Latinoamérica
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Una mirada a América Latina, una mirada a la desigualdad
Erwin Pérez
Incidencia Democrática
Cuando en septiembre de 2000 representantes de 147 países, entre ellos
jefes de Estado y de Gobierno, se reunieron en las Naciones Unidas para
establecer el camino a seguir en función de sacar adelante a los países más
pobres del mundo, se pensó en los diversos problemas que más aquejan a los más
desposeídos, -una sutil forma de disfrazar el término: ‘pobres’-. Así
identificaron algunos enemigos a combatir, se enfocaron primordialmente en la
necesidad de luchar contra la pobreza, la pobreza extrema y la miseria.
Como producto de aquella Asamblea General en la ONU, resultó la Declaración del
Milenio. El título enmarca el momento en el cual estaba finalizando el siglo
veinte y se iniciaba el actual siglo veintiuno. "En las secciones III y IV de la
Declaración del Milenio, los líderes mundiales señalaron que la tarea
fundamental era crear, en los planos nacional y mundial, un entorno propicio al
desarrollo y a la eliminación de la pobreza y plantearon modalidades de
solidaridad colectiva para enfrentar las crecientes interdependencias y
vulnerabilidades financieras, sociales y ambientales".[1]
Se pensó en que la lucha contra la pobreza solo sería posible si ocurría una
importante participación de cooperación de los países más desarrollados. Lo
líderes se propusieron reducir la pobreza en los siguientes 15 años, pensando
sobre todo en la importancia que significa el tema para garantizar y promover la
paz, la seguridad, los derechos humanos, la democracia y la gobernabilidad en
los diferentes países que, conllevaría según la lógica simple, al
fortalecimiento de las Naciones Unidas.
Cinco años después de aquel ambiciosa Declaración del Milenio, la situación del
hambre y la pobreza en América Latina muestra "luces y sombras", como lo refiere
el informe presentado ayer por la Comisión Económica para América Latina, CEPAL.
En el documento: "Objetivos de desarrollo del Milenio: una mirada desde América
Latina y el Caribe", se observan avances, retrocesos y estancamientos. Chile es
el único país en América Latina que ya ha logrado cumplir la meta del Milenio de
reducir la pobreza extrema a la mitad, es seguido por Brasil, Ecuador, México,
Panamá y Uruguay que están en línea para lograrlo.
La parte del continente que sigue mostrando serios rezagos en el cumplimiento de
los compromisos y metas previstas es Centroamérica, junto a algunos países del
Caribe, además de Bolivia y Paraguay en Suramérica.
El Informe de la CEPAL reporta avances positivos en la reducción del hambre, de
la mortalidad infantil y en acceso a agua potable, pero sigue sin conquistar
espacios en la batalla contra la pobreza extrema y mortalidad materno infantil.
Sin embargo, resulta sumamente importante identificar que la desigualdad sigue
siendo el mayor obstáculo para el cumplimiento de las Metas.
Para el caso específico de Guatemala bien podrían hacerse ciertas valoraciones
que contextualizaron los últimos cinco años. Y que sin el ánimo de justificar la
decadencia en que se encuentran cientos de miles de guatemaltecos, bien vale la
pena poner sobre la mesa, los cuatro años del gobierno del FRG. Políticamente
caracterizado por numerosos escándalos de corrupción y de destrucción en la
credibilidad, confianza y efectividad de las instituciones del Estado.
La precaria situación de empleo y la diminuta inversión hacia el país, conforman
un círculo vicioso que no tiene perspectiva positiva en el corto plazo. En buena
medida se han ido recuperando espacios dañados, pero la desconfianza sigue
siendo el factor determinante. Por ello es en parte, que Guatemala continúa con
un nivel de pobreza que supera al 30% de la población. Mientras que en el vecino
El Salvador la cantidad de pobres se reduce a 20%, siendo países tan cercanos y
teniendo éste último una economía menor. Sin duda el factor influyente es la
disímil distribución de la riqueza.
"Un sexto de la población en extrema pobreza de América Latina reside en los
países de menor ingreso por habitante…" dice el informe, e identifica a Bolivia,
Honduras, Nicaragua, Paraguay y, como no, a Guatemala. Desde luego que el dato
no merece ningún tipo de orgullo. Por el contrario, llama a prestar atención
especial a esa cantidad de personas que se encuentran en tal situación.
Desde luego que el país presenta avances, sobre todo si consideramos que los
porcentajes que deben aplicarse son distintos para cada país. Por ejemplo, -y
para quedarnos en Centroamérica- mientras que Costa Rica requería para cumplir
la meta una reducción del 5% en su rubro de pobreza, nuestro país necesitaba un
trabajo mayo pues se le demandaba una reducción del 20%. Claro, hay más
desigualdad, y una cantidad superior de habitantes. Empero si la evolución que
muestra el país se mantiene es previsible –ya las autoridades lo han reconocido
públicamente- que no se cumplan con las metas para el 2015, excepto en el
segmento poblacional indígena donde se registran ciertos avances significativos.
No cabe duda que el informe presentado ayer por la CEPAL, es de gran utilidad
como instrumento de medición, pero lo que se requiere son medidas urgentes para
evitar el hambre y la pobreza extrema. Que sin duda son factores que están
tomando fuerza en las críticas hacia el actual gobierno que se muestra incapaz
de armar políticas tendentes a atraer la inversión –ni siquiera a promover la
local-. No sería motivo de sorpresa que las manifestaciones de inconformidad
hacia el gobierno de la GANA, provengan de su notoria desatención a las clases
más pobres –desposeídas si prefieren el término- y una clara complacencia hacia
el empresariado criollo.
[1] Declaración del Milenio, Capítulo 1