VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica

Extradiciones por caso Berríos son "el Plan Cóndor al revés"

El senador tupamaro Eleuterio Fernández Huidobro se opone a la extradición a Chile de tres militares por el caso Berríos. Afirmó que en todo este caso hay un ataque a la soberanía nacional y sostiene que si son culpables, los uniformados deberían cumplir cárcel en Uruguay. Se ha tejido una "gigantesca mentira" pero, dijo, "el mamarracho de los noventa" no podía terminar de otra manera.

Emiliano Cotelo
En perspectiva", radio El Espectador

La semana pasada la Suprema Corte de Justicia (SCJ) habilitó la extradición a Chile del coronel retirado Tomás Casella, el coronel en actividad Wellington Sarli y el capitán en actividad Eduardo Radaelli por su presunta vinculación con la muerte de Eugenio Berríos, un químico chileno, ex agente secreto de la dictadura de Augusto Pinochet, cuyo cadáver, con dos balazos en la cabeza, apareció en las playas de El Pinar en 1995. La justicia chilena ya procesó en ausencia a los tres militares uruguayos, a los que les tipificó los delitos de "secuestro" y "asociación ilícita".
Mientras el presidente Tabaré Vázquez reafirmaba que respetaría lo que la Justicia resolviera, el fallo de la SCJ, aprobado por unanimidad, provocó un verdadero torbellino en las Fuerzas Armadas y también en el ambiente político. 
De un lado, la extradición fue elogiada por la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y por dirigentes de varios sectores del Frente Amplio (FA). En la vereda de enfrente, coincidieron en el rechazo, por ejemplo, el Foro Batllista, el diputado Daniel García Pintos, el Herrerismo, el Centro Militar, el Círculo Militar. Lo que más sorprendió a algunos es que también rechazaron la decisión de la Corte, los principales dirigentes del MLN Tupamaros, entre ellos Julio Marenales y Eleuterio Fernández Huidobro, que llegaron a sostener: "Volvemos a sufrir un golpe a nuestra soberanía, esta vez por parte de Chile".
¿Cuáles son las razones del MLN en este debate? ¿Cuánto inciden en esa postura las relaciones de los tupamaros con la logia militar Tenientes de Artigas? ¿Cómo se procesará este asunto dentro del oficialismo?
Vamos a conversarlo con el senador Fernández Huidobro.

Senador Fernández Huidobro, ¿por qué usted discrepa con la decisión de la SCJ que franquea la extradición a Chile de Casella, Sarli y Radaelli?
ELEUTERIO FERNÁNDEZ HUIDOBRO:
Yo respeto la decisión de la Corte, respeto a sus miembros, me merecen la mejor opinión y entiendo que debe ser acatada la decisión. Pero me reservo el derecho, como cualquier ciudadano y también como cualquier senador, a hacer valoraciones críticas. Que no van dirigidas fundamentalmente contra la Corte, por algún intríngulis jurídico, según me han explicado algunos que de esto saben, la Corte casi no tenía más remedio que decidir lo que decidió. Aplico normas de sentido común, más que de sentido jurídico.
Estos oficiales, en especial los oficiales que en aquel entonces, cuando los hechos se produjeron, en el 92, 93, eran oficiales subalternos –me refiero a Sarli y Radaelli, no así Casella, que ya en aquel entonces era coronel; hago la diferencia porque el coronel estaba en condiciones de dar órdenes, pero los oficiales subalternos sólo estaban en condiciones de recibirlas y cumplirlas– ya fueron juzgados acá durante 13 años, diría que deben haber sido los únicos militares –y aun más, en actividad– que concurrieron a los juzgados, fueron sometidos a la investigación correspondiente. Investigada la posibilidad de haber participado en un secuestro, investigada la posibilidad de haber participado en un homicidio, y ese expediente –voluminoso si los hay, tal vez el más largo en el tiempo de la historia– fue archivado. Su archivo fue pedido en 2003 y vuelto a pedir hace bien poco, fue archivado.
