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Argentina: La lucha continúa

El origen mestizo del General San Martín

Alberto J. Lapolla

'Y sino andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios....
Seamos libres que lo demás no importa nada.'
 
San Martín mestizo

Recientemente, un grupo de ciudadanos encabezados, por el historiador Hugo Chumbita, ha logrado que la Cámara de Diputados de la Nación declarase su interés en establecer la filiación verdadera del Libertador, General José de San Martín, uno de los principales hacedores de la Libertad de América. Asimismo el mismo grupo se ha presentado ante la Secretaría de Cultura de la nación, solicitando el estudio de ADN, del cuerpo embalsamado del Padre de la Patria, yacente a un costado del recinto de la catedral metropolitana, en castigo por su condición de masón. Chumbita ha investigado el tema en su notable trabajo, ' El Secreto de Yapeyú', y en otros como 'Hijos del País', 'El manuscrito de Joaquina. El secreto de la familia Alvear' y algunos artículos al respecto. Otro historiador, aunque éste de una línea historiográfica contrapuesta a la de Chumbita, Ignacio García Hamilton, ha coincidido en este tema con Chumbita en su conocida obra ' Don José, vida de San Martín'. Aunque en el caso de Hamilton sobrevuela la intención descalificatoria para el Padre de la Patria, dada la clara adscripción rivadaviana del autor.
El tema de la filiación sanmartiniana, se encuentra dentro de las actuales líneas de una nueva etapa de revisionismo histórico, surgido en la etapa democrática. Revisionismo que una vez más, busca por distintos caminos, demoler el cúmulo de falsedades y mentiras de la historia oficial. El caso de la filiación indígena de San Martín, no es un hecho menor, sino por el contrario de trascendente importancia para la memoria histórica de los pueblos americanos. La comprobación del origen mestizo de San Martín, no sólo aclararía en parte, su retorno a la Patria a luchar contra el ejército al que había servido durante casi veinte años, acabando con diversas teorías conspirativas, sino que permitiría constatar una vez más la fuerte impronta indígena que atraviesa nuestra sociedad. Impronta negada por la cultura oficial ('civilización o barbarie'; 'los argentinos venimos de los barcos'). A su llegada de España en 1812, ya con más de treinta años, en compañía de Carlos de Alvear, la 'aristocracia' porteña ubicó rápidamente el origen de San Martín como mestizo. Lo apodaron 'el Tape' (Indio Guarany), ' El Cholo', 'El Indio', 'El Paraguayo' y 'El Mulato'. La madre de Remedios de Escalada se opuso firmemente al casamiento de su hija con ese 'soldadote', nìtidamente plebeyo. Fue Carlos de Alvear quien intercedió para que la boda se realizase. Innumerables son los relatos, detalles, citas, crónicas, de la época, que dan a San Martín un origen indio en una América y una España, que hacían de la pertenencia racial, de la ' pureza de sangre' una cuestión de poder y de lugar jerárquico en la sociedad. Baste señalar que al producirse la Revolución de Mayo, el régimen colonial establecía 35 categorías para clasificar 'racialmente' a los habitantes de América, dentro del ' Régimen de castas'. Régimen cuya abolición, era la principal razón de la Revolución en marcha
Cuenta la historia, que cuando San Martín, envió a Chile a José Antonio Álvarez Condarco para que entregara la Declaración de la Independencia proclamada en Tucumán al gobernador realista Marcó del Pont, y de paso, estudiara los caminos más largos y más cortos para el cruce de la cordillera, Marcó del Pont, no sólo prendió fuego a la declaración de la Independencia, sino que le espetó a Condarco: '- Yo firmo con mano blanca, no como San Martín, que la suya es negra.' (1)(pag199) San Martín se vengaría del godo con fina ironía. Luego de la batalla de Chacabuco, el general realista fue capturado por los Patriotas cuando intentaba huir al Perú. Al encontrarlo, San Martín le extendió un abrazo diciéndole: '-OH, Señor General, venga esa mano blanca...'(1)(pag 222) Al momento de organizar el Regimiento de Granaderos a Caballo, su primer pedido al Triunvirato, fue solicitar que 'le mandaran trescientos naturales de las Misisones: "Mis hermanos", dicen que le dijo a Carlos de Alvear.'(14)(pag119) Pedido que por supuesto Rivadavia rehusó, pero que fue cumplido por Tomás Guido asumido como Ministro de Guerra del Segundo Triunvirato. Luego al preparar la liberación de la tierra chilena, el Libertador recorrió las tierras de la cordillera buscando un acuerdo con las tribus Pehuenches, Pampas, y Mapuches para que lo auxiliaran con la expedición, cuidando los pasos del Sur, evitando exponerse así a un ataque por retaguardia. Realizó entonces una reunión en Mendoza, con un conjunto de Caciques y Lonkos, a fines de 1816. Allí les expresó: 'Los he convocado para hacerles saber que los españoles van a pasar de Chile con su ejército para matar a todos los indios y robarles sus mujeres e hijos. En vista de ellos y como yo también soy indio voy a acabar con los godos que les han robado a ustedes las tierras de sus antepasados...' (1)(pag200)
 
