VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica

De corrupción e inmoralidades

Patricio Guzman
Correo Semanal

Hace pocos días vimos el bochornoso espectáculo de la mayoría de los principales dirigentes de la derecha chilena, haciendo cola para --rendir homenaje-- al dictador muerto. Repitieron entonces las frases hechas sobre la --gran obra económica del gobierno militar--,   sin siquiera una palabra sobre las --violaciones a los derechos humanos-- o los millones que el general y su familia se robaron y se encontraron en el Banco Riggs, entre otros. Por razones electorales los políticos de la derecha últimamente presentaban una especie de empate en el desempeño de la dictadura: Buen desempeño económico pero violación a los derechos humanos. ¡Como si miles de cadáveres de ejecutados, prisioneros desaparecidos, millares de torturados, represión y amedrentamiento sistemáticos fueran actos administrativos equiparables a la apertura económica o las privatizaciones!

Pero además, el tan publicitado éxito económico, fue una mentira para la gran mayoría de la población que pago el costo del inmenso negociado que fueron las privatizaciones, y vivió muy mal en los anos de la dictadura. Enormes fortunas se construyeron en Chile mediante el robo legal del patrimonio del Estado, y se puso en marcha un sistema de capitalismo salvaje, con AFP que expropian de parte de sus salarios a los trabajadores para beneficio de empresas privadas, lo mismo puede decirse de la salud con el sistema de Isapres, o de la educación privatizada – los colegios subvencionados – y municipalizada, que tienen en común la pésima calidad.   Vivimos bajo un sistema económico con una creciente concentración de la riqueza. El 20% de la población concentra el 60% de los ingresos, y las propias empresas se concentran en unas pocas grandes que se comen a las pequeñas. El libre mercado en Chile es una quimera, tenemos un mercado oligopolico con unos pocos actores que dictan las reglas.   Todo esto por cierto ha sido avalado y continuado bajo los gobiernos de la Concertación.

Ahora es la Concertación que nos quiere vender otro empate. Las noticias de corrupción, en el gobierno y el aparato estatal, que se suceden una tras otra están derribando el mito de que este país no es corrupto, a los medios de comunicación les encanta difundir los resultados de los sondeos de opinión, en que resultaba, hasta ahora, que la mayoría de la gente no percibía la corrupción. Entonces comparaban a Chile con los vecinos y decían triunfalistas ¡Somos los mejores de barrio! Por supuesto nadie explicaba que no había detrás estudios serios de desempeño de las instituciones, sino un sondeo de percepciones de la gente. Ningún medio al servicio de los capitalistas explicaba que Chile podía tener instituciones tanto o más corruptas que Argentina, Brasil o Perú y que toda la diferencia podía estar en que en esos países la gente era más conciente de la corrupción existente.

Ahora el gobierno de la Concertación nos dice que la derecha no tiene autoridad moral para denunciar los casos de corrupción, y que lo que aquí sucede no es comparable con el mal uso de recursos públicos que se hizo bajo la dictadura. Pero un robo no empata otro robo, los argumentos de los ministros del gobierno son inmorales e inaceptables como excusas.

La Concertación ha gobernado aceptando todas las privatizaciones espurias que se produjeron bajo la dictadura, ha aceptado el marco legal de las AFP, las ISAPRES y la educación privatizada. Jamás se hizo una investigación del mal uso de fondos públicos bajo la dictadura militar, nunca se anulo una privatización. Esto no es casualidad, forma parte de los pactos secretos a los que llegaron los políticos dirigentes de la Concertación con Pinochet y los grandes empresarios. No es casualidad que a pesar de los robos de Pinochet, cuyo descubrimiento se vino a sumar a los crímenes de lesa humanidad cometidos bajo el régimen militar, el gobierno haya aceptado funerales de honor como ex Comandante en Jefe del Ejercito, e incluso con la participación oficial de la ministro de defensa. En este sentido la Concertación ha legitimado los robos de la dictadura y es su cómplice.

No podemos confiar en la Derecha o en la Concertación para acabar con la corrupción que se enseñorea en las instituciones en nuestro país.   Es necesario reconstruir la fuerza política de la clase trabajadora, es necesario levantar los ideales y valores morales del socialismo revolucionario y democrático, porque solamente una fuerza que no tenga ningún interés creado en el mundo del lucro privado puede transformar Chile, y limpiarlo de criminales y corruptos.     

Fuente: lafogata.org