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Memorias de octubre y presente en El Alto
Javier Torres Molina 
El Alto fue la principal ciudad de Bolivia donde se gestó la Guerra del Gas 
en el 2003, cuando su población se empezó a movilizar para impedir la 
exportación del gas boliviano a Estados Unidos a través de Chile. 
Cuando el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada (Goñi) comezó a reprimir esas 
movilizaciones y se produjeron los primeros asesinatos, el pueblo se rebeló y 
echó al presidente, que huyó a Norteamérica.
En la ciudad se repiten placas que expresan el reconocimiento a las decenas de 
caídos víctimas de esa represión: "El Alto de pie y nunca de rodillas" es la 
frase con que con orgullo las organizaciones recuerdan las movilizaciones que se 
hicieron no solo en defensa de un recurso natural como es el gas sino contra el 
neoliberalismo.
A cuatro años de la Guerra del Gas rememoramos esos hechos con algunos de sus 
protagonistas que realizan un balance de esa lucha, describen las diferentes 
organizaciones que habitan El Alto y se refieren al actual gobierno de Evo 
Morales.
Militantes del cambio
Las Juntas Vecinales en Bolivia funcionan desde hace 150 años y la Federación de 
Juntas Vecinales (FEJUVE) de El Alto la integran 580 juntas que se agrupan a su 
vez en ocho distritos municipales y dos en el área rural. "Nuestro trabajo como 
Federación es la de apoyar a las juntas vecinales para el desarrollo de su 
propia vecindad, para el desarrollo de su infraestructura, sus carreteras, sus 
caminos, construcción de sedes sociales, parques infantiles, etc, etc," nos 
cuenta Juan Carlos Encinas, uno de los ejecutivos de la FEJUVE.
También expresa que las tareas que desarrollan están vinculadas con "el manejo 
de los recursos económicos que tiene cada zona, el gobierno ha asignado unos 300 
bolivianos por persona, eso tenemos que fiscalizar, controlar, ver que haya un 
proceso de transparencia. Además estamos exigiendo la incorporación del tendido 
de gas a domicilio, porque aquí en El Alto –en muy pocos departamentos del país 
existe el tendido de gas a domicilio- queremos el tendido de gas al cien por 
cien, estamos en ese proceso, tenemos el compromiso del gobierno. También en 
salud se está buscando la construcción de dos hospitales de tercer nivel, 
tenemos hospitales que no cumplen, tenemos dos proyectos pero lo que nos falta 
es el financiamiento. También nosotros vemos lo que es seguridad ciudadana y 
todos los requerimientos humanos que necesita nuestro país." 
Encina cuenta cual es el mecanismo que se utiliza para elegir a los 
representantes: "Los vecinos ven a una persona que tenga vocación de servicio en 
su zona, que tenga capacidad y disponga de tiempo para que haga ese trabajo. Los 
vecinos en base a las reuniones que mínimamente se realizan cada tres meses, 
eligen a un presidente que representa a un distrito. En cuanto a la Federación 
se hace un Congreso de todas las Juntas Vecinales y de ahí se eligen a los 
ejecutivos de la Federación". Cada Junta de Vecinos tiene su gestión de dos 
años, lo propio la Federación.
