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Argentina: La lucha continúa

Papeleras: Mercosur o ALCA. Liberación o Dependencia.

 Alberto J. Lapolla*
*Ingeniero Agrónomo

‘Como no sea mediante una guerra civil devastadora, resulta difícil imaginar cómo puede deshacerse la revolución efectuada por Perón.(...) Hacerles realizar a nuestros enemigos lo que nosotros necesitamos que hagan para que se destruyan solos.’
Harry S. Ferns.
Historiador Británico especialista en Argentina (1)


‘En los años setenta entre que gobernara la izquierda y que los militares tomaran el poder, aun cuando violaran los derechos humanos, la primera cuestión me parecía la peor perspectiva...’ Henry Kissinger
‘¿A vos no te parece mejor qué muchas tierras estén en manos de gente como Tomkinson(4), que las protege y conserva antes que se siembre soja transgénica?

Palabras de una militante ecologista del Grupo de Reflexión Rural oídas por el autor.

El árbol y el bosque

En nuestra historia reciente, los argentinos hemos sufrido muy en carne propia este plan que proclaman Ferns-Kissinger. Muy caro lo pagamos, ya que perdimos nuestra independencia económica, nuestra soberanía política y particularmente hemos transformando a la nación Argentina en una de las más injustas naciones de la tierra. Casualmente la Argentina que gracias a la revolución que señala Ferns, era una de las naciones más justas de la tierra. Sólo para recordarlo, baste decir que en 1974-1975 la clase trabajadora recibía el 48 % del Ingreso Nacional y constituía uno de los más altos –sino el más alto- porcentaje de participación de los asalariados en la economía del mundo capitalista. También hay que recordar que apenas uno o dos años antes, es decir en 1972 o en mayo de 1973 cuando el dictador Lanusse entregó el poder, los asalariados, es decir los trabajadores recibían sólo el 36% de dicho Ingreso nacional. Es decir que pese a todos sus errores el gobierno Peronista, había elevado fuertemente la participación y nivel de vida de los trabajadores de un saque. En menos de un año. Mérito de Cámpora, de Perón y de Gelbard que fue el artífice de dicho plan económico. Sin embargo gran parte de los sectores de la Nueva Izquierda, o del Movimiento Nacional de Resistencia que se había formado en el país a partir de 1955, particularmente sus dos expresiones máximas: el Peronismo Revolucionario –finalmente hegemonizado por Montoneros, aunque su expresión abarcaba a muchos sectores no montoneros- y la Izquierda Revolucionaria, finalmente hegemonizada alrededor del PRT-ERP, terminaron coincidiendo en que dicho gobierno tenía un carácter contrarrevolucionario o ‘que era lo mismo que la dictadura anterior’. Cabe destacar que dichas organizaciones –junto a muchas otras que se fusionaron en ellas y al vasto movimiento sindical y popular de bases- habían sido decisivas para derrotar a la dictadura, permitir el retorno de Perón y forzar la salida electoral de 1973. Sin embargo en un trágico error, ambos grupos en distintos momentos, decidieron seguir con la lucha armada pese a que el gobierno peronista había sido electo libremente por el pueblo en las elecciones más limpias existentes desde 1955. Si bien se puede cargar a Perón los hechos brutales de Ezeiza para intentar meter en caja a los Montoneros. Y luego del asesinato de Rucci, el inicio de puntuales operaciones punitivas ilegales por parte de fuerzas del gobierno y la entrega de la jefatura policial a ViIlar, Margaride y Cáceres Monié, hechos que favorecían a la derecha, de ninguna manera dichos actos justificaban el retorno a la lucha armada. Lucha que de