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Argentina: La lucha continúa

El largo camino de la causa judicial contra la Ford

Alejandra Dandan
Página 12

La causa de los ex delegados de la Ford comenzó cuando apenas concluía la dictadura militar. Un grupo de ex trabajadores encabezados por Pedro Troiani acercó a la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas un pedido para que incluyera entre las víctimas a los 25 delegados de la planta de Pacheco secuestrados entre marzo y mayo de 1976 por la actividad gremial desarrollada en la fábrica. Aunque el pedido logró un primer impulso, la denuncia no cobró trascendencia hasta 1998 cuando –como sucedió con muchas de las causas locales trabadas por las leyes de impunidad– la CTA decidió impulsar la denuncia en el juzgado español de Baltasar Garzón.
La presentación en el exterior sirvió para movilizar a la opinión pública nacional e internacional sobre los sucesos padecidos por Troiani y su gente, pero los reclamos jurídicos de fondo no avanzaron hasta hace tres años. Recién entonces el fallo de nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final habilitó una vía local de reclamo en el Juzgado Federal Nº 3, ahora a cargo de Daniel Rafecas. El jueves pasado este último tramo del reclamo judicial fue el que volvió a cobrar vuelo. "Ya han trascurrido tres años y varios meses de investigación en un expediente de casi mil fojas", señaló en la presentación judicial Pedro Troiani, que,en su carácter de querellante, le reclamó al juez por primera vez la detención e indagatorias de un militar y cuatro directivos de la Ford, entre ellos Héctor Francisco Sibilla.
En varias oportunidades los delegados pidieron a la Justicia una inspección ocultar sobre el terreno, como se hizo en el Olimpo o en los lugares que funcionaron como centros clandestinos de detención, dice el abogado Tomás Ojea Quintana, patrocinante de los delegados. Ya en 1998, cuando Página/12 se hizo eco de la denuncia presentada por la CTA en España, la empresa salió a negar cualquier vínculo de Pacheco con un campo de detención. Su gerente de relaciones institucionales, Jorge Di Nucci, insistió de uno u otro modo con que "acá no hubo centros de detención". En esa misma lógica, la empresa dijo que los delegados ya hicieron un juicio laboral oportunamente, juicio que hasta ellos reconocen haber ganado. Sin embargo, ni una ni otra explicación parecen suficientes. Los empleados recurrieron a su juicio laboral por las indemnizaciones pendientes por los despidos, porque era lo único que tenían a mano. En palabras de Ojea Quintana, "fue lo único que se les ocurrió".
Durante la última semana, esos mismos delegados dieron los primeros pasos para impulsar ahora una vía civil a nivel local similar a la abrieron y luego retiraron en enero de 2004 en los Estados Unidos contra la Ford Motors Company por los secuestros y desaparición forzada de 25 delegados. Esa denuncia no prosperó por cambios de jurisprudencia interna. Los abogados la retiraron y ahora abrieron una ruta para impulsar ese mismo reclamo fronteras adentro del país. A diferencia de la legislación penal, la civil impide impulsar una demanda sobre causas de más de dos años de antigüedad. Por esa razón, los abogados de los delegados de la Ford no abrieron la causa con una demanda contra la Ford. A través de una pregunta, le pidieron a un juez civil que se pronunciara a favor o en contra de la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad en el campo civil, donde no existen antecedentes de este tipo.


Relaciones con la matriz

La relación y el tipo de intercambio entre la planta argentina de la Ford y la Ford Motor Company estadounidense es otro de los puntos sobre los que avanza la investigación. La Ford local no era subsidiaria de la norteamericana, aunque existía un control logístico, operacional y financiero de la empresa. Fuera de ello, no está claro cuánto de lo que sucedía con los obreros argentinos se sabía en la casa matriz. Hasta el momento, los únicos indicios de intercambio de información de uno y otro lado se limitan a la de tipo comercial y administrativo. Entre otros ejemplos, se encontró una serie de archivos en manos del Departamento de Estado norteamericano, ahora desclasificados, sobre la posibilidad de un intercambio comercial de la Ford Argentina con La Habana, para lo cual necesitaban una intermediación de Estados Unidos (ver foto). Fuera de ello, el abogado Tomás Ojea Quintana señala un dato llamativo. Los legajos del personal de la empresa estaban en español, pero el de las áreas más sensibles, como finanzas, se escribían en inglés. Para el abogado, sería una señal más de los cruces de información con la sede de Estados Unidos.

   
 


Fuente: lafogata.org