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Argentina: La lucha continúa

Son 9810 mil millones de razones para decir no
(Parte I)

Argentina: Indigencia, pobreza, riesgo nutricional y mortandad; trabajo y explotación infantil, deserción y discriminación escolar, igual a analfabetismo, vinchuca, el Sida de los pobres.plagas y así.

Elena Luz González Bazán
Argenpress

  El pago constante y sonante al Fondo Monetario Internacional por 9.810 mil millones de dólares es de por sí un ataque y una no resolución de los problemas que están candentes en el imaginario y en la vida concreta de la niñez y adolescencia argentina.
      Nada de los arriba mencionado, sintéticamente, se tuvo en cuenta, los niños ya no son más los únicos privilegiados, ahora es el FMI.
      Los 12 millones y medio de niños y adolescentes menores de 18 años son pobres o indigentes en la Argentina, según el informe de la UNICEF, las cifras oficiales reflejan algo más de 9 millones y medio. Cifra dada como si fuera solamente una razón de números y cuadros estadísticos, sin vigor, sin fortaleza, que pueden tener una resolución dentro de estos parámetros. Todos los meses se arrojan cifras con puntos, medios puntos o algún numerito que nos quiere mostrar que ellos, nuestros niños, ya dejaron de ser pobres, siempre dentro de estos parámetros. Todo un embuste numeral, que tiene un alto contenido de desprecio hacia nuestros niños. Veamos el sofisma.
      Mesuras, medidas y razones que, además, tienen que ver con peleas mezquinas llenas de complacencias entre los encuestadores oficiales y no tanto, nos quieren convencer que la Canasta Básica Alimentaria es de 124,73 pesos, mientras la Canasta Básica Total es de 268,17 pesos para noviembre del presente año.
      Por otro lado los hogares pobres para el segundo semestre del 2004 llegaban al 27,7 por ciento y las personas 37,7 por ciento. En el caso del primer semestre del año que concluye, 2005, un 27,4 por ciento para los hogares y un 37,7 para las personas, a simple vista, la variación es prácticamente inexistente, estos son números que entrega el INDEC.
      Además, y siempre en la línea de corroborar con cifras oficiales, las cuales pueden ser puestas en duda; esas cifras dicen que son necesarias para el primer año de vida, 880 calorías, entre 2 y 9 años varían entre 1.170 a 1.950 calorías y, entre 10 y 17 años una variación, de acuerdo al sexo de 1.980 a 2.840 calorías por día.
      Con títulos sensacionalistas la BBC de Londres, el 7 de agosto del 2002, después de la hecatombe del 18 al 20 de diciembre del 2001, reflejaba que el 70 por ciento de la población argentina era pobre o indigente, de acuerdo a lo que afirmaba un organismo de la Presidencia de la Nación Argentina: Siempro, informaba que 8.600.000 hogares eran pobres, que recibían menos de 188,8 dólares por hogar, valor que los transformaba en pobres u 83,8 dólares por hogar que los arrojaba a la indigencia.
      Y siguiendo con la línea de reflejar a millones de hogares y personas que están en pobreza extrema, las cifras de octubre del 2001, antes de la debacle del 2001, sostenía que en el conglomerado más importante del país, o sea el Gran Buenos Aires, los niños bajo la línea de pobreza eran 4.258.421 y los chicos indigentes: 1.479.579, sobre un total poblacional entre 0 y 17 de 7.095.696 de niños, niñas y adolescentes, o sea el 31,8 por ciento de la población total de los 28 aglomerados urbanos.
      Algunos aspectos que podemos destacar: en 1991 en el Gran Buenos Aires había 2.348.355 niños y adolescentes en la línea de pobreza y 330.117 en la indigencia. Diez años después, en el 2001, en el censo poblacional arrojaba que había 4.258.421 bajo la línea de pobreza y 1.479.579 en la indigencia, esto y mirando una realidad que se profundizó nos puede reflejar que aquellos niños que tenían entre 0 y 7 años en 1991 siguieron siendo pobres o indigentes en el 2001, y tomando en cuenta que el tramo de 0 a 5 años concentra una pobreza e indigencia del 29 por ciento, de 6 a 12 años el 40 por ciento y el nivel siguiente, 13 a 18 años, un 30 por ciento; estas son cifras para mayo del 2002; podemos sostener que la pobreza perdura, la indigencia penetra y las soluciones no llegan.
