaciones locales la p�rdida de sus tierras, inflaci�n, prostituci�n y degradaci�n social. Muchas comunidades, al haber protestado contra las petroleras, han sido castigadas por las fuerzas de seguridad privadas de las compa��as y por el ej�rcito que no duda en quemar poblados enteros y disparar a los manifestantes. Las protestas organizadas por parte de los vecinos y comunidades han sido contestadas con represi�n militar desproporcionada, tanto por el ej�rcito como por las compa��as privadas contratadas por las petroleras para proteger sus instalaciones y sus intereses.

El asesinato de Ken Saro-Wiva.

No me da miedo ser ejecutado, lo veo venir (�). Los hombres con quienes tratamos son dictadores dementes de la edad de piedra, adictos a la sangre (�). Yo soy un hombre de ideas. Mis ideas sobrevivir�n. Las palabras que el escritor Ken Saro-Wiva escribi� en prisi�n y que se filtraron clandestinamente al exterior, conmovieron al mundo. Su historia supone un ejemplo del trato que han recibido los Ogoni, y tambi�n otras minor�as que habitan el Delta, por parte del gobierno y ej�rcito federal.

Los Ogoni se organizaron a principios de los noventa para denunciar la destrucci�n de sus medios de vida, de sus tierras y sus r�os, pero el gobierno no quer�a arriesgar sus relaciones con las petroleras y el man� que representaban. La respuesta fue la detenci�n, el juicio arbitrario y la muerte de ocho activistas, entre los que estaba Ken Saro-Wiva, l�der del movimiento. La ejecuci�n, en un gesto de brutalidad desmedida, de ocho activistas en 1995, caus� indignaci�n en el resto del mundo y puso sobre la mesa la grave situaci�n en la que estaba viviendo la poblaci�n Ogoni del Delta del N�ger.

Las cosas no han cambiado tras 10 a�os de la ejecuci�n de Ken Saro-Wiva. Aunque desde 1999 se impuso la democracia, �sta no ha supuesto la paz en el Delta. Los beneficios siguen llenando los bolsillos de las compa��as petroleras extranjeras y del gobierno, mientras nada llega a la poblaci�n. Aunque Obasanjo ha anunciado medidas para mejorar la situaci�n medioambiental y Shell se ha comprometido a pagar los servicios de limpieza, lo cierto es que la contaminaci�n sigue teniendo niveles insufribles que impiden practicar la pesca y la agricultura.

Los movimientos rebeldes aumentan en n�mero y sus acciones son cada vez m�s espectaculares. Secuestros, atentados y ataques a plataformas se suceden siendo contestadas con brutalidad por el ej�rcito y las compa��as de seguridad; y mientras la violencia aumenta, la pobreza sigue siendo extrema para la poblaci�n. Como dice una de las leyes b�sicas de la petropol�tica, la poblaci�n ya no es necesaria para el Estado nigeriano, pues ya tiene los ingresos del petr�leo.  

Fuente: lafogata.org

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