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Argentina: La lucha contin�a

Militante Rojo

Once del mediod�a, en la jugueter�a "Mordor Toys" situada en Rojas 129 casi esquina Yerbal del Barrio de Caballito en la ciudad de Buenos Aires beso a una Irene resignada y salgo vestido como un "Pap� Noel" llamando la atenci�n de vecinos y transe�ntes, por el altavoz que llevo colgado en bandolera. Sostengo en mano un atado hecho a tres tramos de ca�a de pescar unidas a un pasacalle enrollado. A paso vivo e indiferente a los gritos conque me llaman (soy bastante sordo) ni�os, j�venes y j�venes de alma � "Pap� Noel"! animados y sorprendidos de verme. Baj� las escaleras de la estaci�n Primer Junta y ya en el vag�n del subterr�neo entregu� la primera de las dos mil fotocopias que llevaba a la dama que era compa�era de asiento. La mujer comenz� a leer, comenz� a plegar las copias de la carta (tama�o oficio) en donde "San Nicol�s" le escribe al Presidente Kirchner para que �l a su vez lo haga con los 5 H�roes Cubanos prisioneros del imperio, d�ndoles fuerza, buenos deseos, o sea un subliminal apoyo pol�tico . Plegaba y cada tanto miraba a mis compa�eros ocasionales de viaje. Ninguno intent� saltar por las ventanillas, pero estaban eso s� un poco inc�modos por la situaci�n. Comenc� como en un baile a "cabecearlos", uno a uno, levantando mi mano con un volante y aceptaron cada uno el ofrecimiento y vinieron hasta mi asiento. (tiene sus ventajas ser jovato). Fue como el "vag�n de la lectura" el cincuenta por ciento de los pasajeros enfrascados en curiosear la carta. En estaci�n Plaza de Mayo baj�, llegue a la superficie y m�s precisamente hasta la reja que rodea la Pir�mide, para apoyar mi equipaje fu� rodeado en el acto por un grupo de polic�as, el oficial a cargo acept� mi saludo pero me interrog� sobre mi presencia y vestimenta. Expliqu� que ven�a a llamar la atenci�n del pueblo sobre la injusticia cometida y la cercan�a del nuevo juicio a los 5 antiterroristas, pues nuestra prensa no cumpl�a su funci�n a cabalidad. El ropaje rojo se lo atribu� naturalmente a las Fiestas Navide�as. (Tendr�a que haber aprovechado y denunciar el robo de mi trineo). Ellos no entend�an nada, pues nombr� a los 5 con total naturalidad y como extranjeros en EEUU. Repregunt� el oficial confundi�ndose cada vez m�s: �para que manifestar si ni siquiera eran argentinos? (no hab�a dicho que eran cubanos todav�a, pues esa es la frutilla del postre). Bueno, la frutilla cay� pesada y pasando a otro item pregunt� si estar�a unos treinta minutos. Aclar� que me quedaba hasta la ca�da del sol, por motivos de visibilidad de la protesta. No festej�. Explic� que no pod�a colgar ningun cartel (como el que supon�a yo llevaba en el paquete) de la reja que rodea el sagrado sitio que comparten la Pir�mide de Mayo de 1810 y las cenizas de nuestra recordada, querida, admirable y jam�s olvidada Azucena Villaflor fundadora de las "Madres de Plaza de Mayo". Mi insistencia provoc� consultas v�a celular y la respuesta me autoriz� a poner el cartel "sobre el piso en forma horizontal" junto a la misma reja. Imagin� una cuesti�n de Polic�a Geom�trica, vertical no se puede, horizontal s� (ojal� nunca lo apliquen al sexo, sino los j�venes �que har�an en los zaguanes?)