Para explicar los sucesos de octubre, el dirigente del la FEJUVE expresa que "El 
alteño en general es inmigrante de diferentes departamentos y conoce muy bien la 
historia de Bolivia y estaban cansados ya con el neoliberalismo. Había y hay 
líderes fabriles relocalizados, estudiantes, dirigentes mineros y de diferentes 
organizaciones sociales, fue un proceso que ha habido y cuando Goñi tenía la 
intención y la voluntad de exportar gas por Chile, El Alto ha pedido ‘no’ y él 
ha empezado hacer decretos que decían que ‘sí’, a medida que iba creciendo el 
capricho de Goñi el pueblo se ha puesto más resistente ya para que se pida su 
renuncia y no solamente que no se exporte el gas." "La FEJUVE ha sido uno de los 
principales gestores, puesto que aquí los presidentes de Juntas Vecinales 
asistían a consensuar las distintas posiciones e iban y transmitían a las bases, 
se recogían y se mandaban sugerencias de las diferentes zonas, y se tomaban 
determinaciones en todas las zonas". Preguntado sobre como es la relación de la 
FEJUVE con el gobierno Encina responde: "Esta organización es una organización 
contestataria, en todas las épocas ha sido una gestión contestataria hacia el 
gobierno central, municipal y prefectutural. En el 2003 nosotros y los 
ciudadanos de El Alto en su conjunto hemos salido a las calles precisamente para 
buscar un cambio. Todos los vecinos alteños se han constituido en militantes del 
cambio, pero no en militantes de este gobierno, eso que quede bien claro. Vemos 
que el pueblo se está dando cuenta que a pesar que nosotros hemos buscado que se 
haga una transformación El Alto está postergada y no siente el cambio, creo que 
en los próximos meses se va a salir a las calles a buscar su reivindicaciones 
justas.
¿Creé que el actual gobierno apunta a esos cambios?
"Está en sus manos... pero lamentablemente no lo está haciendo. Evo está muy 
confiado que el pueblo alteño está con él, pero estamos escuchando a los vecinos 
que están diciendo a gritos que no están sintiendo el cambio aquí en El Alto. 
Nosotros como institución estamos decepcionados por este gobierno que se ha 
olvidado de El Alto, es un reclamo a gritos." 
El cuartel de la revolución
La Central Obrera Regional (COR) de El Alto está compuesta por 48 federaciones y 
organizaciones, agrupando a trabajadores sindicalizados e informales, entre los 
que se encuentran maestros, campesinos, comerciantes minoristas, municipales, 
grastronómicos, artesanos.
Bernardo Villazante es miembro del comité ejecutivo y a la hora de describir a 
la COR expresa que se trata de "una fuerza combativa que lucha a favor de los 
trabajadores". Además de las reivindicaciones propias que hacen a la actividad 
gremial, Villazanti remarca que "las demandas no son solo a nivel sectorial y 
regional sino a nivel nacional", dando por ejemplo precisamente la Guerra del 
Gas, "donde los departamentos productores se han beneficiado más con el IDH" 
(Impuesto Directo a los Hidrocarburos).
"La gente se levantó, se reveló y sacó a Sánchez de Lozada" responde cuando se 
le pregunta sobre esos hechos y agrega que "El Alto se caracteriza por ser el 
cuartel de la revolución boliviana del siglo XXI, porque ha sacado a dos 
presidentes".
El dirigente obrero expresó que durante esos acontecimientos el movimiento 
popular se unificó bajo lo que se denomina la Agenda de Octubre, cuyos puntos 
centrales son la nacionalización e industrialización de los hidrocarburos, 
anulación del decreto supremo 21060 de libre mercado, el llamado a una asamblea 
constituyente y la cárcel para Sánchez de Lozada y todos los autores de los 
asesinatos cometidos durante los levantamientos populares. Sobre la actual 
coyuntura, sostiene que para El Alto se han conseguido algunas cosas como el 
edificio para la universidad y planes de vivienda pero que "la lucha continúa, 
todavía la situación no cambió, los cambios no se hacen de la noche a la 
mañana".
Por otro 17 de octubre
Durante la rebelión de octubre del 2003 Roberto de la Cruz Flores era dirigente 
de la COR y ahora es concejal alteño por el Movimiento 17 de octubre (M-17), que 
está conformado "por los principales actores de octubre: los hombres jóvenes más 
radicales, pero nuestros principios ideológicos son seguir la línea 
revolucionaria de Tupac Katari y Bartolina Sisa" y "apunta en cuanto al sistema 
de gobierno en un sistema social comunitario" expresa el dirigente en su 
despacho en el Concejo Municipal.
