VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Argentina: La lucha continúa

Nuevos desafíos para el periodismo alternativo

Prof. Juan Carlos Sánchez

Los recientes ataques a diferentes sitios web y blogs dedicados al periodismo militante, cualquiera sea su inclinación política e ideológica, en la Argentina de Kirchner es preocupante. Más aún, cuando nos encontramos envueltos en una coyuntura donde lo electoral se mezcla con la aparición de hechos palpables de corrupción, los cuales fueron motivo de serias investigaciones por parte del periodismo alternativo.

Desde hace 20 días, se vienen sucediendo diversos hechos contra periodistas y sitios web, incluidos weblogs, con la finalidad de acallar su voz en un territorio libre como lo es Internet. El crackeo e inutilización de las páginas son los métodos preferidos por quienes operan en las sombras amparados por un oficialismo con un inocultable ansia de perpetuación en el poder, en abierta contradicción con el discurso oficial que ensalza la bandera de los Derechos Humanos.

El Derecho a la Información es un derecho humano fundamental para la ciudadanía, el cual es complementado por la libertad de expresión y la libertad de prensa, de acuerdo a lo establecido por el artículo 14 de nuestra Constitución Nacional. Hoy, estos derechos son violados por los personeros al servicio del Gobierno Nacional, cada vez que arrecian las críticas que no son difundidas, paradójicamente, por los multimedios, por los cómplices de la dictadura que hoy están alimentados por la billetera oficial, como generosamente premiados con una prórroga de las concesiones, los que no dudan en distorsionar la información, como también ocultarla, sobre la candente realidad argentina.

Sin embargo, no conviene confundir libertad de expresión con libertad de prensa. Si bien ambas están ligadas, existe una delgada diferencia entre ellas; la primera, implica la libertad de expresarse por cualquier medio ante las diferentes problemáticas, como cualquier ciudadano mientras que la segunda, constituye la libertad de publicar las ideas u opiniones por cualquier medio, incluyendo Internet, mientras ello no constituya delito. ¿Acaso es delito decir la verdad sobre lo que está aconteciendo en la Argentina de los niños desnutridos, de la violación de niños y niñas con discapacidad o el incumplimiento grosero de las obligaciones del Estado ?. Respondiendo a este interrogante, pareciera que así lo es para un gobierno que militariza el Hospital Francés y que alienta el regreso del Bauen a sus viejos dueños.

Sin dudas, quienes ejercemos esta noble profesión tenemos dos desafíos; uno, el de seguir informando a la sociedad argentina, envuelta en los vapores de Gran Hermano y Patinando por un Sueño y otro, el de seguir diciendo la verdad acerca de lo que acontece. El primero, implica continuar nuestra labor pese a las dificultades que supone cada ataque informático, en solidaridad plena con todos y cada uno de los medios que seguimos este camino lleno de piedras y de espinas mientras que el segundo, nos debe llevar a una profunda reflexión cada vez que escribimos o editamos para que la verdad salga a la luz y ella sea incontrastable frente a la ira oficial.

Dos desafíos que tenemos entre manos y que no podemos esquivar mientras el fuego sagrado del periodismo nos atraviese. Dos desafíos que debemos enfrentar para continuar nuestra infatigable tarea en pos de una nueva Argentina, de un país que sepa cobijar a todas y a todos en un plano de plena y real igualdad de oportunidades.

No cabe duda que ellos seguirán haciendo lo que mejor saben hacer: destruir. Pero nosotros, los que vemos la pobreza y la indigencia, la desnutrición infantil y la corrupción en grandes porciones, no podemos ni debemos cejar en nuestro intento de sostener una visión más realista acerca de lo que acontece a nuestro alrededor.

Dos desafíos, dos retos que debemos tener en cuenta en nuestra cotidiana labor para que la Argentina pueda emerger del lodo de la injusticia y de la corrupción permanente, de la mano de una información que sepa interpretar las voces que no quieren escuchar: las de un pueblo cansado de mentiras y de opresión sistemática.

Fuente: lafogata.org