manera casi inmediata retomó el PRT-ERP con la acción del ataque al Comando de Sanidad en setiembre de 1973, destruyendo de hecho el poder apenas esbozado de la corriente encabezada por el general Carcagno y el coronel Cesio. Luego su ataque al Regimiento de Azul en enero de 1974 permitiría a Perón voltear a Bidegain y completar las hostilidades que derribarían al gobierno popular cordobés encabezado por Obregón Cano y Atilio López, mediante el Navarrazo. En setiembre de 1973, Montoneros ejecutó con 33 disparos al secretario general de la CGT José Rucci para ‘tirarle un cadáver a Perón y obligarlo a negociar’(2). La reacción de Perón fue la contraria, dando inicio a la represión ilegal y no cesando de golpear a la JP –que pasaría a ser su principal enemigo- cayendo en la trampa de Ferns. El 1º de mayo de 1974, los Montoneros concurrirían a Plaza de Mayo a gritarle al General: ‘Vea, vea, vea que manga de boludos, votamos a una puta, una muerta y un cornudo.’ Provocando la ira del anciano General –como la de cualquier otro hombre en esa situación- quien los echó de la Plaza, proclamando además que ‘aun no había tronado el escarmiento’. Se rompía en el peor escenario posible, el Frente Nacional que implicaba al Peronismo y que lo había devuelto al poder en 1973, derrotando los planes del Partido de la Libertadora y retomando el proyecto de Liberación Nacional interrumpido en 1955. Los planes de Ferns se cumplían rigurosamente. El escarmiento se iniciaría casi de inmediato: el Padre Mujica sería asesinado al salir de dar misa. Al llegar a marzo de 1976 la represión ilegal ya había asesinado y desaparecido a 2500 militantes del campo popular. Más tarde en setiembre de 1974 ya muerto Perón, Montoneros completaría la jugada decidiendo pasar a la clandestinidad ‘porque este gobierno –el de Isabel- en nada se diferencia de la dictadura anterior’.(3) Mientras tanto los compañeros del PRT-ERP seguían atacando cuarteles, matando militares y armando un destacamento guerrillero –que nunca pasó de los 70 miembros- en Tucumán, que serviría en bandeja los planes del las FF. AA, de retornar al poder. Y los de Ferns-Kissinger, por supuesto. El resto de la historia la conocemos. El Imperio consiguió que los argentinos nos matáramos entre nosotros, logrando además que las FF.AA., se transformaran verdaderamente en un ejército de ocupación y masacre contra su pueblo, aplicando una política de terror y exterminio que las liquidó como fuerzas armadas nacionales. Esa es la razón por la cual en la Argentina que dio a Perón, a Mosconi, a Savio, a Mercante, a Farell, a Carcagno, a Cesio, a Alberte y a otros militares nacionalistas, produce que hoy en lugar de un Chávez o un Humala, hayamos producido a un Rico o a un Seineldín. También destruyó al peronismo. No fueron los Montoneros ni el ala revolucionaria los herederos de Perón sino la derecha peronista reciclada en neoliberal luego de 1976, dando origen el infame peronismo de Carlitos incluida la confederación neomenemista –con inclusión de los montoneros reciclados- que hoy gobierna la nación. Fue un colapso masivo de la nación, las fuerzas revolucionarias y transformadoras surgidas en el largo ciclo de resistencia 1955-1973 se autoinmolaron en la guerrilla autoproclamada. Perón destruyó a su movimiento enfrentando sin cesar a los jóvenes equivocados, como su principal enemigo. ‘Después de mi el diluvio’, pareció ser su slogan de acción. De la misma manera las FF. AA., se destruyeron a sí mismas masacrando a su pueblo y haciendo suyo el plan del enemigo de la nación. Ferns-Kissinger habían ganado en toda la línea.