En la elección presidencial su movimiento apoyó a Evo Morales, pero fue uno de 
los primeros en romper con el presidente en función de las medidas que éste iba 
tomando.
Cuando ocurrió lo que se conoce como "febrero negro" en el 2003 -policías y 
militares se enfrentaron a raíz de una protesta contra la aplicación de un 
impuesto al salario, muriendo más de 30 personas entre manifestantes y 
uniformados- desde una radio el actual concejal convocó a los alteños a 
movilizarse frente al Palacio Municipal. Los alteños no solo se movilizaron sino 
que destruyeron el peaje de la ruta que une esa ciudad con La Paz, incendiaron 
bancos y edificios pertenecientes a las multinacionales y el edificio municipal, 
que todavía no ha sido reparado.
Por esos hechos el actual dirigente del M-17 fue acusado de terrorismo y estuvo 
tres meses detenido en una cárcel de máxima seguridad Al repasar los motivos que 
originaron la rebelión popular el concejal señala: "Surgió a raíz de múltiples 
descontentos de la población, los gobiernos de turno jamás atendieron a las 
reivindicaciones y a las demandas, pero el gobierno de Goñi provocó a la 
población a través de querer vender gas al mercado de Estados Unidos y 
California por Chile. En ese instante nos tocó ser dirigentes de la Central 
Obrera de El Alto y encabezamos la primera marcha del gas el 2 de septiembre de 
2003, ese fue el encendido de la chispa, posteriormente se convirtió en 
detonante cuando ya los campesinos se levantaron, estaban cerradas las vías de 
acceso a otros departamentos, El Alto ya estaba en paro cívico indefinido y el 
gobierno intentó controlar metiendo bala, y eso fue el detonante para que todo 
el pueblo haga la rebelión, así fue que el tema de la no exportación del gas 
pasó a segundo plano y la principal demanda se convirtió en el pedido de 
renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada".
Sobre el carácter que tuvo ese acontecimiento, enfáticamente reconoce que "fue 
espontáneo" y agrega que "luego de los primeros muertos, la efervescencia y la 
rabia de las bases en El Alto expresaban muy notoriamente el pedido de renuncia. 
Se convirtió en espontáneo y no tan orgánico hasta que se logró unificar 
criterios primero con la población de El Alto, apoyados por los campesinos y 
luego por los mineros".
¿Y esa unión continúo posteriormente?
"La unidad continuó pero con la llegada de Evo Morales a la presidencia eso se 
fraccionó. Todos pensábamos que se terminaban las marchas, los movimientos 
sociales, que íbamos a apostar a un proceso de cambio con Evo Morales, con la 
agenda de octubre que el gobierno de Evo Morales no ha cumplido, ese es el 
problema por el cual empezaron a divorciarse los movimientos sociales".
Los jóvenes en las calles
Más de la mitad de los habitantes de El Alto son jóvenes y durante octubre de 
2003 fueron mayoría a la hora de movilizarse, tal como lo demuestran la edad de 
las víctimas.
La irrupción de los jóvenes en las calles estaba precedida de un trabajo de 
base. Mónica Apaza en el 2003 era secretaria de la juventud de la FEJUVE y como 
tal participaba de la comisión política y señala que la tarea que se 
desarrollaba en el seno de la organización previo a ese octubre "era 
concientizar sobre el tema del ALCA, sobre el gas y que no conviene la venta del 
gas ni por Chile ni por Perú sino la industrialización, en el congreso que hemos 
realizado definimos esas líneas, vamos a hacer movilizaciones para que no se 
venda el gas".
