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Medio Oriente - Asia - Africa

Ir�n refuerza su perfil isl�mico propio

Editorial de Gara

La contundente victoria cosechada en la segunda vuelta electoral de los comicios presidenciales de Ir�n por Mahmud Ahmadinayad, un candidato que en un principio no contaba en los pron�sticos, ha supuesto una enorme sorpresa y la constataci�n de que el pa�s persa mantiene su propia cultura pol�tica, muy alejada de la occidental y por esa misma raz�n bastante incomprendida. Es por ello que la reacci�n mayoritaria en las canciller�as y medios occidentales sobre que las elecciones han llevado a un �integrista� o un �ultraconservador� a la presidencia iran� debiera ser matizada, si lo que se desea es entender algo de lo que est� pasando en ese pa�s. La irrupci�n del alcalde de Teher�n, un ingeniero e hijo de herrero, populista y defensor de los aspectos socializantes de la revoluci�n isl�mica, es reflejo de la insatisfacci�n de buena parte de las clases populares, que ve�an a su oponente, el millonario Hachemi Rafsanjani, como un representante del empresariado involucrado en cap�tulos de corrupci�n en su anterior mandato. Asimismo, el candidato ganador ha podido recibir apoyos de quienes se sienten agredidos por la presi�n occidental ante los proyectos de desarrollo de la energ�a nuclear.
Pero reconocidos estos aspectos de Ahmadinayad, tambi�n es necesario se�alar el apoyo que ha recibido desde las mezquitas y por parte del n�cleo islamista m�s ortodoxo que encabeza el l�der religioso Ali Jamenei. El nuevo presidente ha sido siempre militante del islamismo pol�tico y es conocida su trayectoria anti-occidental al frente del consistorio de Teher�n, con medidas que han ido claramente en detrimento de la adopci�n de normas de conducta y vestido m�s liberales. Dicho esto, tambi�n es verdad que Ahmadinayad no pertenece al clero musulm�n y que por tanto se trata de un presidente civil, con lo que ello puede comportar.
En cuanto a la influencia que tendr� la llegada al poder del nuevo presidente, hay que tener en cuenta que Ir�n es un pa�s de 70 millones de habitantes, con una mayor�a musulm�n chi�, considerado un l�der regional en la zona y con grandes intereses tanto en Irak como en Afganist�n. Ahmadinayad ha se�alado tras su victoria que pondr� el modelo de su pa�s como �ejemplo de democracia� para otros pa�ses musulmanes, lo que puede significar un cierto desaf�o a los intentos de Estados Unidos de controlar ese �rea mediante gobiernos afines. Lo que parece claro es que las relaciones entre los dos pa�ses no van a mejorar y es muy probable que se enconen a�n m�s.

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