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Medio Oriente - Asia - Africa

La democracia del país asiático, "profunda humillación" a EU, dice el ayatola Jamenei
Anuncia el presidente electo iraní que favorecerá a petroleras locales

REUTERS, AFP Y DPA (La Jornada)

El presidente electo de Irán, Mahmud Ahmadi-Nejad, llamó ayer a los iraníes a dejar a un lado sus diferencias y a "crear una nación islámica poderosa, avanzada y ejemplar", en su primer discurso grabado tras ganar ampliamente las elecciones del viernes con 62 por ciento de los sufragios.
El guía supremo, el ayatola Alí Jamenei, afirmó a su vez que los iraníes "humillaron profundamente" a Estados Unidos con la "transparencia de su democracia". En un mensaje por televisión, aseveró que el pueblo ha mostrado su "poderío contra las políticas expansionistas de la arrogante potencia".
Tras derrotar sorpresivamente al clérigo moderado Akbar Hashemi Rafsanjani, el ultranconservador alcalde de Teherán se declaró "orgulloso" de haber sido elegido por el pueblo. En declaraciones a la televisión pública dijo que los iraníes pusieron en "jaque mate" a sus enemigos, en clara alusión a Estados Unidos.
En lo que analistas políticos han interpretado como un "sismo político" y un tsunami su triunfo, Ahmadi-Nejad, de 48 años, añadió que en "la ruda guerra sicológica" Irán puso en "jaque mate a sus enemigos por su amplia participación", y de esa forma desbarató "todas las ecuaciones imaginadas contra él en el mundo".
Considerado un fiel de la revolución islámica y en medio de temores de que ponga fin a las reformas económicas y políticas del actual régimen de Mohamed Jatami, el mandatario electo señaló que en materia petrolera apoyará a las compañías iraníes del ramo con respecto a las extranjeras, en la atribución de los contratos e instauración de la "transparencia" para ahorrar recursos.
Apenas el miércoles último había denunciado la fuerte influencia de una familia sobre el sector petrolero, en evidente ataque contra su entonces adversario Rafsanjani, a quien derrotó en esta segunda vuelta electoral. Presuntamente el ex presidente (1989-97) y su familia tienen intereses considerables en el sector.
El Ministerio del Interior confirmó la victoria de Ahmadi Nejad al imponerse con más de 17 millones de votos (62 por ciento), ante Rafsanjani que obtuvo más de 10 millones (36 por ciento). Votaron casi 28 millones de ciudadanos, de un padrón de 47 millones. Esto significó una tasa de participación de casi 60 por ciento.
Ahmadi-Nejad es originario de la ciudad de Barmsar, en la provincia de Lorestán. Se graduó en Teherán en ingeniería industrial, proviene de la oposición islámica de la época monárquica. Tras la revolución se unió a los guardias revolucionarios, sirvió en la guerra contra Irak (1980-88), fue gobernador provincial y aún hoy es alcalde capitalino.
Rafsanjani, tras aceptar su derrota, arremetió contra el Consejo de los Guardianes, una de las instituciones del régimen islámico, al afirmar que utilizaron "el dinero del pueblo" para desprestigiarlo a él y su familia al gastar cantidades millonarias, además de usar medios del Estado en forma ilegal.
Rafsanjani, de 70 años, en su momento pilar histórico de la revolución islámica, compañero del imán Jomenei y jefe de las fuerzas armadas durante la guerra contra Irak, nunca imaginó que perdería ante un "ilustre desconocido" como era señalado el alcalde de Teherán. Incluso, era considerado el "favorito" por su pragmatismo y deseos de apertura hacia Occidente.
Sin embargo, los reportes de las elecciones apuntan que la gente que votó por Ahmadi-Nejad provenía principalmente de regiones pobres y religiosas. Incluso, se citaban comentarios de que sus simpatizantes lo que querían era "pan" y no tanto "reformas".
Un colaborador del presidente electo anunció "un gobierno de justicia y transformación" para los próximos cuatro años, que "haga feliz a la gente". Apuntó que "es el voto del pueblo. Lo apreciamos y le rendimos homenaje. Dios nos ayudó a triunfar".
El triunfo de Ahmadi-Nejad significa que los conservadores se apoderaron de la última institución de la república islámica que les faltaba para dominar por completo el país, como la presidencia. Ya tenían los poderes Legislativo, Judicial, la institución electoral, el ejército, una milicia islamita y varios consejos, entre ellos el de clérigos con su guía supremo.