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Argentina: La lucha contin�a

El pasado como meta

Sebasti�n Lacunza
IPS

N�stor Kirchner opt� por dividir aguas como estrategia para gobernar Argentina. Empero, logr� mantener alta su popularidad gracias al buen desempe�o de la econom�a y a la reducci�n de la pobreza, aunque a�n est� muy lejos de cumplir con las metas del milenio.

Los proyecciones oficiales indican que el producto interno bruto (PIB) creci� de modo constante hasta sumar casi 40 por ciento desde el inicio, en mayo de 2003, del gobierno centroizquierdista de Kirchner hasta su finalizaci�n el pr�ximo 10 de diciembre, mientras que la pobreza caer� en el mismo lapso de 52 por ciento hasta 25 por ciento de los 37 millones de argentinos.

Tambi�n la indigencia se reducir� hasta ubicarse en 8,7 por ciento de la poblaci�n, seg�n un estudio de la consultora Equis que anticipa los datos del estatal Instituto Nacional de Estad�sticas y Censo (Indec).

Si bien ese indicador equivale a un tercio del registro de mitad de 2002, cuando se sufr�an las peores consecuencias del colapso de fines de 2001, todav�a falta mucho para llegar a los buenos indicadores del pasado.

Adem�s, Claudio Katz, investigador de la estatal Universidad de Buenos Aires, le resta m�ritos a la administraci�n de Kirchner, pues sostiene que esos �ndices positivos no obedecen a pol�ticas espec�ficas suyas.

"Los n�meros del crecimiento no los atribuir�a a un m�rito del gobierno sino al cambio del ciclo econ�mico, que le da a Argentina condiciones favorables como no ten�a hace 50 a�os", relativiz� el experto ante la consulta de IPS.

"Lo que hay que preguntarse es c�mo, con cuatro a�os de crecimiento, la pobreza sigue siendo elevad�sima, pues nada lo justifica", interpela Katz.

Datos econ�micos como recaudaci�n fiscal, super�vit fiscal, reservas y exportaciones tambi�n invitan al gobierno a proyectar optimismo con cierto consenso social. Los salarios y la distribuci�n del ingreso mejoran d�a a d�a y el desempleo ya baj� a 10,2 por ciento de la poblaci�n econ�micamente activa, tras superar 22 por ciento en la cresta de la ola de la crisis.

S�lo la inflaci�n aparece como la principal alarma, al haber llegado el a�o pasado a 9,8 por ciento.

Katz, pone el acento pesimista, al anotar que todos esos logros se tornan relativos cuando se considera que el pa�s hab�a descendido "al infierno", como suele decir Kirchner, con un retroceso in�dito de m�s de 20 por ciento de su producci�n interna bruta entre 1999 y 2002.

En poco tiempo, Argentina conoci� una verdadera tragedia social con pocos antecedentes en el mundo. La conclusi�n es m�s aguda si se considera que en los a�os 70 la pobreza afectaba a menos de 10 por ciento de su poblaci�n, con apenas dos por ciento de indigentes, y que en las d�cadas previas el pa�s exhib�a n�meros de desarrollo humano superiores a la media europea.

Tras el vendaval de la dictadura militar (1976-1983), el n�mero de pobres lleg� al equivalente de 15 por ciento de la poblaci�n en la d�cada del 80, indicador que trep� hasta 25 puntos porcentuales a mediados de los a�os 90, como consecuencia de la crisis hiperinflacionaria primero y de la alta desocupaci�n luego, ya en el gobierno del neoliberal Carlos Menem (1989-1999).

Los dos gobiernos sucesivos de Menem, del mismo Partido Justicialista (peronista) que Kirchner pero en las ant�podas ideol�gicas, culminaron con una fuerte recesi�n, que se acentu� tras la llegada del centrista Fernando de la R�a, quien abandon� la presidencia en diciembre de 2001, a la mitad de su mandato de cuatro a�os y en medio de la debacle socio-econ�mica.

Si el Indec confirma, como se estima, que 2006 cerr� sus mediciones con un indicador de pobreza de 27,1 por ciento de la poblaci�n, significar� que apenas se aproxima a los cr�ticos niveles de la d�cada pasada y, por ende, resta mucho por hacer.

Muchos en Argentina se plantean ahora c�mo perforar lo que aparece como un n�cleo de pobreza consolidado, con la urgencia de cumplir con los ocho Objetivos de Desarrollo de la ONU (Organizaci�n de las Naciones Unidas) para el Milenio, que encabeza el compromiso de abatir a la mitad el n�mero de indigentes para 2015, tomando como referencia los datos de 1990.

"El problema que veo es que se ha pasado de una pobreza de la crisis a una de la reactivaci�n. La pobreza, antes estaba dominada por el desempleo y ahora reside en los trabajadores precarios", describe Katz, tambi�n integrante de la agrupaci�n Economistas de Izquierda.

