Argentina: La lucha contin�a
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Los testigos en el proximo juicio toman precauciones pero
dicen que iran a contar su historia
"No es el momento de ceder al chantaje"
En pleno choque con la Iglesia, el siguiente juicio contra represores de la dictadura es el del capell�n policial Von Wernich. Los testigos admiten estar "reviviendo su historia" por la desaparici�n de L�pez, pero no van a ceder.
Irina Hauser
P�gina 12
�Padre, no quiero morir �le dijo N�stor Bozzi, abatido despu�s de la tortura, al cura Christian Von Wernich.
�Hijo m�o, la vida de los hombres depende de Dios y de tu colaboraci�n �contest�, imperturbable, el capell�n de la Polic�a Bonaerense.
Bozzi est� desaparecido. Luis Velasco, que estaba detenido en el mismo centro clandestino y escuch� el di�logo, sobrevivi� y puede contarlo. Su testimonio ser� central en el que se perfila como el pr�ximo juicio por los cr�menes de la �ltima dictadura y que pondr� al p�rroco en el banquillo. "M�s all� del miedo, no es el momento de ceder al chantaje", dice Velasco, quien se confiesa afectado por la desaparici�n de Jorge Julio L�pez, el alba�il que testific� contra el represor Miguel Etchecolatz, aunque "decidido a ir a declarar". Otros testigos de la causa contra Von Wernich contaron a P�gina/12 c�mo se preparan entre sensaciones de "shock", "desaz�n" y la "reactualizaci�n" de lo vivido, pero con la certeza de que "al terrorismo no se le puede responder repleg�ndose".
Von Wernich ser� juzgado por su complicidad en 45 casos de privaci�n ilegal de la libertad y torturas, por su participaci�n en tres homicidios y por la apropiaci�n de la hija de una pareja desaparecida. As� lo plantear� el fiscal de La Plata Sergio Franco, quien elevar� el expediente dentro de dos o tres semanas (ver nota aparte). Ser� el primer juicio oral que pondr� sobre el tapete la complicidad de lglesia Cat�lica con las violaciones a los derechos humanos durante la �ltima dictadura.
Hasta ahora s�lo una de las sobrevivientes que tendr� que declarar en las audiencias les dijo a sus abogados de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) que quiere protecci�n para ella y para sus hijos. La mujer, que prefiere que no se conozca su nombre, pidi� custodia y los m�todos que haya para sentirse a resguardo y testificar tranquila.
Durante la investigaci�n sobre el papel de Von Wernich en el terrorismo de Estado, varios testimonios lo describieron como el capell�n de la polic�a de Ram�n Camps y de Miguel Etchecolatz que visitaba los centros clandestinos simulando dar "asistencia espiritual" a los detenidos, cuando en realidad iba a sacarles informaci�n y a torturarlos psicol�gicamente. Tambi�n buscaba disuadir a las familias que denunciaban desapariciones.
Omnipresente
Despu�s de la primera sesi�n de torturas Luis Velasco, que ten�a 20 a�os, se top� con Von Wernich en la brigada de investigaciones de La Plata. Era julio de 1977. El sacerdote le puso una mano en el pecho y se burl�: "Uy, te quemaron los pelitos". Velasco pas� otro tramo de su detenci�n en Arana, en el Pozo de Banfield y en la Comisar�a 5a. En todos lados reaparec�a el capell�n. "Tuve una relaci�n extra�a con �l �repasa�. La primera vez que lo vi trat� de demostrarme que sab�a mucho de m� y de mis hermanos. Me puse muy nervioso y me dijo �tranquilo, soy primo de Monona�, la mujer de mi t�o. Ten�a una foto m�a, que le hab�a dado mi familia creyendo que iba a localizarme. Nunca les dijo nada", cuenta.
"A m� me sorprend�a que el tipo daba su nombre. Una vez le pregunt� qu� sent�a cuando ve�a torturar y me dijo que nada. Tambi�n tuvimos una discusi�n porque �l dec�a que no deb�amos odiar porque nos hubieran torturado", recuerda. En otro de los di�logos siniestros que Luis presenci� y ahora trae a la memoria, H�ctor Baratti, quien hab�a sido detenido junto con su mujer Elena de la Cuadra, que estaba embarazada, le dijo a Von Wernich: "�Qu� culpa tiene mi hija de haber nacido en cautiverio?" La respuesta, cuenta Velasco, fue: "Los hijos tienen que pagar la culpa de los padres y no se los vamos a dar a los abuelos para que cr�en terroristas como ustedes".
Luis se fue del pa�s poco despu�s de recuperar la libertad. Vive en Espa�a, desde donde habla con P�gina/12. Ten�a planeado venir de visita en estos meses "pero no voy a ir ahora, estoy con miedo con la desaparici�n de L�pez", confiesa. "Evidentemente la situaci�n est� tensa y todo se concentra en el pr�ximo juicio", dice. "Soy consciente de que la mayor�a de los cargos contra Von Wernich se basan en mi testimonio, es un duro honor que me toca. Tengo presiones familiares para no declarar, pero siempre lo hice y no voy a dejar de hacerlo. Pienso pedir protecci�n y viajar. M�s all� del miedo no es momento de ceder al chantaje", se planta.
