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Latinoamérica

Sobre la renuncia del ministro de Defensa Jorge Alberto Uribe

El ministro de Defensa de Colombia, Jorge Alberto Uribe, caracterizado por una arrogancia sin límites y una prepotencia poco lúcida, hizo tan mal las cosas que el saldo de su gestión, ahora que renuncia (o lo renuncia el Presidente AUV) bien podría ser éste:

Alexis Ponce
APDH - GCM

1) Deja descontentos absolutos y relativos en el Alto Mando militar y en mandos medios de las FFAA de Colombia, por su desatinada obsecación y las públicas humillaciones y castigos, junto al Presidente Uribe, contra mandos cansados de una guerra sin fin ni alicientes, descontento que llegó a brotes inusuales de reclamo, inclusive confidenciados y extendidos fronteras afuera, hasta hacerlos ante Oficiales en servicio pasivo del Ecuador.
2) La derrota total, de su gestión, ante la contraofensiva militar de las Farc. Teteyé derramó la copa: El 'otro Uribe', el Presidente de Colombia, ya no tenía Oficial con quien desquitarse de lo que -con contenida ira- llamó "descoordinaciones entre Inteligencia y Logística"; y el turno del ministro era inevitable, bajo la presión del propio Alto Mando de por medio.
3) Lleva un rabo de paja que no solo le irá pegado a su ojo, sino a todo el frente político y militar de la administración Uribe: el proceso de negociación con los paras, que ahonda los déficits de democracia y pone en riesgo los inocultables éxitos iniciales de la política de Seguridad Democrática.
4) Su gestión internacional, con la excepción del umbilical cordón entrelazado con EEUU (al que mucho le interesa la obsecuencia de la elite colombiana) fue tan pésima, que junto a la "gestión diplomática paisa" -como se conoce en Bogotá a la manera en que se han comportado los arrogantes  y poco atinados embajadores y cónsules uribistas en América Latina-, ganó  animadversiones y hasta chanzas en las diplomacias y mandos militares de  numerosos países del continente. No olvidéis que este ministro que hoy  renuncia en Bogotá, fue el que -ni bien llegado a Quito en noviembre del 2004, a la VI Conferencia Hemisférica de Ministros de Defensa- tuvo  la osadía parroquiana de "EXIGIR" a todos los presentes delegados  militares de América: a.- La creación de una fuerza multinacional militar para invadir... ¡SU PROPIO PAÍS!, Colombia.
b.- La "paraca" confección de una "lista continental de organizaciones terroristas", muy al tono de lo que padeció América del Sur con el Plan Cóndor.
¿Resultado de sus "exigencias"?: Una paliza fenomenal. 18 votos en contra, y trecitos a favor (los 3 eran EEUU, ¡of course!, él en delegación de Colombia, ¡of course!, y un olvidado y olvidable país caribeño).
¿Resultado de su gestión? Posiblemente a lo interno, dentro de Colombia y quizá para muchos de sus compatriotas, dicho Ministro habrá tenido fortalezas y virtudes. Pero las cuatro aparatosas consecuencias de su gestión arriba descritas, de seguro ganaron la antipatía enorme de una buenísima parte de los gobiernos, militares y diplomacias del continente latinoamericano.
¿Y cómo es que sabemos tanto estos de la Apdh y del Grupo de Monitoreo del Plan Colombia? Bah, pues, bueno... "se dice el milagro, pero no el santo", ¡pues, hombé! En fin, va a ustedes la tan previsible noticia.