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Latinoamérica

Vender Telecom, un crimen de lesa patria

Insurreccion

TELECOM es patrimonio nacional y producto del esfuerzo continuo de millones de colombianos, que siempre hemos visto en esta empresa la posibilidad de unirnos, de comunicarnos, como decía su lema comercial.
 Su presencia nacional es real. Su política de inversión social en la telefonía rural llevó la comunicación hasta los más recónditos lugares de nuestra geografía, construyendo una red que en la actualidad cuenta con cinco mil estaciones terrestres de microondas, cerca de tres mil canales satelitales y alrededor de tres millones de líneas de telefonía fija. Así mismo posee la mayor red de fibra óptica que enlaza al país con las redes mundiales.
Al asumir el actual presidente liquidador Alfonso Gómez Palacio, TELECOM contaba con 12 empresas regionales teleasociadas y con 27 gerencias departamentales. TELECOM prestaba el servicio en 950 municipios, 750 de ellos con carácter exclusivo.
 Sobre todo en el inicio de la construcción de la red y de su desarrollo social, el subsidio era la única posibilidad de realizar proyectos que no eran rentables. Los impuestos de todos los colombianos inanciaron esta poderosa empresa emblemática del país.
 En estos momentos mantiene el 50% del flujo total de llamadas internacionales salientes y entrantes, así como el 60% de la larga distancia nacional. Es fuerte en la transmisión de datos y en las nuevas tecnologías donde se vislumbra el desarrollo tecnológico del sector.
 Es de lejos, la empresa comercial más rentable del Estado colombiano, incluso después de las continuas acciones por desmantelarla, al quitarle el monopolio sobre diferentes rubros como la telefonía internacional y vender distintos activos e inversiones en el sector, necesarios dentro de su proyección tecnológica y comercial. En el último ejercicio fiscal sus utilidades sobrepasaron los 400.000 millones de pesos, después de descontar más de 500.000 millones de pesos para las pensiones.
 En Telecom, a partir de 1991, se ha mostrado descarnado el carácter antinacional de la clase gobernante de Colombia. La tendencia privatizadora, envuelta en palabras y políticas engañosas, atacó con fuerza en el sector, mas en su primera intentona los trabajadores de TELECOM realizaron una huelga histórica que concluyó con el mantenimiento de la propiedad social sobre la empresa y marcó un hito en la lucha por la defensa del patrimonio nacional y contra las privatizaciones.
 La entrega del sector de las telecomunicaciones empezó por el lado de las nuevas tecnologías. La telefonía celular, el uso del Internet y la transmisión de datos, nacieron por fuera del monopolio estatal.
  Sin embargo TELECOM asociada con una compañía canadiense, creó COMCEL, que es aún la más grande compañía de telefonía celular en Colombia. Por razones que ahora se van entendiendo fue posteriormente vendida a Telmex, propiedad del señor Slim Herú.
 ¿Qué atrae al señor Carlos Slim y ahora a Telefónica de España, quienes parecerían, de acuerdo a los negociantes criollos y sus propagandistas, que nos están haciendo un gran favor a todos los colombianos, quedándose con la empresa más rentable del Estado a precio de ganga?Los argumentos se acomodan de acuerdo a los intereses o a la ideología de quien apunta.
TELECOM posee, como ya decíamos, la más amplia y poderosa red y más o menos tres millones de teléfonos fijos en la capital y en ciudades intermedias y pequeñas de importancia. Hay que tener en cuenta que un teléfono fijo como promedio tiene cuatro usuarios y en la telefonía comercial tiene multiusuarios y multiusos. La telefonía fija produce más utilidades que la telefonía móvil. El valor agregado, que es la transmisión de grandes volúmenes de datos e imágenes a través de servicios de banda ancha se desarrolla, al menos por ahora y por un buen tiempo, en la red de la telefonía fija. Es decir, el futuro de los desarrollos tecnológicos aplicados y productivos en el ámbito comercial está en este tipo de telefonía.
Telecom continúa siendo la gallinita de los huevos de oro. Para este año fiscal 2005 está previsto que obtenga 954.000 millones de pesos de utilidades operacionales.
 Si se dedican de este rubro 500.000 millones de pesos anuales, en cuatro años se cubriría el fondo necesario para asegurar el pago de las pensiones de los trabajadores, fondo que irresponsablemente no crearon los mismos gobiernos desde Cesar Gaviria hasta el actual, lo cuales motivo de tanta tergiversación y engaños a la opinión pública.
