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Argentina: La lucha continúa

24 de marzo de 1976 - 24 de marzo de 2007: Hay un antes y un después.

Andrea Benites-Dumont

Hay una cita impostergable. No se puede no estar, ni desde lo simbólico ni desde lo concreto.
Parecería que todo se hubiera escrito y dicho sobre esta fecha en Argentina; desde lo histórico, desde lo académico, desde lo político, desde lo poético, desde lo visual... 31 años da lugar a multiplicidad de creaciones y elaboraciones, y de traslaciones, transferencias, transformaciones, mutaciones, evoluciones, involuciones, defunciones, defecciones, excepciones, estallidos, permanencias, eclipses ...

Un fecha que golpeó a la médula de aquel brillante argentum, y la hizo trizas. Y esas trizas se esparcieron como pedacitos de espejos... se han contado en 30.000 esa suerte de lunas fundantes.

Estamos mirando de frente al 24 de marzo de 1976. Y esa fecha continua disparando la barbarie, despojando las caras y caretas del sistema que garantiza la salud del capital con tratamientos continuados para la buena salud, placebos si alguna corriente de aire en forma de huelga le altera, o medidas paliativas si los síntomas se agudizan,  y por supuesto, tratamientos de choque cuando puede agravarse el cuadro en una seria anomalía.  Pero el putrefacto sistema que se alimenta de expropiar el trabajo, la fuerza de trabajo, y trocar todo en mercancía y todo aquello que no tenga esta categoría o la posibilidad de adquirirla o transformarse en ella misma, o algo que puede generar un traspiés a los dueños y señores, es fulminantemente excluido, expulsado del circuito retroalimentador con los métodos que sean, y, si estos producen la eliminación de miles de seres humanos, pues para ello ha sido formado uno de los pilares garantizadores del mantenimiento: las fuerzas armadas, con el
 concurso y colaboración necesarias de los otros pilares de la camaleónica hidra.

El 24 de marzo de 1976, fue el zarpazo más cruel que conocimos, vivimos, desaparecimos, resistimos, y sobrevivimos. 

Y la fecha maldita nos convoca inicialmente a una suerte de catarsis verbal, porque estamos entregados tanto al poder como a la impotencia de la palabra, a su potestad favorecedora, a su condición de salvoconducto, pero también a la de  código aniquilador. Las palabras curan, nos atrapan, nos conquistan, nos desafían ... "las palabras pueden actuar como dosis ínfimas de arsénico, uno las traga sin darse cuenta, parecen no surtir efecto, pero al cabo de un tiempo, se produce el efecto tóxico"... afirmaba Víktor Klemperer (1). Y porque durante los monstruosos años de la dictadura genocida, el léxico que  establecieron los militares era el correlato lingüístico al plan de amputación social, el mandato  terrorífico de ocultar la realidad o de imponer una fraudulenta visión de la misma. Así se impuso el eufemismo de llamar "proceso de reorganización nacional" al plan de exterminio. Indujeron un vocabulario elemental pero dotado de una potencia aterradora -como fuera en su momento
 la solución final en el nazismo- durante la dictadura argentina los desaparecidos operaron socialmente de igual modo; y en la búsqueda de una perversa neutralidad, la sociedad incorporó la orden del poder, y cooperó con la exclusión, la marginación al estigma de Caín grabado con terror. El pánico impide todo pensamiento y la expresión oral y/o escrita del mismo, pero también en el fenómeno de ocultamiento existe su antagónico, dar a conocer lo que se pretende desaparecer. El historiador griego Tucídides (2) al narrar actos terribles, no emplea palabras definitorias, no escribe matanza o asesinato de los ilotas, recurre a una perífrasis:  "se los haría desaparecer y nadie sabría de qué manera cada uno de ellos habría sido eliminado" (Historia de la guerra del Peloponeso).
No sólo operó la inducción al silenciamiento como elemento determinante de control. 

31 años han pasado para que se haya conformado una amalgama invariable: desaparecidos y Argentina. Y así será siempre en formas y modos distintos y variados de presencia, y que desde 1976 nos alcanza más allá incluso de la fecha precisa del 24 de marzo, en lo cotidiano y en lo extraordinario.

A 31 años de aquel quiebre infinito e interminable, aquí nos encontramos. Ha cambiado un milenio, ha comenzado un siglo.