El hijo de Rosa Guarú

Según la tradición oral de las Misiones y de la propia familia Alvear, San Martín sería hijo del padre del general Alvear, don Diego de Alvear y Ponce de León, con una joven indígena guarany, llamada Rosa Guarú (más tarde rebautizada como Cristaldo, pues el bautismo implicaba perder el apellido indio). Rosa, pasaría a la historia oficial como la nodriza de San Martín, la joven que lo habría criado. Diego de Alvear, un marino andaluz de apuesta figura, de cabello oscuro –a diferencia del castellano don Juan de San Martín que era rubio y de ojos azules- que había arribado a Montevideo en 1774, sumándose luego en 1776, a la expedición de Pedro de Cevallos que crearía el Virreynato. En 1778 fue designado para la demarcación de los límites con Portugal en la cuenca del Paraná y el Uruguay, misión que se extendió varios años. Más tarde en 1783, Alvear fue nuevamente designado para esta tarea, lo que suele ocasionar confusiones, respecto de su fecha de llegada al territorio misionero. Sin embargo, él se hallaba en territorio Guarany en forma intermitente, desde 1778.(14) Al arribar a Yapeyú se habría alojado en la casa del Intendente Gobernador del lugar, don Juan de San Martín, una de cuyas sirvientas indígenas, era Rosa Guarú. Joven de cautivante belleza de 17 años de edad. No es difícil imaginar lo ocurrido entre el joven andaluz de menos de treinta años y la joven misionera. Así, según relata la tradición oral guarany, ella quedó embarazada, aunque no se hace mención al padre. Cuestión lógica del pueblo invadido que ve a los invasores españoles en conjunto como abusadores de sus mujeres. Sobre todo con un Diego de Alvear, que menospreciaba a los guaranyes por la 'poquedad de su espíritu, la tibieza y facilidad de su amor, la frialdad de su ira, su poco rubor...'(2)(pag76) Lógico es, que la tradición de los vencidos no guardara recuerdo del padre. Por el contrario la tradición oral de la familia Alvear, señala, que Don Diego de Alvear tuvo un niño con una india guarany sin mentar su nombre, siendo 'un vientre de raza inferior'. Fuera por amor a la madre, o por el niño nacido, o por la situación producida en casa del Intendente Gobernador, ya que don Diego había violado la ley que prohibía a los militares tener relaciones con las indígenas y que el había desobedecido, apelando al viejo apotegma español de ' se acata pero no se cumple', el aristócrata Alvear dejó al niño al cuidado de don Juan de San Martín, comprometiéndose a sostener su educación. De allí que, de ser cierta esta historia –la historia oral de los pueblos esclavizados es seguramente más creíble que la historia escrita contada por los vencedores- el general San Martín y el general Alvear fueron hermanos. Cuestión siempre sostenida como un secreto a voces en la familia Alvear. Baste observar el parecido entre ambos –previo oscurecimiento de la piel de los retratos 'blanqueados' de San Martín-, y de ambos con Don Diego de Alvear. No casualmente, juntos llegaron en 1812, en la fragata George Canning a ponerse al servicio de la Emancipación Americana. Por alguna razón el General Carlos de Alvear tenía un especial odio a su 'medio hermano' ilegítimo –bastardo- según los racistas cánones de la época. Cánones que se mantuvieron por mucho tiempo, o ¿alguién sabe que Rivadavia era mulato? El héroe Bernardo de Monteagudo, mulato o zambo, fue impedido de acceder al Primer Triunvirato, impugnado por el mulato Rivadavia y el blanco Pueyrredón, debido 'a su dudosa filiación materna'.(2)(pag93) Es bueno señalar que el mejor amigo y compañero, hasta el fin de sus días, del general San Martín, sería el Libertador de Chile Don Bernardo O' Higgins -el discípulo dilecto de Miranda. O' Higgins era hijo natural –ilegítimo, bastardo- de un gobernador de Chile, luego virrey del Perú, don Ambrosio O' Higgins, de origen irlandés. Su madre era una india mapuche de apellido Riquelme, que la historia oficial chilena 'blanquea', pero que no pasó inadvertida para la mirada racista de la época. Mary Graham, que trató a ambos libertadores, señaló del chileno: 'sus ojos azules, su cabello rubio y su tez encendida no demienten su origen irlandés, al par que la pequeñez de sus pies y manos, son signos de su procedencia indígena.'(16)(14)(pag129) No casualmente, siendo Director Supremo de Chile, O' Higgins –que hablaba perfectamente el araucano y tenía estrecha relación con ellos- reconoció como territorio autónomo a la nación araucana, enviando allí un cónsul. El pueblo mapuche reconoce al libertador chileno como uno de ellos.(15)
