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Medio Oriente - Asia - Africa

Empresas pesqueras europeas esquilman a los países africanos

Globalización playera

Gustavo Duch Guillot

Europa con sus grandes empresas pesqueras al frente (la noruega Nutreco y la gallega Pescanova) han dejado agotados nuestros caladeros. En los mares calientes y agonizantes sólo sobreviven las medusas. En las playas las niñas y niños se remojan con cuidado de no rozar estos bichos gelatinosos y urticantes. Los pescadores artesanales de nuestras costas, desde tierra firme, contemplan el mar con nostalgia.

Las mismas flotas europeas, con sus poderosos barcos, salen a la conquista de otros mares con el aliento y las ayudas económicas de fondos públicos estatales y europeos. Las paellas de los chiringuitos de la playa se aderezan en muchas ocasiones con langostinos de Mozambique de la marca Pescanova que controla el 40% de los langostinos que se pescan en Mozambique. La presencia de Pescanova en países empobrecidos es muy significativa: en Namibia, por ejemplo, se hace con 100 toneladas diarias de pescado. Es decir, en términos nutritivos, con medio millón de raciones de pescado diario. Pescanova podría estudiar un nuevo slogan publicitario: lo bueno sale gratis.

A mi gato le he comprado el nuevo producto de Nestle. Las latitas Gourmet Diamant de láminas de atún en delicado pastel de gelatina con langostinos enteros y pelados.

El pasado 26 de julio se firmó un nuevo convenio entre Marruecos y la Unión Europea que permite 119 licencias a la flota comunitaria. De éstas cien serán para España lo que significa un cupo adicional de 1.333 toneladas para la pesca industrial pelágica (anchoa, caballa y arenque). A cambio la Unión Europea pagará a Marruecos una compensación financiera de 36,1 millones de euros al año (144,4 millones en cuatro años). Por el momento no he podido averiguar que hará Hassan con este aguinaldo anticipado. Tal vez también le compra latas Gourmet a su gato. En Marruecos, Namibia y otros países africanos los pescadores artesanales no pueden ganarse la vida porque su mar ha sido vendido. Muchos de ellos ya han reconvertido su actividad económica. Ahora venden sus cayucos para que sus paisanos (o ellos mismos) crucen el Mediterráneo.

* Gustavo Duch Guillot es Director de Veterinarios sin Fronteras

  Fuente: lafogata.org