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Argentina: La lucha continúa

Historia argentina: investigación
Resistencia y enfrentamiento obrero a la dictadura

24 de Marzo de 2007 a 31 años del Golpe Militar
Historia de olvidos
Clase obrera: represión y enfrentamiento *
Un surco que atraviesa la historia del Movimiento Obrero

 Juan Carlos Cena
especial para Villa Crespo Digital
24 de marzo del 2007

RESUMEN
Este trabajo es un adelanto del libro Clase Obrera: Represión y Enfrentamiento, investigación que viene desarrollando hace unos años, otros adelantos fueron dados por Historias de las Masacres publicado por este medio.
Lo que sigue es la desmitificación de una posible guerra fraticida entre aparatos militantes, de un lado y otro. Desnuda la realidad de un sistema capitalista que dejó atrás al capital industrial para imponer el capital financiero. De esta forma la clase obrera, los trabajadores fueron los cazados por la última dictadura militar. Ellos, los trabajadores eran el obstáculo para cambiar, porque la defensa de la fuente de trabajo implicaba la no destrucción de la industria. Esa
consigna

prevalecía por la del aumento salarial.
Es la historia de la clase obrera y el pueblo trabajador que se opuso, resistió y se enfrentó, mientras una parte de la población miraba hacia otro lado e ignoraba o decía no saber sobre lo que pasaba... y otros aplaudían...

 
APARICIÓN CON VIDA…
 
 
 

 


 

 

 

 

 

 

 

"Si creéis que ahorcándonos podéis acabar con el movimiento obrero. El movimiento del cual los millones de oprimidos, los millones que trabajan en la miseria y la necesidad esperan su salvación, si ésta es vuestra opinión,¡Entonces ahórquenos!
Aquí pisoteáis una chispa, pero allá, detrás de vosotros, frente a vosotros, y por
 todas partes, las llamas surgirán. Es un fuego subterráneo. No lo podéis apagar"
 Albert Spies (ejecutado en Chicago el 11 de noviembre de 1887)
 

Breves Antecedentes Históricos de las represiones

La historia de nuestro país, así como la de América Latina, está marcada por matanzas, limpiezas étnicas, represiones, torturas, desapariciones; es el terrorismo ejercido por las clases dominantes a través del Estado, imponiendo la dominación, el quebranto y la doblegación de los pueblos, inculcando prácticas culturales de dominación, apropiándose de sus acervos culturales como sus riquezas naturales. Estas fuerzas de opresión instalan el terror, para luego arrasar a sangre y fuego ancestrales creencias religiosas con sus iconografías, ritos, costumbres, usos, maneras de vida, relaciones sociales y económicas, políticas y culturales. Los pueblos conquistados fueron despojados de su lenguaje y escritura implantando el conquistador las suyas, como otra forma de opresión y doblegación.
El objetivo era despojar al otro para someterlo integralmente a través del terror. En ese transcurso se cometieron hechos aberrantes, la ignominia fue una constante que les permitió instalar la esclavitud, la discriminación. La consumación era someter etnias completas, reducirlas  para instalar sobre ellos una explotación descarnada. Las crónicas de la conquista así lo marcan, aunque algunos escribas traten de ocultar los hechos. La nuestra, como la de América Latina, es una historia escrita con sangre del habitante sometido. Los relatos de los cronistas, de esa época, cuentan las formas de vida que llevaban nuestras comunidades originarias en todas las regiones del país antes y después de la conquista. Señalando estos relatores cómo fueron sometidos estos habitantes a vejámenes monstruosos; explotados en la mita, en el yanaconazgo, y así. La expansión colonizadora generó un extermino de etnias  completas. Un genocidio que duró más de 500 años y que hoy subsiste en la explotación y expoliación de los trabajadores y el pueblo. Cabe preguntarse:  ¿Quién habla del holocausto de las comunidades originarias? ¿Quién menciona la desaparición de los onas, de los yaganes y de otras comunidades que van camino a la extinción, como los tobas? La respuestas es la crueldad de los silencios autoritario del opresor, y la complicidad de los amanuenses y quebrados…
En nuestro país, recién en 1813 – Asamblea del año XIII-, se abolió, sólo, la libertad de vientres.
Luego, varios sucesos van marcando los tiempos de las represiones, sin contar las guerras civiles: desde la primera huelga en 1878 de la Unión Tipográfica, los talleres ferroviarios en 1896, la Huelga de los Estibadores en el puerto Guillermo White en 1907, violentamente reprimida, la Semana Roja en 1909, las Huelgas Ferroviarias de principio de siglo, la Semana Trágica en 1919.
Aparecen las primeras organizaciones parapoliciales, estructuras amparadas por el estado que actúan con total impunidad: La Guardia Blanca, Liga Patriótica, Asociación del Trabajo, Comité pro-argentinidad, formadas por elementos de familias adineradas, que profesaban como filosofía de vida la defensa de Dios, Familia y Propiedad. Donde participan Manuel Carlés, Monseñor Miguel de Andrea, el Almirante Domec García, el Perito Francisco Moreno, el general Eduardo Munilla, los radicales Carlos M. Noel, Vicente Gallo y Leopoldo Melo, entre otros
 
