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Latinoamérica

Paraguay: Carta abierta al Presidente de la República

"Usted pertenece a esa clase de político hipócrita"

"...no ofenda más a esa población a la que va a ir a pedirle nuevamente sus votos… mire en todo caso a su alrededor y despréndase de esos malos cristianos que le rodean, sobre todo de aquellos que han puesto sus raíces como tentáculos para seguir chupando la sangre de este maravilloso pueblo que cometió el error de llevarlo a la Presidencia de la República!"

Asunción, 20 de febrero de 2006

Exmo. Señor
Presidente de la República del Paraguay
D. Nicanor Duarte Frutos
Palacio de Gobierno
De mi consideración:
 
Pasado el momento de "sus elecciones" partidarias, ya mas reposado y con los rencores más aquietados, espero tenga el tiempo suficiente para leer esta carta y meditar sobre su contenido.
Durante su campaña electoral no tuvo mejor idea que decir, en un reportaje que le hiciera el periodista Oscar Acosta por Telefuturo, que "la corrupción reinante en el país se debe a la deficiente evangelización desarrollada por las iglesias cristianas existentes en el territorio nacional. Si realmente somos cristianos el 95% de la población, y hay tanta maldad, egoísmo y avaricia en el Paraguay es porque somos simplemente cristianos nominales, que no vivimos nuestra fe en la vida práctica ", para terminar con la frase siguiente: "eso refleja que la evangelización no ha dado su fruto, que ha fracasado".
Pero le faltó coraje para mencionar a la Iglesia Católica, responsable de la Evangelización en el Paraguay, como la directamente culpable.
Como Católico, Apostólico, Romano, que procura vivir cotidianamente su fe, me siento ofendido por sus agresiones gratuitas, producto posiblemente de su mea culpa.
En el Paraguay, Señor Presidente, el 95% de la población es cristiana, sí Señor, pero ese 95% que Usted menciona no es corrupta, ni egoísta, ni tiene maldad y mucho menos avaricia.
¡Hace más de medio siglo que un solo partido viene siendo responsable de la conducción política y económica de la nación! Hace medio siglo que el Paraguay, en vez de crecer económicamente, viene sumiéndose cada vez más en la pobreza, en la desesperación y en la miseria. ¡Nunca como hoy día podemos ver a familias enteras, con sus criaturas a cuestas, deambular por nuestras calles y tocar las puertas de los que tienen más, pidiendo aunque sea unos mendrugos para comer, para pagarse unos medicamentos, para abonar el pasaje de vuelta a sus hogares, después de haber estado todo el día corriendo de puerta en puerta, con la desgracia mayor de ser muchas veces víctima de los improperios y de los agravios que recibe!
No Señor Presidente, el paraguayo en su inmensa mayoría no es egoísta, no es avaro, no tiene maldad, ni es corrupto. Es nuestra clase gobernante, en especial la suya, la que vive en un mar de corrupción, que roba miserablemente a las arcas del Estado, que nos escupe diariamente sus bienes mal habidos, que es egoísta por donde se la mire porque de solidaridad no entienden ni jota, que es avara con su riqueza obtenida ilegalmente…
No es el pueblo que sobrevive miserablemente con lo poco que puede cosechar, con los salarios de hambre que recibe, con la falta de educación y de salud, y para colmo ya de esperanzas porque la mentira se ha enseñoreado en ustedes, que tienen las riendas del poder, que han hecho uso y abuso del dinero que se recauda diariamente, quien es corrupto.
Cuando en la intimidad de su hogar, rodeado en la mesa de su esposa e hijos, piense en tantos paraguayos, de ambos sexos, de todas las edades, que han tenido que emigrar en busca del trabajo que en su patria le niegan, dejando familias deshechas, destruidas, muchas de ellas para siempre.
Usted se equivocó de guarismos: es el 5% restante el que es corrupto, miserable, ladrón, avaro, mentiroso, cruel y cuantos epítetos le pueda caer a quienes son insensibles con el dolor ajeno, a quienes viven en la opulencia porque el dinero obtenido ha sido fácil de recogerlo, a quienes se han adueñado del poder en los últimos 50 años!
Usted pertenece a esa clase de político hipócrita, que para ascender se vale de todo, pero aparte de hipócrita es astuto. Nos ha enrostrado una y mil veces que proviene de una cuna pobre (como si la pobreza fuera una indignidad), que conoce el dolor y el olor de la miseria, para que se le compadezca y se le vote, y sin embargo eso le sirve solamente para usar en sus discursos porque por ellos nunca ha hecho nada, ni lo va a hacer en el futuro…
Usted se parece a un político norteamericano que creía que había que soportarlo porque venía de muy abajo. El escritor mexicano Carlos Fuentes lo retrataba maravillosamente. Decía de él que su humildad cabizbaja alimentaba su insolente soberbia, que eso le había perdido, "porque tenía la nostalgia del fango, la desesperada vocación de regresar al albañal de la nada para purgarse del mal, sin darse cuenta de que sólo volvía a bañarse en el lodo de sus orígenes, al precio de recobrar, lo admito, la ambición de salir del hoyo y ascender de nuevo."
Despójese de sus resentimientos y de echar su propia culpa a los demás. Haga el supremo esfuerzo de derrotar a la corrupción demostrando que es capaz de hacerlo desprendiéndose de cuanta sabandija le rodea. Déjese de jugar a ser Presidente de su partido, principal culpable de cuanto he señalado más arriba, y dedíquese a ser Presidente de todos los paraguayos.
Es hora, Señor Presidente, de terminar con la mentira, que tanto daño causa a la Nación; de acabar con el doble discurso, que sólo nos conduce más al fondo del abismo; de terminar con el carnaval que es su gobierno, echando a los corruptos, haraganes y a cuantos inútiles le rodean.
Quiero aprovechar esta carta y pedirle un señalado favor: no nombre más a María Santísima en sus discursos, porque en sus labios suena más a blasfemia que a una invocación a la Madre de Dios.
Si quiere ser reelecto no ofenda más a esa población a la que va a ir a pedirle nuevamente sus votos… mire en todo caso a su alrededor y despréndase de esos malos cristianos que le rodean, sobre todo de aquellos que han puesto sus raíces como tentáculos para seguir chupando la sangre de este maravilloso pueblo que cometió el error de llevarlo a la Presidencia de la República!
Atentamente
Luis Manuel Andrada Nogués
CI N° 180.189   
  

Fuente: lafogata.org