Medio Oriente - Asia - Africa
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Desde Damasco
Hay que escuchar a Hezbollah
Alberto Arce
Rebeli�n
La segunda guerra desatada por el Estado de Israel contra el L�bano nos ha
demostrado que su agenda pol�tica internacional contin�a marcada por el
unilateralismo, la militarizaci�n de cualquier posible negociaci�n con sus
vecinos, la falta de respeto m�s absoluta por las normas internacionales, el
apoyo incondicional de los Estados Unidos y la incapacidad y falta de voluntad
pol�tica de la Uni�n Europea para jugar un papel en la regi�n.
Nada nuevo bajo el sol en una tendencia que Israel acent�a desde su misma
creaci�n como estado en 1948 y que agita peligrosamente la explosiva coctelera
en la que Oriente Medio se encuentra atrapado. No se trata s�lo de que todos
sepamos ya que nadie puede pararles en su continua y agresiva huida hacia la
radicalizaci�n de los conflictos que mantiene abiertos sino que lamentablemente
estamos siendo testigos de c�mo el militarismo que su comportamiento transmite
alimenta ideas peregrinas y peligrosas sobre la viabilidad de Israel como Estado
en la regi�n -defendidas hasta hace poco tan s�lo por el Presidente iran�- y que
ser�n compartidas por sectores cada vez m�s amplios de la poblaci�n de los
pa�ses �rabes bajo la l�gica del "enemigo de mi enemigo es mi amigo". El
comportamiento del Estado hebreo, desde Palestina hasta el L�bano proyecta
visiones de destrucci�n hacia el lugar com�n, agresivo y tendente al
enfrentamiento armado, que alimenta un imaginario colectivo con argumentos cada
vez m�s consistentes contra Israel, los Estados Unidos, la Uni�n Europea y los
reg�menes dictatoriales �rabe-musulmanes que abiertamente les apoyan o cuando
menos callan ante sus desmanes como Egipto, Arabia Saud� o Jordania.
Desde los primeros d�as de la guerra no declarada del ej�rcito israel� contra el
L�bano, justificada seg�n el gobierno de Ehud Olmert por el ataque que la
milicia chi�ta de Hezbollah realiz� el 12 de julio contra un puesto militar
israel� en el que fallecieron 8 militares y fueron capturados otros dos, hemos
observado impotentes como dicho pa�s es reducido a escombros y se le obligaba
por la fuerza a retroceder varias d�cadas en su triste historia. En el lapso de
unos pocos d�as Israel ha buscado con su comportamiento que las iniciativas para
conseguir un alto el fuego que emerg�an de la comunidad internacional y de las
propias fuerzas pol�ticas libanesas fuesen respondidas con nuevas ofensivas de
Hezbollah, que no ha parecido dispuesto a tirar la toalla ni a dejarse derrotar
militarmente a menos que se debatiese sobre las causas reales del conflicto, que
no pasan por el secuestro de dos soldados de los que ya nadie se acuerda.
Por poner un par de ejemplos, el d�a 29 de julio el gobierno liban�s y Hezbollah
hab�an alcanzado, tras 18 d�as de agresi�n israel�, un acuerdo para el alto
fuego al que Israel respondi� con la masacre, posteriormente lamentada con gran
y falsa afectaci�n por gran parte de la comunidad internacional y reuni�n del
Consejo de Seguridad de UN de por medio, de m�s de 60 civiles en la localidad de
Qana. Hizbollah se compromet�a en dicho acuerdo -nunca plasmado- a respetar un
alto el fuego, devolver a los dos soldados jud�os capturados y permitir el
despliegue del ej�rcito liban�s en el sur del pa�s a cambio de la liberaci�n de
los prisioneros libaneses en manos de Israel -el m�s veterano detenido desde
hace 36 a�os- una negociaci�n sobre la retirada de las fuerzas de ocupaci�n
israel�es de las granjas de Shabaa, el retorno seguro de los civiles desplazados
a sus localidades de origen y la entrega de los mapas de localizaci�n de los
miles de minas antipersonales con las que Israel ha sembrado el sur de L�bano.
La contundente reacci�n del pueblo liban�s contra la masacre, expresada a trav�s
del asalto a la sede de Naciones Unidas en Beirut y la negativa del Primer
Ministro Sinoura a recibir a la Secretaria de Estado Norteamericana mientras
�sta no trajese un alto fuego en su cartera, explicit� que la idea de la
rendici�n ante Israel no pertenece al imaginario del pa�s del Cedro y que el
apoyo a la resistencia de Hizbollah aumenta a medida que el conflicto se
prolonga. Las �ltimas encuestas realizadas por el diario liban�s Daily Star
recog�an un nivel de apoyo que se acercaba al 85% pese a que desde el exterior
algunos pretendan sembrar la semilla de la discordia entre los libaneses
culpando a Hizbollah de la agresi�n israel�. Los libaneses, curtidos bajo una
ocupaci�n israel� de su pa�s que se prolong� durante 18 a�os reconocen y
respetan la labor pol�tica, social y militar de Hizbollah y dif�cilmente se
revolver�n contra el "Partido de Dios" que ha demostrado la coherencia de su
comportamiento a lo largo de los �ltimos a�os.