Marcha Semana Trágica – Lanús Prensa de Frente

Las Huelgas de 1919 en Mendoza violentamente reprimida por el gobierno de Néstor Lencina, La represión en La Forestal, en 1920, los fusilamientos de La Patagonia, la Masacre de Jacinto Aráoz, en La Pampa; las protestas chacareras de Macachin, La Pampa. El 19 de Julio de 1924 se produjo la masacre indígena de Napalpí, un hecho histórico sangriento que la historiografía tradicional ha ignorado, y que se inserta en la dramática vida de las naciones indígenas que sufrieron diversas formas opresivas y discriminatorias.
La represión a la huelga de la construcción, en 1936. La movilización militar a los trabajadores ferroviarios por la huelga ferroviaria en 1950, la metalúrgica, bancaria, gráfica, entre otras, todas durante el primer gobierno de Perón
Antes del golpe de Estado de 1955 hubo un alerta. El bombardeo criminal al pueblo indefenso en la Plaza de Mayo el 16 de junio. Nuestro Guernica.  Es otro hito que debemos recordar y encadenarlo a los otros hechos que se sucedieron. Nada ocurre por casualidad en política. Era el primer ensayo de un proyecto político a implantar. Las Fuerzas Armadas en complicidad con civiles que representaban a la oligarquía más rancia del país, junto a la cúpula de la Iglesia, perpetraron este nuevo avasallamiento a la Nación, el 16 de septiembre de 1955. Comenzaba, dentro del campo social, el desmontaje de una formación ideológica de carácter nacional a través de una brutal violencia.
Hay que ir destacando el comportamiento de la Burocracia Sindical que a los 15 días del golpe se estaban reuniendo con el general Lonardi en la residencia de Olivos. No había llegado Perón a Paraguay y ellos acordaban posteriores sumisiones. Desplazado Lonardi, se reunieron con Aramburu. Comportamiento que se repetirán en todos los golpes, demostrando que siempre fueron y seguirían siendo funcionales al poder, esta funcionalidad es parte de su naturaleza.
En contrapartida, o sea, el reverso de esa actitud traidora fue la constitución de la Resistencia Peronista, organización obrera independiente del partido peronista. Era la repuesta sustancial del movimiento obrero peronista conformada por las bases, es decir, comisiones internas, de reclamos, cuerpos de delegados donde confluyeron otras corrientes políticas.
Hay que señalar tres casos como hechos significativos por esos tiempos: los fusilamientos de trabajadores en los basurales de José León Suárez, en 1956, la intervención a todos los sindicatos y la huelga de 46 días de Unión Obrera de la Construcción en la Ciudad de Córdoba. Esta acción de los trabajadores es un hecho revelador, un acto resistente que ocurre en la cuna donde se gestó el golpe de estado, llamado de la Revolución Libertadora, a pesar de las prohibiciones a toda protesta. Acción dirigida desde la clandestinidad donde la astucia obrera perforó todas las prevenciones represivas.
 Llega el gobierno Arturo Frondizi. Hay una continuidad represiva durante su gestión, movilizó militarmente bancarios y ferroviarios y más tarde aplicó el Plan Conintes. Eran tiempos "democráticos"  Época de traiciones, de reconversiones y de un gatopardismo perverso.
En 1962 se efectuó la primera Conferencia de Comandantes de Ejércitos Americanos, con la participación del general Juan Carlos Onganía, participante activo del golpe de estado al Dr. Illia. En la V Conferencia de Comandantes de Ejércitos Americanos llevada a cabo en West Point, Ongania afirmaba: ¨(...) Las fuerzas armadas tienen el derecho de intervenir contra los gobiernos que violaron las Cartas Magnas, incumplieran las leyes o dieran solución a los problemas sociales
En abril de 1965, la República Dominicana era invadida por 35.000 marines norteamericanos, así se aplastaba una revolución constitucionalista liderada por el coronel Francisco Caamaño que buscaba reponer al presidente Juan Bosch, quien había sido electo por el voto popular siete meses antes. Caamaño muere en 1973, a manos de un grupo guerrillero.
Mientras tanto en la Argentina, los movimientos militares estaban, nuevamente, sobrevolando el gobierno del radical Arturo Illia. Resumiendo, salvo algunas primaveras como el gobierno del Dr. Arturo Illia,  hasta la década del setenta del siglo pasado, la represión tomó variadas formas.
Con el advenimiento de la dictadura encabezada por Onganía se establece en forma permanente y sistemática, la represión. No debemos olvidar y hay que repetirlo una y otra vez, que este da el discurso central en nombre de las Fuerzas Armadas Argentinas, donde quedó plasmada la Doctrina de Seguridad Nacional, frente a todos los jefes de los ejércitos latinoamericanos en West Point, cuyo ideólogo fue el general Osiris Villegas. 
Como muestra testigo podemos señalar tres de sus aplicaciones, la militarización de los ferroviarios mediante el Decreto 5324 que reglamentaba las leyes 16.970 y 17.192, la cual disponía la convocatoria para la prestación del Servicio Civil en Defensa,  la intervención a los sindicatos y la C.G.T. y la Masacre de Trelew, tres señales indicando de que no habría contemplación ni justicia para ningún acto de rebelión popular.
Comienza la aplicación del nuevo diseño de cómo debería ser nuestro país: el nuevo país de la mano de Krieguer Vasena, ministro de economía de esta dictadura, cuyo continuador, en otra dictadura, entre otros, sería Martínez de Hoz, también ministro de economía.
La repuesta popular a esa aplicación fueron el Cordobazo, Rosariazo 1 y 2, Viborazo, Mendozazo, Tucumanazo. Correntinazo y así por todo el país. El eje de las luchas populares se había traslado al interior del territorio nacional. La creación de la C.G.T de los Argentinos fue otra de las respuestas. Tiempos donde la conciencia política de la clase obrera y el pueblo llegaban a una de sus más altas expresiones.  
Después de ese alerta, las fuerzas represivas se repliegan, se reagrupan para regresar durante el gobierno de Perón. La masacre de Ezeiza fue el primer anuncio concreto de que estaban retornando. Se reposicionaban. Perón opta, no lo rodearon, se rodeó por personeros que él eligió. Aterrizó en Morón no en Ezeiza..