Además en materia de extradición, la Justicia que primero tomó cartas en este asunto fue la uruguaya, que investigó los hechos que la justicia chilena quiere investigar ahora. Por lo tanto ya desde ese ángulo esto parece bastante desacertado.
Hay además registrados en ese voluminoso expediente un cúmulo enorme de graves irregularidades y la constancia de que agentes chilenos perpetraron acá en Uruguay en una cantidad de abusos y avasallamientos que lesionaron nuestra soberanía.
EC - Me gustaría profundizar en esto último enseguida, pero volviendo a lo que usted señalaba hace unos minutos, usted recordaba que estos tres oficiales fueron juzgados acá y que la causa fue archivada, y usted ha dicho en otras declaraciones que según el tratado Uruguay-Chile, Casella, Radaelli y Sarli no podrían ser extraditados.
EFH - A mi juicio no, porque, repito, la Justicia intervino e intervino antes de que haya intervenido la Justicia chilena. Eso en materia jurídica creo que se llama prevención, es algo así como precedencia, está bien extraditar cuando una persona en el lugar donde vive no es juzgada.
EC - El ministro de la SCJ Leslie Van Rompaey, que fue uno de los firmantes de este fallo, que salió por unanimidad, defendió la decisión en particular en este aspecto y dijo que no hay ninguna contradicción en este sentido de la Justicia uruguaya.
(Audio)
"LESLIE VAN ROMPAEY:
Se archiva la causa, la investigación presumarial relativa a un homicidio, al homicidio de Berríos, cuyo cadáver apareció en Uruguay, y el pedido de extradición es por el delito de asociación para delinquir. O sea que no hay ninguna contradicción".

(Fin del audio)
EC - ¿Qué dice usted de ese argumento?
EFH - Es evidente, hay otra biblioteca jurídica que dice que el secuestro fue para el homicidio, el homicidio es una consecuencia natural del secuestro. Cuando los oficiales uruguayos fueron encausados acá ni siquiera se sabía que había habido un homicidio, fueron encausados por asociación ilícita y secuestro. Lo más grave de todo esto es que se demostró que no hubo secuestro, hubo una cosa más grave y mucho más preocupante.
Quiero aclararle también que toda la información que yo manejo es del dominio público, yo no manejo ninguna información secreta, confidencial; se han escrito hasta libros sobre esto y está todo al alcance de cualquier persona que tenga la paciencia y la afición de averiguar esto. Tanto acá como en Chile son informaciones de acceso público y si yo me he preocupado un poco por esto desde el comienzo, cuando además era apenas un aprendiz de periodista, con pésimos resultados, fue por eso mismo, no era ni senador ni nada, pero le di seguimiento desde aquel comienzo, porque el asunto era realmente preocupante. Lo que hubo fue algo peor que un secuestro.
EC - ¿Qué fue lo que hubo? ¿A qué se refiere?
EFH - Dos democracias, dos gobiernos democráticamente electos, gente perteneciente a sus instituciones normales, trasladaron con documentación clandestina, con documentación falsa proporcionada por esas mismas instituciones a varios chilenos –no sólo a Berríos– a Argentina y a Uruguay. Primer asunto en el que Chile nos mete en un lío y lesiona nuestra soberanía, ya de entrada.
EC - Usted se está refiriendo a sucesos ocurridos en 1992, 1993; Chile era ya una democracia.
EFH - Sí, sí, y Uruguay también. Lo señalo por lo siguiente, porque si hubiera habido regímenes de facto podría alegarse "en el medio de ese gran desorden institucional, gente de esas dictaduras pueden mandarse una cosa por la libre, por su cuenta". No, no, en ambos países la cadena de mando es nítida: presidente de la República, mando superior de las Fuerzas Armadas actuando con el ministro o con el Consejo de Ministros; ministro de Defensa, comandante en jefe del Ejército; general a cargo de esas operaciones. En aquel entonces: Luis Alberto Lacalle, el ministro de Defensa, Modesto Rebollo, teniente general y comandante del Ejército y general Aguerrondo, que además en el Juzgado de Pando declaró que él dio las órdenes. Sin embargo él no es extraditado, ninguno de estos es extraditado. Claro, obviamente, si se llega a pedir la extradición de cualquiera de estos se armaría un escándalo mayúsculo. O Uruguay podía haber pedido la extradición del presidente de Chile, el ministro, los generales, etcétera.