Es probable que la inquina de Alvear –jefe de la Logia mirandina con sede en Cádiz y primer jefe de la Logia Lautaro (nombre de uno de los jefes Indios que derrotó al invasor español), Logia que restauró el proyecto Revolucionario abortado con la muerte de Moreno y con la derrota y enfermedad mortal de Castelli- contra San martín, puede haberse originado –según señala Chumbita(14)- en el secreto que su padre, les habría confiado a ambos, en Cádiz antes de embarcarse a Londres. En Cádiz, los tres –San Martín, Don Diego y Carlos- permanecieron un largo período. Don Diego, según la tradición de ambas familias Alvear –la española y la argentina-, costeó los estudios militares de San Martín y lo mantuvo económicamente hasta su graduación militar, permitiéndole algunos lujos negados a los otros hermanos San Martín, tales como estudiar guitarra con el compositor Fernando Sors, y canto con un profesor gaditano.(17) También le fue posible al Libertador -asomado a los ideales de la Revolución Francesa y de su tiempo de Revolución mundial- hacerse de una de las mayores bibliotecas de los oficiales del ejército español, 'cuyo valor equivaldría a su sueldo íntegro de militar durante tres años.'(17) Biblioteca que, Don José llevaría consigo a toda la campaña emancipadora y finalmente donaría como base de la primera biblioteca del Perú. También sería la razón de que el Libertador arribara al Plata con 'un corto capital'.(14)(pag104) Finalmente, don Diego de Alvear, escribió a sus parientes en Buenos Aires en 1812, cuando la partida de San Martín y Alvear desde Londres, anunciándoles que 'viajaban hacia allí "mis hijos'(2)(pag89). Carta que 'extrañamente' Mitre extravió. Don Diego había sufrido la muerte de toda su familia, a excepción de su hijo Carlos, en 1804 durante su retorno a España, en un combate con los ingleses. Allí murieron su esposa María Josefa Balbastro y siete de sus ocho hijos, amén de un grupo de esclavos negros que los servían en el viaje. Prisionero, pero con todos los honores en Londres, el andaluz no perdió el tiempo. Yendo a misa conoció a una joven irlandesa –Don Diego tenía ya 56 años-, Luisa Ward, con quien volvió a casarse a su regreso a España, en 1805. Tuvo con ella diez hijos, que en su mayoría permanecieron en la península, constituyendo la rama española de la familia Alvear.
 
La tradición de la familia Alvear

De manera notable, ambas ramas de la familia Alvear, tienen en su tradición el conocimiento de esta historia. '(...)La versión de que San Martín y Alvear habrían sido medio hermanos. Esta circunstancia ha sido, desde siempre, comentada en el seno familiar del suscripto (soy tataranieto del general Carlos de Alvear), con el agregado de que ello no debía hablarse hacia fuera por razones de decoro, evitando así el escándalo que produciría.' (3) 'La lectura del avance del libro de García Hamilton sobre San Martín (La Nación, Enfoques, 25-6-2000) me hizo recordar una charla sobre San Martín y Bolívar que dio el doctor Carlos Sánchez Viamonte en 1958. Si bien el tema se centraba en la postura que ambos próceres habían tenido sobre el futuro americano, (...)Sánchez Viamonte hizo una extensa digresión sobre el origen de José de San Martín (...) en líneas generales, lo expuesto coincidía totalmente con lo escrito por García Hamilton. El doctor Sánchez Viamonte comentó también que el material probatorio de esta teoría se lo había entregado al entonces presidente Marcelo T. De Alvear y que éste le había pedido que, para no empañar la figura de San Martín, destruyera dicho material .'(4) No son pocos los testimonios, que relataron que el presidente Alvear –nieto del general Alvear- señalara que el 'General San Martín era miembro de nuestra familia', pero que dicho secreto no debía ser difundido, para no dañar la imagen de San Martín. ¿Un San Martín Indio? Cabe recordar que bajo la presidencia de Alvear se realizó una de las últimas matanzas –la última sería la de los Pilagá en 1948- de ' nuestros paisanos los indios' en 1925, en Napalpí. Así, es posible comprender porque 'Don Marcelo', consideraba dañoso para la imagen de San Martín que se conociera su origen mestizo. Pero tal vez el aporte más contundente sobre la filiación de San Martín, lo aporte Joaquina de Alvear y Quintanilla de Arrotea, hija del general Alvear. El 22 de enero de 1877, Joaquina escribió: 'Yo, Joaquina de Alvear Quintanilla y Arrotea, declaro ser nieta del capitán de fragata general español señor don Diego de Alvear Ponce de León, que era gobernador de la isla de León cuando, con motivo del rey José, ocuparon los franceses a España(...) Soy hija segunda del general Carlos María de Alvear, que arrojó al usurpador brasilero del territorio oriental(...) Soy sobrina carnal, por ser hijo natural de mi abuelo el señor don Diego de Alvear Ponce de León, habido en una indígena correntina, el general José de San Martín, que tan brillantemente descolló cuando [era] sólo coronel y dejando su nombre grabado en el templo de San Lorenzo, provincia de Santa Fé, en la grande victoria alcanzada con su famoso escuadrón granaderos de a caballo, y que más tarde selló la libertad hispanoamericana de todo un continente en Chacabuco y Maipú.' (5)(14)
El Indio San Martín.