Así se derrumbaría otra gran mentira que sirvió de sustento para liquidar la empresa y ahora venderla, que es la de las pensiones de los trabajadores. Las pensiones de los trabajadores deberían estar aseguradas pues los dineros para ellas salían de su trabajo y de las utilidades de la empresa. El asunto es que TELECOM se convirtió en la caja menor de los gobiernos de Gaviria, Samper y Pastrana que la descapitalizaron y produjeron el gran hueco fiscal, con el cinismo de utilizarlo después para engañar a la opinión pública. TELECOM financió la corrupción y la incapacidad administrativa de esos gobiernos.
 Los vendedores de oficio nos muestran los oropeles, con clara convicción neoliberal de máximo beneficio privado y con la mentira mil veces desmentida por la realidad social de nuestros pueblos de que se desbordarán los cuernos de la abundancia y de allí todos saciaremos nuestra sed de equidad y justicia social.
El señor Slim en solo 15 años ha pasado de ser un Sarmiento Angulo mexicano, oportunista y bien conectado, a ser uno de los cinco hombres más ricos del globo. Su fortuna personal resume la pobreza del pueblo mexicano y la tremenda injusticia que subyace en la desigual distribución del bienestar y de la riqueza en la patria de Zapata.
  El señor Slim o los de la Telefónica Española, no son benefactores ni viajan por el mundo sembrando justicia social y progreso. Son depredadores triunfantes en el mundo criminal del capitalismo salvaje. Sus inversiones se enmarcan en las imposiciones que trajo el llamado Consenso de Washington, de la mano del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional y que ahora se impulsan con la otra engañifa mayúscula del Tratado del Libre Comercio.
  Citamos una noticia de El Tiempo del 29 de juliode 2004, que viene como anillo al dedo: "(....) La propuesta de los negociadores estadounidenses sacudió la calma en la ronda del Tratado de Libre Comercio, que se celebra en Lima. La posición estadounidense es contundente: el Gobierno debe salir de las empresas de telecomunicaciones como TELECOM, Colombia Móvil (OLA), y la Empresa de Teléfonos de Bogotá (ETB).
  Además, dice que no debe haber restricciones para el ingreso de nuevos operadores de telefonía celular, incluido el otorgamiento de licencias para funcionar, como las que en su momento tuvieron que cubrir las firmas que inauguraron este servicio en el país y más recientemente OLA. (...)"
 Yes, sir. (Si, señor). Sin firmar siquiera el TLC, el abanderado de la no-venta de los activos nacionales estratégicos en su anterior campaña, en la actual da otro de sus saltos mortales y como candidato presidente accede, arrodillado.
Los argumentos para la venta de TELECOM, por ejemplo la necesidad de las inversiones de capital fresco, el ingreso al mundo del celular (del cual fue sacado por la venta precisamente de COMCEL al señor Slim), el intercambio de tecnología, etc., etc., parecen contenidos de un cuento gringo para invadir cualquier país. Las mentiras son tan protuberantes que desde el comienzo han generado una polémica necesaria y mostrado que aún existen reservas de patria (esas sí, señor Uribe) en nuestra sufrida Colombia.
La inversión extranjera en capitales y tecnología es una necesidad en este mundo globalizado, donde hay tanto desnivel en los desarrollos de los países. El asunto es cómo se negocia la presencia de las compañías transnacionales y en qué términos permitimos sus operaciones en nuestro suelo.
 La privatización y la venta de los activos estratégicos constituyen un crimen de lesa patria. Nadie tiene derecho a feriar el patrimonio nacional, ni los recursos naturales que nos pertenecen a todos los colombianos.
  Una política consensuada para el sector de las telecomunicaciones, entre otros, donde se ponga en el centro el interés nacional, puede ser uno de los resultados de las deliberaciones necesarias en la "Casa de la Paz" de Sabaneta.
Los colombianos todos, tenemos que construir propuestas viables que nos permitan el desarrollo y posibiliten un país más justo, insertado en la economía global, en la búsqueda de un mundo mejor y posible. Propuestas que se conviertan en mandatos para los planes de desarrollo nacional y se contrapongan a la voracidad del capital transnacional y a la actitud entreguista de una clase gobernante sin patria pero con amos.