Al momento de producirse las movilizaciones Mónica recuerda que "se veía a los 
jóvenes con palos, con hondas, hemos hecho bombas caseras, era enfrentarnos a 
balas y a fusiles, nosotros con piedras y palos nada más, cuando el ejército 
estaba viniendo en camiones, espontáneamente nos convocamos, nos reunimos y los 
mismos jóvenes decían tenemos que hacer algo, van a venir y nos van a querer 
matar, nos organizaremos, haremos bombas caseras, ¿que necesitamos?, esto, esto 
y se traía". 
La represión que sufrieron los miles que se movilizaron quedaron bien gravadas 
en Mónica, incluyendo la masacre de la que fueron víctima alrededor de setenta 
personas: "la primera había sido en el distrito ocho, donde el primer muerto ha 
sido un minero, en el distrito cuatro donde estábamos nosotros si no me equivoco 
fueron cinco o seis personas, todos jóvenes, los vecinos nos decían que hay que 
recoger estos cuerpos porque la policía los va a agarrar y los va a esconder, lo 
primero que hacían era lanzar gas lacrimógeno y como recogíamos los cuerpos nos 
han empezado a dar balas de goma, tuve en la espalda y en el hombro, pero había 
algunos jóvenes que tenían en la espalda varios agujeros".
Para Mónica la participación juvenil en esas movilizaciones tuvo como 
significado "que los jóvenes se han adueñado de los temas nacionales que 
involucran a toda Bolivia y han puesto una agenda de nuevo gobierno que impulsa 
la nacionalización de los hidrocarburos".
Pero además de estar en su ciudad en los bloqueos de calles, Mónica participó de 
reuniones con representantes de diferentes organizaciones en la capital de 
Bolivia, una de ellas realizada con nada menos que el actual presidente: "había 
paro indefinido, hacía cinco días que no había paso a la ollada (así le dicen a 
La Paz), bloqueábamos todo, no había ninguna conexión, en una asamblea 
resolvimos ir a La Paz para que las organizaciones se sumen a este movimiento, 
lo entrevistamos a Evo Morales y nosotros le dijimos que esa era la oportunidad 
de cambiar este modelo y él nos dijo que no podía meterse, que esto era solo de 
nosotros con el gobierno, que el hacía todo por la vía democrática, después creo 
que ha viajado".
Mirando esos hechos cuatro años después, la ex dirigente de la juventud de las 
juntas vecinales considera que "octubre era el momento para hacer un cambio 
total, podíamos hacerlo, pero preferimos hacerlo de la manera constitucional y 
vino otro neoliberal que era Carlos Mesa, es un error que hemos cometido pero 
para la próxima aprendemos, y también la manera de cómo organizarnos cuando 
vengan a cercarnos con balas".
Como gran parte de los alteños, en las elecciones presidenciales Mónica votó por 
Evo Morales y a casi dos años de gestión sostiene que "le voy a seguir dando 
apoyo, no hay otra alternativa, es mejor que siga el gobierno a que entre un 
gobierno de derecha y que borre todo lo que estamos haciendo para cambiar este 
sistema".
Pero a la vez afirma que "la gente que rodea a nuestro presidente 
lamentablemente ha salido de los otros partidos tradicionales y neoliberales, 
hay errores que ha cometido, hay engaños como el tema de la nacionalización que 
no los es". 
"El gobierno tiene las demandas, démosle tiempo, si el gobierno no responde a 
nuestras demandas vamos a volver a movilizarnos, lo que estamos dando es tiempo 
para que pueda responder y hasta creemos que en algunos temas tiene buenas 
respuestas, en un año no se puede hacer nada, dos tampoco, no se puede arreglar 
lo que se ha destrozado en años, es un proceso, el cambio no lo voy a ver 
mañana, lo voy a ver de acá a diez años", afirmó.
