Argentina: La lucha contin�a
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Los pa�uelos blancos, en el centro de la atenci�n pol�tica del pa�s
Emilio Mar�n
La Arena
Era previsible pero a la vez no deja de llamar la atenci�n la masividad y
emotividad de las marchas, actos y homenajes que tuvieron como centro a los
derechos humanos y a los desaparecidos. Los pa�uelos blancos, no se rinden. Hace
tres a�os, el aniversario del golpe de Estado hab�a tenido dos epicentros. Uno,
en el acto de recuperaci�n de la Esma como lugar destinado a Museo de la
Memoria, y otro, horas m�s tarde, en la tradicional manifestaci�n a la Plaza de
Mayo.
Ayer hubo tambi�n dos escenarios, porque la recuperaci�n de la memoria le toc�
al ex centro clandestino de detenci�n 'La Perla', ubicado a la vera del camino a
Carlos Paz, C�rdoba. El lugar sirvi� para tortura y exterminio bajo la bota del
general Luciano Benjam�n Men�ndez -apellido con prosapia golpista en la historia
de la instituci�n- y ahora fue visitado por una multitud bajo el agua, para
celebrar su pase a un destino diferente, emparentado con los derechos humanos.
El otro lugar de peregrinaci�n fue el hist�rico paseo en la Capital Federal. En
la ocasi�n la manifestaci�n lleg� bifurcada en dos grandes mareas. Una fue de
los organismos de derechos humanos y partidos pol�ticos que entendieron que la
clave era condenar la dictadura y la represi�n ilegal, am�n de pedir por la
aparici�n con vida de Julio L�pez, y mantener en un segundo plano las cr�ticas
al gobierno de N�stor Kirchner. La otra marcha expres� al espectro que plante�
como prioritaria una demostraci�n antigubernamental.
De cualquier modo, ambas demostraciones, las dos caminatas, declaraciones,
documentos y consignas ten�an muchos puntos en com�n, a�n con diferencias
importantes y matices entre s�. En este caso los defensores de la pasada
dictadura militar no pudieron congratularse de esa divisi�n, aunque lo mejor
hubiera sido no permitirles ni siquiera ese resquicio de apuesta a la fractura
del movimiento humanitario. Hubiera sido �ptimo un gran acto de unidad. De todas
maneras, a�n con dos marchas por separado, los amigos del general Jorge R.
Videla y el empresario Jos� A. Mart�nez de Hoz salieron maltrechos pol�ticamente
de la jornada.
Es que las nuevas generaciones de argentinos est�n creciendo con mayor
conocimiento de lo que fue aquel horror de 1976 y del entramado castrense,
pol�tico y empresario que lo posibilitaron.
Del discurso presidencial en 'La Perla' sobresali� su demanda a la justicia,
particularmente mencion� a la C�mara de Casaci�n Penal. Cuatro de sus
integrantes fueron denunciados d�as atr�s por un grupo de 61 sobrevivientes de
los campos de exterminio. La acusaci�n, recibida por la legisladora Delia Conti,
fue que en ese �mbito hay maniobras dilatorias y hasta complicidad con la
defensa de los genocidas. 'Basta por favor, juicio y castigo, necesitamos que
los juicios se aceleren', dispar� el patag�nico frente a un p�blico que ped�a la
cabeza de Men�ndez.
El orador tambi�n se refiri� a la otra gran bandera de la jornada: el reclamo
por la aparici�n de L�pez, el testigo contra el juicio a Etchecolatz. El
presidente imput� esa desaparici�n forzada 'a ellos, los de siempre', en
referencia a los grupos parapoliciales y paramilitares que actuaron durante la
dictadura y quieren paralizar los juicios.
Sigue la presi�n
Si la pulseada para llevar a juicio a los responsables del genocidio no es tarea
f�cil, aunque se han logrado algunos avances, m�s peliaguda se pone la relaci�n
pol�tica con los poderosos del mundo y sus representaciones empresariales.
El embajador argentino en Washington, Jos� O. Bord�n, tuvo que escuchar de boca
del n�mero tres del Departamento de Estado, Nicholas Burns, una cr�tica al
gobierno por haber permitido el acto de Hugo Ch�vez en Ferro en coincidencia con
la llegada de George Bush a Uruguay. 'No nos parece una decisi�n correcta',
cuestion� Burns en una conferencia ante el Consejo de las Am�ricas, un �mbito
muy cortejado por Kirchner y su esposa.
La injerencia del estadounidense en nuestros asuntos motiv� la airada r�plica
del canciller Jorge Taiana, quien dijo se trataba de una queja inaceptable.
Tambi�n se anot� en la partida el jefe de gabinete, Alberto Fern�ndez, para
recomendar que los norteamericanos 'no deben entrometerse en las decisiones de
otro pa�s'.
Pero m�s all� de estos consejos de pol�tica exterior, en el Norte van a seguir
teniendo injerencia en los asuntos argentinos y de muchos otros pa�ses del
mundo. Est� en su naturaleza imperial, como en la f�bula del escorpi�n que pic�
a la rana que lo ayudaba a cruzar un r�o.