Al regresar Perón, después de 18 años de ausencia, digita al candidato a la presidencia, Cámpora, que gana las elecciones. Éste nombró, por orden de Perón, a López Rega Ministro de Bienestar Social, lugar donde se cobijará a la Triple A, él era su máximo Jefe. El general Iñiguez, era otro de los integrantes de ese selecto grupo de elegidos: general delator de la Resistencia Peronista, que operó a través de sus agentes en cada lugar del país donde la Resistencia Peronista actuaba. Esta es una cuestión que me consta por ser victima de esa delación en la ciudad de Córdoba. Luego durante el gobierno de Perón es nombrado jefe de la Policía Federal y el coronel Osinde como Secretario de Deportes, más tarde es nombrado embajador en Paraguay cuando gobernaba el dictador Stroessner, como premio. Estos tres personajes organizaron el nuevo retorno de Perón, y en Ezeiza protagonizaron una de las masacres más salvajes contra el pueblo peronista que fue a recibir a su líder, por sus agentes parapoliciales.  
Es defenestrado Cámpora al poco tiempo del regreso de Perón. Se llamó a elecciones. Se presentó Perón con su mujer como candidata a vicepresidenta. La postulación de Isabel era una convocatoria al golpe militar: ¨Si algo me ocurre, continúan ustedes", era el mensaje. Ganó. Se consolidaba la derecha peronista, crecía la represalia. Al tiempo, se les pide la renuncia a los gobernadores democráticos peronistas, son renunciados los gobernadores de Córdoba, Buenos Aires, Mendoza, Salta, Río Negro. Podemos inferir que fue otra manera de ejercer la violencia.
Se consolida más la derecha peronista y la burocracia sindical, ésta, frena todas las luchas gremiales. Perón arremete contra la juventud maravillosa, en la plaza de Mayo, y ésta se va abandonando la plaza. Toma una inusitada fuerza la represión. Arreciaban las acciones de la Triple A
En Córdoba se produce el Navarrazo. El comisario Navarro es el actor principal en esa asonada. Luego asume el Brigadier Lacabanne y nombra como jefe de la policía de Córdoba a García Rey, representante directo de López Rega. En Córdoba se reinicia una feroz represión.
En este 31 aniversario debemos reflexionar. No es un día cualquiera. El Gobernador de Córdoba era Obregón Cano y su vice, Atilio López, dirigente gremial de la UTA (Unión Trabajadores del Transporte Automotor). Después del Cordobazo y el Viborazo una gran cantidad de sindicatos eran dirigidos por compañeros no burocráticos, progresistas, de izquierda y sus variantes. Como Luz y Fuerza de Córdoba, SMATA, Sitrac y Sitram, Petroleros Privados, UOCRA, Gráficos, Sanidad, entre otros. Es decir, eran hegemónicos en cuanto a las tendencias políticas, pero estaban desunidos. Todos eran poseedores de verdades absolutas. Se realizaba la unidad, si esa unidad pasaba por el ombligo. Los partidos auto denominados de vanguardia incidían en las conducciones gremiales, con sus concepciones, confundían que es una organización de masa con una política. No entendieron, ni entienden a la fecha la diferencia abismal que hay entre una y otra organización, y ni les interesa. Esta limitación congénita de la izquierda argentina es parte de su naturaleza. Estas concepciones ombliguistas no pudieron parar el golpe de un comisario.
En cambio, el enemigo si es coherente. La clase dominante siempre está unida. Nunca abandona la lucha de clases, no la descuidan nunca. Son verdaderos clasistas. Tienen muy claro qué es la lucha de clases y que es contradictoria y violenta. Es una razón para reflexionar. La unidad no es una consigna, es una cuestión de principios, de supervivencia, es una obligación militante, es una tarea permanente, es una razón de conciencia política fundamental. Con unidad, la resistencia obrera, en ese momento, hubiera sido otra:
Es el momento en que la clase obrera deja de ser arena: se cuaja en roca, dice el libertario Rafael Barret, y agrego: si eso no ocurre, la arena es roca degradada.
En este punto, el de la falta de unidad, no le podemos echar la culpa al imperialismo yanqui y a sus infiltrados de la CIA, o la teoría del cerco, o al social imperialismo ruso.
Cito a Marx dedicado a los marxistas criollos:
"Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal se producen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y otra como farsa" Carlos Marx – El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte.
Acá, en este país, hemos transitado todos los escenarios, desde la farsa, lo burlesco, el sainete, las comedias y sume el lector lo que más parecido cree que debe ser. El factor unidad ha concurrido en este territorio, siempre por senderos plagados de perversidades y egoísmo. Pero ¿quién ha pagado esa perversidad con sangre y vidas?, pues la clase obrera, campesinos, trabajadores rurales y el pueblo en su conjunto, con su juventud, niños, ancianos, profesionales e intelectuales comprometidos, entre otros.
Desde ese tiempo, hasta ahora, ningún movimiento, partido político, o militante progresista, avenido en independiente, y que continúa actuando desde entonces intentó un esbozo de autocrítica pública. Sólo hay incontinencias verbales llenas de justificaciones o de llorosos arrepentimientos o, mojigatas simulaciones de autocrítica, donde se evapora la reflexión y la búsqueda de la verdad, es decir, la sustancia de los valores de la verdad.
Murió Perón. Asumió Isabel Perón y se aceleró la represión sobre la clase obrera y el pueblo. La Triple A se enseñoreaba por las calles: se secuestraba y asesinaba a plena luz del día, se torturaba, hacían desaparecer militantes y cobraban venganza sobre los familiares de los militantes que no podían atrapar. Todos los chacales salieron de cacería… La Triple A tomó un ímpetu inusual. Asesinó ante la menor resistencia o sospecha a obreros, intelectuales, estudiantes, dirigentes populares. Se contabilizaron en el haber de la Triple A más de 900 asesinatos.
Se produce el Rodrigazo. El "rodrigazo", es otra expresión de violencia por parte del Estado, representaba intereses antipopulares, ese hecho significaba más explotación al pueblo. Para implementarlo era necesaria la utilización de la violencia ante todo acto resistente. El Estado Nacional, representante de esos intereses, era el órgano de aplicación de   esa violencia. Violencia que tiene que ver con la lucha de clases. Sino veamos:
