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Argentina: La lucha contin�a

Argentina: en defensa de la soberan�a alimentaria y la biodiversidad

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Nos oponemos a una segunda "conquista del desierto" a trav�s de los agrocombustibles

Rechazamos esta segunda "conquista del desierto" que intenta expandir las fronteras, no ya para sumar territorio a la producci�n ovina, como ocurri� a fines del Siglo XIX y as� favorecer a la oligarqu�a pampeana e intereses comerciales primordialmente brit�nicos, sino a favor de una verdadera invasi�n de monocultivos en la Patagonia, esta vez destinados a la producci�n de agro combustibles... Rechazamos no s�lo �stas formas de obtener energ�a sino tambi�n, y en primer lugar, las hip�tesis de demanda energ�tica y usos que se publicita en los medios, en la folleter�a empresarial, en programas universitarios subordinados a intereses privados y en los proyectos gubernamentales, fuertemente condicionadas por los objetivos de grandes grupos industriales y especuladores burs�tiles Gral. Roca, 25 de mayo del 2007 (ver nota al pie)* Las organizaciones y personas abajo firmantes, reunidas en la 1� Jornada Patag�nica sobre Agro combustibles, en conocimiento de la realidad social, econ�mica y ecol�gica de vastas regiones del pa�s, donde padecen las victimas de la expansi�n de de la soja, y ante el reciente anuncio por parte de los gobiernos de las prov. de Chubut, R�o Negro y Neuquen que pretenden fomentar la producci�n de agro combustibles disponiendo, para los correspondientes cultivos (soja, colza, �rboles), enorme cantidad de tierras potencialmente irrigables o convenientes por razones clim�ticas o de suelos, queremos manifestar lo siguiente: Rechazamos esta segunda "conquista del desierto" que intenta expandir las fronteras, no ya para sumar territorio a la producci�n ovina, como ocurri� a fines del Siglo XIX y as� favorecer a la oligarqu�a pampeana e intereses comerciales primordialmente brit�nicos, sino a favor de una verdadera invasi�n de monocultivos en la Patagonia, esta vez destinados a la producci�n de agro combustibles. La palabra "desierto" implicaba, para el gobierno de Buenos Aires en 1879, un territorio despoblado que pod�a ser repartido y utilizado discrecionalmente. Hoy, con m�s elegancia pol�tica, gobiernos y sectores directamente interesados hablan de "crecimiento", inversiones", "tecnolog�a", "desarrollo" y "potencialidades", pero repiten el mismo esquema: el brutal saqueo, un saqueo que esta vez multiplica focos de contaminaci�n, modos de explotaci�n humana y consecuencias ambientales y sociales en gran escala.
Rechazamos no s�lo �stas formas de obtener energ�a sino tambi�n, y en primer lugar, las hip�tesis de demanda energ�tica y usos que se publicita en los medios, en la folleter�a empresarial, en programas universitarios subordinados a intereses privados y en los proyectos gubernamentales, fuertemente condicionadas por los objetivos de grandes grupos industriales y especuladores burs�tiles. Las demandas de las corporaciones, por grandes que sean, ni son justificadas ni constituyen las demandas de "la humanidad", sino que deben ser interpretadas como parte de una carrera de acumulaci�n, competencia y conflictos (incluyendo guerras) que implica, justamente, m�s derroche en gran escala y no menos. Para cumplir con sus metas y mantener consenso prometen mantener el nivel de consumo y privilegios en algunas regiones, sembrando en cambio pobreza mezclada con palabras bonitas y estad�sticas sin respaldo emp�rico en el resto del mundo.
Rechazamos la pretensi�n de desarrollar los agro combustibles, por ser �ste un mega-negocio que, en el primer lugar, beneficia a grandes empresas agroexportadoras, patentadores de semillas, fabricantes de pesticidas y a un reducido n�mero de intermediarios y promtores, en detrimento de los peque�os y medianos productores, de la diversidad biol�gica y de la producci�n, distribuci�n social y consumo abundante de alimentos sanos. Mas a�n, rechazamos toda decisi�n tomada en este sentido, y las futuras acciones que los gobiernos llevan adelante sin la consulta a las comunidades y organizaciones de peque�os y medianos productores, sociales y ecologistas.