Chile perpetró ese ataque a nuestra soberanía sustrayendo de la Justicia chilena a varias personas, algunas por violación de Derechos Humanos en el pasado y otras, como es el caso de Berríos, además por tráfico de drogas y estafa, delitos absolutamente comunes, pero que hacían que unos poderosos traficantes de drogas lo estuvieran buscando para matarlo, y ahí estaban metidas también la DEA y la Embajada de Estados Unidos. Además, antes de los sucesos de Parque del Plata los testigos, ciudadanos uruguayos comunes y corrientes, vecinos de los apartamentos donde vivía y vivió Berríos dicen que ellos no lo vieron nunca secuestrado, que él se movía como Perico por su casa y que cuando lo vieron acompañado por alguien, fueron siempre chilenos. Hacía gestiones en la Embajada de Chile, al punto que Chile sancionó a funcionarios diplomáticos chilenos por haber atendido a Berríos acá, cuando estaba solicitado por la Justicia chilena y destituyó a una funcionaria de la Embajada de Chile en Uruguay porque lo declaró así. Acá se compraron testigos, se falsificaron documentos de inmigración de Chile.
EC - Ahí entramos a la parte de las irregularidades de las que usted hablaba hace unos minutos. ¿Cuándo se compraron testigos?
EFH - Se les ofreció dinero a testigos que habían declarado en este tipo de cosas para que cambiaran sus declaraciones. Eso está todo estampado en el expediente de Pando, está todo denunciado, fue denunciado oportunamente. Y la falsificación de los documentos de inmigración chilenos, que fueron proporcionados por la Policía chilena a la Justicia uruguaya, se comprobó.
EC - Usted está hablando de dos niveles de irregularidades; mejor dicho, de irregularidades que se habrían dado en dos épocas distintas, una en la época en que Berríos estaba en Uruguay custodiado o secuestrado –vamos a ver cuáles son los términos apropiados–, pero también habla de irregularidades que funcionarios chilenos habrían cometido acá…
EFH - A lo largo de 13 años.
EC - …a lo largo de estos 13 años, mientras tenían lugar las investigaciones judiciales.
EFH - Exactamente. No olvidemos nunca que no fue Uruguay el que llevó clandestinamente a Chile a ninguna persona sino que fue Chile quien trajo a Uruguay clandestinamente a unas personas. Ahí hay un ataque a nuestra soberanía.
EC - Curiosamente desde los centros militares se acusa a un compañero de bancada suyo, el senador Víctor Vaillant, que pertenece, igual que usted, al Espacio 609, de haber protagonizado algunas de las presiones a testigos. Vaillant, según se sabe, fue uno de los miembros del gobierno que colaboraron con las gestiones que hizo en Uruguay por este caso la senadora chilena Carmen Frei.
EFH - Sí; eso se lo tendrá que preguntar usted a mi querido compañero Vaillant, que en aquel entonces integraba la Comisión Uruguay Transparente y por lo tanto tomó intervención en este asunto ante las denuncias de que aquí no se estaban realizando las investigaciones como correspondía. Pero yo no quiero entrar a comentar aquí las declaraciones del Centro Militar, en primer lugar porque no me gustan, me dan miedo las asambleas de militares, y me dan miedo también las declaraciones de los militares. Ese es otro problema, harina de otro costal. Yo me estoy ciñendo a las críticas que me merece la situación que se está creando.
***
EC - Llamó mucho la atención que su postura crítica, aplanadoramente crítica a la posibilidad de esta extradición, coincidiera en algunos casos hasta textualmente en los argumentos con
posiciones de los clubes de retirados militares –el Centro Militar y el Círculo Militar–, pero también, por ejemplo, con el diputado Daniel García Pintos, con el Partido Colorado, con el Foro Batllista. ¿Cómo observa esa circunstancia?
