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Medio Oriente - Asia - Africa

Israel quiere apoderarse del agua de Cisjordania

Nuevo Amanecer

El Muro del Apartheid israelí no está sólo confiscando la tierra palestina, sino también sus recursos acuíferos, especialmente en Cisjordania, donde la disputa por el agua es también una lucha por la supervivencia. Israel controla alrededor del 75% de los recursos acuíferos palestinos en una región donde las lluvias resultan poco frecuentes y el agua es ya un recurso estratégico y va a convertirse probablemente en un elemento fundamental en el conflicto entre israelíes y palestinos por la tierra. La ocupación israelí de Cisjordania, los puntos de control, los ataques aéreos, la confiscación de tierras, los arrestos y el Muro: todo esto representa un obstáculo fundamental a los proyectos de desarrollo, especialmente en el sector del agua. En realidad, el problema podría empeorar. Con el incremento previsto de la población en los territorios palestinos ocupados, Israel y Jordania hasta los 24 millones hacia el año 2020, la región necesitará de 1.000 a 1.500 millones de metros cúbicos extra de agua cada año.

Israel y los asentamientos judíos consumen aproximadamente el 80% del agua contenida en los acuíferos de Cisjordania. Además, Israel utiliza el agua de los ríos Jordán y Banyas, que fluyen respectivamente a través de los territorios ilegalmente ocupados de Cisjordania y los Altos del Golán. En contraste, en los territorios palestinos, que dependen de la agricultura, la falta de agua constituye un serio problema. En la actualidad, sólo el 5% de la tierra palestina es de regadío. Según la agencia AFP, en la ciudad de Nazlet Isa, en el norte de Cisjordania, el Muro del Apartheid ha dejado seis hogares aislados en el lado israelí junto con el rico acuífero subterráneo. Un sistema especial de tuberías para acceder al agua desde el lado palestino ha sido finalmente construido con el permiso israelí, pero el acceso inmediato y el control ha pasado a las manos israelíes. Israel está también extrayendo cantidades de agua cada vez mayores de las fuentes subterráneas que abastecen a las ciudades palestinas de Yenín, Jericó y Qalqiya.

Cabe señalar que este comportamiento israelí viola el acuerdo de paz de 1995 firmado por el gobierno de Israel y la Autoridad Palestina. Este acuerdo estipulaba también que los dos lados debían compartir el agua del Río Jordán y sus fuentes subterráneas y no podían obstaculizar los esfuerzos de la otra parte para construir infraestructuras. En realidad, una solución equitativa al problema del agua será la que determine en última instancia el éxito o el fracaso del proceso de paz de Oriente Medio, porque este proceso se refiere tanto al agua como a la tierra. De este modo, no puede haber un tratado de paz entre Israel y Siria o entre Israel y Palestina sin un previo acuerdo dirigido al reparto y distribución de los escasos recursos acuíferos de la región.

Por otro lado, los ataques israelíes contra las ciudades de Cisjordania han dañado las infraestructuras palestinas. En la actualidad, un tercio del agua para consumo humano está contaminada por aguas residuales y muchas personas caen a menudo enfermas por este hecho. Estas personas sufren fiebre, diarreas y dolores estomacales. Según fuentes palestinas, una alta proporción de niños recién nacidos fallecen debido a infecciones procedentes del agua. Los desechos agrícolas e industriales de los asentamientos judíos han acelerado también este proceso de contaminación del agua. Los residentes palestinos acusan a los colonos de arrojar residuos tóxicos a las tierras palestinas, en actos que pueden ser calificados como de "terrorismo medioambiental."

"La ruta del Muro se ajusta a la localización de los recursos acuíferos y sitúa estos convenientemente en el lado israelí," señala Elisabeth Sime, directora de la organización humanitaria CARE International. Los palestinos se muestran de acuerdo en que el Muro ha sido construido no sólo para delimitar la frontera de Israel, sino también para confiscar deliberadamente los recursos acuíferos. "Con el Muro, los israelíes buscaban claramente apropiarse de los recursos acuíferos," declaró Hind Jury, un antiguo ministro palestino responsable de Jerusalén y en la actualidad embajador palestino en París, a AFP. "Sin agua no hay vida. La política israelí ha sido siempre la de empujar a los palestinos hacia el desierto," añadió.

Abdul Rahman Tamimi, director del Grupo Hidrológico Palestino, cree también que la coincidencia de la ruta del Muro con la situación de los acuíferos de la región no es una casualidad. "El Muro separa a algunas comunidades de sus únicas fuentes de agua, impide a los camiones cisterna circular y eleva los precios," señaló. En Qalqilya, en el norte de Cisjordania, unos 20 pozos, o sea el 30% de los recursos acuíferos de la ciudad, se han perdido a causa del Muro, señaló Tamimi.

De este modo, centenares de miles de palestinos se han visto obligados a comprar agua a los camiones cisterna para beber e incluso para irrigar sus tierras, aunque muchos de ellos apenas pueden permitirse tal gasto, que equivale aproximadamente a un 20% de sus ingresos anuales. En Cisjordania, el 40% de la población dispone de unos 40 litros de agua al día, es decir, una cuarta parte de la media del consumo humano. La Autoridad Palestina ha tenido también que gastar unos 600 millones de dólares en agua en los pasados ocho años y planea gastar otros 700 millones más en los próximos siete. Los palestinos denuncian que los israelíes están robando su tierra y agua con el fin de obligarles a abandonar sus tierras y emigrar a otros países. Se trata, de este modo, de una limpieza étnica silenciosa.

http://www.revistaamanecer.com/spanish/ViewArticle.asp?ArticleID=724&CategoryID=6.          

Fuente: lafogata.org