La viajera británica Mary Graham, expresó: 'En Sudamérica, se considera a San Martín como de raza mixta. '(6)(14) Vicuña Mackenna, el insigne historiador chileno, fue más claro: 'San Martín era un libertador, pero era también un intruso, un extranjero, un paraguayo, el "mulato San Martín", como llamaban los señores vecinos del Mapocho al ilustre criollo.(...) El instinto del insurgente, es decir, del criollo, triunfó siempre de la idea especulativa(...) había servido a la independencia americana, porque la sentía circular en su sangre de mestizo. '(7)(14) En Perú, cuna del racismo y genocidio hispano en América, no se andaban con vueltas al referirse a San Martín: 'El "cholo de Misiones", como así lo llamaban al Libertador del Sur los españoles...' (8)(14) Pastor Obligado, no muy asustado por los gritos sarmientinos contra los indios, se atrevió a escribir: 'Época hubo en que corría, como moneda corriente, y fue entre ciertas gentes creencia vulgarizada, que don José de San Martín, no obstante la de y el don de su padre, procedía de muy modesto linaje, al menos por la línea materna. Bastante bronceado, de rostro anguloso, indio misionero le llamaron los godos, y tape de Yapeyú, el mariscal de las veinte batallas, [Miguel] Brayer, que él destituyó la mañana de Maipú.'(9)(14) Juan Bautista Alberdi, impregnado del racismo colonial, no puede dejar de asombrarse al conocer al Libertador en parís en 1843: 'Me paré lleno de agradable sorpresa a ver la gran celebridad americana, que tanto ansiaba conocer.(...) Entró por fin, con su sombrero en la mano, con la modestia y apocamiento de un hombre común. ¡Qué diferente le hallé del tipo que yo me había formado, oyendo las descripciones hiperbólicas que me habían hecho de él sus admiradores en América! Por ejemplo, yo le esperaba más alto, y no es sino un poco más alto que los hombres de mediana estatura. Yo le creía un indio, como tantas veces me lo habían pintado; y no es más que un hombre de color moreno de los temperamentos biliosos.' (10)(14) Pese al emblanquecimiento alberdiano, un compañero de las campañas del Libertador afirmaba lo contrario. 'El mismo Libertador don José de San Martín, no era blanco, ni desperdició ocasión para hacer profesión de su origen indio, como lo asevera el testigo presencial don Manuel de Olazábal en sus Memorias, al referirse a la convocación de los caciques y tribus en el campamento de Plumerillo (Mendoza), antes de la batalla de Chacabuco, cuando valiéndose del lenguaraz Guajardo, San Martín les dijo(...) "como yo también soy indio, voy a acabar con los godos que les han robado a ustedes la tierra de sus antepasados, y para ello pasaré los Andes con mi ejército y mis cañones." Más tarde, en el manifiesto que dirigió en lengua indígena a los indios del Tuwantinsuyo, a raíz de su expedición al Perú, les confiesa que "también es indio por su color moreno y por haber nacido entre los indios del Yapeyú, una de las treinta reducciones de la Misión Jesuítica." Se sobreentiende que San Martín tenía que ser lo que realmente afirmaba, de lo contrario no hubiera convencido a los indios. En cuanto al San Martín que anda por ahí, es una efigie hispanizada, que no tiene nada que ver con la verdadera que nos pinta Samuel Haigh al final del capítulo VI de su libro: Es de elevada estatura, bien formado y todo su aspecto sumamente militar; su semblante es muy expresivo, color aceitunado oscuro, cabellos negros y grandes patillas sin bigote, sus ojos grandes y negros tienen fuego." (11)(14)