EFH - Como una cosa pintoresca de la que no tengo la culpa y que no tiene la más mínima significación respecto del tema de fondo que estamos discutiendo.
EC - Una interpretación que ha circulado es que acá están de por medio las sutiles relaciones que el MLN tiene desde hace mucho tiempo con la Logia de los Tenientes de Artigas.
EFH - Ese es un lindo invento descalificante, que busca ser descalificante, perpetrado por primera vez por el diario La República, al otro día de que yo hiciera las primeras declaraciones respecto de este tema, que me puso en la misma página donde se comentó la posición de la Logia de los Tenientes de Artigas traída de los pelos, y después lo han seguido haciendo otros efectores de la comunicación uruguaya. Acá hay una operación de linchamiento (con) el que discrepe con lo que se hizo… y con muy malos procedimientos.
EC - ¿Usted entiende que está siendo linchado?
EFH - Sí, si de alguna manera todos quienes opinan en contra de lo que resolvió la Corte no se vacila en utilizar ningún tipo de procedimiento; me sacaron una foto junto con García Pintos, como si eso tuviera algo que ver con la cuestión de fondo que se está discutiendo. Ahora usted mismo me pregunta sobre las coincidencias. Yo tengo muchas coincidencias y muchas discrepancias acá en el Parlamento por temas de la más variada naturaleza con García Pintos, con el Foro Batllista y con los blancos, sin embargo nadie lo comenta. En este caso es pintoresco.
Lo otro, algo de la interna militar conozco porque estoy obligado a conocer desde que estoy en la Comisión de Defensa y desde que es un tema muy importante en Uruguay. No debe haber hoy en el seno de las Fuerzas Armadas –esto se lo aseguro– una unanimidad de todas las logias que ahí actúan, que son muchas, incluso la más poderosa no es la que usted mencionó, y también de los demás oficiales que no pertenecen a ninguna de las logias que actúan en el seno de las Fuerzas Armadas, unanimidad con relación a esta valoración, así que en todo caso yo estoy aliado en esto con la enorme mayoría de la oficialidad de las tres armas. Eso no se dice sino que se hace una especie de invento con relación a esto, medio aterrorizante, que no tiene nada que ver con la cuestión de fondo, se distrae, para que usted en vez de estar hablando de la extradición… mire de lo que estamos hablando, se distrae a la opinión pública, se le niega a la opinión pública el conocimiento de los problemas.
EC - Pero sobre lo que dicen el Círculo Militar y el Centro Militar, que en su comunicado señalan, por ejemplo: "esta decisión –la extradición– podría inscribirse en una escalada de un proceso de deterioro institucional que compromete la existencia misma de nuestras Fuerzas Armadas, exponiendo a riesgos la paz pública y la seguridad de nuestro Estado Nación". ¿Usted comparte la advertencia?
EFH - No, de ninguna manera. Ya le dije que me dan miedo las asambleas militares. Me gustan todas las asambleas menos las de los militares, creo que los militares no tienen que hacer asambleas. En la interna militar hay un viejo dicho que dice "militar que la piensa, la caga". Y generalmente sucede, he comprobado que sucede. Y también me asustan las declaraciones. Comparto todo lo que ha dicho Bayardi respecto de esto, me afilio totalmente a sus palabras respecto de esto, y creo que, justamente, debemos hacer todos un esfuerzo para que la relación entre la sociedad y las Fuerzas Armadas, entre el sistema político civil y las Fuerzas Armadas, sea lo más normal posible. Y hay cosas como esta que estamos comentando, la de fondo, la que no estamos comentando porque estamos hablando de otros temas, que entre otras de las consecuencias que tienen está que lesionan… Porque hay cosas de sentido común; yo soy partidario de que si estos oficiales son culpables de lo que se los acusa vayan presos, obviamente, pero creo que eso lo tiene que decidir la Justicia uruguaya, no la chilena.
