VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Argentina: La lucha continúa

Mar del Plata: Explotación, contaminación y algo más

El frutillar (así se conoce a la Compañía Industrial Frutihortícola SA), no es un solo lugar. Si bien el punto de referencia es el campamento, situado en el Km 19 de la ruta 226 la empresa arrienda otros lotes por la zona y va rotando esas tierras. Allí alrededor de 400 personas, la gran mayoría de origen boliviano, son explotados y viven en condiciones que rayan con lo inhumano. Se los ve trabajar hundidos en la tierra, haga calor, frío o llueva, de día o de noche (sí, también de noche fumigando o regando en verano) quién sabe cuantas horas y por cuánto. El cultivo de la frutilla se realiza 4 años en un lugar y luego va pasando a otro, pues el suelo para recuperar su potencial necesita 9 años, debido al agotamiento sufrido por el cultivo intensivo y el uso de agroquímicos como el bromuro de metilo considerado como uno de los más nocivos en el mundo. Informe de la Red Nacional de Medios Alternativos Regional Mar del Plata.
 
RNMA
Mar del Plata
(AW)

Cuando tanto se habló y se dijo del tema de los inmigrantes explotados en nuestro país, especialmente hermanos bolivianos como resultado de la tragedia conocida por todos, en Buenos Aires, debemos decir que Mar del Plata también tiene lo suyo.
 
Desde las cooperativas truchas en el puerto, donde no sólo existe el trabajo en negro sino también la explotación de personas. En muchos casos, de jóvenes y niños. Pasando a los explotados en los hornos de ladrillos, según informes dados a conocer, serían aproximadamente 1.000 personas las que estarían trabajando en negro, en pésimas condiciones de higiene y seguridad, y haciéndolo de 12 a 14 horas por día.
 
También nos encontramos en las zonas de quintas (Paraje San Francisco, Laguna y Sierra de los Padres, La Peregrina, El Boquerón, Valle Hermoso) con hombres, mujeres y niños, la gran mayoría de origen boliviano, que son explotados y viven en condiciones que rayan con lo inhumano y que cualquiera que pase por esa zona lo puede comprobar, está a la vista. Se los ve trabajar hundidos en la tierra, haga calor, frío o llueva, de día o de noche (sí, también de noche fumigando o regando en verano) quién sabe cuantas horas y por cuánto. No sabríamos calcular cuánta gente trabaja en esas condiciones, pero algo investigamos y descubrimos que en un solo lugar, hay alrededor de 400 personas.

 
El frutillar
Todos los vecinos en la zona así lo conocen, así lo llaman. Es la Compañía Industrial Frutihortícola S.A. (www. frutimara.com.ar). Quien figuraría como dueño sería el señor Moretti, quien, según la gente de los alrededores, hace poco más de veinte años estaba trabajando en el puerto y no le iba muy bien. Pero detrás de esta persona habría "otras" de mucho poder. Debemos aclarar que toda la información recogida fue rescatada de la voz de los vecinos, ya que acceder a la empresa fue imposible.
 
El frutillar se ha extendido muchísimo. No es un solo lugar. Si bien el punto de referencia es el campamento, situado en el Km 19 de la ruta 226 y a unos 3 Km de la misma ruta hacia la izquierda (de Mar del Plata a Balcarce), poco antes de la Casa de los Pavos Reales, la empresa arrienda otros lotes por la zona y va rotando esas tierras. El cultivo de la frutilla se realiza 4 años en un lugar y luego va pasando a otro, pues el suelo para recuperar su potencial necesita 9 años, debido al agotamiento sufrido por el cultivo intensivo y el uso de agroquímicos. Con respecto a estos "remedios" (así los llaman) el más usado es el bromuro de metilo, que está dentro de los 12 agroquímicos más nocivos utilizados en el mundo hoy. A partir de la IV Reunión del Protocolo de Montreal de 1992 se lo reconoció como uno de los responsables del deterioro de la capa de ozono. En muchos países ya no se lo permite. Pero en otros, en los llamados del Tercer Mundo, incluida Argentina, se lo puede utilizar hasta el 2015, pese a que existen otras alternativas menos perjudiciales para el medio ambiente, como el vapor de agua.
 