La madre: 'Rosa Guarú era la indiecita que tuvo un niño, y la familia San Martín lo adoptó, pero ella siguió en la casa cuidándolo, criándolo, hasta que se fueron a Buenos Aires. El niño tenía entonces unos tres años y le prometieron que iban a venir a llevarla a ella, pero no aparecieron más. Rosa Guarú se quedó esperando, y los esperó toda la vida. Cuando atacaron y quemaron Yapeyú (en 1817, los portugueses en guerra contra Artigas. AJL), Rosita se fue a la isla brasilera, estuvo mucho tiempo allá y volvió. Levantó un ranchito por Aguapé y mantenía la esperanza de que volvieran por ella. Nunca se casó, aunque tuvo otros hijos. Le tenía un gran apego a aquella criatura. Supo que llegó a ser capitán y siempre preguntaba por él. Tenía un recuerdo suyo, una medalla o relicario que conservó hasta los últimos días, y quiso que la enterraran con ese recuerdo.' (13)(14)
 
La filiación americana del Padre de la Patria

Claro está, que el establecer la filiación indígena de San Martín, no es un hecho menor. Allá por el 2000, Chumbita también intentó solicitar el estudio del ADN del Padre de la Patria. El presidente del instituto Sanmartiniano –manejado por el ejército- manifestó, que 'esa era un campaña del indigenismo, alentada por Fidel Castro, como nueva forma del comunismo ateo'. El ejército argentino seguía fiel al mandato de Mitre, Roca y Sarmiento: los indios –los primeros desaparecidos- siguen siendo su enemigo al mismo nivel que el 'comunismo internacional'. Claro que, eso era abandonar el mandato de San Martín, pero hace tanto tiempo que los militares argentinos abandonaron a San Martín, que lo último que deseaban es enterarse que era mestizo. En su larga investigación Chumbita, se encontró con que muchos documentos citados en libros españoles, peruanos o chilenos, no se hallaban donde debían estar. Se sorprendió con la respuesta de los militares custodios de la pureza étnica del Libertador: 'Usted no sabe los esfuerzos que hubimos de hacer para ocultar las pruebas de esas infamias, sobre su origen.'. El ex presidente de La Rúa –egresado del Liceo Militar de Córdoba- con su fina sensibilidad política expresó que hacerle el ADN a San Martín 'le parecía era una idea pornográfica'. En una disertación de García Hamilton, en Mendoza, un señor vinculado al ejército 'argentino' se levantó enardecido mostrando una clara amplitud de criterios: 'Usted está diciendo que el Padre de la Patria, no es hijo de su madre, es decir que es un hijo de puta.' Es decir, una madre india debía ser una puta. Es bueno recordar que Perón debió ocultar su origen Tehuelche por parte de madre, para poder ingresar al ejército de Roca. Reconocer que el Padre de la Patria, y de más de la mitad de la Independencia Americana, era hijo de una india guarany, destruye el Panteón de la historia oficial. Pero es particularmente mortal para la racista y fascista leyenda mitro-sarmientina. Pero establecer la verdad histórica -sólo eso- es determinante, en este nuevo tiempo americano de fuerte renacer de las culturas originarias en todo el continente. Es bueno recordar que cuando el compañero Evo Morales asumió la presidencia de Bolivia –la sangrante tierra de todos los genocidios españoles y criollos- un enano fascista que dispone de una radio, el señor González Oro, expresó indignado: '¿Pero cómo un indio va a ser Presidente de Bolivia?' Mostrando la esencia de la 'Evangelización', la radio de la iglesia católica española se burló de Evo, haciendo que un locutor se hiciera pasar por el presidente Zapatero hablando al aire con Evo. Pensaban lo miso que González Oro y decidieron burlarse del indio americano, 'bolita', y de paso desestabilizarlo. La broma le costó cara a Zapatero y a Repsol.... Es decir que si bien estamos discutiendo historia, en realidad estamos discutiendo política, que no otra cosa es la historia según enseñaran Gramsci y Jauretche.