El 25 de noviembre de 1974, la Lista Marrón de la UOM (Unión Obrera Metalúrgica) de Villa Constitución, con Alberto Piccinini a la cabeza ganó con el 70% de los votos. En la madrugada del 20 de marzo de 1975, una columna de un kilómetro y medio de automóviles y camiones invadieron esta Villa. Policías provinciales, federales, hombres de la derecha sindical peronista y personajes como Aníbal Gordon, entre otros, hicieron del albergue de solteros de la planta industrial Acindar, en simultáneo con la provincia de Tucumán, uno de los primeros centros clandestinos de detención del país. Rodolfo Peregrino Fernández confesó que Martínez de Hoz, presidente de Acindar, pagó cien dólares a cada uno de los represores. En ese lapso hubo 300 detenciones y 20 desaparecidos.
Era el 20 de marzo de 1975. La huelga de sesenta días fue la respuesta de la clase obrera. El Ministro del Interior del gobierno de María Estela Martínez de Perón, dijo: "se trató de desarticular un complot rojo". Ricardo Balbín, dirigente radical dijo: "los sucesos de Villa Constitución fueron necesarios para erradicar la guerrilla industrial". Walter Klein, socio de Martínez de Hoz, años después, fue mucho más contundente frente a los representantes de la embajada de los Estados Unidos: "quédense tranquilos, todos los activistas gremiales de Villa Constitución ya están bajo tierra". Por su boca hablaban los factores de poder.
Peregrino Fernández, ex-comisario de la Policía Federal relató ante la Comisión Argentina de Derechos humanos, en 1983, que otra represión notoria de la Triple A fue la ejercida contra los activistas de Villa Constitución en la empresa Metcon, que retribuía con 150 dólares diarios al oficial de la policía Federal que dirigía su custodia. Acindar "pagaba a todo el personal policial, jefes, suboficiales y tropa, un plus extra en dinero, suplementario al propio plus que recibían ya del Estado esos efectivos. El pago estaba a cargo del jefe de Personal, Pedro Aznarez y del jefe de Relaciones Laborales, Roberto Pellegrini". La complicidad de los industriales en la represión fue notoria. Mejor dicho, se reprimía, para ellos, por encargo. Es dable repetir que debemos tener en claro que estas acciones eran parte de la lucha de clases. Sin eufemismos, ni pacifismos hipócritas: es la violencia de la lucha de clases impulsada y monitoreada por los capitalistas a través del aparato del Estado.
La represión sistemática contra la clase obrera comenzó antes del golpe militar de marzo de 1976. En todas las provincias ocurrió lo mismo. Tomamos Santa Fe como ejemplo, como lugar significativo. Todo el cordón industrial del Paraná sufrió una cruel represión. Se operó como si fuera una prueba de ensayo de una matriz de lo que vendría con el golpe militar.
"Con esta política buscamos debilitar el enorme poder sindical, que era uno de los grandes problemas del país. La Argentina tenía un poder sindical demasiado fuerte...hemos debilitado el poder sindical y ésta es la base para cualquier salida política en la Argentina¨  (citado por Carlos del Frade).  Esto lo dijo al año de ocurrido la represión en Villa Constitución, Juan Aleman, secretario de Hacienda del dictador Jorge Videla. No es sinceridad, sino que es la voz y la palabra de la impunidad garantizada por el sistema para el que trabajan.           
El terrorismo de estado fue la herramienta principal para disciplinar y domesticar a la clase obrera; su desarticulación y derrota era el objetivo. Todos los intentos anteriores habían fracasado, y este también, ya veremos. El capitalismo cambiaba sus formas de explotación, el capital financiero predominaba sobre el industrial. La desindustrialización era una exigencia de los nuevos centros de poder (el capital financiero), para cumplir ese requisito, se debía sacar del camino al principal obstáculo: la clase obrera. Para eso había que modificar las relaciones de producción. Las condiciones productivas que generaba este modelo industrial, ya no era rentable. La dinámica del capital que es la multiplicación se rezagaba. En consecuencia se debían alterar las estructuras económicas del país, las antiguas formas productivas y las relaciones laborales eran el otro obstáculo. Las nuevas serían ágiles y eficientes. El Estado debía ser el ejecutor de ese cambio. Se debía encarar, primero, la doblegación del movimiento obrero, el método ya venía siendo ensayado: la represión a cargo del Estado.
Por eso el responsable de la conducción económica del Proceso Militar era, momentos antes del golpe, el presidente del Consejo Empresario Argentino, organismo que nucleaba (y lo sigue haciendo) a los holding locales y extranjeros más importantes del país, nos referimos al Dr. José Martínez de Hoz, presidente de Acindar cuando la represión en Villa Constitución. El 66% de los funcionarios que la dictadura colocó en el Ministerio de Economía, Bancos y Empresas Públicas eran, a su vez, ejecutivos de los directorios de las principales firmas, bancos y consultoras del país (Cavallo, Machinea, Kohan, Daniel Marx, Klein, Aleman, algunos colaboradores e integrantes del actual gobierno).   
Los organismos de derechos humanos de la provincia de Santa Fe informaron que se produjeron 520 desapariciones, entre 1976 y 1983. En el gran Rosario, 350. La desocupación dejó a 100.000 personas sin trabajo. Las 25.000 mil personas que padecieron semejante universo de angustia fueron los despedidos de las cinco grandes empresas que, además, iniciaron el ciclo de las desapariciones como método de control social a través del miedo y el terror, desde dentro mismo de las empresas, y que continuaba en sus vidas cotidianas. Acindar, Swift, Estexa, Celulosa y PASA  (Petroquímica Argentina S.A.) despidieron 25.000 obreros industriales entre 1976 y 1983. Este fue el verdadero núcleo de la desocupación de la zona. El objetivo de reprimir a la clase obrera para desarticularla e implantar el terror por las fuerzas armadas, se cumplió. Pero no pudieron.
Después de la masacre se intentaría la extinción de toda la cultura obrera y popular empezando por la palabra. Los trabajadores y el pueblo vivieron a través de la palabra, por todo este tiempo, recorriendo el país montados en vientos de palabras. Ella fue y es la transmisora de nuestras ideas, historias, triunfos, derrotas, pero nunca acarreó historias de vencidos, porque siempre se resistió, siempre. Los trabajadores y el pueblo nunca se dieron por derrotados ni aún derrotados, porque no estaban vencidos, conservaron la palabra y mientras haya un guardapalabras, las palabras sobrevivirán.

