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Medio Oriente - Asia - Africa

El Live 8, un embuste

InSurGente

Para muchos, la organización del acto simboliza la dañina conducta de Geldof y Bono , el músico se robó la campaña para una causa diferente, comprometida con el libre mercado, dicen. Parece que fue hace mucho tiempo cuando 200 mil personas se lanzaron a Edimburgo para manifestarse ante los líderes del G-8 como parte de una campaña sin precedente por la justicia global. Ese mismo 2 de julio, Bob Geldof organizó conciertos musicales en nueve países con el título genérico de Live8. Las demandas eran claves y razonables: los países ricos debían canalizar ayuda conforme a sus promesas de 35 años; cancelar las deudas de las 62 naciones más pobres, fijar fechas para la abolición de subsidios y otros apoyos proteccionistas a los agricultores occidentales, y dejar de imponer la liberalización y la privatización a países pobres, ya fuera en negociaciones comerciales o como condición para ayuda humanitaria o condonación de deuda. Seis días después, a la sombra de los bombazos del 7 de julio en el centro de Londres, la reunión de Gleneagles concluyó con aplausos de las estrellas del rock. "Ha sido la cumbre más importante que se haya dado para África", declaró Bob Geldof en conferencia de prensa. "No hay equivocaciones: Africa y los pobres de ese continente han recibido más en los pasados tres días que en todas las cumbres anteriores: en ayuda, 10 de 10; en deuda, ocho de 10; en comercio, está claro que esta reunión decidió que ya no debe haber liberalización forzada. Es un resultado serio y excelente". Bono, con voz quebrada por la emoción, estuvo de acuerdo. "Hablamos de 25 mil millones de dólares frescos... el mundo habló y los políticos escucharon". Periodistas y participantes en la campaña estallaron en espontáneo aplauso; los medios encabezaron sus notas del día siguiente con el veredicto de "misión cumplida" de Geldof.

Pero mientras los millones de adherentes a la campaña "MAKE POVERTY HISTORY", "Que la pobreza pase a la historia", (MPH, por sus siglas en inglés) y organizadores del Live8 festejaban los resultados , un funcionario de prensa de una organización británica de desarrollo gritó al teléfono " Nos fastidiaron".

Y vaya que sí. Momentos antes, Kumi Naidoo, veterano activista anti apartheid y actual presidente de la organización internacional que cobija al MPH, Llamado Global a la Acción contra la Pobreza (conocida como G-Cap), había dado la respuesta oficial de la coalición. "La gente gritó, pero el G-8 susurró. La promesa de entregar más ayuda para 2010 es como esperar cinco años para responder al tsunami", dijo.

Geldof mintió al decir que los condicionamientos habían terminado". Lo mismo ocurre con el comercio: al contrario de lo que anunció Geldof, el G-8 no decidió que los países ricos dejarían de obligar a adoptar medidas neoliberales de comercio. El respaldo de Geldof y Bono al acuerdo del G-8 representó un golpe para muchos de la campaña "Que la pobreza pase a la historia", pues aseguró que los temas de África, la pobreza y el desarrollo desaparecieran de la luz pública pocos días después del fin de la cumbre. Ahora, cuatro meses después, el silencio de MPH es ensordecedor.

El debate es más intenso sobre la organización del Live8, que para muchos ha venido a simbolizar la dañina conducta de Geldof y Bono. "Había millones de espectadores, pero, ¿cuál fue el análisis?, ¿cuál fue el mensaje?", sólo se habló de donativos y caridad.

Poco se ha informado de la amarga reacción de la mayoría de miembros de la campaña MPH hacia los conciertos, organizados por separado por Geldof, no sólo porque hicieron sombra a la manifestación del 2 de julio en Edimburgo, sino porque sienten que el Live8 y Geldof se robaron la campaña para una causa diferente. Su énfasis no fue en la pobreza global, sino en África. Y sus demandas no eran las de MPH, sino las de la Comisión para África, grupo de trabajo patrocinado por el gobierno, comprometido con el capitalismo de libre mercado. La indignación de la coalición se ha intensificado por revelaciones sobre el trato paternalista dado por los de la campaña pro África y su relación con trasnacionales que operan en ese continente. Firoze Manji, codirector de Fahamu, red africana de justicia social y miembro de G-Cap, recuerda que la coalición africana había planeado un concierto en Johannesburgo a principios de julio. Según Manji, Geldof lo canceló para dar preferencia al Live8.

Después de excluir a artistas africanos del concierto de Londres, Geldof dio luz verde al concierto llamado África Llama, que se organizó de prisa en Cornwall. Entre los patrocinadores estaban Nestlé, acusada de beneficiarse de la epidemia de VIH/sida en África al vender más sustitutos de leche; Río Tinto, la mayor corporación minera del mundo, condenada por presuntos abusos de los derechos humanos y por daños al medio ambiente, y la mayor fabricante británica de armas, BAE Systems, la cual, según Mike Lewis, de la Campaña Contra el Comercio de Armas en Gran Bretaña, está "instigando conflictos en toda África". Sin embargo, el fracaso de la campaña MPH en lograr sus demandas políticas no debe atribuirse únicamente a Geldof y compañía. Al confiar más de la cuenta en el cabildeo, las celebridades y los medios; al diluir las demandas acordadas por grupos activistas en el Foro Social Mundial y legitimar la cumbre del G-8, la campaña estaba condenada desde el principio.