      Los economistas, los sociólogos y otros sostienen que la pobreza no sólo es un proceso complejo y multidimensional, sino que hay múltiples razones que determinan qué implica ser pobre, en líneas generales podemos aseverar que son aquellos que carecen de ingresos para cubrir las necesidades básicas esenciales del grupo familiar. O sea, es una privación material para consumir lo necesario. Este sostenimiento elude las verdaderas causas de porqué existe la pobreza.
      La pobreza es vista como limitación de la libertad de los individuos.
Pobre visión, sólo busca eludir la verdadera naturaleza del problema. Las definiciones, para algo tan aberrante como es la pobreza, para estos expertos en explicar lo inexplicable son: la absoluta o extrema o bien la relativa o general. La primera es obviamente aquella donde el ingreso no satisface ni la alimentación básica del núcleo familiar, no llega a las calorías mínimas. La general o relativa no logra satisfacer las necesidades alimentarías básicas como las necesidades no alimentarías básicas, tales como vestido, energía y vivienda.
      Las necesidades básicas fueron cambiantes a través de los tiempos, cada sociedad compone su canasta con productos típicos de cada país, con una dieta que tenga que ver con las realidades de producción y reproducción de la fuerza de trabajo. Las calorías para nuestro país son alrededor de 2.400 calorías por persona, aquellos que consumen menos pasan a la línea de pobreza y bajo esa línea de pobreza se define la indigencia. O mejor dicho, la miseria extrema.
      Para calcular la línea de pobreza relativa, además de la canasta básica alimentaría hay que incluir el acceso a una vivienda digna o adecuada, vestido, educación, salud y los servicios esenciales como electricidad y agua, gas y comunicaciones de algún tipo. Es decir las necesidades básicas insatisfechas.
      Los especialistas en esta materia eluden el gas, porque hablan de las garrafas económicas y las comunicaciones son reservadas para las clases sociales que pueden utilizarlas, sin contar que el avance del desarrollo humano implica como esencia de la existencia misma la comunicación con otros seres humanos, de distintas formas, o quizás simplemente el poder comunicarse por situaciones de emergencia.
      Este es el marco de lo técnico, las cifras, las elucubraciones, son la maqueta del edificio que será, o muestra las falencias de lo que se debe corregir. La realidad es que los niños y niñas, los adolescentes en situación de pobreza e indigencia, además de hambre tienen faltas, enormes faltas, que el sistema político, ayudado por los técnicos hacen malabares para dibujar y no los ven cuando se corta la luz del semáforo y aparecen los enjambres de chiquitos pidiendo monedas. Y lo que es peor, no muestra el desprecio de los adultos que miran al costado o los desprecian por ser pobres.
      El Banco Mundial calcula que las líneas de pobreza internacionales rondan en: $1 y $2 en los términos de la denominada Paridad de Poder de Compra (PPC) de 1993. Esta PPC mide el poder de compra relativo de las monedas de los países. Así comprueban que las líneas de pobreza se expresan en una unidad común para todos los países. Se consideran en pobreza absoluta todas aquellas personas que viven con menos de $1 diario y en pobreza relativa aquellas que viven con menos de $2 diarios. Lo pasamos en limpio: con menos de 30 pesos por mes para cada persona es pobreza absoluta y 60 pesos por mes para aquellos que, se supone, tienen pobreza relativa.
      Estas son las cifras críticas de la pobreza, las que no miden los niveles de desazón, de las insatisfacciones, los rompimientos que deben soportar las familias, hombres que se quiebran por no tener trabajo, se pasan al alcoholismo, donde la droga barata le carcome el cerebro a los adolescentes, donde el paco hace estragos.
      Por eso, podemos tomar algunos elementos como los que muestran miembros de la Universidad de La Plata, reverenciándose en Sen, un economista que rebate estos planteos, sostiene que no hay correspondencia estrecha entre la pobreza vista como escasez de ingresos y la pobreza vista como incapacidad para satisfacer algunas necesidades elementales y esenciales. No solo se trata del acceso, sino de cómo tienen capacidad los individuos para utilizar esos recursos, hace una comparación entre un joven sano y un anciano enfermo, adonde van los recursos para uno y otro. Es otra mirada de la realidad.
      En el caso de los niños y adolescentes hay que preguntarse hacia donde se orientan los recursos para salvarlos de todas las pestes que abatirán sus organismos empobrecidos. El pago de la deuda no curará sus miserias, por el contrario las aumenta, las últimas cifras del Indec, el organismo oficial sostiene que la brecha entre ricos y pobres se amplía, los fuegos de artificios no lucieron ni esta Navidad.
