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Latinoamérica

Segunda carta de David Venegas (Concejal de la APPO y miembro de VOCAL) desde la cárcel

David Venegas Reyes "Alebrije"

El movimiento social que hoy sacude Oaxaca, es la manifestación del descontento que han producido en lxs oaxaqueñxs, las agresiones, agravios y despotismo recientes e históricos por parte de los sucesivos gobiernos priístas, de los poderosos de siempre.

PRIMERA PARTE

Hay un consenso en lo diferentes análisis de este movimiento cuando se dice que si bien la represión del gobierno de Ulises Ruiz contra el magisterio democrático de la sección 22 el 14 de junio fue el detonante para el levantamiento popular, también es cierto que a la indignación provocada por este criminal, se unieron, como en cascada interminable los reclamo de justicia contra las agresiones gubernamentales realizados en contra de todos los pueblos e identidades colectivas de nuestra compleja sociedad oaxaqueña, axial, mientras las señoras madres de familia, se levantaron por la indignación que provocó en todos y todas la agresión a los maestros y maestras que contribuyen a la educación de sus hijxs, también se hicieron presentes en sus reclamos, demandas por la injusticia económica y social que viven las familias trabajadoras oaxaqueñas y que ellas sufren en primera fila como madres y esposas en sus hogares; así, también, las comunidades de pueblos indios y mestizos se hicieron presentes con sus ancestrales- no por eso menos vigentes- reclamos por la invasión de sus territorios, caciquismos priístas, proyectos autoritarios y la agresión gubernamental a la cultura y formas comunitarias de autogobierno.
En el medio urbano, lxs jóvenes cuya identidad colectiva es construida en el barrio, en la música, el vestir o el arte, como las bandas de cholxs, punketxs, eskatxs y grafiterxs, lxs cuales de manera tradicional y sistemática han sido objeto de persecución, discriminación y violencia por parte del gobierno policíaco y por su puesto lxs trabajadorxs organizadxs o no en sindicatos, lxs cuales llevan sobre sus hombros la producción de la riqueza que va a acumularse en las manos y en las barrigas de unos cuantos, mientras sus familias carecen de lo indispensable; inclusive, grupos marginados y discriminados, no solo por el gobierno, como prostitutxs, homosexuales, lesbianas y otros amores, se hicieron presentes aunque de manera discreta e integrándose en otras identidades con el movimiento social, también hicieron que los agravios que ellxs sufren formaran parte del grito colectivo de justicia y libertad para todxs.
Si bien el gobierno y el sistema capitalista que lo sostiene son la fuente original de injusticia, agresiones y prejuicios, también es cierto que esta deshumanización de la vida social ha perneado los espíritus de buena parte del pueblo, que se encuentra en lucha, ha habido desconocimiento mutuo, rencillas y hasta rechazo y discriminación entre nosotrxs mismxs, el sistema económico capitalista y la educación contracultural y prejuiciosa que este impone ha levantado barreras que parecen altísimas entre las diferentes identidades y formas de vida que ejercen nuestros pueblos; así, encontramos el tradicional rechazo al indio, al campesino, a la "ñora" que no es alivianada, al chavo banda, al homosexual, a la prostituta; que en diferente medida hemos practicado casi todxs en nuestro actuar cotidiano.
La convivencia forzosa en el movimiento social y la necesidad de organizarse y entenderse entre nosotrxs mismos, ha logrado lo que parecía imposible o propio de las utopías construidas por los intelectuales, logró derrumbar las barreras del prejuicio y la discriminación mutua entre lxs oaxaqueñxs movilizadxs y en lucha, al hacer esto, nos hemos dado cuenta que no somos tan diferentes y que donde existen estas diferencias en el pensamiento y forma de ser, son enriquecedoras y contribuyen a conformar el abigarrado y hermoso tapete con hilos de todos los colores y texturas al que asemeja nuestra sociedad oaxaqueña. Al fraguar de la lucha social y alrededor del humo de las fogatas y de las llantas, compartiendo una taza de café, un mundo donde quepan todos los mundos, se vio que es posible…