El genocidio realizado por la dictadura entre 1976-1983, nos ha permitido alumbrar en esta nueva etapa democrática, una nueva lectura revisionista. La misma se realiza –como no podría ser de otro modo- desde distintas ópticas, dando lugar a fenómenos tan saludables como la masividad de Felipe Pigna, o la fertilidad descomunal de Norberto Galasso, los brillantes trabajos de. Chumbita, la nueva lectura de Horowicz, O' Donnel, Casco, Duhalde, y muchos otros autores, que abordan una nueva mirada sobre nuestra historia, luego de producida una nueva limpieza étnica (esta vez social) de nuestro pueblo, que obligatoriamente remite a mirar desde otra óptica el pasado. Ya el maestro Sacalabrini había señalado alguna vez (cito de memoria) 'que el genocidio, el exterminio, había sido la forma natural de dominación de las clases oligárquicas en América. Nos va a tocar a nosotros hijos de gringos aportar la sangre que nos reclame la oligarquía en esta nueva etapa de liberación' Como advirtiera Scalabrini -quien por suerte murió antes de que la espada oligárquica se ciñera sobre él-, esta nueva masacre realizada por la oligarquía nos permitió mirar de otra manera las masacres del pasado. Con una diferencia, el hecho de que el grueso de los 30.000 desaparecidos, fueran descendientes de europeos, no permitió que, como ocurriera en el pasado, la masacre fuera tapada por los prejuicios raciales característicos de Occidente. No, esta vez –como reconoció el asesino Bignone, ' el mundo fue para otro lado, para el lado del respeto a los derechos humanos'- la oligarquía debió pagar un precio que aun estamos cobrando. De tal forma, la mirada sobre el genocidio de los pueblos originarios aparece como una llaga permanente de nuestra historia, tal vez con una profundidad que no existía desde los tiempos de la Revolución y la Emancipación. Revolución, que por haber vivido una revolución derrotada en 1976, podemos entender de qué se trataba. Y entonces se produce el redescubrimiento de la Revolución desde una perspectiva revolucionaria. De allí, que la metáfora de Pigna sobre el asesinato de Moreno y su cadáver arrojado al mar por un capitán británico, sea inaceptable para todo el mundo académico: mitristas de todo pelaje y revisionistas académicos, rosistas, hispanistas y católicos. ' ¿Qué es eso de rescatar la idea de esos subversivos de Moreno y Castelli? Eso que habíamos logrado tapar bajo montañas de historia incomprensible.' Pero claro, hoy nosotros podemos preguntar, ¿Si tiraron a 30.000 compatriotas jóvenes al mar, por qué no lo van a tirar a Moreno? ¿Ése que se atrevió a proclamar la libertad y la igualdad en este continente de genocidios? ¿Ése que junto a Castelli y Belgrano propuso la expropiación de la oligarquía y sus minas y el reparto de la tierra entre los pobres, negros e indios?. ¿Cómo no ver ahora desde esta óptica, que el objetivo principal de los revolucionarios de Mayo –desde mayo de 1809, en Chuquisaca- no era el 'libre comercio', ni la Argentina, sino la igualdad, la libertad, la Revolución Social Continental? Así, las ideas de Castelli, de Moreno, de Belgrano, de Artigas y de San Martín adquieren una dimensión absolutamente distinta. Particularmente asoma notable el hecho que los revolucionarios plantearon una doble Revolución, india y criolla a la vez. Es decir de Independencia (objetivo de la burguesía criolla) y de Redención Social (objetivo de las masas indias y negras). Y esta nueva mirada, empalma con un nuevo tiempo americano, tiempo en que un mulato-mestizo retoma las banderas –y el accionar- de Bolívar, y un indio Aymara emerge en medio de la sublevación de los Andes al frente de los pueblos milenarios del Alto Perú, sacudiendo toda la extensión del antiguo Inkario. Más aun, desde México -el otro centro de genocidio y etnocidio hispano- emergen los Mayas para mostrarnos que el mundo puede ser visto, pensado y por ende transformado, desde otro pensamiento. Es así, que establecer si la madre de San Martín era una india guarany -sea Rosa Guarú u otra-, si el padre era don Diego de Alvear -u otro-, pero saber si su genotipo posee genes americanos, resulta absolutamente subversivo para el poder de los vencedores de 1976. Vencedores que, no hay que olvidarlo, son los mismo de Pavón, de Cerro Corá y de la Patagonia. Son los mismos que mataron a Moreno, a Dorrego, a Güemes. Son los que traicionaron y destrozaron a Castelli, boicotearon e impidieron el Plan Americano de San Martín y luego el de Bolívar. En esta nueva mirada, San Martín aparece como uno de los más claros –junto a Castelli, Moreno y Artigas, ni que hablar de Andresito su paisano- ejemplos de vindicación y lucha por los derechos indígenas. Cuando San Martín, se retiró del Perú -intuyendo que seguramente lo hacía de su ya cumplido destino americano- lo único que pidió al Congreso Peruano, fue llevar consigo el infame estandarte del invasor Pizarro. Estandarte que había mancillado la sagrada tierra Inka, que el Libertador tanto amaba. Dicho sangriento estandarte lo acompañaría hasta el último día de su heroica vida. Él había vengado la memoria de Atahualpa, de Túpac Amaru y de Rosa Guarú.