EC - A eso iba, porque sobre el tema de fondo, sobre los hechos, usted algo ya señaló, pero me gustaría que nos detuviéramos allí ahora. Lo cierto es que en 1992 Eugenio Berríos estaba requerido por la Justicia de su país y el 15 de noviembre de ese año se presenta en la comisaría de Parque del Plata, muy alterado denuncia que Pinochet lo quiere matar para que no testimonie en su contra en los juzgados de su país; Berríos agrega que se encuentra secuestrado por militares chilenos y uruguayos; poco después llega a ese lugar el capitán Eduardo Radaelli, en cuya casa vivía Berríos por esos días, allí en esa zona de Canelones; Radaelli y otros oficiales del Ejército realizan gestiones para llevárselo; el jefe de Policía de Canelones de la época, el coronel retirado, Ramón Rivas, llega más tarde a la comisaría y dispone que Berríos sea entregado a los militares uruguayos que lo estaban reclamando. Estos hechos no se conocen inmediatamente, se conocen recién en junio de 1993, para ese momento ya no se conocía el destino de Berríos, era un misterio qué había pasado con él, algunas versiones sostenían que se había ido del país y que se encuentra en Europa, pero en abril de 1995 su cadáver es encontrado en la playa de El Pinar y su cráneo presenta dos impactos de bala; luego se confirmaría que habría muerto entre enero y abril de 1993, o sea, unos meses después de aquella fugaz presencia en la comisaría de Parque del Plata.
La pregunta que le quería hacer y que le hacen varios oyentes en este momento…
EFH - Sí, pero usted dijo una cantidad de cosas muchas de las cuales no son exactas.
EC - Claro…
EFH - Yo las acepto en este relato que usted hizo, rapidísimo, que es justamente lo que hay que discutir. Se olvidó de decir, por ejemplo, que el coronel retirado Rivas, jefe de Policía de Canelones, por lo tanto hombre de confianza política del gobierno, arrancó la hoja de novedades de la comisaría para que se borrara todo vestigio de esto. Es impensable que un capitancito del Ejército –en ese caso Radaelli– le ordenara a nada menos que un coronel retirado y nada menos que un jefe de Policía de confianza política del gobierno que hiciera eso. Segundo, el que concurre a la comisaría de Parque del Plata es un tal Tulio Orellana, y ahí le dice al comisario que él no es Tulio Orellana, como reza en su documento falso, sino que es Berríos, él ahí blanquea su verdadera identidad en Uruguay, como usted bien usted dice, de esto se toma conocimiento, todos tomamos conocimiento mucho después gracias a un anónimo de los policías de Canelones, porque esto había quedado todo tapado. Y esto es grave, nos tuvimos que enterar todos, yo no era ni diputado ni senador, pero los diputados y senadores recibieron y la prensa también anónimos de humildes policías de Canelones, porque esto se había tapado todo y estábamos bajo un gobierno democrático. Esto ya es grave, por eso le digo, acá hay algo más grave que un simple secuestro, es muy grave.
Ahora se quiere arreglar todo este chanchullo, muy grave, con una extradición de los que en aquel entonces eran los oficiales subalternos. Ahí no aparecía Sarli para nada, apareció en esta causa añares después, traído de los pelos por un testigo chileno desde Chile que estuvo alojado en este país junto con Berríos en la casa de Sarli con su ex mujer y sus hijos, alojado dos años. Y es falso que fue un misterio lo que pasó después con Berríos porque quedó demostrado en el Juzgado de Pando con testigos uruguayos, ciudadanos comunes y corrientes, vecinos de su apartamento de la calle Buxareo casi Echevarriarza, que él después de lo de Parque del Plata andaba como Perico por su casa por las calles de Montevideo, hacía los mandados, iba, entraba, salía. No es misterio lo que pasó después, estaba vivo y coleando. Y tampoco es exacto…
EC - Lo que yo decía era que en el momento en que se conocen todos los sucesos de Parque del Plata, en ese momento Berríos ya había desaparecido.