Ante la superioridad num�rica visible de los uniformados y el buen funcionar de su log�stica me "amilan�!, (no tiene nada que ver con milanesa), pero si ten�a los huevos fritos por el calor en el subte y la media hora bajo Febo cenital, mediando con las fuerzas del orden. "Afloj�" lo que se dice, con tal de que se fueran y me dejaran comenzar a repartir la copia de la carta al Presidente del doctor Borocot�. Jur� y perjur� que no colgar�a el cartel. Pidieron datos personales, los d� y entregu� a cada uno un ejemplar de la carta en la que figura n� de documento, mi domicilio, tel�fono y mail (tendr�a que haber puesto la huella de mi pulgar con tinta de sello, manifestando que no se firmar, pero no me aviv� y ya es tarde). Se retiraron a unos 60 mts y aprovech� para armar la ca�a de pescar (3.20 mts) en la que ya tra�a convenientemente atada la gran bandera cubana sobre la que est� impreso el rostro del Guerrillero Heroico "Ernesto Che Guevara" gran argentino olvidado (ex profeso) por la historia oficial de mi Patria. Extend� sobre el sagrado piso de la Plaza el pasacalle con los nombres de Antonio, Fernando, Gerardo, Ram�n y Ren� que pide en grandes letras rojas su libertad. Chaubloqueo y Museo Che Guevara lo firman. De ah� en m�s fue todo imitar a una roja roca con barba blanca plantada ondeando su bandera, en el medio del torrente de transe�ntes que cruzan de a cientos por minuto la plaza en diferentes direcciones, todos acelerados, saliendo de sus oficinas, ministerios, bancos, para almorzar en quince minutos y volver al yugo. Todos se asombraban, muchos no aceptaban la hoja de papel (algunos vest�an uniforme) y miraban el piso disgustad�simos � atemorizados. Unos diez mascullaron en diferentes momentos su indignaci�n por ver la ense�a patria martiana en nuestra Plaza Mayor. �Pobres! no saben � olvidan que Jos� Mart� (cubano), fue adem�s del poeta mayor de Am�rica nuestro C�nsul argentino en Nueva York. En realidad la culpable es la prensa, la radio y la televisi�n argentinas, que jam�s nos explican estas hist�ricas verdades, de hecho en las siete horas que cumpl� mi monoprotesta en �se lugar en "horas pico" no hubo un solo periodista argentino ni de la CNN, que se acercara a investigar esa ins�lita postal de una corte de turistas chilenos, uruguayos, bolivianos, peruanos, colombianos, canadienses, australianos, estadounidenses, italianos, espa�oles, alemanes, suecos, japoneses, portorrique�os, neozelandeses, cordobeses, juje�os, santiague�os, puntanos, que guardaban respetuoso turno (sin hacer cola, ni pagar) para fotografiarse con "Pap� Noel Comunista" como me bautizaron repetidamente algunos que fueron pasando durante la jornada. El sol ayud� y por eso todos me ten�an menos odio porque imaginaban la "sensaci�n t�rmica" que el zurdo tarado este estar�a viviendo dentro de su "igl� rojo" que m�s bien parec�a un horno microondas trabado que no se deten�a. Todos recibieron una explicaci�n, fuera en castellano � en ingl�s sobre la situaci�n de los presos cubanos, turistas de habla inglesa se beneficiaron con un folleto en ese idioma muy claro y expl�cito sobre la situaci�n legal que luc�a los rostros de los cinco. Los dem�s se llevaron la carta de Pap� Noel al Presidente, en ella iba el mail del Museo Che Guevara y Chaubloqueo. Seguramente tendremos noticias desde muchas partes del mundo. Les ped� a muchos que me env�en las fotos que tomaban, hasta este momento no puedo enviarles con esto una a vos que lees, pero tal vez lo haga en el futuro. Eran las dos de la tarde y un redoblar de tambores por la Avenida de Mayo preanunci� a quinientos hombres y mujeres con chalecos amarillos, eran los obreros de las industrias l�cteas (Parmalat etc.) a los que se les adeuda cuatro meses de sueldo. Me solidaric� con ellos, aprovech� para colgar prolijamente en forma vertical el cartel por los cinco, y tome la decisi�n de defenderlos y ser un aliado en un probable enfrentamiento con los cientos de polic�as con chaleco naranja, uyyy, chaleco naranja y yo de rojo, el uniforme m�o no me ayudar� si hay l�o. Pero los lecheros se portaron bien y defraudaron a los ansiosos defensores del orden que alineados detr�s de las gruesas vallas met�licas azules que dividen las dos Plazas de Mayo los vigilaban. Todos se acomodaron bajo los diferentes y escasos �rboles y se sentaron. Una hora disfrutaron del calor (a la sombra) y del espect�culo de ese bondadoso viejecito de rojo que hac�a flamear la bandera cubana y el rostro del Che Guevara. Luego se retiraron por Diagonal Sur en direcci�n al monumento del genocida que nos dej� sin indios (Julio Roca). Los cientos de polic�as los siguieron eran los rojos (que no eran comunistas) tras los amarillos (que tampoco eran chinos). Los ni�os me llenaron de besos y miradas tiern�simas (que nunca recib� de mis cinco hijos), me agradecieron los regalos que recibieron en Navidad, hubo muchos tambi�n que me ven�an a saludar pero tra�an cajas de cart�n vac�as en las manos, y mientras convers�bamos las plegaban para que ocupen poco lugar y acumular muchas para la venta por kilo que permite alimentar con algo a la familia. Otros ni�itos "futuros artistas" ten�an en lugar de cart�n, tres pelotas cada uno en la mano con la que practican juegos malabares en el medio de las avenidas, cuando el sem�foro se pone rojo y obtienen moneditas de los conductores, m�s alguna puteada y miles de mudas maldiciones. Estos y aquellos quer�an saber que ten�a yo dentro de mi roja bolsa y ah� record� que a Demi�n, mi hijo mayor a quien ped� prestado el traje pues trabaj� de Pap� Noel en el Shopping de Caballito (entreteniendo a los ni�os de la clase pudiente a los que guardias de seguridad muy eficientes protegen evitando que los cartoneritos y ni�os malabaristas ingresen a esas "Sagradas Catedrales del Consumo") le hab�a sobrado media bolsa de golosinas de su trabajo. Fue una fiesta repartirlos y luego tuve de cliente consuetudinario y puntual a otro humilde ni�ito que hab�a presenciado la escena de lejos y cada media hora volv�a a presentarse solicitando un repuesto del dulce, que ya se le hab�a derretido en la boca. Al rato comenc� a perfeccionar mi accionar y ya entregaba con m�s facilidad las hojas mientras voceaba felicitaciones por el nuevo a�o, el viento hac�a flamear al rub�, a las cinco franjas y a la estrella y el rostro del Che parec�a haber adquirido una movilidad singular que atrapaba a todos los lentes de las c�maras de foto de los turistas y a los de los tel�fonos celulares que son a la vez c�mara de foto y la env�an en el acto a sus contactos. Telef�nica espa�ola no entender� todav�a porqu� en esa zona el consumo de tarifas se elev� particularmente entre las 12 y las 19 horas de �se mi�rcoles. Abrazado para la instant�nea por ni�as � ni�os deficientes, besado por criaturas afectadas por c�ncer terminal (rapaditas) � varoncitos de 4 a�itos (sin padre) verdades dolorosas de las que me enter� por boca � silencio de parientes desolados, agradec� que mi profusa transpiraci�n disimulara mis l�grimas y la enorme y blanca barba ocultara el rictus de amargura en mi boca. All� el "advogado" brasile�o Homero Junger Mafra me dio su tarjeta coment�ndome (mientras su mujer nos fotografiaba) que en su pagina web figura el pedido "Liberen a los Cinco". MERCOSUR del amor a Cuba y su Revoluci�n , eso es lo que somos. Un norteamericano mayor