En Latinoamérica se suceden cambios insospechados algunos, deseados muchos, sorprendentes otros tantos. Un tiempo de transformación,  con sus luces y sus sombras y con sus contradicciones, y  cuesta reconocer el panorama de hace tan sólo cinco años atrás.
Y así también en Argentina; no es posible negar que ha habido reformas importantes, sería caer en un ridículo reduccionismo, pero también y a simple vista de los resultados, incompletas, mínimas, y hasta decepcionantes. 

A 31 años con toda la lucha a cuestas que los organismos de derechos humanos y los nuevos movimientos sociales, pusieron siempre en las calles el eje principal: dejar constancia de los hechos para que no queden oscurecidos ni olvidados. Empecinados en las más elementales y nobles demandas, que más de un partido y candidato utilizó como oferta y señuelo programático-electoral.

Y no sería difícil aceptar una cierta voluntad política por parte del  gobierno Kirchner si no nos encontráramos con el secuestro y desaparición de JORGE JULIO LOPEZ.
Colectiva e individualmente, y así (cada quien en sus intenciones y posibilidades) la subjetivación de lo ocurrido son los "desaparecidos", es el significante que nos constituye; y a 31 años la resignificación en el presente es JORGE JULIO LOPEZ.

Porque si "desparecidos" es para siempre y hasta el final de los tiempos, definitorio, también lo ha sido  y lo es (hasta ahora) como parte inherente e indivisible, la impunidad para todos aquellos que construyeron la doble identidad en Argentina.

Y otra vez el encuentro con el lenguaje y su poder: "El presidente de los derechos humanos", "el hijo de las Madres"... 
Pero ocurre que las causas abiertas por los crímenes de la dictadura, no llegan a la centena, pero sí en cambio permanecen en diferentes estamentos estatales, casi 9.000 (3) miembros del aparato represivo de la dictadura; que de los más de 3.500 represores denunciados e identificados, el número que se encuentran bajo arresto es irrisorio, la mayoría de ellos en detención domiciliaria, que a su vez violan a diario con visitas y paseos, y es casi tan o más insultante los que se encuentran "detenidos" en bases navales, en cuarteles, gozando de privilegios que se asemejan más a recompensas que a castigos.
No hubo juicios a los genocidas durante 20 años porque las leyes de punto final,  obediencia debida, y los indultos, todo ello legislado durante gobiernos constitucionales, lo impidieron.
Y porque están los contracorriente, los "incorregibles", recién ahora hubo dos condenados sobre las mil causas en curso por violaciones a los de derechos humanos y corresponden tan sólo a un suboficial de la Policía Federal y un jefe de la Policía Bonaerense. Luego de ocho años de iniciados los procesos por apropiación de bebés, no ha sido llevado a juicio. "En el expediente de robo sistemático de bebés, la Cámara Federal dispuso el año pasado la liberación de ocho militares, tras seis años de cárcel, por el vencimiento de sus prisiones preventivas. A ese fallo les siguieron y les seguirán otros similares. En muchos otros casos, primero llegó la muerte" (La Nación, 6/8/06).

Hay 30.000 diferenciados espejos cada uno con su nombre y con su historia y con sus sueños y esperanzas, que nos conminan a no dejar lugar a la indignidad de no mirar de frente estos 31 años del 24 marzo. Y así queremos hacerlo con los ojos de JORGE JULIO LOPEZ.

Y otra vez el poder del silenciamiento, y la extensión del mismo desde los medios de comunicación y desde ciertas organizaciones. No sólo es la potencia de la orden contenida en la inducción, es también la continuidad temporal y la gravedad de los efectos; pero más allá de actitudes individuales y colectivas, todo lo que se "niega socialmente", se evidencia; la misma negación resalta su presencia.
 
No olvidarse de JORGE JULIO LOPEZ para que no te acostumbre el terror ni gane la indiferencia.
El silencio y pasividad del gobierno de Kirchner, contrasta con la movilización que desplegó cuando fue secuestrado Luis Geréz, militante kirchnerista, que fuera "soltado" por quienes lo retenían, y que a día de hoy no hay un solo detenido. Indiferencia y pasividad ante el secuestro desaparición y tortura durante dos semanas de Héctor Darío Bustos, militante de derechos humanos de Venado Tuerto; ante el secuestro, con simulacro de fusilamiento incluido, del militante del Movimiento de Trabajadores Desocupados - Frente Popular Darío Santillán, Carlos Leiva; los seis presos políticos en cárceles de Santa Cruz desde hace catorce meses. Y para cerrar este cuadro de indignidad, la bancada del Frente para la Victoria la exhibió y la ejerció sin pudor alguno al impedir debatir la anulación de los indultos, y no permitieron el quórum necesario : no quisieron ni pudieron mirar de frente al 24 de marzo a 31 años.
Y allí quedaron símbolos de algunos pañuelos blancos no asimilados ni gubernamentales y partidas de nacimiento renacidas, permanecieron nebulosos, desorientados en el seno de la representación de la soberanía, hasta que sonó la voz del pasado en la garganta de un hijo de desaparecidos, la rabia de esta nueva negación, de esta nueva desaparición. (4)

