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Argentina: La lucha continúa

Recuperar los valores de la generación del 60/70

Patricia Rodríguez

Aquellos sueños felices de un país sin niños en la calle, sin jóvenes presa de la droga, sin trabajadores explotados, sin desocupados eran los que sostenía la increíble generación del 60 y del 70. No perseguían intereses personales, ni económicos , ni cargos de poder, tan sólo se animaron a desafiar el orden socialmente injusto para revetirlo en justo.

Los militares y los elegantes economicistas no perdonaron, entonces utilizaron distintos métodos para seguir permaneciendo arriba y desde allí someter a los de abajo en beneficio propio. A esa cruenta pesadilla se unieron la raposa jerarquía empresarial, ciertos sindicalistas de oscuro pedigreé, algunos partidos políticos serviles a los amos de turno, monstruos con sotana que hacían llamarse obispos o sacerdotes, jueces de rancia estirpe criminal. Pero también hubo alrededor un colchón social cómplice de los perversos señores de la muerte . Ellos fueron los muchos Grondona , Sabato, que desde espacios privilegiados vendieron un discurso adormecedor de la conciencia y de beneplácito al poder de turno.

En principio, se dispusieron romper la unidad tejida en el barrio, las escuelas, las fábricas, porque era peligroso que muchos obreros se juntaran para reclamar los atropellos del patrón, era subversivo que los vecinos se juntaran para reclamar al municipio que el dinero de los impuestos vuelva a la comunidad en asfalto, gas, agua potable. Eran terroristas los estudiantes que pedían por el boleto estudiantil. Así fue cómo militares y policías enfundados en trajes de muerte llegaban de noche, derribaban puertas, golpeaban, violaban, robaban las casas de trabajadores, estudiantes, profesionales. Se llevaban a uno o varios miembros de la familia , los confinaban en los llamados campos de concentración o de detención ilegal .Las torturas más cruentas tuvieron lugar en esos sitios, ni el mejor escritor de ciencia ficción pudo haberlas imaginado. De vez en cuando liberaban a algún detenido-desaparecido para que contase al resto lo padecido . Formaba parte del plan macabro, sembrar el miedo en cada rincón del país. La censura, los allanamientos, las prohibiciones, los secuestros fueron las estrategias utilizadas para instalar el miedo que se transformó en terror. De esa manera consiguieron trocar la unidad de los trabajadores por el individualismo que hoy reina a nuestro alrededor ("el sálvese quien pueda", "primero yo y el de al lado que reviente"). El hermoso sentimiento de estar con el otro buscando los mismos objetivos, se convirtió en desconfianza. El otro pasó a ser el enemigo. Y este pensamiento no es mágico, es producto de un discurso armado desde el poder para beneficio de los de arriba. Siempre las clases dominantes buscaron al chivo expiatorio, al enemigo de la Nación, según las épocas fueron los indios, el cabecita negra, los gauchos, el de pelo largo, el villero, el subversivo. De esa forma, la víctima pasó a ser el culpable. Lamentablemente mucha gente internalizó ese discurso y comenzó a refugiarse en sus casas, haciendo oídos sordos a la muerte y al horror. Buscaron palabras para justificarse, por lo tanto se repetía a cada rato en la fábrica, en el barrio:"por algo será", "algo habrán hecho"

Luego, las Leyes de Punto Final, de Obediencia Debida dejaron a los personeros de la muerte, libres de cargo y culpa. En realidad se trataba de otro mensaje para la sociedad: La impunidad está del lado del poder y nadie puede torcer ese destino. De esta manera , nos enseñaron a resignarnos, "para qué hacer algo si nada va a cambiar." El corrupto no es sancionado, todo lo contrario, es premiado con cargos cada vez más importantes Y parece mentira que el pensamiento de hoy sea:" Si no te metés en la trenza sos un estúpido"

Nos convirtieron, nos convertimos en la parodia del reality show "Gran hermano", donde la solidaridad cayó vencida por el más cruel y despiadado individualismo, los nobles ideales fueron sustituidos por una anesteciante frivolidad. La corrupción en matrimonio con la resignación representan un Hiroshima que oscurece y entristece nuestros días.

Poder entender cuales son las armas de control social que utilizaron y utilizan para inmovilizarnos, disciplinarnos requiere de un espacio colectivo de replanteo y debate. En primer lugar resulta imprescindible abocarnos a la tarea de repensar nuestro ayer y nuestro hoy , libres de prejuicios que destruyen, porque de esto sí se habla, con el otro, desde el otro, venciendo los miedos para poder crear un poder colectivo que permita sentir la contención del otro en función de una participación grupal que mejore nuestras condiciones de vida. Y como siempre haciendo uso de nuestra histórica herramienta:" La organización " , desde abajo para los de abajo, detrás de objetivos sentidos como reales por el hombre y la mujer de barrio . En esa línea de acción estaremos recuperando los ideales, los sueños, el afán de justicia, la identidad militante, la solidaridad desinteresada de nuestros 30.000 desaparecidos . Entonces, los personeros de la muerte no habrán triunfado

Fuente: lafogata.org