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Latinoamérica

Evo militarizó Cochabamba y pidió a su gente: "No sean vengativos"
Levantaron los bloqueos y el gobierno anunció un proyecto de Referendum revocatorio

Exigen la renuncia del gobernador. El jueves hubo dos muertos en enfrentamientos. Ayer la policía reprimió a partidarios del gobierno que querían tomar un canal de TV opositor. 

Pablo Stefanoni
Clarín

Los cuerpos de los muertos volvieron a transformarse en filosos estandartes de la pelea política boliviana. Un día después de la violenta jornada que terminó con 2 muertos y más de un centenar de heridos, un multitudinario cabildo popular ratificó el reclamo de las organizaciones sociales de Cochabamba: la renuncia del gobernador Manfred Reyes Villa, opositor al presidente Evo Morales. Allí se votó la radicalización de las medidas de presión pero los bloqueos de rutas fueron levantados "para no perjudicar a nuestros hermanos", justo cuando la ciudad comenzaba a desabastecerse y centenares de personas seguían varadas en las terminales. Sin embargo, el desbloqueo no es sencillo: requiere topadoras para levantar las piedras sembradas por los campesinos.

En un intento por contener al movimiento Evo Morales pidió públicamente a sus seguidores "no ser vengativos" y anunció el envío de más policías y militares a Cochabamba para evitar nuevos enfrentamientos. Sin embargo, ayer siguió la tensión con escaramuzas entre la policía y manifestantes que querían tomar canales de TV "opositores al movimiento popular", especialmente la cadena Unitel.

Miles de campesinos, obreros, desocupados y maestros reunidos al medio día en la céntrica Plaza 14 de Septiembre acusaron a los "niños bien" de haber promovido la violencia que el jueves acabó con la vida de un militante de cada bando. Las consignas más coreadas fueron "Asesino, asesino", en referencia al gobernador, y "Autonomíaaa... nunca carajo". En cada esquina los piquetes discutían cómo llevar adelante las medidas aprobadas: la masificación de las acciones y la ocupación simbólica de las propiedades del gobernador "hasta que renuncie".

"No podemos ceder ni un milímetro ante los ricos. Si ellos quieren muertos, tendrán muertos", sintetizó la crispación reinante el senador del MAS Omar Fernández, uno de los promotores de las movilizaciones.

El gobernador cochabambino está en una situación complicada. Ganó en diciembre de 2005 por el corte de boleta pero es Evo Morales quien atrae los mayores niveles de adhesión en esta zona. En diciembre pasado, Reyes Villa se embarcó en una jugada de dudoso final: anunció un referéndum por las autonomías para revertir el resultado del 2 de julio, cuando el 64% de sus coterráneos le dijo No a ese reclamo liderado por Santa Cruz.

El anuncio lo hizo en otro cabildo, donde Reyes Villa cometió un lapsus fatal: en vez de autonomía dijo independencia. Tardó menos de un segundo en corregirlo pero el error fue repetido, hasta el cansancio, en un spot oficial que lo muestra como "separatista". Anoche, Morales le dobló la apuesta a Reyes Villa cuando anunció que en los próximos días enviará al Congreso un proyecto de referéndum revocatorio, que incluirá a alcaldes, gobernadores y hasta al propio presidente. Buscaba apaciguar: esa ley podría leerse como una herramienta política capaz de contener la movilización sin que se pierda la esencia del reclamo.

Una comisión conformada por la Iglesia, el Defensor del Pueblo y la Asamblea Boliviana de Derechos Humanos intentaba ayer acercar a las partes. El gobierno busca una salida digna: que el movimiento se apague sin que parezca una derrota. La situación de Morales es paradójica, está de ambos lados del mostrador. Es, al mismo tiempo, Presidente de la República y de las 6 Federaciones Cocaleras del Trópico de Cochabamba, uno de los sectores duros de las movilizaciones, fogueados en la "guerra del agua" que en 2000 derivó en la pueblada que echó del país a la trasnacional Bechtel. Algunos creen que la situación podría volver a repetirse.

Fuente: lafogata.org