acept� fotografiarnos con la c�mara de las dos fans juje�as que me gan�. Fui ganando experiencia y si ven�a una familia extranjera o n�, al ni�o de 7 a�os le ped�a me sostuviera la bandera cosa que no hac�a, sino que comenzaba a flamearla desesperado por la oportunidad, sin saber de quien era el rostro impreso. Su hermanita de 5 a�os aceptaba sostenerme la campana de bronce, pero por supuesto comenzaba a hacerla sonar como si hubiera un incendio, los transe�ntes ven�an y recib�an felicitaciones y copias de la carta. Mi premio a los ni�os era un caramelo y una frase "estudien mucho", "quieran a sus hermanitos y a sus padres" aunque cuando miraba la cara de algunos de los padres, se me ocurr�a que tendr�a que hacer las frases m�s cortas. Una joven chilena me dijo solidarias y fraternales frases que volvieron a confirmarme, que por bajo la Cordillera de los Andes tenemos vasos comunicantes que jam�s gobierno alguno podr� romper. Luego llegaron ellos, fue como ver un espejo y un vaticinio, los de siempre los olvidados argentinos, los viejos. Para colmo al frente de los trescientos jubilados ven�a un camioncito con altavoces, parec�a una procesi�n y por el calor reinante andar�amos entre uno y otro infierno de los del Dante. Eso s� esta Comedia no era "divina" oir los justos reclamos de estos mayores a quienes se deber�a honrar, deprim�a a pesar de la valent�a que demostraban con sus dichos y hechos. Me acerqu� al que hablaba por micr�fono y toc�ndole el hombro hice que dejara de hablar, me mir�, lo bes� y ah� nom�s le dije: �Hola Juan, soy Toto!. Mi ex vecino comunista atin� a repetir mi apodo sin separar la boca del micr�fono y toda la Plaza de Mayo supo de mi identidad, que ya no quedaba "protegida". Fue lindo cantar el Himno Nacional con todos ellos, pero a la hora y media se fueron, menos mal a esa edad solo los viejos cubanos toleran semejante sol.
No sab�a como hacer para entregar el original de mi carta a Casa de Gobierno, estaba a solo 80 mts. pero dejar el cartel solo y la bandera era un riesgo. Dios existe y apareci� disfrazado de Agust�n Farina, joven antiguo colaborador del museo, quien durante media hora me cubri� las espaldas con su guitarra, su voz y sus canciones cubanas, all� junto al cartel de los cinco. Tom� c�dula de identidad, y march� cruz�ndome con el cambio de guardia de los Granaderos de nuestro General San Mart�n, que se dirig�an hacia la Catedral donde reposan los restos del Libertador de Sable Corvo. Juro que la gente me miraba m�s a m�, no es que yo marchara con m�s gallard�a, es que los seres humanos tienden a compadecer al minusv�lido. Llegu� a la Casa Presidencial y fui hasta la casilla de la polic�a, ubicada en el extremo de la doble valla met�lica azul de seguridad que eternamente la rodea. Los polic�as de guardia, quisieron saber todo as� que fueron 10 minutos de clase magistral sobre heroicidad cubana, corrupci�n y terrorismo miamense e indignaci�n argentina ante la injusticia. (recuerdo hace meses cuando me present� en Canciller�a al polic�a de guardia y le manifest� que pasaba a protestar. El guardia dijo: Ya lo conozco a ud, �est�n presos todav�a esos muchachos?). Los guardias de la rosada telefonearon y vinieron sus jefes, quienes a su vez volvieron a consultar y la orden (de arriba) fue que Pap� Noel no pod�a ingresar, (temer�an, por el traje y por ser el D�a de los Santos Inocentes, una broma de las que se acostumbra gastar en mi pa�s) que recibir�an la carta 2 funcionarios que vinieron para verme y luego volvieron con la copia sellada. Afortunadamente no fu� baleado all� por esos custodios en raz�n de que, el accidente que tambi�n casi me cuesta la vida me hab�a ocurrido minutos antes, junto