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Finaliza histórico paro de estudiantes
Gustavo González
IPS
La Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES) resolvió este viernes
poner fin a los paros y ocupaciones de colegios, tras un mes de movilizaciones
que conmovieron a Chile y dejaron en evidencia la crisis de un sistema
educacional inspirado en criterios de mercado.
Desde Jamaica, donde se encuentra en la segunda escala de una gira al exterior
iniciada en Estados Unidos, la presidenta Michelle Bachelet expresó su
satisfacción por el acuerdo de la ACES, una organización estudiantil que
literalmente mantuvo en jaque a su gobierno en las dos últimas semanas.
"Estoy muy contenta (por el fin de la huelga) porque ahora vamos a continuar
trabajando por lo que es importante en el país, que es mejorar la calidad de la
educación", señaló la mandataria socialista que gobierna con una coalición de
cuatro partidos de centroizquierda.
María Jesús Sanhueza, una de las portavoces de la ACES, precisó que si bien unos
700.000 estudiantes secundarios volverán a clases el martes tras el feriado del
próximo lunes, se mantendrán en estado de movilización para exigir el
cumplimiento de sus demandas.
Los "pingüinos", como se apoda a los adolescentes de la enseñanza media en
alusión a sus uniformes, se mantendrán alertas frente al trabajo de un Consejo
Asesor de la Presidencia que propondrá medidas de mejoramiento de la educación,
creado por Bachelet el miércoles último.
En este cuerpo, de 73 miembros, los estudiantes secundarios y universitarios
contarán en conjunto con 12 representantes. Los restantes pertenecen a diversas
organizaciones académicas, confesionales, profesionales y sociales, entre los
cuales se estima que priman tendencias afines al liberalismo económico..
Se mantendrá así latente un posible rebrote del conflicto en la medida en que
este consejo asesor no apueste a reformas profundas de la LOCE (Ley Orgánica
Constitucional de Educación), cuya derogación fue la principal bandera de lucha
de los estudiantes.
Esta ley, que rige para el sistema educacional que cubre a 3,5 millones de
alumnos de enseñanza básica y secundaria y a otros 800.000 de la enseñanza
superior, fue promulgada por el entonces dictador Augusto Pinochet el 10 de
marzo de 1990, un día antes de la entrega del gobierno al presidente democrático
Patricio Aylwin (1990-1994).
Bajo la premisa de la libertad de enseñanza, la LOCE consagró los criterios de
mercado que aplicó la dictadura al sistema educacional, con la creación de
colegios particulares con subvención estatal y el traspaso a los municipios de
los colegios del Estado nacional en una política de descentralización..
La LOCE posibilitó igualmente una multiplicación de las universidades privadas,
cuyo número supera actualmente al de los planteles de dependencia estatal.
El movimiento de los estudiantes secundarios generó hasta la semana pasada una
corriente mayoritaria de simpatía entre los 15,6 millones de chilenos y contó
con el decidido respaldo de las principales federaciones de universitarios, del
Colegio de Profesores y del vasto mundo de las organizaciones sociales.
El lunes último la ACES convocó a un segundo paro nacional, que si bien tuvo
alta adhesión se vio empañado por actos de violencia y saqueos de comercios en
Santiago y otras ciudades, protagonizados por activistas de grupos de extrema
izquierda y por personas de barriadas marginales.
El día 1 de este mes, Bachelet había acogido varias de las demandas más
inmediatas, como la ampliación del horario de tarifa rebajada en los transportes
públicos para los estudiantes, el mejoramiento de infraestructura y la
subvención del pago de la prueba de ingreso a la universidad para los hijos de
familias de bajos ingresos.
En medio de los primeros síntomas de desgaste y división de la ACES y en
vísperas de su viaje al exterior, el miércoles la presidenta nombró a la mayoría
de los miembros del consejo asesor, dejando los 12 cupos para los representantes
estudiantiles, con lo cual el gobierno retomó la iniciativa en el conflicto.
Juan Carlos Herrera, otro de los portavoces de la ACES, admitió este viernes que
la decisión de poner fin a los paros se debió al desgaste del movimiento y al
cansancio de sus protagonistas, pero no descartó que en el futuro haya un
rebrote de las protestas si las autoridades no acceden a sus demandas.
Herrera confirmó que el martes 13 enviarán a sus representantes a la reunión
constitutiva del consejo asesor, con la intención de crear un bloque dentro de
ese ámbito junto con las organizaciones sociales, aunque reiteró que en términos
generales ese organismo carece de "verdadera representatividad".
En el balance global, si bien la ACES alcanzó parcialmente sus reivindicaciones,
el impacto social y político del movimiento desbordó las expectativas de sus
líderes en cuanto develó las razones profundas de una crisis del sistema
educacional, que va más allá de los enfoques tradicionales sobre el gasto
público para el sector.
Los dirigentes de este movimiento secundario nacieron después de la restauración
democrática de 1990. Estos adolescentes de la generación post-dictadura
desafiaron el conformismo de sus mayores en un país que se considera exitoso por
su buen desempeño macroeconómico, advirtieron numerosos analistas.
Uno de los rasgos más destacables de esta camada de líderes es la diversidad
política de sus integrantes, identificados tanto con los comunistas y otras
expresiones de la izquierda extraparlamentaria, como con la gobernante coalición
de centroizquierda y hasta con partidos de la oposición derechista.
La democracia directa en sus asambleas fue clave para la conducción de este
movimiento y para legitimar la justicia de sus reivindicaciones, según
admitieron tanto la presidenta Bachelet como los dirigentes políticos de todos
los sectores.
Los estudiantes están ahora a la expectativa, en tanto esa adhesión tendría que
traducirse en un amplio acuerdo político para derogar o reformar profundamente
la LOCE, que por su carácter de ley constitucional solo puede ser enmendada o
anulada con el voto de los dos tercios del parlamento.
"Tanto la génesis como el desarrollo del conflicto, más allá de los problemas de
la educación, han sido objeto de un tráfico político y mediático propio de los
fenómenos sociales de alta visibilidad", dijo a IPS el sociólogo y académico de
la Universidad de Chile Juan Francisco Coloane.
En torno al conflicto hubo dos movimientos políticos simultáneos, según Coloane.
"Primero, una intensa movilización política de los partidos que apoyan al
gobierno para detener el crecimiento del movimiento y al mismo tiempo blindar a
la presidenta. Segundo, el uso, a veces desmedido y desleal con los intereses de
los estudiantes y del país, de la coyuntura para atacar al gobierno por parte de
la oposición de derecha", señaló.