Malvinas cierra el círculo

Luego sólo quedaba al enemigo imperialista destruir físicamente a las FF. AA., y humillar a la nación, llevándola a una guerra donde fueran noqueadas y la nación obligada a firmar una paz deshonrosa. Así se llegó a Malvinas. De vuelta una reivindicación justa fue utilizada de manera errada, por fuerzas que respondían al enemigo. El resultado resultó exactamente al revés del que se creía buscar. Sí se produjo el resultado que el enemigo buscaba. Así la Argentina aguijoneada por la Marina de guerra –agente imperialista por excelencia- se embarcó en una guerra absurda en el Atlántico Sur. Gran Bretaña consiguió todo lo que se propuso. Liquidó la negociación internacional por las Malvinas que por sí misma la hubieran obligado a devolverlas alrededor del año 2000. Se apropió del petróleo y de la inmensa riqueza ictícola del Atlántico Sur, depredándola sin necesidad de compartir nada con nosotros. Pero lo más importante consistía en que a partir de allí podía exigir a la Argentina un Tratado de paz que liquidara la Nación Peronista. Es decir la Argentina industrial, tecnológica y científica, y con soberanía militar incluida. Las condiciones humillantes de esa paz, son la razón por la cual -en lo mejor de su gobierno- Alfonsín se negó a firmar cualquier tratado con Gran Bretaña, ya que la exigencia británica era la entrega del Estado nacional. Tal cual sí lo haría el traidor de Anillaco, al firmar en 1989-1990 los tratados de Madrid y Londres, entregando un patrimonio de 2 billones de dólares a cambio de apenas 25.000 millones. Perdiendo además nuestra soberanía e independencia económicas, construidas después de 1943. No casualmente Alfonsín propuso llevar la capital a Viedma y Carmen de Patagones. Había que proteger la Patagonia, que quedaba expuesta a ser lo que Gran Bretaña siempre quiso y alentó: una factoría inglesa. Desgraciadamente eso es lo que es hoy. La nación argentina ha perdido el control real sobre la Patagonia, tanto militar, ferroviario, físico, minero, petrolero y estratégico. Sólo el 20 % de su superficie pertenece a argentinos. Fue en esa línea de reposicionamiento y defensa frente a Gran Bretaña y EE.UU., que el gobierno alfonsinista creó junto a Brasil el Mercosur. La mayor construcción estratégica de los latinoamericanos de las últimas décadas. Por supuesto después Alfonsín declaró la ‘economía de guerra’, legitimó la deuda externa, desarrolló el Plan Austral, firmó el plan Brady, debilitó las empresas del Estado, nos regaló las ‘felices pascuas’, la obediencia debida y el punto final capitulando en toda la línea. Sin embargó no firmó el Tratado de Paz, que si firmó Carlitos, entregando la nación y devolviéndonos al estado colonial. Así se cerró el ciclo Ferns-Kissinger. Se había desatado una guerra civil dónde realizamos ‘lo que nosotros necesitamos que hagan para que se destruyan solos.’ Hicimos entre nosotros lo que ellos necesitaban que hicierámos. Luego el ejército inglés se ocupó del ‘majestuoso’ general amigo de Moria Casán –llevado a la guerra por los marinos que aun usaban luto por el Almirante Nelson-y se cerró el ciclo. Sólo había que pasar la factura, algún cipayo la pagaría.

Mercosur o ALCA: Liberación o dependencia.

Pues bien estamos a punto de cometer otra boutade de similares características, esta vez de tamaño continental. Si la Argentina, pero en particular nosotros pueblo argentino, no entendemos que no podemos llevar a nuestros hermanos orientales -¿alguién pensó porque se llama Oriental el Uruguay?- a una situación de ofensa nacional, de imposición de nuestra política de gran potencia, como si los hermanos orientales fueran una provincia argentina, estaremos liquidando de hecho el Mercosur. De hecho en la historia uruguaya por lo menos tres veces los Orientales proclamaron su deseo estar junto a nosotros, de ser parte de la Patria Grande Artiguista o volver a las Provincias Unidas del Río de la Plata ya derrotado Artigas –por el Partido Porteño-Británico en acuerdo secreto con los portugueses. Fueron los infames intereses coloniales de la burguesía porteña quienes lo impidieron. ¿Han olvidado los compatriotas de Entre Ríos la infamia cometida por Urquiza durante el genocidio de Paysandú?, cuando las tropas del Imperio Brasileño masacraron a los federales Orientales para permitir el plan Británico de aplastar al Paraguay independiente, soberano y autónomo de los López? ¿Es posible que un problema ambiental de real existencia, nos lleve a permitir que EE.UU., pueda reponerse de la derrota infligida en Mar del Plata, consiga romper el Mercosur, obligando a Uruguay y a Paraguay a retirase del mismo, firmado sendos TLC con los yanquis? Es evidente que una vez más el árbol –y valga la doble metáfora- no nos permite ver el bosque. El tema de las papeleras es un doble problema: ambiental y político a la vez. Pero es esencialmente un problema geopolítico para todo el Mercosur y Sudamérica. ¿Es tan difícil observar que apenas derrotado Bush por knock-out en la cumbre de Mar del Plata, estalló de manera incontrolable el conflicto con los hermanos uruguayos, acicateado por el corrupto gobierno entrerriano? ¿O acaso ahora Busti es un patriota y un ambientalista a rajatabla? ¿No fue Busti acaso quién señaló que si las papeleras no se hacían en Entre Ríos no se harían en ninguna parte? No era por pasión ambiental casualmente.