El economista alerta que "una masa muy amplia de los trabajadores informales tiene un ingreso menor que el costo de la canasta b�sica de pobreza". En rigor, el salario m�nimo, elevado dr�sticamente por decisi�n de Kirchner, est� hoy en 863 pesos (270 d�lares), mientras que el l�mite de pobreza fijado por el Indec alcanza los 899 pesos.

Se estima que s�lo en la econom�a formal ganan el salio m�nimo unos 700.000 trabajadores, n�mero que como m�nimo se duplica entre los empleados "en negro".

El debate que estableci� Kirchner es entre un modelo de perfil desarrollista y la receta del libre-mercado, cuyo emblema en los a�os 90 fue Menem y ahora lo es el ascendente pol�tico centroderechista Mauricio Macri, empresario, presidente del popular club de f�tbol Boca Juniors y probable candidato presidencial en las elecciones de octubre.

El oficialismo enfatiza que, en caso de haberse implementado el ajuste que pregonaban los candidatos de centroderecha con el fin de "generar confianza en los inversores", ello hubiera impedido el despegue que exhibi� Argentina desde fines de 2002.

Katz aduce que "es una falsa alternativa decir que una pol�tica neoliberal, monetarista, hubiera sido peor". "Ni esa pol�tica malsana ni el modelo neo-desarrollista actual son las �nicas posibles. Existe un modelo de redistribuci�n radical del ingreso que permitir�a erradicar la pobreza", argument�.

En la agenda distributiva de Katz figuran la utilizaci�n "del excedente del super�vit para garantizar un ingreso universal a los m�s humildes y la reforma impositiva que todos dicen que hay que hacer y nunca se hace, como la rebaja del impuesto al valor agregado y la imposici�n a la renta financiera".

"El modelo de acumulaci�n ya no beneficia al capital financiero y a las empresas privatizadas pero s� a sectores industriales que necesitan tener un bajo nivel salarial. No debe haber un techo salarial marcado por la inflaci�n sino que los ingresos deben acompa�ar al aumento del beneficio empresarial y a la productividad", explic�.

En cuanto a un ingreso universal, una m�dica suma en torno a los 50 d�lares fue puesta en pr�ctica por el gobierno interino del centrista Eduardo Duhalde (2002-2003), tambi�n justicialista, para contener el peor momento de la debacle social.

El denominado plan Jefes y Jefas de Hogar, lanzado entonces y a�n vigente, lleg� a abarcar a 2,2 millones de beneficiados con la supuesta contraprestaci�n de una tarea social.

El n�mero de beneficiados de ese programa social se fue reduciendo hasta abarcar ahora 1,1 millones de personas, a lo que hay que sumar otros programas, como el Familias para madres solteras con hijos menores, que incluye a 330.000 mujeres.

Los planes Jefes y Jefas de Hogar llegaron a incluir a casi la totalidad de la poblaci�n activa de algunas regiones marginadas del norte del pa�s. Al d�a de hoy, unas 350.000 personas que reciben el beneficio son considerados ocupados para las estad�sticas estatales.

Fausto Spotorno, economista de la consultora Orlando Ferreres (centroderecha), cuestion� ante IPS la metodolog�a de los planes universales. "Los ingresos universales sirven s�lo en el corto plazo, pero no incentivan a nadie a ser m�s productivo".

Spotorno, aunque justifica los planes dispuestos en la administraci�n de Duhalde, entiende que, "para el largo plazo, lo m�s importante es la educaci�n y garantizar inversiones".

En cuanto a lo primero, algunas conquistas que comenzaron a implementarse en Argentina en el siglo XIX lograron sobrevivir a la �ltima y brutal crisis, como los buenos indicadores de escolarizaci�n primaria y de alfabetismo.

Esa situaci�n, que fue destacada en un informe del Instituto Internacional de Planeamiento de la Organizaci�n de las Naciones Unidas para la Educaci�n, la Ciencia y la Cultura, hace prever que el pa�s pueda alcanzar otras metas del milenio, aprobadas en 2000 por la ONU.

Sin embargo, el economista Spotorno enciende la luz de alerta en cuanto a la atracci�n de inversiones "a largo plazo, que no se ha logrado", y a la posibilidad de que los salarios sigan subiendo "sin que la econom�a pierda competitividad".

"En los a�os 90, con salarios m�s altos, la desocupaci�n era de 15 por ciento", advirti�.

En cambio, resalta que la pol�tica de "fijar un tipo de cambio real alto sirve para generar empleo, pero a la vez genera inflaci�n, y ello puede afectar a las capas m�s pobres".  

Fuente: lafogata.org

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