 
Proclama del General San Martín a los pueblos Indios del Perú.

'LLAPAMANTA ACCLLASPA JOSÉ DE SAN MARTÍN SU TIYOCC, MACCANACOCCUNACPA APUMPA APUNMI; CHAY LLACTAYQUICHITA CUTICNASUYQUIPACC, PPUYO HINA TLANTASCA MACCANACOCCUNACPA CAMACHECUINCUNATAGUAN PAY SAPALLAN CAMACHEC CHILEPI: ATUCHAC CARGOYOCCUNAMANTA HASGUAN, ACLLASCACUNAMANTA UCÑINCACMI, etc, etc. etc.
Sercadupi, Tarmapi, Huancabelicapi, Guamangapi, Cozcopi, Arequipapi, Punopi, Chuquiagopi, Oruropi, Cochabambapi, CIqllisacapi, Potosipi caussacc Incacunaman, Tucuy, Tucuyman quellcamuyquichis. Llactamasiy Urpicuna, llapa ñaupa Incacunamanta puttucuna: ñan chayamuñan cancunappac cocchucuna mitta, tucuy causamin-chiscunata cutichihisaspa, imaynan cay pachapi camascaccunac carcan hina; chaihuan llocsisum chai sinchi maichai micha ousaimania, ailcota hina ccahuarinahllanchi mantapas, chai hinanimamni tucuchircasunquichis caí allpanchispi causacc auccanchiscuna. Llifllec, Lirpohinan ccanchascan himaraicun España llacctayoccuna guatahuasccaicumanta chafeiricuscaicocca, Munduntin entero, Llactacunatacmi yachan chaitacca. Ccancunac sonccollaiquichistacmi chai suttinta unanchascan, punchau puncháu huatecmanta ñaccarischisccaisuiquiraico. Chairancun cai Lacctanchiscunapi mosco ccamachiyuincopi ccatanco, ni sonccochispas atinmantaccho quehue qehusta camachyita mena ccuyaspa musanncunan Tupac; manan chai huañocc camacheccuna hinachu, huactahinuan cchecme cchecmepi, causacheo caucu. Chay allin yuyaita manchaspatacmi noca ñiiquichis hasguan hatun checañiy simihuam mai cchica camacha taripanca ccalpay yuyainyhllanpas, chacaiman rurrasac cancunaraico, hullpuy
causayñiquichista cconccaspa Apurunacuma hina causanayquichispacc. Cay ñiscaita hastaguan yñinaquichispucri, cunanmantan quillaiquichis, manaña estahuan tassa collqueta huntaquichischu, chai haucanchiscunac mana Runac humppinhuan saccaspa ccapaccyanan curaycu chursacanta: cancunatari charaycutac ccopata hinaccahuarispa man chayta llancachinasuyquichispac. ¿Manachu chai ñaccariyuiquichita yuyasspa, caí allin causaita mascapuspai apapamuiquichie cusi causaita Patria ñiscac sutipi? ¿Cconcanquichistacchu pucacuncacunac, nachu allcota hina ccopata ccaguarispa mana yupaita ñaccarichisuscaiquichita? Chai coneanninquichi taca manapunin inyimancha. Chayraycutacmi sinchita cusicuni allinta camaricuspa Llactamasiyquíta chasquispa imainan Manccoccapacpa, Guaynaccapacpa, Tupayupanquec, Paullotupaccpa, Ata Guayhuancuna hína. Tuppa Amaru, Tambo Guasco, Pumaccague Yliuntapa, Yaya Muñicaspa michiscan guatucupa einaparihuaycu tucoy ecalpaíquichishuan, chaimin, chaillata atiparcospa porseascocucchia cum causaita, samariita. Coreiquichis, colqueiquichis cancuna uculapina cuti ticrasca chariiquicunamampas chayancatacmi. Tucoy conccoiquichista churaichis cai muñacniquiichis, Llactamasiiquichis, hascca yanapacniiquichispa Callpanpi Camachaccunac, camacheñin .José de San Martín
Tucay macoquiguato acuanac huñucasma Llacolap.'