Hablamos con gente del INTA y hace más de un año ofrecieron una demostración de este método al frutillar, pero ellos optaron por continuar con la utilización del bromuro de metilo, pues la legislación se los permite. Esta empresa que cultiva en gran escala y exporta la mayor parte de su producto, la frutilla Tamara, genera otros inconvenientes en la zona. Por razones técnicas, cubre la mayor parte de la tierra con nylon para proteger la planta, lo que hace que en verano, cuando riegan o cuando llueve, el agua no drene en sus lotes y todo ese caudal vaya a parar a otra parte más baja (ellos siempre alquilan terrenos altos) y provoque inconvenientes.
 
En el 2005, en los meses de enero-febrero-marzo, debido a esto provocaron la rotura del Km 19 e inundaciones de calles y casas del barrio San Carlos. Debido a ello, más de 50 vecinos se autoconvocaron requiriendo intervención a la Delegación y al Juez de Faltas, hecho éste que fue tomado por algunos medios de comunicación radiales y escritos.
 
Sumado a esto y yendo más específicamente al tema que nos convoca hoy día, allí habría aproximadamente 400 personas trabajando, la gran mayoría de origen boliviano. En campamentos donde viven en casillas muy precarias se los puede ver al comenzar la mañana esperando para lavarse la cara o lavar sus ropas en piletas comunitarias, o esperando el turno para usar las letrinas. Allí, en un lote que no llega la hectárea, toda esa gente vive, come, duerme y hace sus necesidades.
 
Un morador muy cercano al campamento nos contaba que hace unos pocos años se habían reunido algunos vecinos denunciando la contaminación de las aguas, pero pese a que habían ido funcionarios municipales, todo quedó en la nada. Como anécdota de este hecho nos contaba el entrevistado que una señora muy humilde, vecina del frutillar, debía comprar agua mineral para preparar la mamadera a su bebé, pues el análisis de agua daba contaminación con materia fecal.
 
Otro vecino contó que un día tuvo que ir a la oficina por razones particulares y fue atendido por la esposa del dueño de esa empresa frutihortícola y le causó gran asombro la "pila" (textual) de documentos de identidad que había sobre el escritorio (esto asevera los dichos de que los patrones les retienen el DNI a los inmigrantes para limitarlos y como forma de dominación). Pudimos hablar con personal de la escuela Nº 46 donde asisten la mayoría de los niños cuyos padres trabajan en la mencionada firma y nos contaban que es imposible entrar a ese lugar cuando la institución necesita hacerlo para recabar alguna información de alumnos.
 
Eso mismo nos dijeron algunos profesionales consultados en la Salita de primeros auxilios de La Peregrina. Después de mucho insistir durante algunos años, habían logrado apenas realizar la campaña de vacunación y que chocaban siempre con la obstaculización del Sr. Hernán Arana, de origen boliviano, quien es el capataz del campamento y aparentemente sería el vínculo para "contratar" a sus coterráneos. También esta empresa ocupa personal para el fileteado de una parte de la frutilla (aunque algunos opinan que esta fase sería mercerizada a otra empresa), y uno de los lugares que utiliza es el galpón de la Sociedad de Fomento de San Carlos. A raíz de esto, muchos vecinos presentaron sus quejas ante las autoridades fomentistas, debido a que el contrato se habría hecho por tres temporadas y sin consulta ni asamblea previa.
En una entrevista con dos productores de la zona, salió de la charla, la conclusión de que la frutilla "no da dinero". Y a lo largo de esta investigación quedó flotando la opinión de muchos, aunque con cierta discreción, como quien no se atreve a hablar más por no comprometerse en tal aseveración, que allí "hay algo más…"
 
Esta investigación comenzó hace más de un año y la habíamos tomado principalmente por el tema contaminación.
 
Durante este trabajo pudimos comprobar cosas sin preguntar, solo con verlas detrás del alambrado. Y sabemos fehacientemente, sin entrar en detalles, que el trabajo en negro en el puerto o en las quintas es de público conocimiento. Parece ser que no así de los funcionarios para controlar. Ellos solo se abocan cuando el tema se instala en los medios (porque la presión de los hechos obliga a que estos últimos lo deban tomar) a recorrer polirrubros, despensas o pequeños negocios dispuestos a acabar con la "ilegalidad" y el primer indico de anormalidad no dudan en colocar la faja de clausura.

Fuente: lafogata.org