Rechazamos la pretensi�n de destinar grandes extensiones de territorio a monocultivos (transg�nicos o no), excluyendo de este modo otros usos como es la producci�n de alimentos, lesionando la diversidad y la soberan�a alimentaria.
Es por estos motivos, y s�lo como un ejemplo cotidiano, que rechazamos la entrega de comida pre elaborada en comedores escolares y otros por contener soja o derivados de la soja, que contribuyen a la desnutrici�n infantil, atentando contra una nutrici�n adecuada. Proponemos en cambio que la millonaria cifra que se destina a ese fin sea volcada directamente a la compra de productos locales y/o se subsidie con ese monto a los productores peque�os y medianos.
Rechazamos cualquier forma de producci�n que tenga como consecuencia el endeudamiento del productor rural, el desplazamiento de la poblaci�n rural y la concentraci�n de la tierra en pocas manos, sean de personas o sociedades nacionales o extranjeras.
Rechazamos por inconsistentes los argumentos para justificar el negocio de los agrocombustibles, como por ejemplo: que generan empleo, que posibilitan diversificar cultivos, alimentar ganado, que contribuyen a mitigar el calentamiento global, y a resolver la supuesta crisis energ�tica, etc.
Rechazamos el financiamiento y la intervenci�n de cualquier empresa transnacional (Monsanto, Repsol, Cargill, Telef�nica, Aquiline, etc) en instituciones p�blicas, por ej. escuelas, programas educativos, centros de investigaci�n, organismos estatales en general y con cualquier otra manera de incidir pol�ticamente, por medio de fundaciones y ONGs para promocionar la llamada "responsabilidad social empresaria" y otros programas de relaciones p�blicas que tengan como fin legitimar socialmente formas extractivas de bienes comunes y desalentar el control social sobre la econom�a.
Rechazamos las consultas publicas realizadas por pa�ses de la Uni�n Europea y la Comisi�n de la Uni�n Europea en relaci�n a la producci�n "sostenible" de agro combustibles, incluyendo nuestro territorio, dando por supuesto nuestro apoyo, cuando no hemos sido consultados y nos oponemos a alimentar el transporte de los pa�ses ricos a costas de nuestras tierras.
Adherimos a la moratoria global de agrocombustibles con el fin de frenar la devastadora expansi�n de cultivos de biomasa energ�tica y lograr que, de una vez por todas, los gobiernos de la comunidad europea se dispongan a oir otras voces que la de las industrias interesadas y las ONGs del norte y del sur financiadas por las mismas. Reclamamos asimismo que, durante esa moratoria, la poblaci�n supuestamente "beneficiada" con el consumo en gran escala de los agrocombustibles sea informada sin intermediarios sobre las consecuencias sociales, econ�micas, culturales y ambientales que ya se han observado con la producci�n de commodities ahora llamadas "energ�ticas".
Las consecuencias de la expansi�n de esos mismos monocultivos para la industria alimenticia, sabemos, ya han sido devastadoras y har�a falta un inmenso plan de ocultamiento mundial para seguir esa trayectoria.
Queremos distribuci�n y control social de la tierra, las semillas y el agua para la producci�n con destino regional, local y nacional.
* El 25 de mayo es, aparte de la conmemoraci�n del nacimiento de la Argentina en 1810, un d�a que para los patag�nicos, simboliza el inicio del genocidio de los pueblos ancestrales que habitaban y habitan este territorio, la concentraci�n de la tierra en manos de unos pocos terratenientes, el saqueo del ambiente y la forma de vida local. Fue tambi�n un 25 de mayo cuando el general Roca cruz�, por primera vez, el R�o Negro en 1879. Repudiamos cualquier proyecto que implique repetir, esta vez con una poblaci�n diversa, la misma historia a nivel econ�mico, social y cultural.   

Fuente: lafogata.org

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