El golpe de estado de 1976



El 24 de marzo de 1976 los militares apoyados por civiles y la jerarquía Eclesiástica dan otro golpe de estado en la República Argentina, destituyendo a Isabel Martínez de Perón de la Presidencia. Asume una Junta Militar. Estos, que son tres, ¨nombran en forma democrática a Jorge Rafael Videla¨, como presidente de la Nación. Se iniciaba una de las noches más negras que haya padecido el pueblo argentino. Toda América Latina se plagaba de dictaduras militares genocidas. Estas se asociaron entre sí por orden del imperio. Despuntaba la implementación de un modelo que el capitalismo imperial llamaba neoliberal. Este se debía imponer a sangre y fuego. Por eso, nunca hay que olvidar que este modelo instituido está asentado sobre el terror y la muerte. Argentina es el territorio donde con mayor ferocidad se vivió la voracidad capitalista y la desarticulación y destrucción de una sociedad.
Miles y miles de obreros, trabajadores rurales, asalariados, campesinos, estudiantes, militantes populares, intelectuales comprometidos con el campo popular con su mente y cuerpo, profesionales fueron torturados, desaparecidos, jóvenes y adultos, mujeres y niños, ancianos y tullidos. No se distinguió color político, la sospecha tomó el valor de la verdad, la delación fue una virtud... y luego el ocultamiento, más tarde la traición de la clase política y gremial individual y colectivamente. Parte de la sociedad miraba el proceso desde el mundial de fútbol de 1978, se distraía, se cubría con ese evento un nacionalismo pacato y vulgar. Luego, al tiempo dijo esta misma sociedad: que  ignoraba todo, que no sabía, que no vio, que no escuchó. Pero el que vio o escuchó, repitió perversamente: por algo será. Pasada la dictadura civico-militar se instala  la hipocresía: hay que olvidar.
El movimiento obrero venía padeciendo una sistemática y planificada represión desde antes del golpe de marzo 1976, como veremos más adelante. Recomenzaba, sobre el pueblo trabajador, una de las represiones más sanguinarias en la Argentina.
Vale la pena preguntarse el porqué de estas consideraciones previas antes de abordar el tema central. Sencillamente, porque hay una sub valoración de lo que es el trabajador y  la clase a la cual pertenece y del mundo obrero en general. Una subestimación que tiene que ver con concepciones políticas e ideológicas, así vengan desde el campo intelectual que manifiestan defender a los trabajadores, de la clase media o media clase con pretensiones de escalamiento.
La subvaloración de la clase obrera y el papel que juega en la historia, y en el desarrollo de la humanidad tiene que ver, diría, con una superstición política que emana de la pequeña burguesía ilustrada. Habla de ella en voz baja, no la menciona con todo lo que ella significa y su peso social. Digo superstición, que es como decir limitación política e ideológica, igual a mediocridad.
Son valoraciones pequeñas burguesas, pero que el patrón, el explotador, el capitalista no las tiene, ya que éste estudia y recomienda el seguimiento de los comportamientos y posturas de la clase obrera en cada momento político y social para actuar en consecuencia. Este, el sistema capitalista, sabe cuál es la verdadera naturaleza de un obrero, de sus organizaciones, de su ideología, por eso su preocupación. Por eso la violencia y la impiedad represiva, todo con la complicidad cobarde de los burócratas sindicales que se transformaron en los delatores de sus propios representados.
Se ha ocultado el papel de los trabajadores frente a la dictadura, sus resistencias y enfrentamientos. El ocultamiento o el disimulo hipócrita de cuánto fue la cuantía, tanto bajo el punto de vista cuantitativo como cualitativo de la desaparición, resistencia y enfrentamiento de los trabajadores durante el genocidio a todo el pueblo argentino. Masacre que comenzó muy atrás en los tiempos, pero que el 24 de marzo de 1976 totaliza como un plan sistemático represivo para la sociedad en su conjunto. En especial para la clase obrera y el pueblo trabajador ya sea campesinos, obreros rurales, empleados, jornaleros, estudiantes, profesionales e intelectuales comprometidos con el pueblo. El encadenamiento de los golpes de Estado de 1955, 1966 y 1976 tiene una razón política e ideológica, no están separados. En todos hubo represión a la clase trabajadora y al pueblo. Se debía derribar de una vez y para siempre el montaje de una formación  ideológica de carácter nacional.