(12)(pag160)
'El Exmo, Señor D. José de San Martín, Capitán General y General en Gefe del Ejército Libertador del Perú, Gran Oficial de la Legión del Mérito de Estado de Chile. etc. Etc. Etc. A los Indios naturales del Perú: Compatriotas, amigos, descendientes todos de los Incas: Ya llegó para vosotros la época venturosa de recuperar los derechos que son comunes a todos los individuos de la especie humana, y de salir del horrible estado de miseria y de abatimiento a que os habían condenado los opresores de nuestro suelo. Los nobles motivos que os impelieron de la España son demasiado notorios a todo el mundo. Vuestra misma sensibilidad cada día forzada a vejaciones nuevas, es el justificativos más tocante. La conducta pues, que han seguido los gobiernos independientes de América, acredita que nuestros sentimientos no son otros, ni otras nuestras aspiraciones, que establecer el reinado de la razón, de la equidad y de la paz sobre las ruinas del despotismo, de la crueldad y de la discordia. Guiado por estos mismos sentimientos, yo os ofrezco del modo más positivo hacer todo cuanto esté a mi alcance, para aliviar vuestra suerte y elevaros a la dignidad de hombres libres; y para que tengáis más fe y más promesas, declaro que desde hoy queda abolido el tributo, esa exacción inventada por la codicia de los tiranos para enriquecerse a costa de vuestros sudores, y para degradar vuestras facultades físicas y mentales a fuerza de un trabajo excesivo. ¿Y seréis insensibles a los beneficios que yo a nombre de la Patria trato ahora de proporcionaros? ¿Olvidaréis también los ultrajes que habéis recibido sin número de manos de los españoles? No, no puedo creerlo: antes bien me lisonjeo de que os mostraréis dignos descendientes de Manco Cápac, de Guayna Cápac, de Túpac Yupanqui, de Paullo Túpac, parientes de Túpa Amaro, de Tambo Guacso, de Puma Cagua, Feligreses del Dr., Muñecas y que cooperaréis con todas vuestras fuerzas al triunfo de la expedición libertadora, en la cual están envueltos vuestra libertad, vuestra fortuna y vuestro apacible reposo, así como el bien perpetuo de todos vuestros hijos. Tened toda confianza en al protección de vuestro amigo y paisano el General José de San Martín.
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1.- Galasso Norberto, Seamos Libres, Colihue, Bs.As. 2000
2.- Chumbita Hugo, Hijos del País, Emecé, BsAs., 2004.
3.- Carta al diario La Nación, de Ramón Santamarina, tataranieto del general Alvear, BsAs, 2-7- 2000.
4.- Carta al diario La Nación, del Arq., Pablo Masllorens, BsAs, 11-7- 2000.
5.- Joaquina de Alvear y Quintanilla de Arrotea, Rosario, 22 de Enero de 1877, publicado por Hugo Chumbita y Diego Herrera Vegas en suplemento Zona del diario Clarín, Buenos Aires, 16-7-2000, y en El manuscrito de Joaquina, Buenos Aires, Catálogos, 2006.
6.- Mary Graham, manuscrito de 1821, publicado en facsímil por Editorial Barros Browne, De Don José de San Martín, Santiago de Chile, 2000.
7.- Benjamín Vicuña Mackenna, La memoria y la rehabilitación de San Martín en Chile , y 'El general San Martín en Europa. Revelaciones íntimas', en Obras completas de Vicuña Mackenna. Santiago. Universidad de Chile, 1938, tomo VIII, p. 423 y 382.
8.- José Pacífico Otero, Historia del Libertador don José de San Martín, Bruselas, s/d, tomo III, p. 226.
9.- Pastor Servando Obligado, J. Dose de Zemborain, El General San Martín en las Tradiciones de Pastor S. Obligado, 1950, p. 42 y 43.
10.- Alberdi Juan Bautista, El general San Martín en 1843, Obras Completas, BsAs, 1886-1887. p.335
11.- Jorge Sergi, Historia de los italianos en la Argentina, Buenos Aires, Editorial Italo-argentina, 1940, 2ª Parte, cap. 8, "El origen indio del General San Martín", p. 89-90.
12.-Tomado de Astesano Eduardo, Juan Bautista de América. Castañeda. 1979, pag160.
13.-
María Elena Báez, testimonio recogido por Hugo Chumbita en "La interminable espera de Rosa Guarú", suplemento especial de Página/12, Buenos Aires, 17 agosto 2000, y en El secreto de Yapeyú, Buenos Aires, Emecé, 2001.
14.- Chumbita Hugo, El Secreto de Yapeyú, Emece, 2001, BsAs.
15.- Lonko Killapán, O'Higgins es araucano, Santiago, 1978.citado por Chumbita, H. op.cit.2001
16.- Graham Mary, Diario de su residencia en Chile, 1923, p262-263, citado por Chumbita H., op.cit.2001
17.- Matorras Agustín H., 'Raíces del general San Martín', y Gárate José María, 'La biblioteca del General San Martín', en Largo Carballo A., 'Vida española del General San Martín, 1994, pags.22-23 y 210-211. Citado por Chumbita h., op.cit.,2001

Fuente: lafogata.org