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Argentina: La lucha continúa

¿Quién nos gobierna?

Edgardo Carlos Engelmann

Parece ridículo preguntarse esto a estas alturas. K y su equipo nos gobiernan. Aparentemente con la aquiescencia de la mayoría de los con nacionales que quieren que el Estado sea nuevamente el que maneje los recursos y los servicios que son esenciales para la vida cotidiana y son estratégicos para el país y que reivindique las atrocidades cometidas por asesinos que tomaron el poder en los años ochenta.

K sabe que haciendo eso mantiene su base electoral y por lo tanto su poder, pero, siempre hay un pero, no termina de jugarse por las causas que anhelan los que lo llevaron a tener poder. Y los frustra poniéndose del lado de los mandantes de los asesinos. Es decir de los empresarios. De la mayoría de ellos que, como Blumberg, piden mano dura sin reparar en las causas sociales del delito y la marginalidad. De la mayoría de ellos que no les tiembla la mano para subir los precios y hacer monopolios que obliguen a la gente a gastar sus magros ingresos en insumos esenciales para la vida y servicios que dignifique la calidad de vida de las personas. Empresarios que viven en countries que no dudan en discriminar por el color de la piel y consideran que los tonos más oscuros son sinónimo de vocación de esclavitud o un extraño concepto de 'pereza genética', que los lleva a pensar que esos 'negros' trabajan menos que ellos, cuando la observación objetiva de horas de trabajo y de músculo desarrollado dice todo lo contrario. Salvo, claro, que estos déspotas piensen que viajar cómodamente en auto, jugar al golf, navegar o ir a reuniones o largos y eufemísticos almuerzos de trabajo, sean realmente una ocupación muy sacrificada. Empresarios que no dudan en influir en los políticos corruptos para lograr prebendas que les aseguren ganancias extraordinarias con el consiguiente maltrato a la gente en los transporte, trenes principalmente y los vergonzantes negocios de los peajes en rutas antes de que se realice ninguna obra de mejora. Empresarios banqueros que esquilman a la gente sin que le gobierno haga más que ser vocero de falsas promesas de créditos asequibles para los que los necesitan. Empresarios que pagan seguridad privada que no duda en maltratar y hasta matar en defensa de bienes ajenos cuando la única razón para la violencia física es el ataque directo a la persona. Nunca un bien material y tangible debe defenderse matando. Son valores jurídicos y morales desproporcionados. Empresarios que no dudaron en influenciar a los gobiernos militares de toda una época para que mataran en nombre de las ganancias que ellos y no el país, como nos querían hacer creer, obtendrían.

A esos empresarios son los que defiende la administración K al mandar la gendarmería y la prefectura a reprimir las manifestaciones de los asambleístas de la costa del río Uruguay que quieren evitar el turismo al vecino país, para que el boicot les haga pensar que no pueden hacer lo que quieren sin tener ninguna consecuencia. Un país tomado por empresarios ambiciosos, extranjeros desaprensivos y políticos banales que montan su ambición de poder en la desesperación de la gente por estar mejor. Mejor según los estándares impuestos por esos mismos empresarios cuyo negocio es promover el consumo indiscriminado, aunque sea antiecológico, insustentable y contaminante.

K manda reprimir para proteger empresarios de Buquebus que lleva a empresarios que desprecian a sus compatriotas en problemas. Empresarios y ricos que se creen ciudadanos del mundo y no de un país, sin pensar que lo son (ricos) porque existe la Argentina y porque ellos son argentinos. Que si fueran uruguayos o suecos o alemanes en sus países, por poner ejemplos, serían tan 'negros' como los que ellos deprecian y deberían trabajar en serio, de la misma manera que creen que esos 'negros' no lo hacen porque 'son vagos'.

K desilusiona a su base electoral al escuchar los cantos de sirena de los poderosos de las billeteras abultadas y al tentarse con las ganancias derivadas del mal uso del poder sin control.

Una lástima por los que sufren y sufrirán más. Una lástima por el poco claro conflicto que no sabe manejar y escala hacia una violencia previsible. Y una lástima por nuestros hijos que ven que se violan los más elementales derechos humanos en una pseudemocracia que podría ser mucho mejor si la mezcla de ambición y prudencia utilitarista, que signa la vida del político con mentalidad empresarial, diera paso a la acción guiada por ideas genuinas de servicio a la comunidad que lo unge con los atributos del mando para que los guíe.

Fuente: lafogata.org