La rebeldía obrera frente al nuevo genocidio


Yo soy un árbol de fierro
Que jamás m´i de secar
Cuando me queman o me hachan
Má fuerte salgo a brotar
Recopilación Leda Valladares


La clase obrera resistió el embate represivo, como siempre, no fue un sujeto pasivo. La derrota y desarticulación del movimiento obrero era uno de los objetivos principales que el sistema capitalista, por medio de  la dictadura civil-militar, quería alcanzar. Las experiencias de resistencia y lucha adquiridas frente a los golpes miliares anteriores y el carácter represivo de algunas democracias débiles hicieron que la clase obrera reinventara nuevas maneras de resistencia y enfrentamientos. Este proceso fue sumamente costoso, los sectores más combativos y organizados se lanzaron a la defensa de sus conquistas y el derecho a la vida.
Muchos intelectuales progresistas, de izquierda, de la súper izquierda, del centro y desde la orilla del movimiento obrero dijeron y escribieron que la clase obrera no había resistido, que se había sometido mansamente a la nueva situación, cuestión demostrada, en la práctica, que esa aseveración fue y es una patraña. Fueron alegaciones con formato de reproche clase mediero, pequeño burgués que se fue instalando en distintos organismos de derechos humanos. Reproche que tiene olor a exculpaciones de eunucos, supersticiones políticas donde la mediocridad se enseñorea.  
Las huelgas automotrices de julio, agosto y septiembre de 1976 desmienten esos embustes. Por esas acciones resistentes los trabajadores fueron reprimidos brutalmente, a través de las torturas, desapariciones, detenciones en los lugares de trabajo, asesinatos y, finalmente, la ocupación de fábricas por parte de las Fuerzas Armadas como si las fábricas fueran territorio poblados por el enemigo. En realidad sí, eran el enemigo de clase, había que reprimirlos.
Los casos de la Ford en la localidad de Pacheco; Mercedes Benz, en la jurisdicción de González Catán, donde trece compañeros son desaparecidos con la complicidad de los directivos de la empresa, y la delación de los burócratas del sindicato. Los obreros de la fábrica IKA-Renault de Córdoba, el mismo día 24 de marzo, comenzaron el trabajo a reglamento bajando la producción de 40 a 20 unidades y después a 14 unidades el segundo día, mientras cubrían las paredes de la fábrica con leyendas "Fuera los milicos asesinos"  "Sabotaje a la superexplotación.
El ejército acudió a la fábrica donde fue enfrentado por los obreros con una fuerte resolución: la de no dejarse avasallar, que los obligó a retirarse. En las semanas siguientes las fuerzas represivas se dedicaron a secuestrar y asesinar a distintos delegados y obreros combativos de la Fábrica en forma selectiva. Ese mismo día en los Depósitos de Locomotoras del F.C. Belgrano, en Alta Córdoba resolvieron parar en repudio al golpe. El lugar fue rodeado por las tropas. Ante una posible masacre, en una asamblea soportando el cerco resolvieron levantar la medida, previa negociación con los militares. Accedieron. Pero al otro día secuestraron al compañero Negrini, (libertario maestro de la vida y la lucha) recobró su libertad a las 48 horas, pero lo volvieron a arrestar y lo enviaron a la localidad de Chamical. Hoy vive en estado vegetativo por las torturas recibidas.
 Las huelgas sorpresivas en la fábrica Perkins de Córdoba por la desaparición de su secretario gremial el Gallego Alponte, un joven obrero de 23 años. Los obreros de la General Motors, en Barracas, en Chrysler de Monte Chingolo y Avellaneda adoptan medidas de fuerzas. La represión en los astilleros Astarsa, en Berisso y Ensenada, Talleres ferroviarios de Tafí Viejo, Ingenio Ledesma, Mina Aguilar y las Pirquitas en Jujuy, Pepsico, Lozadur, los cordones industriales de Berisso, Ensenada, La Plata, Zona Norte, entre otros.
Durante el mes de septiembre las plantas fabriles dedicadas a la producción automotriz protagonizaron una ola de medidas de fuerza consistentes en paros, trabajo a tristeza, quites de colaboración, trabajo a desgano, sabotajes, etc. Los paros ferroviarios en la Capital Federal y en la zona del Gran Buenos Aires dirigidos por las comisiones clandestinas, que más adelante formaron las Coordinadoras Clandestinas Ferroviarias.
Por otro lado, los obreros y trabajadores lucifuercistas de todo el país, con epicentro en Buenos Aires, comenzaron paros que duraron más de cuarenta días. Esto valió la desaparición de los dirigentes Oscar Smith, trabajador de SEGBA y Secretario General de Luz y Fuerza de Buenos Aires y Tomás Di Toffino, dirigente máximo del mismo sindicato de la ciudad de Córdoba, trabajador de la empresa EPEC. Ambos están en condición de desaparecidos.
En el gremio ferroviario, la mayor resistencia ferroviaria se dio en la Capital Federal. En Tucumán todo comenzó con el Operativo Independencia, bajo la directiva Nº 404/75: Lucha contra la Subversión, firmada por el comandante general del Ejército, amparado en el Decreto 261 del Poder Ejecutivo Nacional del 05/02/75, fue en ese lugar donde comenzó a funcionar el primer campo clandestino de detención, desaparición, tortura y muerte. Acdel Edgardo Vilas fue nombrado comandante del operativo, entrenado por los militares de las OAS.
Los ferroviarios de Tafí Viejo fueron los más golpeados. Estos son algunos hechos que grafican cómo la clase obrera resistió, faltaría anotar, además, cómo fue traicionada por sus dirigentes sindicales.  
El primer paro nacional fue el 27 de abril de 1979, convocado por la Comisión de los 25, constituye un hito fundamental. Se incrementaron desde esa fecha los conflictos laborales, hay un salto cualitativo en el tipo de estrategias. A partir de esa fecha comenzó la marcha descendente de la Dictadura. La resistencia sindical después del paro nacional se fue expresando a través de nuevas formas de lucha, es el inicio de un proceso de reagrupamientos de conducciones que se expresaban primero en la CUTA (Central Única de Trabajadores Argentinos) y luego en la CGT-Brasil, pasando luego por la reorganización de las organizaciones regionales.
Algunos intelectuales pequeños burgueses aún dicen "que la burocracia sindical había decretado un paro", Pregunto: y ellos, los inmaculados ¿dónde estaban? ¿Desde qué lugar lo dijeron? Porque antes del primer amago de golpe, antes de la aparición de la Triple A, se comían los chicos crudos, como dice el dicho popular. Pero al estallar el  primer cuetazo ya estaban nadando o remando en aguas internacionales, luego, desde la otra orilla, daban consejo al "proletariado clasista", casi todos desde el exterior, algunos disfrutando la seguridad que les daban las tierras de la madre imperial. Aconsejaban como hoy, cómo se debe resistir.
Muchos alentaron desde el exterior que la guerra de Malvinas, de la mano de Galtieri, nos devolvería la democracia (Ver trabajo de León Rozitchner, Centro Editor de América Latina Nº 100)