La paja en el ojo ajeno

Entre Ríos es una provincia donde el monocultivo de soja transgénica forrajera ha hecho estragos en casi toda su superficie, arrasando sus demás producciones obligando a su pueblo a vivir en condiciones de pauperización, recurriendo al turismo por ejemplo. Los problemas ambientales pueden ser resueltos en el marco del Mercosur y hasta con ventajas, ya que una acción unida del bloque puede transformar el tema de las papeleras en una cuestión regional y ayudar resolver sus cuestiones pendientes, de mejor manera. Obligando a las empresas a discutir cuestiones que el Estado uruguayo por sí sólo no puede hacer. No puede olvidarse que fue el ex presidente Duhalde, como mandatario argentino y luego como Presidente del Mercosur quien aprobó la instalación de las papeleras. También es cierto –como sostienen algunos ambientalistas- que el hecho que la Argentina sea el país más contaminado de la Cuenca no sirve como argumento para reclamar contra la contaminación de otro. Pero el dato no puede dejar de tenerse en cuenta. Argentina tiene diez papeleras que contaminan mucho más que las proyectadas. Pero, y aquí está uno de los problemas, producen la mitad de lo que producirán la orientales. Que una de dichas papeleras pertenezca al grupo Clarín no puede dejar de por lo menos, de llamarnos la atención respecto de la trascendencia pública del conflicto. Tampoco puede ignorarse el justo reclamo de los hermanos entrerrianos y su movilización que se enmarca en el camino abierto por el 19 de diciembre. Pero hay que mirar el bosque y aprender de los errores del pasado. No nos puede volver a pasar lo del ‘73. Nuestro país no tiene argumentos reales para enfrentar el planteo de la construcción de las papeleras, mientras Tartagal está siendo devastado por las inundaciones producidas por el desmonte y la siembra directa de la sojización. Lo mismo ocurrió de manera más trágica hace tres años en Santa Fe, matando a 150 personas. No es posible, no suena cuerdo. Nuestra costa del Río de la Plata está contaminada hasta el hartazgo desde hace décadas, la uruguaya no. La Argentina posee el curso de agua más contaminado del mundo –el Riachuelo- y nadie hace nada para remediarlo pese a que a su alrededor viven varios millones de personas. Frente a la ciudad de Buenos Aires existe el polo petroquímico de Dock Sud. Si llegara a explotar la onda expansiva arrasaría una superficie que llegaría hasta el obelisco y la nube tóxica alcanzaría toda la Ciudad de Buenos Aires. Es decir arrasaría la vida de varios millones de personas. Peor aún, hoy en la Boca, Barracas y Dock Sud dicho Polo Petroquímico produce hoy por emanaciones tóxicas, graves enfermedades entre sus habitantes, que afectan en círculos concéntricos a varios millones de personas. Hablamos de cáncer, leucemias, lupus, púrpura, alergias y enfermedades autoinmunes, comprobadas por los estudios toxicológicos de entidades ambientales y de la salud. Sin embargo ni el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ni el nacional hacen nada por erradicar el polo de Dock Sud. Poseemos en Córdoba el barrio de Ituzaingó Anexo con casi 200 casos de cáncer, lupus, púrpura y otras graves enfermedades producidas por los agrotóxicos aplicados sobre la soja transgénica. Hemos