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Argentina: La lucha continúa

Puede que el gobierno K responda al macrismo con movidas de centroderecha

Emilio Marín
La Arena

El gobierno de Néstor Kirchner aún está haciendo una pesada digestión tras la ancha victoria de Mauricio Macri en Capital Federal. ¿La respuesta puede ser un corrimiento táctico de K hacia el centro-derecha?

Confirmando que el PRO es la continuidad política, en nuevas condiciones, de los peores proyectos que alentaron los generales del Proceso y posteriormente el menemismo, el ingeniero Macri abrió la boca y sembró inquietud social.

En su reunión con Jorge Telerman para arreglar la transición, el vencedor del ballottage pidió la cabeza de 20.000 empleados 'ñoquis'. Cuando el aún dueño de casa le contestó que esa cifra era una fantasía, el único ejemplo a mano que pudo esgrimir el visitante fue el de la aparente superpoblación entre el personal del Teatro Colón. Pidió allí un tijeretazo de 600 puestos.

Telerman volvió a decirle que estaba equivocado pero no debe haber sembrado ni una duda en el hombre del 'orden' en las cuentas de la ciudad.

Un poco de orden no estaría mal en esos números, que son deficitarios. Pero, ¿por qué comenzar atacando a los empleados y a los que laboran en relación a la cultura? ¿No hay nichos de corrupción mucho más importantes que eliminar? ¿Acaso las concesiones de la basura y el estacionamiento medido están perfectamente adjudicadas? ¿En el Banco Ciudad no hay ningún préstamo irregular? ¿Las facturas truchas que denunció Miguel Bonasso no dan margen para investigar presuntos negociados del actual jefe de Gobierno? ¿Todos los gastos de la Legislatura conducida por el macrista y ex funcionario de la dictadura, Santiago de Estrada, están bien hechos y rendidos?

Para el PRO todo eso está bien. Su problema serían los miles de empleados de más y los docentes que sacan licencias, ese supuesto plus en el Colón y los 800 jóvenes de la Guardia Urbana creada por Aníbal Ibarra para dirigir el tránsito. 'Tendrán que recapacitarse y si no, se irán a su casa', tronó Macri como si fuera el patrón 'mister Burns' de la serie los Simpson.

Corroborando que el jefe de gobierno electo no piensa limitarse a asuntos municipales, volvió a denostar los vínculos con Venezuela bolivariana.

Aunque la derecha local está muy dividida, este punto de poner distancias con Caracas, une al ingeniero con el resto de la fauna: Ricardo López Murphy, Roberto Lavagna, Ramón Puerta y Elisa Carrió. Para todos ellos, Hugo Chávez es un cuco.

La táctica electoral de ese espectro, al que habría que sumar a Jorge Sobisch y José A. Romero Feris, sería ir por separado en la primera vuelta de octubre, como si fuera una elección interna. Todos golpearán a la fórmula oficialista y luego quieren respaldar a quien acceda al ballottage. Suponen que si la candidata es Cristina de Kirchner se puede forzar esa segunda vuelta y hasta ganarle.

Movimiento al centro

Los porteños y las porteñas -como dijeron los políticos en campaña, haciendo justa concesión al feminismo- tienen malas noticias. El personal de hospitales, el de escuelas y quienes trabajan en relación de dependencia o contratados por la Ciudad, los trabajadores de fábricas recuperadas, etc., tendrán que defender sus conquistas. Un nubarrón muy oscuro empezó a formarse sobre sus cabezas el domingo 27 a la noche. La derecha es históricamente revanchista pero si encima cuenta con el 61 por ciento de los votos puede ser todavía peor.

Sólo la gente afectada podrá salvarse a sí misma, si entiende la avalancha que se le avecina y toma medidas para frenarla. ¿Lo hará?

En cambio el gobierno nacional está pensando en otra estrategia para limitar el triunfo de Macri al ámbito capitalino. Ese resultado no fue de su agrado y se notó en la fría recepción que se brindó a aquél en la Casa Rosada el miércoles. La táctica oficialista fue decirle que sí al traspaso de la Policía Federal para luego darle largas al asunto basado en las reales complicaciones de tal cambio.

En un reportaje a radio Mitre, Marcelo Saín, titular de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, detalló que el aludido traspaso implica unos 2.000 millones de pesos. ¿Quién los va a poner? ¿Los vecinos a los que prometieron no aumentar los impuestos? ¿El resto del país financiará ese gasto a los porteños? ¿Acaso aportarán los empresarios amigos de Macri, listos para hacer excelentes negocios en la ciudad?

Además de esas dilaciones en el tema policial, como para amortiguar el impacto del ballottage, el PEN defendió la candidatura de Daniel Scioli en la provincia. 'Me gusta más llamarte gobernador que vicepresidente', lo piropeó el presidente en un acto. Por ahora las encuestas coinciden en que el ex motonauta mantiene varios cuerpos de ventaja sobre sus perseguidores.

