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Latinoamérica

SEÑOR MESA:
¿Cuál es el precio de la dignidad?


Gonzalo Quiroga Zubieta

De las muchas definiciones (o más bien descripciones de esta virtud humana) existe una que parece ser la mejor o que en mi criterio debiera ser escogida:
Dignidad es tener ideas y sentimientos elevados, nobles, sublimes que se manifiestan en las palabras y en los actos exteriores.

Es decir la dignidad se refiere a la calidad de los individuos que a través de la misma los hace "dignos" (perdonando la repetición) de estimación, consideración y respeto que ameritan las cualidades del individuo que se analiza. La dignidad se pone a prueba en los que verdaderamente la poseen, cuando ellos son sometidos a la prueba de las amenazas, del chantaje, del soborno, del miedo, de la humillación. Se es digno cuando se resiste el envilecimiento, cuando se rechaza la corrupción.

Así pues la dignidad es un estilo de vida y de conducta que rechaza la inmoralidad.

La persona que malgasta su dignidad, por un "plato de mote", se destruye civilmente porque escoge vivir vendiendo su conciencia que, en un país como el nuestro parece no tener ningún valor.

Ser digno es una ardua tarea y quien la escoge debe tener la suficiente fortaleza moral, educativa y familiar para mantenerla incólume. De esa manera no es posible ser "medio digno y medio indigno" y querer navegar dentro de aguas tormentosas. Sólo se puede escoger el todo y no los "medios". Lo que es además batallar con la conciencia de los mediocres que, en realidad, no la tienen

Es difícil suponer que los humanos estén exentos de resistirse los halagos a su vanidad, sobre todo si se acompañan con muy buenas remuneraciones económicas que obviamente salen de las arcas de quien compra (su dignidad por supuesto) y de los gastos reservados que tan generosamente dispuestos y dispendiados cuando se ejercí ala Vice presidencia del a Republica .

Tampoco es creíble que quien accedió providencialmente a la Vicepresidencia de la nación hubiera despreciado un ingreso previo, con promedio de cinco mil dólares mensuales; la dirección de un canal en ascenso económico; representar ser el "sabelotodo y criticalotodo" de nuestra enferma prensa nacional y auto constituirse en un padrino con el poder, sin discusiones, de afirmar que, o quien era bueno o malo..

En otras palabras cuando el defecto es genético, es decir ya nació fruto de una concepción enferma por la inmoralidad, es difícil suponer que este parto de los montes hubiera dado a luz a una criatura sin las taras del que detentaba el cargo vicepresidencial. ¿Qué no recibía antes o recibe hoy como presidente un sobresueldo? ¡Por favor! ese es un cuento que por lo ridículo y la vergüenza que provoca ni ellos mismos están en situación de sostener. ¿Qué combatiría a la corrupción porque tenía un Poder Irrevocable dado por su "Excelencia el Presidente de Bolivia? ¡Ni que fuéramos ingenuos! A esta altura de los acontecimientos todos los bolivianos saben quienes son los protagonistas de los mismos; en consecuencia este poder absurdo no tuvo ni tendrá ninguna seriedad. Fue y será una de las tantas bromas de Goñi y que le costo a este último su cargo como Primer Mandatario, gracias a la traición de quien ahora empieza a tomar chocolate de su propia olla

Para tener -y no sólo aparentar fortalezas morales-- es importante que la majestad de esta virtud-- sea infranqueable para la corrupción. Los simulacros teatralizados que "duran lo mismo que dura en los pobres la ventura" al margen de ser ridículos y groseramente disfrazados sólo sirven para infamar a sus actores que, como en el caso del señor Mesa han provocado mucho daño entre sus escasos simpatizantes ) a pesar del as encuestas interesadas). Suponemos que a esta altura de los acontecimientos el hoy día primer ciudadano político "accidental" de Bolivia se habrá dado cuenta que la mentiras y las actitudes de impostura tienen las patas cortas. Que la simulación y solapamiento distinguen a los hombres decentes de los demás, es decir de los oportunistas y sinvergüenzas que parecen abundar en las esferas gubernamentales.

La docilidad de conciencias débiles estarán siempre expuestas al soborno al haberse divorciado del respeto a la valentía y al coraje de mantener su dignidad sin tacha. Su posición genuflexa -hoy día una penosa imagen del señor Mesa- es el aspecto dominante del cuadro mental de la mayoría de los habitantes de nuestro país que cambiaron aquella del orgulloso hombre de la televisión, jactancioso, presumido, controvertido, querido u odiado, que vendía su figura como la de un hombre con convicciones, aunque las mismas, como sucedía generalmente, estaban equivocadas y manchadas por la utilización abusiva de sus ondas televisivas, por la de un hombre derrotado y humillado por sus debilidades y falta de hombría para renunciar a la Presidencia de Bolivia.

¿Qué es lo que nos queda? Una penosa sensación de amargura. Creímos que alguien, en un supremo esfuerzo, había intentado rescatar actitudes respetables y de defensa de la dignidad del ejercito y el soldado boliviano. Su dudosa honorabilidad, ahora desenmascarada y descubierta en forma escandalosa ha destruido un edificio construido desde el abolengo de un apellido de gentes notables por su actividad cultural, de defensa de nuestro patrimonio arqueológico, de actividad universitaria, etc.,

Nos queda también una actitud de embuste, agravado por el engaño generalizado que aplaudió un intento, mentiroso naturalmente, de devolver credibilidad a la Presidencia del Congreso Nacional y luego de la Primera Magistratura de la Nación, que ahora sabemos, jamás las mereció. Ha empobrecido a estas actividades y seguramente don Franz Tamayo estará revolcándose y llorando en su tumba por la patria avasallada y engañada.

Bolivia está enervada, resentida y dolida. Siente repugnancia por algunos de sus políticos improvisados entre los cuales se encuentran el Presidente Mesa, sus ministros y la mayoría de los miembros del Parlamento Nacional que junto a un Alto Mando Militar Mercenario, han preferido defender más a un impostor, que a la Nación. El grueso de las FF.AA. ofendidas --que son "La Institución Tutelar de la Patria"-- reclaman a este mal llamado "mando" de "derrotados", rescatar el respeto que se merecen y le deben a Bolivia.