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Medio Oriente - Asia - Africa

Los productores de café etíopes no pueden alimentar a sus familias

Luci Vega
www.elcorresponsal.com

Más de un millón de productores y alrededor de 15 millones de etíopes (casi una cuarta parte de la población de ese país) dependen del café como medio de subsistencia, pero la crisis que ha sufrido este sector en los últimos 5 años y la caída de sus precios ha sumido a buena parte de ellos en la pobreza. Frente a esta situación, la unión de pequeños productores en cooperativas y el comercio justo ha permitido a muchas familias salir adelante y conseguir precios dignos. Entrevista con Tadesse Meskela, impulsor de la Unión Cooperativa Oromia, un proyecto que agrupa 101 cooperativas de café.
Tadesse Meskela es el impulsor y actual director general de la Unión Cooperativa Oromia, una iniciativa nacida en 1999 en la región de Oromia (en el sudeste de Etiopía) para proteger los derechos de los productores cafetaleros y formar una organización capaz de procesar y exportar café en beneficio de sus miembros. Hoy forman parte de ella 101 cooperativas que representan a 90.000 campesinos y que centran su producción en café certificado de comercio justo, café orgánico y café convencional.

En el marco de la campaña Comercio con Justicia de Intermón Oxfam, Meskela visitó recientemente España para explicar las consecuencias de las reglas injustas del comercio internacional en su país y su impacto sobre campesinos. El director de la Unión Cooperativa Oromia dio a conocer la iniciativa que lidera (la única de este tipo en Etiopía) y defendió algunas posturas polémicas como que multinacionales como Nestlé promuevan el sello del comercio justo como un primer paso hacia un comercio más equitativo.

-¿Cuál es la situación de los campesinos productores de café en Etiopía ante la crisis del café? ¿Cómo están sufriendo sus consecuencias?

-Los productores no se están beneficiando del comercio del café. Debido a la crisis y caída de los precios de los últimos 5 años, los campesinos sólo están obteniendo un 30% de lo que conseguían antes, llegando hasta el punto de no poder alimentar a las familias, ni llevar a los niños a la escuela ni pagar por los servicios sanitarios. El hecho de que no haya un precio mínimo del café hace que tengan problemas para seguir produciéndolo.

-¿Cómo se ha llegado a este descenso en el precio del café?

-A grandes trazos, la crisis se ha debido a la sobreproducción en el mercado mundial del café y a la abolición de los acuerdos internacionales sobre este sector que regulaban la comercialización entre los países productores y los consumidores.

Estos acuerdos daban prioridad a Uganda, Etiopía y países de Centroamérica a la hora de vender su café. Al abolirse estos convenios, los precios del café bajaron mucho porque entraron en el mercado los precios de otros países con cafés de muy baja calidad. Muchas compañías empezaron entonces a comprar este café ante el total desconocimiento de los consumidores.

-¿Qué alternativas económicas tiene los campesinos etíopes ante esta situación?

-Para compensar la crisis han tenido que dejar de producir su café y, en algunos lugares, incluso han cortado los árboles que hacían sombra a las plantas de café para obtener ingresos de la leña. En otros, han arrancado los arbustos de café y los han substituido por chat, un estimulante parecido a la cocaína. Al tener que dejar la producción, algunos han emigrado a otras zonas para trabajar para productores de cereales o simplemente para pedir y los niños han tenido que dejar de ir a la escuela porque no tenían ni ropa ni dinero.

-¿Cómo surgió la idea de crear la Unión Cooperativa Oromia y con qué objetivos?

-La Unión de las cooperativas se fundó en 1999 con el objetivo de vender el café directamente de los productores a los compradores y eliminar así a los diversos intermediarios (había entre 3 y 5 escalones entre comisionistas, exportadores....). La idea era que los productores vendieran a las cooperativas, las cooperativas a la Unión y ésta, al vender el café, pudiera retornar los beneficios a los campesinos, lo que ha permitido a éstos ganar 2,5 veces más que antes.

Ahora la Unión beneficia a los campesinos un 70% más que si vendieran en el mercado convencional. Los productores que trabajan con nosotros no han sufrido las consecuencias de la crisis que he mencionado gracias al comercio justo.

-¿En qué se invierten los beneficios que obtienen?

-El 70% de los beneficios netos vuelven a los campesinos y el 30% restante se utiliza para actividades sociales. Por ejemplo, con ellos hemos podido construir un gran almacén, 8 escuelas, 4 centros de salud, 3 suministros de agua potable y ahora estamos creando una planta de procesamiento de café. De esta manera intentamos mejorar la vida de nuestra gente. También invertimos regularmente en la formación de los campesinos para mejorar la calidad del café.

Nestlé y el comercio justo

-¿Qué opina de que multinacionales como Nestlé distribuyan productos de comercio justo?

-Como productor lo que yo quiero es vender mi café. Este es el cambio que necesitamos y es gracias a la campaña de comercio justo que Nestlé ha empezado a comprarnos café bajo precios de comercio justo. No obstante, seguimos luchando para hacer que estas compañías también se involucren en hacer que las reglas del comercio internacional sean justas. El hecho de que ellas también hagan servir este sello demuestra que ya están admitiendo que el comercio tendría de ser justo.

-Pero también es una forma de limpiar su imagen, porque el volumen de café que adquieren es minoritario....

-Sí, pero si Nestlé comprase un 1% de su producción de café de comercio justo, este 1% seguiría siendo más que todo el café de comercio justo que se vende en el mundo. Como lo que necesitamos es vender nuestro café a un precio mejor, queremos vendérselo a ellos, aceptar su apoyo y a la vez convencerles de que han de hacer que el comercio sea justo.