      La falta de educación nos les permite un nivel esencial de reflexión y contención social, no tienen una salud cuidada desde la gestación, con controles periódicos que ayuden su evolución y solucionen las problemáticas fundamentales.
      El pago de la deuda externa al FMI no es un canto gregoriano, un salvoconducto a la independencia económica, sustentada por los primeros años del peronismo, no conjuga con la soberanía política, o la justicia social tan ansiada.
      La independencia económica es producto de políticas de Estado que llevan adelante los gobiernos que enfrentan al imperio, como sostiene Floreal Ferrara.
      La decisión política de ser un país políticamente soberano, tiene que ver con la resolución de las contradicciones en el seno del propio campo capitalista, la de pagar la Deuda Interna y no la Deuda Externa mal habida y fraudulenta. Ser libres rigurosamente y no pagar, o ser dependientes y abonar.
      Esto quiere decir, que si somos un país dependiente, ante el primer requerimiento de los organismos internacionales, que necesitan dinero fresco y presionan, este gobierno, que tiene reservas para pagar cash, como se afirma ahora, deja de utilizar esos fondos para el desarrollo interno y la solución de los graves problemas que nos aquejan, acepta tal requerimiento y no apuesta a confrontar con el FMI, para dar solución a los problemas sociales y generando participación popular.
      La justicia social hoy es inexistente, y es cierto que este gobierno no fue el que generó los mayores niveles de pobreza o exclusión, pero esto es relativo, porque el actual presidente, los jefes de gabinete, los integrantes de los ministerios, tanto nacionales, provinciales o municipales, los legisladores nacionales, provinciales y municipales, todos, en quienes hoy se apoyan los trasversales kircheneristas vienen de viejos enjuagues políticos, dentro y fuera del peronismo, radicalismo y otros entuertos partidarios.
      En cuanto a la soberanía política, sería bueno recordar que durante el gobierno de Perón no se sumaron al FMI, fue recién con la dictadura de Aramburu y Rojas.
      El 19 de abril de 1956 hubo gestiones para el ingreso de Argentina al Fondo Monetario Internacional y al Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, Decreto 7103.
      El 1º de noviembre del mismo año, se ofrece un banquete a Rodolfo Corominas Segura quien iba a partir hacia Washington para asumir sus funciones de director del FMI,       El 29 de diciembre de 1958, ya era presidente Arturo Frondizi, se firma el convenio con el FMI, por razones políticas el acuerdo no se da a publicidad oficial (1).
      Los superávit fiscales pueden tener distintos destinos, durante el menemismo fueron parte de una nueva acumulación de poder, sirvieron para, no sólo, ensanchar la brecha entre ricos y pobres, sino para lograr que una gran masa de desocupados fueran carne de cañón contra los trabajadores ocupados, con bajas de salarios, pérdidas de todas las conquistas sociales y la imposición de la flexibilización laboral. Fue el vértice del trabajo sobre explotador de las mujeres y los niños, con salarios más bajos y en negro.
      Hoy el superávit fiscal ha servido para pagarle al Fondo Monetario Internacional, la pobreza sigue su curso, los niños siguen muriendo de las enfermedades más previsibles y la brecha sigue su paso ascendente.
      La soberanía política le pertenece al imperio, y la dependencia es una realidad que arrastra a nuestro país hacia los tiempos coloniales. Nos volvieron a invadir, esta vez vienen con otros espejitos de colores, pero son lo mismo, tienen el ropaje de la depredación y siguen teniendo lacayos y entregadores en estas tierras.
      Los niños siguen esperando, no es como afirman que ahora se debe redistribuir, eso es para el engaño, la redistribución no se hará, por lo menos la necesaria y esencial, si hablamos de piastras, de esas hubo en los tiempos de la conquista de todo tipo.
      Sí debemos rescatar algo del padre de la Patria, y es cuando afirmaba que: 'Cuando la Patria está en peligro, todo está permitido, excepto no defenderla'. José de San Martín.

      Nota:       1) Investigación de Roberto Baschetti

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