La gente ya se mira con más dignidad
Wayna Tambo es un centro cultural donde funciona una radio comunitaria que tiene 
como objetivo recuperar y valorizar las expresiones culturales de los jóvenes "invisibilizada" 
por los medios tradicionales, según expresa Marcos -uno de los integrantes del 
proyecto- quién agrega que "la idea es amplificar toda la movida cultural desde 
los jóvenes, las músicas más under hasta las propias músicas 
autóctonas-tradicionales de las comunidades campesinas, pero que son también 
interpretadas y cultivadas en espacios urbanos como la ciudad de El Alto". 
Esa tarea se lleva a cabo desde hace doce años en el centro cultural y cinco en 
la radio. Marcos sostiene que la intensión es potenciar lo andino-aymara, pero 
que no implica hacerlo "solamente como expresión folklorizada, sino mirar el 
contenido, lo que hay detrás de estas situaciones culturales", por lo que el 
concepto de cultura "es equiparable a la concepción del mundo que va más allá de 
la expresión artística o cultural y tiene que ver con organizar la economía, 
como organizar la política, como mirar la relación con el otro, con el entorno, 
con la naturaleza".
Marcos afirma que la gestión de la casa y la radio está fuertemente impregnada 
de la matriz andina-aymara, que es "fundamentalmente comunitaria y 
participativa" y que por lo tanto confronta con el proyecto cultural de la 
globalización y el neoliberalismo: "sabemos que es un tema a largo plazo, por la 
propia subjetividad de cada uno".
Con esa lectura Wayna Tambo participó de los acontecimientos del 2003: "para 
nosotros fue fácil comprender que la crisis no era coyuntural, tenía que ver con 
una crisis del paradigma del neoliberalismo, había reivindicaciones de carácter 
nacionalista, étnico, que venía arrastrándose desde 1492, la memoria larga y la 
memoria corta creo que se conjuncionan y eso explota".
El importante papel que jugaron las organizaciones territoriales que se agrupan 
en la FEJUVE es resaltado por Marcos: "los vecinos de distintos barrios en 
juntas coordinaban las acciones que había que tomar, fue una suerte de 
deliberación y de encuentro intergeneracional, no solamente eran los padres de 
familia, fue la familia en su conjunto, pero además fue una movilización de 
carácter territorial, es decir en el barrio nos organizamos, distribuimos tareas 
y cortamos rutas, caminos, nos proveíamos de alimentos, quienes van a cocinar".
En ese escenario la radio transmitió desde distintos puntos de la ciudad de EL 
Alto: "todas las rutas estaban cortadas, había que desplazarse con bici, o a 
pie, con nuestras limitaciones nos hemos organizado para cubrir en los lugares 
más jodidos, donde estaban las cosas tensas y serias, pero no teníamos todas la 
herramientas y ni la disposición de gente, pero hemos logrado que la gente amiga 
de la radio que quiera apoyar un poco este trabajo, si tiene la posibilidad de 
pegar una llamadita, nosotros conocíamos a la gente, las llamábamos y les 
decíamos que necesitábamos una mano, que está aconteciendo en sus lados, esa 
mecánica ha funcionado muy bien, gente amiga oyente y compañeros nuestros 
desplazados a la zona, fue duro, dramático, de esa manera nos tocó un poco 
reflejar lo que estaba sucediendo".
Con respecto a cual era el tratamiento mediático que realizaban los medios 
tradicionales de Bolivia mientras se producían las movilizaciones, Marcos afirma 
que "se ninguneaba, se minimizaba lo que estaba pasando, no se le daba 
importancia, informaban algo muy rápido, nada serio, cuando las cosas aquí 
estaban serias, solamente se animaron a subir cuando se produjo y se desencadenó 
la masacre y ahí los propios vecinos no dejaron que ingresaran los canales y 
ellos alzaron su voz al grito de que estaban atentando contra la libertad de 
prensa".
A cuatro años de la Guerra del Gas Marcos rescata que "se ha desencadenado un 
proceso en el caso boliviano que la gente ya se mira con más dignidad" y que la 
consecuencia más palpable fue "producir una suerte de revolución en la propia 
subjetividad del ciudadano alteño."