Autocríticas: adeudos pendientes

Este 31 aniversario del golpe de estado no se puede quedar únicamente en el recordatorio. Seguramente habrá plañideros y ruidosos homenajes. Algunos muy sinceros, otros, sólo serán tapaderas hipócritas de actitudes asumidas en ese período. Es un aniversario para la reflexión. Murieron aproximadamente 30.000 compañeros, les debemos respeto, no podemos comercializar el recordatorio.
Nadie es dueño, en términos absolutos, de los derechos humanos. Todos los organismos de Derechos Humanos deberían ser, como aspiramos en el mundo gremial, según sus principios liminares, independientes de los partidos políticos, de los patrones y del Estado.
En la actualidad, muchos en forma individual y colectiva, han mercantilizado el genocidio y sus desapariciones. Esta es la continuación del genocidio y sus desapariciones por otros medios, los más perversos. Todo un asco social  y político. Es la usurpación y la malversación de sus dolores y  sufrimientos. Es la comercialización de la muerte y de los principios por los que ofrendaron sus vidas.
 La entelequia de la teoría, que era casi una certeza por esos tiempos, que expresaba que dentro del cuerpo de la dictadura militar existía la división entre militares democráticos y pinochetistas y que se debía apoyar a los primeros. Esta falacia en cuestión fue un acto criminal, de alta traición,.
 Estos inventores falaces que elucubraron estas figuraciones, decían y militaban para tal fin: ¡había que apoyar en esa división de las fuerzas armadas a Videla y Viola!, contra el sector pinochetista, liderado por el almirante Massera y el general Benjamín Menéndez. Fue una hipótesis criminal que operó como desarme político e ideológico en un sector de la ciudadanía y en la de sus propios militantes.
Esta se daba la mano con el silencio de todo el campo socialista, encarnado en esos tiempos por la Unión Soviética, en plena decadencia carcomida por el revisionismo que ejercía, por ese entonces, una presión colonial sobre los otros países del campo socialista. En ningún foro internacional ningún país de ese mundo reclamó por nuestros desaparecidos, torturados, masacrados. Sí por chilenos, uruguayos, granadinos, bolivianos. ¿Qué diferencia hubo entre todos ellos y los argentinos? ¿Qué diferencia hay entre un militante de esos países con el argentino para no merecer el reclamo internacionalista?
¿Qué hubiera hecho y dicho el Che Guevara? Me lo imagino, con sólo recordar su discurso de Argelia y el reclamo a los soviéticos por las ventas de armas a Vietnam.
¿Que dirán aquellos que negaban primero, a la revolución cubana, y luego repudiaban la figura del Che, y que hoy lucen en forma ostentosa su retrato?
Este es el país de la no autocrítica y de arrepentidos militantes, todos guardan silencio, un silencio hipócrita.
El silencio del campo socialista significaba negocio para la Unión Soviética, era un trueque maldito, trigo argentino por silencio frente al genocidio argentino. Este silencio lo impuso a todo el mundo socialista dependiente. La Unión Soviética sufrió una implosión que a ningún militante puede alegrar. Esta es una de las cuentas postergadas, impagas, todavía hasta este 24 de marzo, llena de morosidades sus representantes criollos guardan absoluto silencio...
Un sector del Partido Socialista colaboró con los golpistas, muchos afiliados fueron funcionarios, embajadores, cónsules, y así, como en el golpe de 1955 y 1966. La Unión Cívica Radical con sus variantes, del mismo modo: embajadores, funcionarios, intendentes, técnicos, y las fuerzas conservadoras representadas por distintos partidos, como en 1955 y 1966.
Hoy digo, lo que sigo esperando es una explicación, no para mi, sino para la sociedad, y para nuestros compañeros muertos, para los que quedamos vivos, sí, todos merecemos que se levante tan grave morosidad, de izquierda a derecha. Porque lo que aquí hubo fue un genocidio y no un cambio de mando en la Casa Rosada...
La dictadura militar dejó como saldo aproximado 30.000 desaparecidos, más del 70 por ciento corresponde a la clase obrera, trabajadores, asalariados, es decir, un país aterrorizado. Después de la dictadura, el miedo y el terror subsistieron. Se puede sentir aún la injusticia y el chantaje: la obediencia debida, el punto final y el indulto actualizaron el terror al definir que en esta sociedad hay algunos que tienen derecho a matar y otros a morir. Naciendo la nefasta teoría de los dos demonios de la boca y la pluma del "excelso" escritor Ernesto Sábato, panegirista de Onganía, agasajado por Videla, aplaudido por genuflexos y cipayos, conversos y explotadores. Toda esa coacción era la continuación de la dictadura militar ejecutada por otros medios y personajes civiles nefastos. Aún falta derogar los indultos, cuenta pendiente contemporánea por parte de los tres poderes. La falta de quórum en el Parlamento para la derogación de los indultos, el día 22 de marzo del corriente,    por parte de los diputados oficialistas, es la demostración de que la ideología de la dictadura militar perdura en el seno de la clase política, y que este gobierno tiene doble discurso.
A pesar de ello, las luchas continuaron durante los gobiernos democráticos-parlamentarios de Alfonsín, Menem, de la Rúa, Duhalde, y hoy el de Kirchner. Las huelgas contra la entrega del patrimonio nacional fueron significantes (telefónicos, ferroviarios, petroleros, entre otros), creció la represión y las traiciones Hoy en día, los asesinatos de Víctor Choque, Omar Carrasco, Teresa Rodríguez, Francisco Escobar y Mauro Ojedas (Corrientes), Aníbal Verón (Tartagal).. El Santiagueñazo, Río Negro (Sierra Grande), Cutral-Có, Neuquén, todo el sur; Tartagal, general Mosconi, Zapla, Ingenio La Esperanza, Güemes, Tafí Viejo; La Matanza, Morón, San Martín, Quilmes (Buenos Aires), son huellas que señalan que la represión prosigue, pero que la lucha continúa, que la clase obrera enfrenta por todos sus medios, y que en forma perseverante sigue construyendo su estrategia de poder, su programa, rearmando en forma permanente a sus cuadros, gestando de nuevo esa fuerza moral que los contiene desde su historia
Las luchas populares comienzan en el siglo XIX. Han transcurrido más de cien años, espacio que fue penetrado por un segmento, fue el de la represión de Estado sobre todas las manifestaciones del pueblo, pretendiendo domesticar y vencer la rebeldía popular, para beneficiar a los intereses más espurios, y que hoy continúa en Caleta Olivia, General Mosconi, Tartagal, San Juan, Santiago del Estero, la violenta represión en la localidad de Las Heras y Jujuy, los estallidos sociales en Misiones o estación Haedo, son signos del hartazgo.
La judicialización de la protesta es la continuación de la represión a los luchadores por otras formas, en estos tiempos, de las democracias relativas                                                         
En este 31 aniversario del golpe de estado al pueblo argentino, debemos honrar a nuestros muertos, desaparecidos, torturados, no hay que mármolizarlos, porque es llevarlos al pétreo frío de la inacción. Debemos honrarlos y festejarlos, continuando con sus luchas, por la concreción de sus sueños y esperanzas, que son las del pueblo. Hay que honrarlos todos los días, a cada rato, en la sencilla vida cotidiana. Debemos ser claros y precisos, no podemos negociar nuestros mártires por coyunturas políticas circunstanciales. Nadie tiene el derecho de hablar en sus nombres sino encarnan la lucha por la que ellos padecieron. La consigna "la sangre derramada no será negociada" es absolutamente válida. Sus memorias no se negocian. Hay que festejarlos con sus historias y padeceres, con sus tristezas y alegrías, y ahí, en la alegría, continuar con sus utopías y esperanzas, sin claudicación.
Honrarlos como se merecen, con regocijo. Con la dicha que emana de los luchadores que dieron lo mejor de ellos: la vida.