EFH - No es exacto tampoco que la fecha de su muerte haya sido enero del 93, los antropólogos dicen un año, un año y medio antes de que fuera encontrado, lo cual hace que la fecha probable más próxima a los sucesos de Parque del Plata, de la muerte de Berríos, fuera un poco después. Con lo que el homicidio perpetrado supuestamente por parte de alguno de estos oficiales subalternos del Ejército uruguayo en algunos de los casos es imposible porque uno de ellos estaba en el Congo. Hay que ver el expediente de Pando, que es escandaloso, es un expediente escandaloso. Se parece a un expediente de la vieja justicia militar, pero al revés, con los papeles cambiados.
EC - Lo que sí está bastante claro es que estos militares del Ejército alguna vinculación tuvieron con todos los procedimientos que vinculaban a Berríos con territorio uruguayo en operación venida desde Chile.
EFH - Sí, con un tal Tulio Orellana, que según sus mandos era un experto en armas al que le tenían que dar alojamiento. Qué operación de inteligencia truculenta. Ahí hay cuestiones de sentido común: ¿lo lleva a la casa del padre en Parque del Plata? Por favor, yo sé lo que son operaciones de inteligencia, las he sufrido. Es impensable eso, hay cosas que son de sentido común, insostenibles. Aquí se estaba haciendo algo totalmente por derecha para los oficiales subalternos, que no tienen por qué preguntar, y además si preguntan son sancionados, reciben órdenes de oficiales superiores. Pero cuando todo el mundo se enteró de esto el Parlamento tomó cartas en el asunto y hubo sesiones secretas. ¿Y qué pasó en esas sesiones secretas? Hasta hoy la ciudadanía no sabe cuáles fueron las explicaciones que dieron los ministros del Interior y de Defensa de aquel entonces. Aquel Poder Ejecutivo también tomó cartas en el asunto, sancionó a estos oficiales, los pasó al tribunal de honor, destituyó al general Aguerrondo. Y la justicia también tomó cartas en el asunto, pero acá el sistema político, la línea de mando desde el presidente de la República, que fue traído urgentemente desde Inglaterra cuando se confirmó que el anónimo era cierto, tomó cartas en el asunto. ¿Qué hizo? Gran pregunta, ¿no? Porque no puede ser que los responsables de todo esto sean estos dos oficialitos, subalternos, que son los únicos que están yendo presos… Nosotros hasta festejamos que unos criminales de guerra que han cometido delitos atroces fueran por fin a un juzgado el otro día, y se fueron sonriendo para sus casas, lo único que pagaron fue una foto, que no duele.
EC - Según su posición, ¿qué debería hacerse con la cuestión de fondo? Porque su colega Víctor Vaillant dice: "No existe ninguna duda de que los militares están involucrados en el caso Berríos, deben dar explicaciones en Chile, tendrán que aportar ante la Justicia chilena los elementos que tengan. A mí me hubiese gustado naturalmente que hubieran aportado los elementos aquí; tengo que presumir que no actuaron a título personal, que actuaron bajo disposición de los mandos que había en aquel momento, y estábamos en democracia. Entonces, ¿los mandos se hacen responsables de esa situación? Como eso no está resuelto, la Justicia chilena los convoca y tienen que ir a declarar".
EFH - Ahí se equivoca don Víctor que, evidentemente, no leyó el expediente. Ellos dijeron todo eso que mi estimado compañero Víctor dice que tienen que decir, y la justicia uruguaya archivó. Así que si aceptamos el veredicto de la Corte, ¿por qué no se acepta el veredicto del juez y de los fiscales?
EC - Eso implica que el caso no se investiga.
EFH - ¿Cómo que no? Se investigó 13 años.
EC - Que la sociedad uruguaya llega a la conclusión de que no hay nadie a quien castigar por estos hechos.
