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Argentina: La lucha continúa

La Globalización nos construye a diario nuevas vidas

Editorial del domingo 18 de junio de 2006
Jorge Eduardo Rulli
www.grr.org.ar

La Globalización nos construye a diario nuevas vidas, nos impone nuevos hábitos, nos cambia los entornos, modifica los paisajes, nos acostumbra a los cambios permanentes, cada vez más acelerados, y terminamos aceptándolos como algo natural y que es propio de los tiempos que corren. Y nos olvidamos por ejemplo, que cuando fuimos niños jugábamos a la pelota en las calles que eran nuestras y no de los automóviles, que el lechero solía tener las llaves de las casas y que entraba en la madrugada hasta las cocinas para dejar su espumante maravilla en la lechera que la Dueña le dejaba preparada sobre la mesada. Y nos olvidamos también, que para las fiestas nos reuníamos decenas y decenas de parientes en casas de patios grandes como ya no existen, y en reuniones donde había liderazgos familiares que imponían pautas de comportamiento, por ejemplo: "de política no se habla"… Hoy ya no pueden nuestros niños jugar en la calle, ni tenemos casas de patios, no existen liderazgos ni siquiera códigos de convivencia, ni habría necesidad de prohibir el hablar de política, y además de todo eso y de tomar una leche que no es leche, porque es apenas un jugo turbio reconstituido, además de todo eso, creemos que debemos aceptar los cambios porque todo eso, todo eso, es el progreso…

Pues no, lamento confesárselos, no es el progreso, y si lo fuera maldito sea el progreso… mejor estábamos sin ese progreso que nos vendieron en mala, malísima hora. En verdad nos han colonizado, nos han colonizado a mansalva… y nos han acostumbrado a comer basura y a idolatrar los autos, nos han convencido que las milanesas de soja son buenas y que los autos que matan a nuestros hijos son un avance de la humanidad y no reparamos en que nosotros viajamos como ganado en colectivos y trenes privatizados y que las rutas tienen ya dos animitas por cuadra recordando los innumerables crímenes de las autopistas y de un tránsito enloquecido y sin contención alguna. En verdad, vivimos llenos de zonceras, vivimos comprando buzones y nos timan impunemente, y no tenemos a un viejo Jauretche que nos ilumine el camino…. Y les digo esto desde el asco interior que me abruma, desde el rechazo total y desde el cansancio de tanto discurso que apabulla, pero con el que no comemos ni volvemos a tener patria como la tuviéramos alguna vez…

Han manoseado los Derechos Humanos remitiéndolos solo a los hechos aberrantes ocurridos durante el terrorismo de Estado de la Dictadura militar o a situaciones agudas que tienen que ver con que todavía, la policía puede matar a piñas a una chica como ha sucedido poco tiempo atrás, solamente porque estuvo en el lugar equivocado, en el momento equivocado… Estaba embarazada, se indispuso en el colectivo y ella y su marido decidieron bajarse, se sentaron en un umbral para descansar sin imaginar que a pocas cuadras había habido un asalto con tiroteo y con una víctima policial. Frenó sobre ellos un patrullero y los levantaron de los pelos, los llevaron a la comisaría a puro golpe, ella murió luego de una noche de agonía… Se llamaba Andrea Elizabeth Viera, tenía 30 años y su calvario terrible es un crimen más en una lista interminable, consecuencia directa de la incapacidad política de desarmar las bandas apropiadas de las instituciones policiales.

Sí, es atroz, es realmente atroz y a mi no me conforma con que sancionen a los culpables… luego de 24 años de Democracia. A mi no me conforma con que averigüen quienes son y sancionen a las decenas de oficiales que le dieron la espalda al Presidente de la República, porque tengo la obligación ciudadana de recordar que esos oficiales se formaron durante la Democracia y toda la Corporación política sabía perfectamente cómo los formaban y no dijeron nada ni tampoco hicieron nada, y ahora que estamos en la etapa de los discursos disruptivos hay quienes se alimentan tontamente de estas crisis y les vuelven a meter ají a los milicos como si acaso fuera necesario. Que una patota vaya a vocear sobre la gloriosa JP a un acto militar como si no recordáramos el Operativo Dorrego y los aviones de voluntarios a Malvinas que se organizaban desde España… me parece tan estúpido como demencial y que un grupo de madres en el palco oficial cante el himno argentino con el puño izquierdo en alto junto a las más altas investiduras, me parece un acto de mal gusto y de agravio inoportuno.