contaminado con transgenes una superficie de 15 millones de hectáreas, produciendo efectos tal vez irreversibles sobre el ecosistema y la salud de la población. Hemos servido de cabeza de puente para que Monsanto introdujera la soja RR y el uso masivo del glifosato por todo el Mercosur. Somos unas de las pocas megaurbes del mundo que no sólo no recicla la basura, sino que la entierra, contaminando todo el ecosistema donde viven 18 millones de habitantes. Además pagamos del erario público cifras millonarias a un grupo de empresas parásitas, para semejante despropósito ambiental. Podríamos ahorrar una fortuna y producir otra, reciclando, generando al mismo tiempo una enorme masa de empleo genuino. Estamos contaminando la otrora fértil pradera pampeana con una cifra superior a los 250 millones de litros de herbicidas por año. Las empresas pesqueras españolas están depredando nuestro litoral atlántico destruyendo especies enteras de peces y mariscos con técnicas de captura propias de un basurero. Estamos entregando todos nuestros recursos mineros sin recibir un solo dólar a cambio, contaminado enormes extensiones y cursos de agua con cianuro, y mercurio. Por el contrario pagamos por ello con el 2% de la producción minera. Estamos demoliendo cerros sin que nadie lo controle. En un verdadero despropósito ambiental y económico –como denunciara el Dr. Morello- somos el único país en el mundo que utiliza las tierras más fértiles del orbe para que su clase alta junto cono los nuevos ricos producidos por la gigantesca corrupción política y empresaria-gansgteril –parasitarios e infértiles como señalara Hernández Arregui- construya sus countries, barrios cerrados y barrios parques, para alejarse de la chusma, los negros de mierda y los bolitas. Repsol ha exportado nuestro petróleo y nuestro gas sin rendir cuentas y sin respetar nuestras reservas. Somos el único país del mundo en haber entregado su empresa nacional de petróleo sin haber sido invadido militarmente. Somos el único país del mundo que ha destruido su sistema ferroviario -el más importante de América Latina- cumpliendo una exigencia inglesa, y de la burguesía colonial argentina –esa que la senadora Cristina Fernández llama nacional- para lograr la desarticulación de la población y la producción nacional, permitiendo al complejo parasitario y gansgsteril de peajes y empresas de transportes saquear a la población. Nuestra nación fue la única en el mundo que ha entregado en peaje rutas construidas por la nación y las provincias, afectando de manera concreta la igualdad de los ciudadanos ante la ley, afectando el libre tránsito de sus habitantes, desarticulando a la población. En fin, es imposible que nosotros nos pongamos a la cabeza de una reivindicación que si puede ser justa en una mirada exclusivamente ambiental, nos lleva a destruir el Mercosur y a favorecer abiertamente los planes del imperialismo norteamericano. Así planteadas las cosas Uruguay y Paraguay abandonarán el Mercosur, firmarán los TLC y EE.UU., habrá logrado destruir su enemigo más importante en el hemisferio: el Mercosur y la Comunidad Sudamericana de Naciones. Logrará además debilitar el proyecto del ALBA y a la Revolución Bolivariana, pudiendo así avanzar en sus planes de invasión.

Ecología y política.