EFH - No, porque los que están imputados ahí son estos oficiales y nada más que estos oficiales. Ahí usted se introduce, y me obliga a mí a introducirme, en otra crítica a la justicia, si tenía que haber llamado a declarar a todos, a toda la línea de mando, y a los chilenos también, acá, porque el juzgado que tomó cartas en el asunto fue el uruguayo. A los chilenos también, desde el presidente de la República hasta toda la línea de mando. Usted sabe muy bien que se eludió todo este escándalo, se tapó todo. Lo tapó incluso el Parlamento.
Ahora se comenta en los pasillos que en realidad de hecho lo que hubo en ese momento fue un golpe de Estado técnico dado por Modesto Rebollo a Luis Alberto Lacalle, un desacato, y una amenaza. Pero yo de eso no tengo pruebas, sé que es un comentario que anda por acá, y por eso las autoridades todas taparon todo. Entonces, claro, nos fuimos como sociedad pringando, metiéndonos en una especie de sancocho de irregularidades totales, no asumimos seriamente las responsabilidades que había que asumir y ahora, como consecuencia, dos en aquel entonces oficialitos subalternos están presos, y van presos incluso a otro país que perpetró en Uruguay gravísimas irregularidades, que incluyeron amenazas. Acá hay presentado un testigo de cargo contra estos oficiales que es nada más que nada menos que este delincuente denunciado por Juan Gelman, gran estafador internacional, que estafó a Juan Gelman, le sacó plata con la promesa de darle datos sobre su nuera y su nieta. Este delincuente fue presentado allí, yo sé muy bien que hubo enérgicas protestas de los fiscales ante el juez por presentar este tipo de testigo absolutamente inventado para tratar de condenar.
Acá, Cotelo, lo que quieren que cierre es lo siguiente. Cuando el señor Berríos, alias Tulio Orellana, se presenta a la comisaría de Parque del Plata, estaba secuestrado, y después, inmediatamente, lo mataron; ergo, lo mataron estos oficiales, con lo cual colorín, colorado, el cuento se acabó y no hay ninguna otra responsabilidad de nadie. Esto fue una banda de delincuentes que actuó, no se explica nadie muy bien cómo pudo hacer estos gigantescos operativos por su propia cuenta.
EC - ¿Para usted qué debe hacerse? ¿El presidente tiene que denegar la extradición, como han solicitado, por ejemplo los centros militares?
EFH - No, no, de ninguna manera voy a presionar con mis opiniones a mi presidente, que además es el presidente de todos los uruguayos. Y no es lo mismo lo que tiene que hacer el presidente que lo que tiene que hacer un humilde senador. Un presidente tiene una grave responsabilidad, estará con su conciencia definiendo qué medidas va a tomar; aunque él ya ha declarado hasta el cansancio desde hace años que acataría el veredicto de la Justicia, fuera cual fuera.
EC - En teoría tiene espacio para denegar la extradición, según lo que establece el propio tratado.
EFH - Sí, en teoría aparentemente sí, pero le voy a repetir que yo, así como respeto y acato la decisión de la Corte, aunque me parezca contraproducente, injusta, etcétera, y no la presioné, no voy a presionar al presidente de la República y acataré lo que decida porque ese es el camino institucional y legal que hay que seguir en esto. Aquí también tal vez estamos ante una especie de desgracia forzosa, un mamarracho que proviene de la década del noventa no podía terminar de otra manera que con otro mamarracho cada vez más grande. Esto es como aquel mentiroso que, descubierto, comienza a mentir cada vez más y al final termina diciendo una gigantesca mentira. Acá estamos tejiendo una gigantesca mentira, es el reinado de la hipocresía, y muchos festejan esto sencillamente porque estos hombres tienen uniforme, entonces llegan a alegar que esto es bueno, aunque esté mal, porque abre las puertas de otras extradiciones, lo cual es un cálculo absolutamente equivocado, y además no ético, irresponsable. En fin, parece que serían partidarios de vengarse del Plan Cóndor haciendo un Plan Cóndor al revés, un Plan Cóndor bueno, porque esto tiene todas las características represivas de la ilegitimidad y de la injusticia    

Fuente: lafogata.org