SEGUNDA PARTE

Las formas y estrategias de lucha particulares que mostró en los meses pasados el movimiento social oaxaqueño, en los momentos de plantones, tomas, barricadas y estaciones de radio, enseñó al mundo pero sobre todo, enseño al propio pueblo que no más en adelante creería y aceptaría los dogmas capitalistas sobre los que recae su sistema de explotación y miseria, al respeto, como a algo sagrado a su propiedad privada y sus intereses económicos. Los pueblos de Oaxaca demostraron por la vía de los hechos que los cauces establecidos por el gobierno de los oligarcas para la manifestación del descontento social estaban agotados, que el gobierno y a los poderosos no les afecta en lo más mínimo las marchas de cientos de miles o millones de personas, es hasta cuando los sacrosantos intereses económicos y la divina propiedad privada se ven afectados, cuando toman en serio a la movilización popular, pero más importante aún, estas acciones anarquistas, que en un inicio fueron realizadas en respuesta a la cerrazón y la agresión del gobierno, por ejemplo, la instalación de las barricadas para proteger al pueblo de la agresión de los escuadrones de la muerte.
Estas acciones prácticas hicieron ver a sus participantes que es posible vivir y convivir en un orden social propio, emanado de la voluntad colectiva y no de la imposición de un gobierno que es extraño a los intereses y necesidades de los pueblos, un orden social en donde los valores que imperan para mantener una convivencia social armónica son la fraternidad, la solidaridad, la cooperación y la defensa comunitaria y no más un orden social basado en el miedo al castigo, a la autoridad, al escarnio público o a la cárcel.
La práctica de la lucha social en Oaxaca en los meses pasados fue la práctica anarquista y comunista, desprendidos estos conceptos, así analizados, de la satanización prejuiciosa e ignorante que le atribuye el gobierno, los poderosos y sus voceros, la radio, la televisión y la prensa escrita oficialistas y mercenarias. La práctica anarquista, como elementos evidentes de un orden social basados en el apoyo mutuo, fraterno y solidario entre los seres humanos.
Ahora que la represión obliga a ocultar el descontento y el pensamiento libertario y progresista, el gobierno de Ulises Ruiz y sus partidos políticos quieren convencer a este pueblo que mostró la crisis de las instituciones y del estado que nuevamente crean estos y en sus procesos democráticos como cauce del descontento social. Y pregonan, como en coro que en la sencilla participación electoral y colocando el voto en una urna, los pueblos de Oaxaca lograrán conseguir el cambio profundo del orden social, económico y político que tanto daño y sufrimiento ha producido en todxs.
Después de la represión, de los 23 muertos y de los 47 presxs políticxs que habemos en las diferentes cárceles de Oaxaca y del país quieren que los pueblos de Oaxaca vuelvan a creer en sus instituciones, corrompidas y sometidas al interés del ejecutivo estatal como a un monarca y a los que se rebelan ante esto para la memoria histórica y reciente de fraudes electorales, traición y sometimiento de los "representantes populares" incluidos los de "izquierda", entre otros primores, les llaman violentos y radicales ignorando, a propósito y con toda la intención de criminalizar y demostrar al que piense que hay otras formas de diferencia y orden posible para los pueblos y las comunidades, que la democracia oligarca y burguesa tiene apenas unos años en nuestra tierra antigua, cuna de la agricultura y la civilización en este continente y del espíritu de la comunidad ha sostenido la resistencia de la naciones indias en Oaxaca y México, ignoran a propósito y por conveniencia que nuestro estado 418 municipios de 570 que existen se rigen en autogobierno con el sistema de usos y costumbres el cual ha conservado el espíritu y los valores fundamentales de la vida comunitaria y cultura que practicaban nuestrxs abuelxs.
Lxs oaxaqueñxs, indixs y mestizxs, de la ciudad y de las regiones, tenemos latentes en nuestros espíritus estos valores que la práctica anarquista y comunalista de los últimos meses es muestra evidente de ello. Los pueblos de Oaxaca han demostrado así mismo que se es capaz de convivir, trabajar, crear, amar, reír y llorar de manera autónoma, sin el orden totalitario de ningún gobierno, aún en el espíritu de todxs lxs oaxaqueñxs resuenan los tambores que invitan a la rebeldía y el susurro de Quetzalcoatl y Kukulkán nos da la certidumbre que habremos de continuar el desarrollo de nuestra civilización truncada violentamente hace mas de quinientos años.
David Venegas Reyes "Alebrije"       
          

Fuente: lafogata.org