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Argentina: La lucha continúa

La batalla entre patotas en San Vicente
Sin trabajadores ni pueblo; sólo con burócratas y sus fuerzas de choque

Prensa de Frente

Triste segundo entierro del General. Los mismos que, en un trabajo de años, transformaron al peronismo de una identidad política de clase, nacida con la insurrección del 17 de octubre de 1945, en el aparato garante del sistema capitalista-dependiente en la Argentina, consumaron la tarea de "mudar" el entierro de un líder popular, el de julio de 1974, en la excusa accesoria, de bronce, para dirimir espacios entre jefes burócratas y sus fuerzas de choque.

Sólo un elemento, para nada formal, da mínimo sustento a las interpretaciones según las cuales la batalla entre patotas en la quinta de San Vicente puede relacionarse con la masacre de Ezeiza del 20 de junio de 1973. Ahora, como en ese momento -también como en su primer retorno, en noviembre de 1972- fue la burocracia sindical y partidaria la que definió el sentido político de los movimientos de Perón.

Pero en 1973 Perón era un líder popular, el peronismo constituía la identidad política de la clase obrera argentina y esa condición se expresaba en organizaciones de la tendencia revolucionaria del peronismo. En Ezeiza se enfrentaron dos concepciones ideológicas y dos proyectos de país, no dos sectores en disputa por un espacio privilegiado en la construcción de la Argentina desarrollista de Néstor Kirchner, de Eduardo Duhalde, de Hugo Moyano, de Gerardo Martínez, de Antonio Arcuri o del "Pata" Medina, el capo de la UOCRA de La Plata, para nombrar a los jefes de línea de las bandas en conflicto en la quinta de San Vicente.

El peronismo revolucionario de 1973 es apenas un recuerdo, tan diluido como la relación consciente, como identidad política, entre los trabajadores y el peronismo, aunque sigan votando el sello.

Lo que sigue siendo una realidad contundente, con Kirchner como con Duhalde, es que la expresión de estos tiempos de la militarización de la política son las patotas, las que les pegan a los trabajadores en el Hospital Francés o las que se rompen mutuamente las cabezas para garantizarse un mejor lugar frente al palco o una posición más estratégica de las banderas con los nombres de sus mandantes.

Fuente: lafogata.org