Esa misma sensaci�n de presi�n adversa habr� tenido Felisa Miceli en la reuni�n
de dos d�as del BID en Guatemala. Representantes financieros estadounidenses y
de pa�ses europeos ratificaron que -para negociar la deuda con el Club de Par�s-
Argentina tendr� primero que acordar alg�n programa con el Fondo Monetario
Internacional. El jefe de Estado hab�a rechazado esa posibilidad en su mensaje
legislativo del 1 de marzo pero eso no les entra en el bocho a los funcionarios
del Departamento del Tesoro y del capital financiero internacional.
Los diferendos se plantean incluso con los monopolios con casa central en
Latinoam�rica, no ya en el Primer Mundo. As� se pudo apreciar cuando el
presidente de Petrobras, Jos� Sergio Gabrielli, reclam� mejoras de precios en
los combustibles en nuestro pa�s pues de lo contrario 'no se estimula a las
inversiones'. La poco velada amenaza fue pronunciada en un seminario organizado
por Reuters en R�o de Janeiro y el ministro Julio de Vido sali� al ruedo como un
toro miura con las lancetas en el pescuezo. 'Si no invierten se tendr�n que ir',
espet� en un tono subido, antes de montarse a un avi�n junto a Cristina de
Kirchner que part�a de excursi�n pol�tico-electoral a Ecuador y Venezuela.
La cartera de Planificaci�n Federal y la Canciller�a hicieron saber al embajador
brasile�o en Buenos Aires la calentura que hab�an provocado los dichos de
Gabrielli. Por supuesto, desde Petrobras alegaron que las palabras de su
directivo hab�an sido mal interpretadas por la prensa. Pero el incidente
corrobor� que al interior del Mercosur tambi�n se cuecen habas.
Salario del miedo
Hasta mediados de semana el presidente Kirchner estuvo atareado en contrarrestar
los efectos negativos que para su gobierno tiene el conflicto docente en Santa
Cruz. En rigor, no s�lo all� est�n los maestros que trinan sino en varias
provincias m�s como Salta y Catamarca, donde contin�an las medidas de fuerza.
Pero, ya se sabe, lo que ocurre en el pago chico del primer mandatario siempre
tendr� un sabor especial.
El paro de los trabajadores de la educaci�n en Santa Cruz, secundado por otros
gremios de CTA y acompa�ado por otros sectores sociales y pol�ticos, puso el
mi�rcoles unas 7.000 personas en las calles de R�o Gallegos. La vivienda
particular de Kirchner tuvo que ser acordonada por la Gendarmer�a en previsi�n
de incidentes aunque no era ese el sentido de los manifestantes.
Por eso la reacci�n presidencial, que dispar� p�blicamente frases de condena al
nuevo obispo de aquella ciudad y contra la multitud que, seg�n su visi�n un poco
paranoica, lo quiere 'extorsionar'.
El petitorio de los maestros no tiene ese objetivo sino otro mucho m�s sencillo
de exponer aunque no tanto de satisfacer para un Estado que tiene otras
prioridades de pago: que el salario b�sico docente deje de ser de $161,10 e
incorpore aumentos en blanco. Dicho sea de paso, al actuar de ese modo el Estado
sigue ubic�ndose a la cabeza de las patronales que 'negrean' a sus empleados,
sac�ndolos de la formalidad y la ley al abonar la mayor parte de sus haberes en
negro.
En vez de acceder a esas peticiones, el Estado busca pagar en c�modas y
salteadas cuotas sus sempiternas promesas a la educaci�n como el presunto vector
de los nuevos tiempos. Peor a�n, otros gobernadores como Juan Carlos Romero, se
dedican a espiar con la polic�a salte�a las vidas de los huelguistas de hambre y
de los delegados de las asambleas de educadores. Esto es temible porque se trata
de un gobernante que poco tiempo atr�s reprimi� con ferocidad una huelga
docente.
A prop�sito, si de a�o en a�o se reiteran esas masivas protestas, eso est�
indicando que hay una falencia muy grave en las pol�ticas oficiales. Dicho en
otras palabras: el problema son los gobernantes que no cumplen, y no los
maestros que protestan y son descalificados como 'extorsionadores'.
Los n�meros cantan claramente cu�l es la realidad. Cuando un maestro de R�o
Gallegos muestra su recibo de sueldo con ese b�sico miserable, se acab� toda
discusi�n. Incluso una consultora af�n al gobierno, como Equis, de Artemio
L�pez, reiter� que la desigualdad del ingreso es escandalosa. En base a datos
del Instituto Nacional de Estad�sticas y Censos (Indec) de diciembre �ltimo,
afirm� que el 10 por ciento m�s rico de la poblaci�n se lleva un ingreso 25
veces m�s alto que el 10 por ciento m�s pobre.
Esto deja una gran ense�anza este 24 de marzo. No se trata s�lo de perseguir a
los militares que se llevaron con vida a treinta mil desaparecidos. Eso est� muy
bien. Pero tambi�n hay que recuperar los resortes b�sicos de la econom�a, que
est�n en manos de los 'capitanes de la industria', de los banqueros, petroleros
y exportadores, para dar vida e ingresos a la mayor�a de la poblaci�n. Esto
tambi�n hace a los derechos humanos fundamentales, de comer, vestirse, educarse,
tener una vivienda digna y poder mandar los chicos a la escuela, ver un buen
concierto o recital, darse alg�n gusto y viajar de vez en cuando.
Fuente: lafogata.org