En los países coloniales como el nuestro debemos ser cuidadosos con el planteo ecológico, en cuánto a lo que este tiene de anti-industrial. Una cosa es la discusión en Europa del control o reorientación de la actividad industrial, enérgetica y de recuperación o protección de su actividad agropecuaria masivamente granjera y no latifundista, por otra parte. Y otra muy distinta es trasladar mecánicamente dicha mirada a América latina. Una cosa es la protección de los recursos naturales, el cuidado del ambiente y la protección de los recursos no renovables –el suelo es uno de ellos- y otra muy diferente es propiciar políticas que son esencialmente anti-industriales y favorecen a los planes conjuntos del imperialismo y la burguesía colonial argentina -Macri, Roggio, Fortabat, Techint, etc. Esa mirada ha llevado por ejemplo a justificar y promover la desindustrialización de la Ciudad de Buenos Aires, para ‘tener una ciudad limpia’. Sin entender o desconociendo, que ese era uno de los planes de la oligarquía ya en 1955 y de las exigencias británicas del ‘tratado de paz’. ‘Para que desaparezca el peronismo deberán desaparecer las chimeneas’, señaló claramente el Almirante Rojas en 1955. Desindustrializar Buenos Aires, es decir sacar a la clase obrera de Buenos Aires, fue un objetivo llevado adelante a rajatabla por la dictadura genocida. Esa era la idea del intendente Brigadier Cacciatore, que llevó adelante sin hesitar en un doble sentido: cerrando fábricas gracias la Plan de Martínez de Hoz y erradicando Villas de Emergencia ‘porque para vivir en Buenos Aires hay que tener un determinado poder adquisitivo’ según señaló el ‘democrático’ Brigadier bombardero de Plaza de Mayo en junio de 1955. Dicha política fue luego aplicada a rajatabla por el menemismo y continuada por De la Rúa e Ibarra, quien llegó al extremo de enrejar las plazas y parques para que los pobres no pernocten en la Ciudad, se ‘cansen y se vayan a otra parte’. Ibarra fue más lejos: proponía la retirada de los FF. CC., de la Ciudad –‘actividad sucia y paisajísticamente desagradable’- y en un momento hasta el Aeroparque iba a salir de Buenos Aires. Con argumentos ambientalistas y de seguridad que ¡oh sorpresa¡ coincidían con los inmensos intereses inmobiliarios de la Ciudad –imaginen nomás, el costo por m2 de los terrenos del Aeroparque- y con los del grupo Eunekián que quería concentrar el negocio en ‘su’ aeropuerto de Ezeiza. En todo caso las reivindicaciones parciales –y las ecológicas pese a su mirada holística lo son- deben siempre estar supeditadas a la perspectiva general y estructural de los intereses generales de la nación. Sino se corre el riesgo de favorecer los intereses exactamente contrarios a los que se desea. Por ejemplo, la prohibición impuesta en la Ciudad de Buenos Aires a la tenencia de aves de corral y animales de granja, es parte de la política de expulsar a los pobres del ejido urbano y de romper la soberanía alimentaria de la población en general, para que sean rehenes de las grandes cadenas de hípermercados y minimercados. Realmente la mejora ambiental y sanitaria que puede producir dicha medida es mucho peor que el hambre y la mala alimentación que la misma promueve. Y así de seguido. Los mayores productores de residuos y generadores de nuevos residuos en forma permanente en la Ciudad son las grandes cadenas de hípermerecados que cargan al costo a toda la sociedad. Sin embargo no son atacados por los movimientos ambientalistas, -ni afectados por ninguna medida gubernamental- cuando son responsables ellos solo de la pérdida de mas de 4 millones de puestos de trabajo –en todo el conurbano-, de una gigantesca contaminación por plástico y otros materiales de difícil reciclado, mientras súperexplotan a sus empleados en jornadas de trabajo violatorias de la ley de ocho horas.

