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Argentina: La lucha continúa

Vísperas del golpe militar del 28 de junio de 1966

Víctor García Costa
Argenpress

El golpe rondaba y el sable militar ya pendía sobre nuestras cabezas. Todos parecían mirar para otro lado. Unos porque lo alentaban y otros porque… vivían en la Luna.

Así, el 23 de junio de 1966, apenas iniciada la sesión del Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires, siendo las 17:50 horas, pedí la palabra para hacer unas manifestaciones en mi carácter de único representante del socialismo argentino. Presidía las sesiones el concejal radical doctor Pedro Riú.

El Diario de Sesiones del Concejo Deliberante lo registra así:

Sr. García Costa: Pido la palabra para hacer unas manifestaciones.

Señor Presidente: obedeciendo a un impulso irrefrenable y frente a los acontecimientos que son del dominio público, he sentido la necesidad de presentar a este Concejo Deliberante de la Capital, cuerpo representativo de la voluntad popular de la ciudad de Buenos Aires, un proyecto de declaración que traduce un pensamiento de fe en el destino civil de nuestro país, así como también una expresión de alerta para lo que puede significar horas aciagas para el futuro de la República.

La acción y la crítica permanentes, la expresión viva de las representaciones populares, de organismos sindicales, de las universidades argentinas y de todo cuanto constituye la voz y la acción de la vida democrática del país, hallan su cauce en las instituciones que las representan, y conforman con su crítica la experiencia permanente de nuestra forma de vida. Renunciar a ello, expresamente o con el cómplice silencio es, a nuestro juicio, negar la validez de lo que cada uno de nosotros, cono expresión de una idea, significamos en la vida plena del país.

Hemos sido, somos y seguiremos siendo críticos duros cuando las circunstancias lo aconsejan, pero constructivos siempre, sin que nuestra crítica se dirija a ámbitos extraños, ajenos a las instituciones representativas de la voluntad popular, porque el pueblo es el cauce y sólo en él está el vehículo soberano del porvenir de la República.

Yo no puedo aceptar, señor Presidente, que las Fuerzas Armadas se conviertan "por sé" en ordenadoras de un quehacer político que no les compete, erigiéndose en peligrosos catones que pretenden administrar una justicia que sólo el pueblo, únicamente el pueblo y nada más que el pueblo es capaz de darle a nuestro país.

Por estas razones, señor Presidente, someto a la consideración del Cuerpo un proyecto de declaración que dice así:

El H. Concejo Deliberante, frente a la circulación de versiones que anticipan alteraciones en el orden institucional y según las cuales las Fuerzas Armadas pretenden indicar el camino a seguir, ejerciendo una suerte de presiones que son incompatibles con la forma republicana de gobierno, declara:

"Que el primer paso para la defensa de la república democrática es el respeto a las instituciones que el pueblo ha elegido para su gobierno.

"Que ninguna razón puede justificar que las Fuerzas Armadas interfieran directa o indirectamente en la conducción política de los problemas nacionales y en el porvenir civil de la República.

"Que una nueva intervención de las Fuerzas Armadas en la vida política de la República confirmará la larga y dolorosa experiencia ya adquirida, la que se traducirá una vez más en un nuevo sacrificio del pueblo argentino".

Solicito que se dé entrada a este proyecto de declaración y que quede sobre la mesa para requerir se trate sobre tablas.

Luego de tratar el Cuerpo asuntos de trámite, mi proyecto fue traído nuevamente a la Mesa.

Sr. Presidente Riú: ¿El señor Concejal solicitó el tratamiento sobre tablas de este proyecto?

Sr. García Costa: Sí, señor Presidente, por las razones que expuse con anterioridad.

Sr. Presidente Riú: Se va a votar si se trata sobre tablas. So requieren dos tercios de votos.

-Se vota y resulta negativa-

De acuerdo con el número de manos levantadas para votar, mi proyecto fue rechazado por 37 votos contra 1: el mío.

Sr. Presidente Riú: El proyecto pasará a la comisión de Interpretación. Como no hay más asuntos que tratar, queda levantada la sesión.

El Cuerpo no se volvió a reunir: el día 27 de junio de 1966, en horas de la noche, las Fuerzas Armadas ocupaban la sede del Concejo Deliberante de la Capital donde permanecerían durante 7 años.     

Fuente: lafogata.org