A 31 años del 24 de marzo se mantiene el tiempo de la impunidad, y así seguirá tal como se admitiera en un reciente discurso presidencial la "supervivencia de los grupos paramilitares y parapoliciales", sin el desmantelamiento de los mismos.
La política de los derechos humanos no es elemento identitario de la lucha por los derechos humanos.

Y nuevamente el presidente en el discurso de inauguración de un monumento donde se contiene en el ámbito de la museología los derechos humanos, manifestó que tenía las manos atadas. Amén de retrotraernos inexorablemente a justificaciones de Alfonsín, Sr. Néstor Kirchner: quienes tenían las manos atadas, los pies engrilletados, los ojos vendados eran los detenidos-desaparecidos.  Jorge Julio López entre ellos. 
NI EL ESTADO NI EL GOBIERNO SON LAS VÍCTIMAS.

Lo que se hace y lo que no se hace en el hoy, tiene una capacidad retroactiva y prospectiva, imprime la tensión de la urgencia, las resoluciones o irresoluciones determinan las distintas formas de presencia que toma el pasado.
Por eso no hubo una marcha unitaria, por eso es que el 24 de marzo fue declarado feriado, por eso se inauguran museos, por eso algunos organismos ni mencionan a Jorge Julio López, lo desaparecen (como antaño los verdugos) de sus convocatorias, lo desaparecen en sus discursos, y se pertrechan en alharacas verborrágicas, revolucionarias o gubernamentales -la esencia es que sólo es alharaca-, se selecciona endogamicamente entre los desaparecidos y se expulsa a todos cuantos acudieron a la consigna de aparición con vida...

La afirmación de Klemperer es demoledora y las pequeñas dosis de arsénico trastocaron los valores y las verdades en mentiras.

A 31 años de aquel aborrecido 24 de marzo, en que nos quieren confinar a aceptar que el camino de la real politik es lo único posible -cuando no lo más plausible- volvemos porque queremos hacerlo, al camino hacia Ítaca, y más aún, lo queremos transitar con todas y todos aquellos que miraron de frente a esta Gorgona(5), los ex detenidos desaparecidos, porque con ellos y sólo con ellos existe la posibilidad de multiplicar los enjuiciamientos, porque son los únicos que pueden aportar las pruebas condenatorias, y porque son los ansiados rescatados, aún cuando no se les proteja ni se les cuide ni se les defienda como a JORGE JULIO LOPEZ, quien no faltó a la cita del juicio ni a la marcha de Memoria, Verdad y Justicia.

A 31 años no todo se había dicho, FALTA JORGE JULIO LOPEZ, y otra vez hay un antes y un después, para todo y para todos.

ViKtor Klemperer (1881-1960) escritor, lingüista, sufrió la persecución nazi; realizó un el uso y la manipulación de la lengua alemana durante el nazismo (LTI L a Lengua del Tercer Reich)
(2) Tucídides :  Historiador griego (460 ane - 396 ane) innovará al introducir la crítica histórica de las ideas políticas
(3) Informe de CORREPI (Coordinadora contra la represión policial e institucional)
(4) Julio Talavera, miembro de H.I.J.O.S. "¿Por qué mierda no bajan? Por lo menos eso hagan, tengan los huevos para mirarnos a los ojos y decirnos por que mierda no bajan a dar quórum. ¿Nos van a sacar por esto? ¿Por qué, por decir esto? A nosotros nos va a sacar por esto, por tener una bandera que dignifica a esta mierda que hay acá. Entonces sacame la mano de encima, estamos simplemente diciendo esto. ¡Bajen y den quórum! Mírennos a la cara, dense cuenta de lo que estamos pidiendo. 
Hay un compañero desaparecido después de 30 años y esto funciona como si nada. Señores, la institucionalidad de este país está quebrada. ¡Está quebrada!.  Hay un desaparecido y ni siquiera se dignan a bajar y dar la cara.  No tienen ni los huevos para eso.  Ustedes lo que armaron es un Frente para la Victoria de la impunidad, hijos de puta."
(5) Gorgona: símbolo mitológico griego, cabeza femenina enmarcada por serpientes cuya visión producía la muerte.

Fuente: lafogata.org