Como dice Julius Fucik en su libro: Reportaje al pie del patíbulo:
 
"Y lo repito una vez más:
he vivido por la alegría,
por la alegría he ido al combate y por la
alegría muero.
Que la tristeza nunca sea unida a mi Nombre"

Así escribe desde la celda de la GESTAPO, poco antes de su ejecución, este formidable escritor checo. Es la despedida de un hombre limpio y entero, de un enamorado de la vida, de un combatiente.
 "Despojados de su memoria, los pueblos se opacan, mueren. Y suelen morir en medio de la algarabía de imaginar que el pasado no interesa, aturdidos por voces que llaman a no recordar, apalabrados por ilusionistas que susurran que hoy todo empieza de nuevo. Las raíces pueden secarse si una voluntad de memoria no se opone a la voluntad de olvido. Sin esta finalidad no hay ética posible. Héctor Schmucler – 1994 Revista Estudios Universidad Nacional de Córdoba.

 Vinieron por todo. Han dejado un país arrasado y vienen por más, con la complicidad de tantos. A nosotros "Nos quedó la palabra".
Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.
Blas de Otero
 

Debemos combatir el olvido. Todos los días y a cada rato. Porque el olvido es una herramienta de la clase dominante. Se ha dicho que hay un momento inicial de la memoria. La memoria es un proceso social, no individual.
 Para derrotar al olvido, debemos ser militantes de la memoria, militar por la memoria significa reivindicar los derechos humanos en este país, en este día y todos los días y a cada momento, para que no haya más niños pobres, desamparados, desnutridos, para que desaparezca la desocupación, que florezca el pleno empleo con salarios dignos, que seamos habitantes de un país que merezca ser vivido, con dignidad y plena libertad, que se acabe el gatillo fácil y la judicialización de la protesta, y empiece el respeto y el derecho a la vida, a ser seres dignos, a la libertad plena. Es decir, ser hombres libres en un país libre, con el derecho pleno al uso de la palabra. 
Termino con las palabras apasionadas y ejemplares de Tomás (Titi) Di Toffino, dirigente obrero cordobés… cuando enfrenta al pelotón de fusilamiento, palabras que rebotarán por las sierras cordobesas como un eco militante, por los socavones de la clase obrera y el pueblo, multiplicándose por todo el territorio nacional,. El Tomás (a) El Titi, militante peronista, dirigente del Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, se negó a esconderse o a refugiarse, durante el proceso de la dictadura civico-militar, sino, todo lo contrario: Me quedo con los compañeros, sólo con ellos. Porqué ese es mi lugar, dijo con firmeza…  
Compañero y amigo personal de Agustín Tosco. Ese día, dicen los compañeros de celda y de martirio, que se preparó y recomendó a los otros que lo iban acompañar, que había que enfrentar al pelotón de fusilamiento con dignidad obrera, erguidos, sin vendas, con la mirada potente, serenos y dignos. Antes de recibir los disparos mortales, él les disparó primero, quedando el tiempo espacial amordazado, en absoluto silencio: Fue cuando el viento se detuvo a escuchar ¡Tiren hijos de puta, así mueren los trabajadores! ¡Viva la clase obrera, carajo! 
Jamás mueren en vano los que mueren por una causa justa.  Lord Byron. 

Juan Carlos Cena –Miembro fundador del Mo.Na.Re.FA – Movimiento Nacional por la Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos.
* Libro de próxima aparición
     

Fuente: lafogata.org