Osvaldo Papaleo conoci� a Von Wernich durante su detenci�n en Puesto Vasco, entre marzo y octubre de 1977. "No era un curita guacho, era un hijo de puta. Cuando volvi� la democracia andaba en un BMW. Era un jet�n, en el Puesto ven�a a hablarnos en grupo o individualmente. Dec�a que el pa�s estaba en una guerra. Defend�a la dictadura, a Camps, y ten�a discurso antisemita", describe Papaleo. Para �l "es de sentido com�n" declarar al juicio oral contra Von Wernich. "Es un compromiso con la sociedad mantener nuestros dichos y tratar de que se condene a los represores. No podemos dejar que un pedazo de la historia no se cuente", advierte.
Durante el Juicio por la Verdad en la Plata, Papaleo sostuvo: "Von Wernich no ven�a en funci�n de ser asesor espiritual (...) ven�a en funci�n de interrogador (...) conoc�a las declaraciones nuestras sacadas bajo tortura". Convencido de volver a testificar le dice a este diario: "Yo declaro lo que vi y lo que s�. Cuando uno pas� por un campo de concentraci�n queda vacunado contra el miedo", dice. "Me sensibiliza la situaci�n con L�pez, me confunde un poco, pero no lo siento como un peligro inminente", se�ala.
Juan Ram�n Nazar tiene 75 a�os, s�lo dos menos que Jorge Julio L�pez. Desde que comenz� la b�squeda del alba�il, se pega a la radio todas las ma�anas. "Siento desaz�n. Se me reactualiza todo lo vivido y con los d�as empiezo a temer que esto tenga las mismas caracter�sticas de lo que viv� hace treinta a�os", dice apesadumbrado. Nazar fue secuestrado en julio de 1977. Acababa de llegar a su casa despu�s de cerrar la edici�n del diario La Opini�n de Trenque Lauquen que dirig�a y a�n dirige. "Mi posici�n era cr�tica hacia la dictadura militar, no anduve con condescendencias", explica. Las primeras cuarenta y ocho horas estuvo en una celda, vendado, sin que nadie le dijera nada. Luego lo llevaron a Puesto Vasco, donde se encontr� con Jacobo Timerman "que cuando lo liberaron me dej� un pullover, un par de medias y una toalla", rememora con afecto.
En ese centro clandestino Nazar recibi� la "visita" de Von Wernich. "Yo estaba en una celda de dos por uno y de pronto apareci� un sacerdote con sotana. Dijo que ven�a a verme porque hab�a sido cura en mi zona, 25 de Mayo. Que ven�a a darme auxilio espiritual. Le contest� que no comprend�a su presencia, visitando a un desaparecido, y que no necesitaba ese auxilio en circunstancias tan irregulares. Fue un di�logo tenso, nunca volvi�", relata. A Nazar lo liberaron despu�s de catorce meses. Reci�n supo qui�n era el capell�n cuando se present� en la Conadep y le mostraron una foto. "Estoy dispuesto a declarar ante la Justicia cuantas veces sea necesario. No tengo miedo de hacerlo ni voy a pedir protecci�n. Lo que tengo es preocupaci�n", asegura.
Sin miedo
Mar�a Mercedes Molina naci� en la Brigada de Investigaciones platense en
abril de 1977. Su mam�, Liliana Galarza, estudiante de arquitectura, est�
desaparecida. Cuando se enter� de que Von Wernich la hab�a bautizado, sinti�
"mucho asco". "Me da asco cada d�a de mi vida, es algo que me termin� de
convencer de que yo no era parte de la Iglesia cat�lica", dice. En la ceremonia,
seg�n algunos testimonios, estuvieron Camps y el ex comisario Etchecolatz. A
Mercedes sus abuelos lograron sacarla del centro clandestino y por su abuelo
supo que el capell�n "les ment�a a los familiares, les dec�a que no hicieran
ruido, que no preguntaran ni presentaran h�beas corpus, ya que se estaban
exiliando y los podr�an perjudicar. Mis abuelos eran creyentes y confiaban en
Von Wernich, hac�an todo lo que les dec�a." Mercedes es querellante en el juicio
que se har� contra el sacerdote y todo indica que tendr� que declarar. "La
situaci�n por la desaparici�n de L�pez me tiene shockeada, reaviva la historia.
Pero no tengo miedo. Empiezo a pensar que algo pas�, que se busca amedrentar,
para que testigos y querellantes nos quedemos quietos", analiza. "Espero que
esto no frene los avances de la Justicia. Al terrorismo no se le puede responder
repleg�ndose".
Fuente: lafogata.org