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Latinoamérica

La matanza y el chivo expiatorio

  Leonardo Boff*
 
La actual crisis brasileña es más política que moral. Es una crisis de representación. El pueblo no se siente representado por quienes están en el congreso. El problema es que, omitiendo la corrupción 210 congresales de 513 , tanto hombres como mujeres, han cambiado de partido político.
 
Antes que nada es importante reconocer la precariedad de nuestra  democracia. Parece una farsa, porque no puede haber democracia digna de este nombre en donde  un tercio de la población está excluida, donde el ocho por ciento de las familias  gana alrededor de  700 mil millones de reales** (290 mil millones de dólares), los bien conocidos propietarios que proveen financiación a los gobiernos a cambio de suculentas tasas de interés. Si promovemos  los valores de la democracia como lo expresa la retórica política – libertad, igualdad, justicia social, participación, desarrollo social con distribución del ingreso y seguridad social – nuestra democracia actual podría ser su caricatura o aún mejor directamente su negación.
Y no hablemos de los políticos. El sociólogo brasileño Pedro Demo es para mí une los más finos pensadores del país. El me dijo lo siguiente: " La mayoría de los políticos se caracteriza por ser gente que gana mucho, trabaja demasiado poco, realiza grandes negocios, emplea a sus parientes y amigos, se enriquece a expensas de los dineros públicos y entra al mercado por la puerta grande. Hay excepciones que confirman la regla. No tienen otra vocación que mantenerse en el poder. Para ellos la única inmoralidad es perder las elecciones. Ganar lo es todo" ("Introducción a la sociología, pag. 330) Esta si es una descripción realista, no una caricatura.
Este "ethos" político es sistémico e histórico. Ha sido  practicado por los partidos conservadores y liberales, por el elitista PSDB, por el oligarca PFL, por el economicista PTB y otros, mucho antes que el PT. La investigación lo puso  en evidencia a partir de 1998, durante la reelección  del candidato a gobernador del PSBD en Minas Gerais, donde el programa de Marcos Valerio estaba en marcha y funcionaba. Siguiendo el sistema de nuestra democracia de "baja intensidad" y una mezcla de intereses públicos y privados, esta clandestina contabilidad ha contaminado todos los procesos electoral
¿Cuál ha sido  el error del mayor dirigente del PT?  Es no haber tenido alternativa y el haberse adaptado rápidamente a estas costumbres antirrepublicanas. Ahora vemos con indignación  que los "bandidos" de ayer apuntan su dedo acusador al PT, como si el PT hubiera sido el iniciador de esta sistémica corrupción.  Si se realizara una seria investigación orientada hacia una profunda reforma política. Los "puristas" partidos políticos actuales y los pomposamente "impolutos" políticos difícilmente escaparían a la vindicta. El problema de los dirigentes del PT fue su falta de "profesionalismo" Dejaron huellas y estas se convirtieron en chivos expiatorios en el que  todos pueden ahora descargar sus propios pecados y sentirse redimidos. ¡Hipócritas! Y como lo demostró, René Girard,  el más famoso erudito del mundo en la materia, ( "El chivo expiatorio") la redención solo se produce cuando el cordero es sacrificado. Esto es lo que le ha sucedido al presidente.
De otro modo, la expiación colectiva no tiene valor purificador, y los "dueños del poder" volverán libremente  a detentarlo, para continuar el despilfarro de privilegios establecidos y consagrados como de derecho propio. Podría llegar a pasar, existe una profunda división en la sociedad porque millones de personas defenderán  el término presidencial del mandato popular mientras que otros, aunque en menor cantidad, tratarán de derrocarlo.
La nación solo crece –decía Celso Furtado – cuando atraviesa  pruebas cruciales. Estamos atravesando una de esas pruebas. O realizamos los cambios necesarios o condenaremos a nuestra democracia a seguir siendo de baja intensidad  que no le sirve al pueblo.
Basta de desaprovechar oportunidades.
 
*Teologo
**Real.  Moneda brasileña
  Traducción para @DIN, Susana Merino.