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Latinoamérica


 

El pueblo en armas

Roberto Bardini
Bambupress

La actual intranquilidad de Estados Unidos respecto de Venezuela contrasta con su despreocupación con otros países en el pasado. Se pueden citar el Paraguay de Stroessner (1954-1989), la Nicaragua del clan Somoza (1937-1979), la República Dominicana de Trujillo (1930-1961) y el Haití de los Duvallier (1957-1986), donde dinastías familiares controlaban las guardias nacionales y las pandillas paramilitares.

En su Epitoma Rei Militaris, redactada en el siglo IV antes de Cristo, el general y estratega romano Flavius Vegetius Renatus recomienda: 'Quien añora la paz, que prepare la guerra; quien desea la victoria, que instruya a los soldados con toda diligencia'. Con el tiempo, la frase se convirtió en un aforismo latino: Si vis pacem, para bellum, es decir 'si quieres paz, prepárate para la guerra'.

Es difícil saber si Donald Rumsfeld, secretario de Defensa de Estados Unidos, conoce este aforismo latino. Lo que sí se sabe es que el 6 de abril pasado, manifestó su preocupación por las recientes compras de armamento por parte de Venezuela. Las adquisiciones, decididas por el presidente Hugo Chávez, incluyen aviones militares de transporte y lanchas patrulleras de fabricación española, aviones caza brasileros y cien mil fusiles AK-47 rusos.

Simultáneamente, sectores opositores a Chávez expresaron su desacuerdo con la resolución del mandatario de formar 'reservas armadas' (un millón y medio de civiles que se incorporarán a labores de defensa y seguridad). La medida indica que 'el Estado y la sociedad son corresponsables en la defensa de la nación'.

Parámetros distintos

El mismo día en que Rumsfeld expuso su intranquilidad, curiosamente, la Legislatura de Florida aprobó un proyecto de ley que otorga a los ciudadanos de ese estado el derecho de disparar a cualquier persona que represente 'una amenaza' en un lugar público. 'Es un asunto anticrimen bueno, de sentido común', declaró el gobernador Jeb Bush, hermano del presidente de Estados Unidos.

Actualmente, las leyes estatales dan el derecho a los habitantes de Florida a tirar a matar si sus propiedades son invadidas por desconocidos.

Por esos mismos días, alrededor de 500 vigilantes voluntarios del Proyecto Minutemen patrullaban la frontera entre Arizona (Estados Unidos) y Sonora (México) para impedir del paso de trabajadores migrantes mexicanos. Las patrullas estaban integradas de cuatro a ocho personas, equipados con binoculares, cámara de video y armas cortas.

Los minutemen originales eran los milicianos que, más de dos siglos atrás, lucharon por la independencia de Estados Unidos contra Gran Bretaña. Los minutemen actuales son racistas a quienes les gusta jugar a los cowboys, provenientes, en su mayoría, de California.

Estos ciudadanos, desde luego, no causan ninguna preocupación dentro del gobierno estadounidense. La Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, ratificada en 1791, indica: 'En consideración a que una milicia bien regulada resulta necesaria para la seguridad de un estado libre, no se restringirá el derecho de la población a poseer y portar armas'.

Un ejemplo de esta falta de restricciones es la Asociación Nacional del Rifle, creada en mayo de 1871: posee 50 mil instructores de tiro, 14 mil clubes distribuidos en todo el país y una revista, The American Rifleman. En 2000, manejaba un presupuesto anual de 80 millones de dólares. Un vicepresidente de la organización, Wayne LaPierre, declaró: 'En este país hay 35 millones de aficionados al tiro al blanco, más que al béisbol o al futbol americano'. La asociación tiene lemas muy edificantes: 'Menos leyes y más pistolas' y 'Los revólveres salvan vidas'.

El FBI calcula que 44 millones de estadounidenses disponen de 192 millones de armas de fuego. Según estadísticas, 32 mil personas mueren cada año en Estados Unidos por herida de bala, entre los que se incluyen 5 mil 300 niños.

Pueblo-ejército

La actual intranquilidad de Estados Unidos respecto de Venezuela contrasta con su despreocupación con otros países en el pasado. Se pueden citar el Paraguay de Stroessner (1954-1989), la Nicaragua del clan Somoza (1937-1979), la República Dominicana de Trujillo (1930-1961) y el Haití de los Duvallier (1957-1986), donde dinastías familiares controlaban las guardias nacionales y las pandillas paramilitares.

En 1883, el mariscal prusiano Colmar von der Goltz publicó su tratado El pueblo en armas. El oficial propone elevar la educación y la salud de los trabajadores para que cuando sean llamados a filas sean soldados sanos y alfabetizados. Sólo la relación pueblo-ejército garantiza la seguridad nacional de cualquier país, recalca el autor. En Argentina, los militares editaron el libro alrededor de 1910 como La Nación en Armas.

El 10 de junio de 1944, ex alumno de Von der Goltz, el entonces coronel Juan Domingo Perón, dijo en una conferencia sobre defensa nacional en la Universidad de La Plata:

'Un país en lucha puede representarse como un arco con su correspondiente flecha, tendido al máximo que permite la resistencia de su cuerda y la elasticidad de su madero y apuntando a un solo objetivo, ganar la guerra. Sus Fuerzas Armadas están representadas por la piedra o el metal que constituye la punta de la flecha, pero el resto de ésta, la cuerda y el arco, son la nación toda hasta la ultima expresión de su energía y poderío... En consecuencia no es suficiente que los integrantes de las Fuerzas Armadas nos esforcemos en preparar el instrumento de lucha; en estudiar y comprender la guerra, deduciendo enseñanzas de las diferentes contiendas que han asolado al mundo. Es además necesario que todos los intelectos de la nación, cada uno en el aspecto que interesa a sus actividades, se esfuerce también en conocerla, estudiarla y comprenderla, como única forma de llegar a esa solución integral del problema que puede presentársenos y tendremos que resolver'.

Es posible que Rumsfeld ignore que Chávez es un estudioso de Von der Goltz y de Perón. Cuando el mandatario venezolano decide que 'el Estado y la sociedad son corresponsables en la defensa de la nación', no se inspira en Lenín, Trotski o Mao, sino en el mariscal prusiano y el general argentino.