Uno pretendería un poco de seriedad de los actores en este terrible drama de la Argentina neocolonizada, o como dicen los tobas del Chaco, en esta Patria Sojera… pero los protagonistas se obstinan en el ridículo y en la sobreactuación permanente… Ayer fue la Patria Socialista, hoy es la extrema timidez de las agendas políticas. Mientras tanto, Gustavo Grobocopatel nos informa sin empacho alguno a través del suplemento rural del Diario Clarín que, son las corporaciones, o sea ellos y él particularmente, los que generan las políticas públicas y quienes van a cambiar el mundo sin tomar el poder… Y entonces, al leerlo, comprendemos tanto desencuentro informativo y hasta epistemológico con tanto funcionario como ya ni recuerdo, con quienes nos entrevistáramos… Y no era entonces que se hicieran los boludos sino que no sabían, que es verdad que tampoco les importaba mucho, que tal vez sin una conciencia plena, habían aceptado que fueran las Corporaciones quienes les generaran las políticas públicas.

Pero, si esa es la realidad, vale preguntarse qué hacemos nosotros, que hace un grupo como el GRR que se desvela estudiando la información que nos llega, desmenuzándola, manteniendo correspondencia y debates internacionales hasta lograr entender qué es lo que está ocurriendo, qué es lo que puede llegar a suceder, cuáles son los políticas y las estrategias de las corporaciones? Repito: qué hace un grupo de estudio y de análisis como el GRR que considera tener una visión global de la situación de los mercados y de las políticas internacionales, de los modelos de rol que nos son asignados y de las matrices tecnológicas que las transnacionales instalan a nivel planetario? Qué hacemos frente a una clase presuntamente dirigente que se despreocupa absolutamente de estas cuestiones y se dedica a pensar solo en reelecciones o en plazos electorales, en cálculos de política menor y en candidaturas potables, y deja a las Corporaciones que les generen las políticas de Estado?

De hecho, hace mucho, hemos apostado al crecimiento de la ciudadanía. Muchas veces lo hemos dicho: estamos construyendo ciudadanía. Qué queremos decir con esto de construir ciudadanía? Queremos decir que todos nuestros conocimientos y el modo que tenemos de analizar e interpretar la realidad, se los trasladamos a la gente para que crezca con ellos y sienta que la distancia que los separa de los políticos y de los funcionarios es poca, es muy poca, que cualquiera de esos ciudadanos con un poco de honestidad y con la voluntad de aprender en el camino que señalamos, podrían hacerlo seguramente mucho mejor… pero mucho mejor, que lo que ahora se está haciendo…

El mundo ha vivido hasta el presente en la matriz del petróleo. Todo lo que nos rodea proviene del petróleo o ha sido construido con recursos provenientes del petróleo. Esta, es sin duda la civilización del petróleo y no lleva más de ciento cincuenta años desde que suplantó a la madera y al carbón de piedra. Algunos anticipan que esta etapa puede durar tal vez treinta o cincuenta años más, pero no más. No lo sabemos, pero lo que es evidente, es que el petróleo está cada vez más caro y que extraerlo de la tierra o del fondo de los océanos, será cada vez más difícil. Pero hay además otros elementos a tener en cuenta: por ejemplo, que la industria del petróleo no consume patentes, porque todas han vencido debido a los años transcurridos. Tal vez por eso, las corporaciones petroleras no son las que hoy manejan el mundo como fuera en la época de la posguerra. Ganan mucho dinero, pero no alimentan el proceso global de lo que se llama el Poder del conocimiento: los patentamientos, las regalías, las nuevas marcas y la privatización de las tecnologías y de las invenciones. Son el pasado. El poder del pasado que se va haciendo paulatinamente obsoleto... Una nueva matriz comienza decididamente a sobreponerse sobre nuestras vidas y esa es la matriz de la Biotecnología. La soja transgénica, los organismos vivos genéticamente modificados y los Biocombustibles, alconaftas y etanoles originados en la agricultura, son parte de la nueva matriz que comienza a instalarse sobre el planeta con el decidido respaldo del Imperio y de las mayores transnacionales conocidas.