Pero si los intendentes del conurbano se hubieran salido con la suya con la escandalosa ley jubilatoria de privilegio que tuvo media sanción en Diputados en La Plata, su plan de carrera estaría afectado.

¿Y qué expresa Scioli en política sino un peronismo corrido a la derecha, de buena sintonía con la embajada de Earl Wayne? Por algo se levantó una polvareda en la Casa Rosada cuando se supo que el gobernador de Córdoba, otro político de signo conservador, se había entrevistado con el candidato bonaerense. Se especuló con que lo había alentado a dejar esa grilla y ser aspirante presidencial de un segmento peronista que no comulga con Kirchner y tiene anotados entre otros a Ramón Puerta y los hermanos Rodríguez Saá.

¿Existió esa jugada de José M. de la Sota? No se sabe a ciencia cierta. Pero no caben dudas de que hay una corriente del PJ tradicional, a la que busca reorganizar Eduardo Duhalde y donde tributan el gobernador de Salta, Juan Carlos Romero, y el mismo Carlos Menem.

Colocar a Scioli en el primer estado argentino fue una forma K de adueñarse de las banderas del conservadurismo de los dos ingenieros, del real y el trucho (Macri y Juan Carlos Blumberg, respectivamente). No se ve asomo de progresismo en la figura y políticas del vicepresidente.

Y si finalmente la fórmula presidencial del gobierno lleva en primer término a la senadora CFK, secundada por el radical Julio Cleto Cobos, habrá que valorar tal jugada como una finta hacia la derecha. 'Es para mejorar la imagen de cara a las reformas institucionales que se necesitan en esta segunda etapa', justifican en las esferas oficiales.

Pero en los hechos sería una concesión a los sectores de centro-derecha, que le tienen tirria a Néstor Kirchner por sus supuestos y pasados vínculos nunca demostrados con los Montoneros; por su política de derechos humanos y su amistad con Hebe Bonafini; por la relación con Chávez y sus diferencias con el FMI.

En cambio su esposa Cristina tiene mucha mejor onda con Hillary Clinton, el partido demócrata de EEUU, la Sociedad de las Américas, el lobby judío norteamericano y el Estado de Israel.

Se estima que en cuestión de pocos días se develará la duda sobre si la fórmula será encabezada por un pingüino o una pingüina. Si está CFK y Cobos sería un combo para captar votos de centroderecha y sumarlos a los habituales del Frente para la Victoria.

Conceden a PAE

Uno de los asuntos más importantes de la política y la vida misma de los argentinos ha sido poco o nada meneado en la campaña porteña; hay dudas si lo será en la bonaerense y a nivel nacional. Es sobre el destino de la renta petrolera, gasífera y energética.

Semejante omisión es un despropósito, si se tiene en cuenta la grave carencia que trajeron los primeros fríos y derivó en 5.000 suspensiones de operarios en distintas fábricas del país por cortes de luz o gas.

Kirchner utilizó por vez primera la expresión 'crisis energética' en su discurso de anteayer en Asunción, durante la 33º reunión cumbre del Mercosur. La idea suya es achicar la parte de culpa que le corresponde por esta emergencia y ampliar la que endosa a las compañías privadas. A éstas las cuestionó porque no hacen inversiones y adoptó un tono amenazante al puntualizar ante sus colegas que 'estas empresas van agotando nuestra paciencia'.

Los privados no pueden alegar, como lo hacen, que no tienen incentivos ni ganancias para ampliar sus inversiones y producir más. El domingo se publicaron las ganancias operativas de las principales estrellas, medidas desde el fin de la convertibilidad hasta el 2006. Son números muy holgados pues Repsol obtuvo 39.166 millones de pesos en estos cinco años, Petrobrás 8.359 millones y TGS 2.310 millones.

El gobierno nacional se limita a hostigarlas verbalmente para que reinviertan y cumplan con los compromisos violados de los pliegos licitatorios. Pero no tiene planes para recuperar esos recursos estratégicos como se hace en Bolivia y Venezuela, para citar dos casos de la región.

Más aún, en vista de lo actuado por los gobiernos de Chubut y de Santa Cruz en materia de prórroga anticipada de las concesiones de Panamerican, se puede deducir que la estrategia es continuar con el esquema privatista. Tanto Mario Das Neves como su colega Daniel Peralta impulsaron leyes para convalidar una prórroga de diez años para beneficio de Pan American Energy (PAE) en yacimientos explotados en esas dos provincias. En vez de culminar el contrato en 2017 se extenderá a 2027 con opción de una nueva prórroga por otros 20 años y lo llamativo es que semejante decisión se adoptó en 2007, cuando aún faltan diez años para el vencimiento de la concesión.

El socio mayoritario de Panamerican es la inglesa British Petroleum, que también tiene la manija de la lucrativa Metrogas. ¿Así piensa el gobierno que acerca la recuperación de Malvinas? Con signos de claudicación el flamante premier británico Gordon Brown no se molestará en hacer ninguna propuesta sobre las islas. Pero no será su culpa sino, sobre todo, de las autoridades argentinas.

Fuente: lafogata.org