Tan solo unos d�as antes, el d�a 25 de julio, mientras comenzaba a extenderse la
idea de que un alto el fuego podr�a alcanzarse a trav�s del despliegue de una
fuerza multinacional a lo largo de la frontera entre los dos pa�ses, Israel
asesinaba a cuatro observadores internacionales despu�s de que el Tsahal fuese
advertido en m�s de diez ocasiones de que estaba bombardeando una posici�n de
observaci�n de las Naciones Unidas. Paralelamente Ehud Olmert le ped�a a Koffi
Annan que la organizaci�n de la que es Secretario General, procediese a la
evacuaci�n de civiles de todos aquellos pueblos que consideraba bases de
actuaci�n de la milicia de Hizbollah. Naciones Unidas, que no es capaz de
convencer a Israel para que permita la existencia de corredores humanitarios o
garant�as de protecci�n de los civiles, decidi� no asumir tal misi�n ante el
riesgo que corre, a medida que pasa el tiempo, de ser se�alada como brazo
ejecutor involuntario de la pol�tica israel�.
Israel ha asesinado a m�s de un millar de civiles libaneses, ha utilizado bombas
de fragmentaci�n y de f�sforo blanco, ilegales seg�n todas las convenciones
internacionales, ha destruido casi en su totalidad las infraestructuras del pa�s
(aeropuerto, puertos, carreteras, puentes, centrales el�ctricas, potabilizadoras
de agua) ha provocado uno de los mayores �xodos de refugiados de los �ltimos
a�os, ha asesinado a casi 200 civiles en la Franja de Gaza tan s�lo durante el
mes de julio y ha dejado claro, por si a alguien le quedaban dudas, que la m�s
m�nima reacci�n palestina o libanesa contra la ocupaci�n de territorios o la
detenci�n de miles de prisioneros �rabes en la c�rceles israel�es, ser�a
respondida con toda la fuerza militar que Israel puede utilizar y sin el
ejercicio de la m�s m�nima contenci�n humanitaria, siempre con el apoyo
incondicional de los Estados Unidos y la silenciosa connivencia de la Uni�n
Europea.
Los titulares de la prensa de ayer y hoy, 6 y 7 de julio, recogen, en este
contexto, lo que en castellano se denomina "hacer el papel�n"; la pat�tica
impostura de las potencias implicadas, principalmente Estados Unidos y Francia.
Pretenden convencernos de que se ha abierto la ventana de la paz y la
oportunidad para lo que ellos llaman el "cese de hostilidades" nueva
denominaci�n en la neolingua orwelliana de lo pol�ticamente correcto utilizada
para igualar a los contendientes de una salvaje guerra de agresi�n decidida
unilateralmente por Israel. Creen que el hecho de que dos pa�ses con intereses
en la regi�n, Estados Unidos y Francia, se hayan puesto de acuerdo entre ellos
sobre una f�rmula para el alto el fuego que no tiene el apoyo ni de Hezbollah ni
del gobierno liban�s significa algo diferente a la culminaci�n de la complicidad
vergonzante de la comunidad internacional con Israel. Pretenden imponerle al
L�bano, desde las Naciones Unidas, una soluci�n que legitima la ocupaci�n
israel� del sur del pa�s, el desarme de quienes sus compatriotas consideran unos
h�roes en la lucha contra Israel y adem�s, la presencia de una fuerza
internacional que garantice la seguridad de Israel sin mencionar la m�s m�nima
concesi�n al pueblo que est� sufriendo la agresi�n israel� en una proporci�n de
nueve muertos libaneses por cada muerto israel�.
Esta guerra se alarga ya casi un mes. Desde el primer d�a se habl� de que
durar�a unas semanas, probablemente el tiempo que los generales israel�es
calcularon que durar�a una operaci�n que borrase a Hezbollah del mapa. Ahora ya
han comprobado que se equivocaban. Hezbollah no se va a rendir y tampoco la van
a derrotar a menos que ocupen el pa�s por tierra con miles de soldados, durante
un per�odo de tiempo consistente y con un alto n�mero de v�ctimas entre los
hombres del Tshal. Tienen la experiencia de lo sucedido durante la d�cada de los
90 en ese mismo territorio y con los mismos contendientes. Y tuvieron que irse
debido a la feroz resistencia de los habitantes del sur del R�o Litani y las
cada vez m�s intensas manifestaciones contra la guerra que ocupaban las plazas
de Tel Aviv.
Quien quiera que se arregle la situaci�n debe remangarse la camisa, armarse de
valor y sentarse en la mesa con Hezbollah, escuchar sus leg�timas peticiones,
que son las del L�bano en su pr�ctica totalidad, y hacerle entender a Israel que
le esperan d�as de sufrimiento si decide no cejar en su autodestructivo y
militarista empe�o.
Fuente: lafogata.org