Argentina, en forma oficial desde los años noventa y seguramente desde bastante antes, parece haberse definido decididamente por la nueva matriz tecnológica, la de la biotecnología. No es tan sólo la opción por la Soja y las semillas transgénicas, no es tan sólo el modelo de país proveedor de forrajes, ni ha sido solamente el compromiso de nuestra política exterior con los peores intereses de las corporaciones y de la organización mundial de comercio, es también el encolumnamiento de las principales instituciones científicas y tecnológicas de la Argentina, así como de las Universidades, que comienzan a involucrar crecientemente sus presupuestos en estrategias vinculadas a la Biotecnología y que comprometen masivamente sus políticas con las grandes empresas de semillas y de tecnologías vinculadas al agro y que expresan a la nueva matriz.

Presentar la producción de Biocombustibles originados en la agricultura como una estrategia de crecimiento se halla en esa misma línea de opciones globales pero también de creciente colonización cultural. De hecho, hemos optado por traspasar el desafío energético del petróleo a la agricultura, dejando graciosamente en manos de Repsol la exportación de lo que nos queda de petróleo y condenando al hambre a las próximas generaciones. Por qué digo lo que digo? Porque ese petróleo que exporta Repsol, en manos argentinas y racionalizado con inteligencia, bien podría permitirnos sortear la crisis energética que se avecina en el mundo, e ir más allá de ella gracias a nuestras propias reservas y dándonos de esa manera el tiempo necesario para generar nuevas fuentes de energía, conque reemplazar el petróleo que se termina.

Todo lo contrario, la opción que se ha tomado de producir Biocombustibles para el mundo desarrollado, nos pone en la opción definitiva de sacrificar las tierras actualmente dedicadas a producir alimentos para los argentinos, tierras que serán inevitablemente dedicadas a producir energía para mantener los niveles de alto consumo de los países centrales. Lamentablemente, la falta de conciencia sobre las acciones legislativas o de gobierno, no modifica sus inexorables consecuencias. Si hubiese algún nivel consultivo capaz de fijar las pautas del desarrollo argentino, golpearíamos esa puerta hasta que se nos escuche. Pero en verdad estas decisiones las han tomado las corporaciones y el grueso de los políticos, incluyendo a las cámaras legislativas, ignora lo que han votado y además se encuentran desinteresados de toda reflexión al respecto. Vamos a condenar una vez más a nuestra población para saciar hambres lejanas, no tan sólo ahora de las vacas europeas y de los cerdos y de las aves de corral de China, tendremos que condenar los argentinos al hambre para saciar el hambre de energía de los motores de Europa y la ambición de los nuevos ricos de China de hacerse propietarios de un vehículo automotor.

Volvamos entonces al principio de nuestro editorial. Aquellas calles que eran de los pibes, con el carrito del lechero que visitaba nuestras casas y nos entregaba leche fresca. Aquellas reuniones familiares en casas grandes con huerta y gallinero al fondo, aquellos ferrocarriles argentinos y los trolebuses, aquellos ganados que pastaban forrajeras naturales, el ir de compras al almacén o a la panadería y no a la góndola, y el tener un Estado nacional que velaba por la seguridad del conjunto de la población y que garantizaba una niñez feliz y una vejez digna para todos los argentinos… Aquello, era en verdad el progreso, el verdadero progreso si es que lo hay. Hoy no solo es un recuerdo sino que también y desgraciadamente, es un horizonte deseable para el común, y si continuamos construyendo ciudadanía como lo estamos haciendo con tanto éxito de toma de conciencia, podría llegar a ser, asimismo, un objetivo de lucha y una propuesta revolucionaria de cambio social. Necesitamos imperiosamente un país con desarrollos locales, con Soberanía Alimentaria y con Justicia Social.

Jorge Eduardo Rulli
www.grr.org.ar
 

Fuente: lafogata.org