Kirchner en Gualeguaychú

En síntesis el tema de las papeleras merece discutirse en el marco del Mercosur y el gobierno no puede dejar de aceptarlo. Es absurdo que no discutamos semejante conflicto entre los países hermanos y recurramos a organismos del Imperio para hacerlo. Decir que se está contra el ALCA pero hacerle el juego, es sin dudas un doble discurso, al cual el gobierno apela en forma permanente. En segundo lugar se hace imprescindible redefinir el Mercosur como una verdadera comunidad de naciones donde las más ricas auxilien y ayuden a las más pobres y donde el mismo deje de ser un mercado para la burguesía paulista y se transforme en una palanca para el desarrollo y la unión de todo Sudamérica. Incluyendo claro está la reindustrialización de la Argentina, que como muy bien señaló un experto de Itamaratí ‘no fue una decisión brasileña que la Argentina dejara de ser industrial’ sino de la burguesía colonial argentina, que no soportaba una clase obrera semejante a la de 1945-1976. También fue una decisión de los EE.UU., y Gran Bretaña que la burguesía colonial argentina –¿dónde estará la nacional?- aceptó a cambio de la plata dulce, la convertibilidad, de poder guardar sus fortunas fuera del país y de participar como socio menor de las empresas multinacionales de al expoliación de América Latina. Con los más de150 mil millones de dólares que los Macri, los Roggio, los Pérez Companc, los Techint, los Fortabat y compañía tienen fuera del país: ¿cuánto tardaríamos en volver a ser industriales? Kirchner con la manipulación neomenemista que le es habitual se pondrá a la cabeza de la cuestión ambiental como lo ha hecho con la cuestión de los derechos humanos. Con su astucia mediática –matizada con un brutal hegemonismo: ‘sino estás conmigo estás contra mi. Si no te puedo cooptar o comprar, te destruyo’- expresada por ejemplo en la lucha contra los ganaderos sin hablar una palabra de la sojización monsantiana responsable de la falta de carnes. O peor aún, con dicha pelea tapar el escándalo de Repsol que ha robado la mitad de nuestras reservas petrolíferas y gasíferas sin que ‘nuestro Presidente’ se diera por enterado. De la misma manera hará con el tema ambiental: ahora el kirchnerismo y los menemistas que lo acompañan serán los campeones del medio ambiente. ¿Quién será la Hebe de Bonafini que se suba al carro triunfal ambiental de K. K.? Mientras tanto 55 niños, 35 adultos y 15 ancianos se siguen muriendo de hambre en la Argentina. Mientras tanto el 10 % más rico recibe casi el 60 % de la riqueza y el 10% más pobre sólo el 5.4%. Mientras tanto el sueldo promedio de más del 50% de a población ocupada, es de 500 pesos, contra casi 900 que pesa el nivel de pobreza. Mientras tanto la participación de los trabajadores en la Renta Nacional es del 25%. Mientras tanto, en la provincia de Santa Cruz en Las Heras hubo 'excesos' y terror policial, parapolicial y gendarmeril. Allí gobierna Repsol. Mientras tanto nuestros hermanos bolivianos –cuyo gobierno acaba patrióticamente de renacionalizar su petróleo y su gas- son esclavizados en Buenos Aires por miembros de la burguesía colonial argentina. Mientras tanto Doña Rosa mira para otro lado o va a Gualeguaychú a protestar contra las papeleras. Si el gobierno tuviera la decisión política de reconstruir en forma inmediata el mercado interno, el Estado nacional soberano y la industria nacional, ¿cuánto tardaríamos en recuperar nuestra capacidad industrial?. Sino salvamos el Mercosur volveremos a ser esclavos. Pese a todas las sandeces en juego, el dilema para nuestros pueblos sigue siendo el mismo: Liberación o Dependencia. El Mercosur es una herramienta para la Liberación, su destrucción profundiza o consolida la dependencia.
1.- Citado por González Julio C. En Los Tratados de Paz por la Guerra de Malvinas, Del Copista 2004. La primera frase citada corresponde al libro de Ferns H., Argentina, Sudamericana Bs. As., 1973. Pag 247. La segunda al libro de Ferns H. Gran Bretaña y Argentina en el Siglo XIX. Solar-Hachette, Bs. As. 1968, pags 296-299.
2.- Palabras del jefe Montonero Mario Firmenich y del monto-menemista Angel Lico
3.- Palabras de Mario Firmenich lego del pase a la clandestinidad.
4.- Terrateniente de origen Norteamericano con más de 750.000 has en nuestro país, principalmente fuentes de agua dulce, para ser ‘protegidas de la degradación ambiental’.

Fuente: lafogata.org