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Argentina: La lucha continúa

Argentina- A tres décadas de una negra dictadura militar

Roberto Molina*
serviex@prensa-latina.cu

Buenos Aires.- Por quinta vez en su historia republicana, Argentina se vio sometida por una cruenta dictadura militar que se prolongó del 24 de marzo de 1976 hasta la vuelta al sistema electoral en octubre de 1983.
Siete años y siete meses en los cuales la aceitada maquinaria castrense, formada en las academias del muy civilizado Primer Mundo, se dedicó a liquidar todo rastro del poderoso movimiento popular profundamente arraigado en el país. Y lo logró.
Mucho se ha escrito sobre la larga noche causante de más de 30 mil personas asesinadas, torturadas y desaparecidas (un término acuñado bajo ese régimen de terror), de cuyo inicio se conmemoran 30 años.
Aquel 24 de marzo, el rechazo de los sectores más poderosos del país a la inoperancia del gobierno de Isabel Perón, (quien sucedió en julio de 1974 a su esposo y fallecido presidente, Juan Domingo Perón), propició el ascenso de una nueva dictadura.
El pretexto esgrimido fue- como casi siempre en la historia de las asonadas golpistas- restablecer el orden, algo por lo que hoy claman desenfadamente ciertos voceros de la oligarquía.
Una caterva de altos jefes militares suplió su ineficiencia de liderazgo con la represión, lo cual trajo como resultado nada menos que unas 30 mil personas asesinadas, torturadas y desaparecidas.
Además, y como último esfuerzo por perpetuarse en el poder, llevaron a cabo la desastrosa operación de las Islas Malvinas en 1982.
Fue otra cuota de muerte y dolor para el pueblo argentino, cobrada a través de sus soldados mal pertrechados y humillantemente derrotados.
Cuando finalmente abandonaron el poder, dejaron un país económicamente arruinado, una inflación calculada en un 900 por ciento, y una infraestructura en franca decadencia que 10 años de gobierno de Carlos Menem (1989-1999) se encargaron de completar.
A esta caída moral le siguió la victoria en las elecciones de 1983 del radical Raúl Alfonsín, un avezado socialdemócrata que, no obstante sus buenos propósitos, no pudo levantar cabeza ante el país real.
Sus intentos de reforma y lo que pareció ser un proceso ejemplar para juzgar a los criminales de lo que él mismo denominó terrorismo de estado, enervó a los sectores conservadores del país.
El temor a una vuelta atrás- dada la presión de las siempre poderosas instituciones armadas- lo condujo a promulgar las eufemísticas leyes del perdón, Punto Final (1985) y Obediencia Debida (1987), que detuvieron los procesos judiciales contra los crímenes de lesa humanidad de los militares.
Menem hizo el resto al proclamar en 1990 una ley de indulto para los pocos que fueron juzgados y condenados.
La sociedad argentina, o por lo menos sus segmentos más progresistas, no quieren dejar pasar por alto tan significativa fecha.
Por eso llevan a cabo numerosas acciones de recordación que culminarán este 24 de marzo con una gran marcha en la histórica Plaza de Mayo.
A pesar de la disparidad de criterios entre decenas y decenas de organizaciones populares, sociales y políticas inmersas en la convocatoria sobre la manera de llevarla a cabo, nadie duda que será un mensaje contundente en aras del "¡Nunca Más!".
El gobierno del presidente Néstor Kirchner, con pasos significativos para impedir- como algunos quieren- borrar el pasado, colabora intensamente en el programa de actividades bajo el titulo de "Encuentro 30 años, Memoria, Verdad y Justicia".
Mucho se ha avanzado en esa materia desde aquellos tenebrosos días del prolongado régimen castrense, como lo mostró el poderoso movimiento de masas que sacó del poder al presidente Fernando de la Rúa en el 2001 y proclamó el "¡Que se vayan todos!".
Empero, la sociedad argentina sigue dando muestras de fragilidad en sus diversos tejidos, y conceptos tales como equidad y justicia son aún más deseos que realidades.
Así lo muestra el acontecer diario, la persistencia de la desocupación y la pobreza, el abismo creciente entre ricos y pobres...
También resurgen ciertas prácticas aún enquistadas, de lo cual son muestras ciertas modalidades represivas denunciadas y un reciente escándalo de espionaje de la Armada, al estilo del modus operandi castrense en ese pasado aún reciente.
La conmemoración de ahora podría servir para recuperar la memoria histórica, como prisma para visualizar los peligros del presente y proyectar un futuro más prometedor, como lo ansía la inmensa mayoría de los argentinos.
*El autor es Corresponsal de Prensa Latina en Argentina.          

Fuente: lafogata.org