a la Pir�mide. Es que en casa colgu� de mi cuello un grueso bolso pl�stico con cierre en el que coloqu� marcadores, una navaja, mis llaves de la casa, documento de identidad, cinta scotch, una navaja sevillana, hilo de nylon, etc, pero adem�s una bater�a de dos kilos de peso de 12 voltios para hacer funcionar el altavoz sin las pilas que son caras. Un d�a antes hab�a oido por radio que una mujer vestida como yo, al contacto con una vela ardi� y qued� gravemente quemada. Pens� "a mi no me va a pasar", pero la bater�a tiene mucho m�s poder que 20 velas. En un momento dado de mi pecho, pues all� colgaba el bolso comenz� a salir un intenso y profuso humo blanco, nieve no era, por lo que desesperado arranqu� la solapa del traje y tiron�e los cables que estaban quem�ndose. De no haberlo hecho r�pido hubiera ardido al mejor estilo "bonzo". Pues barba, bigotes, gorro, chaqueta, pantal�n y las botas negras m�s el almohad�n que rellenaba mi "panza" eran de nylon bien combustible. El sol, mi calor corporal, el nylon, todo empapado en transpiraci�n, el bolso grueso de pl�stico y el mal aislamiento de los cables nuevos provocaron el cortocircuito en el que fu� afortunado. Hubiera preferido (de poder elegir), quemarme all� un cuarenta por ciento de mi pobre estructura f�sica y no que el humo hubiera comenzado a salir de repente, cuando hac�a mi planteo a los polic�as en la Casa de Gobierno. Imagino que simult�neamente los cuatro representantes del orden hubieran desenfundado sus armas y al mejor estilo de los bobbies londinenses que balearon al brasile�o, yo hubiera quedado disfrazado de "gruyere" colorado. �Qui�n pudiera reprocharle luego a ellos algo parecido a gatillo f�cil? Declarar�an haber cre�do que yo era un fan�tico musulm�n que pretend�a inmolarse al mejor estilo de la Jihad Isl�mica.   No s� si me hubieran aceptado en el Para�so que tienen los �rabes, dicen que est�n las Hur�es, que son se�oritas que hacen de todo, (quiero decir que son cultas como las Geishas). Pero no me quiero morir aunque mis 63 picnics todos en el Rosedal, ya me tienen un poco aburrido. Por de pronto, la pr�xima vez llevar� mi tarjeta de OSECAC (jubilado) y un peque�o matafuego, claro, rojo por supuesto. Imagino a Champa en mi velorio intercambiando sentidas y c�mplices miradas con Fany Edelman. Eso s� el obituario en el diario Propuesta, seguro que iba a ser chiquitito. Mientras tanto esos quince � 20 minutos fueron un continuo alboroto de turistas por fotografiar a ese viejo rojo, plantado ante Casa de Gobierno, debatiendo con polic�as. Alg�n turista al pasar me salud� con la mano, les hab�a recomendado visitar el Museo Casa de Gobierno minutos antes junto a la Pir�mide.  Volv� hacia la Pir�mide y unos 30 polic�as a diferentes distancias jocosos suger�an �y m� regalo Pap� Noel? Cosa que me hac�a recular, entregarles una copia de la carta y aclarar que ellos la hab�an pedido como obsequio.  Durante las siete horas bajo el sol, que me dejaron asado y quemado tem� en todo momento, no a la polic�a de uniforme ni de civil, ni a la gendarmer�a, sino a que otro tipo vestido de Pap� Noel se me acercara y que los dos frente a frente levant�ramos nuestras manos hasta alcanzar la postiza barba del otro para arranc�rlas simult�neamente y llevarnos la gran sorpresa de nuestras vidas, �ambos ten�amos un clon y no lo sab�amos!.
�Mam�, porqu� regalaste al mellizo en el a�o 1943?
Con mucho cari�o, respeto y compromiso para los Cinco cubanos y los otros once millones de h�roes.    

Eladio Gonz�lez (Toto) director
Museo Hist�rico Ernesto Che Guevara de Argentina
Calle Rojas 129 Capital AAC 1405      4-903-3285 


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