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Latinoamérica

El campesinado quechua, gracias a su consecuente lucha colectiva, es propietario del producto agrícola e industrial de su trabajo

Perú: La experiencia de Té Huyro


Hugo Blanco

Correspndencia de Prensa


Los compañeros de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Mayor de San Marcos de Lima, tuvieron la gentileza de invitar a Té Huyro para que expusiera en la Semana de Acción Global "a propósito de una economía diferente, solidaria y crítica al consumismo." Además le invitaron a vender el producto en su Feria del Comercio Justo. Espero que los miembros de la empresa que se encuentran en Lima puedan hacerlo. Que haya sido posible o no, reciban mi mensaje por escrito, me encuentro en la zona tealera colaborando con los compañeros.

Té Huyro se inició como empresa privada del hacendado Edgar de La Torre en 1913. En esa época los campesinos quechuas debían trabajar sin pago los cultivos de los hacendados por las pequeñas parcelas que cultivaban para sí. La explotación en la fábrica también era fuerte. Trabajaban inclusive niños. Para que no perdieran el tiempo yendo a comer, se les daba una alimentación miserable.

Esto acabó con la rebelión campesina que en los años 1961 y 1962 abolió el trabajo para los hacendados, determinando que los campesinos eran dueños de la parcelas que trabajaban. Posteriormente, en la época del gobierno de Pérez Godoy, luego de fuerte lucha que incluyó la autodefensa armada, se legalizó la acción campesina con una ley de Reforma Agraria sólo para la zona de los valles semitropicales de La Convención (donde está el distrito tealero de Huayopata con su capital Huyro) y Lares.

En 1970, el gobierno de Juan Velasco Alvarado, que extendió la Reforma Agraria al resto del país, entregó las fábricas de Huyro y de la exhacienda Amaybamba a las cooperativas que se formaron, agrupadas posteriormente en la Central de Cooperativas Té Huyro. Esta Central abarcaba a 7 cooperativas. Hubo algunos años de gestión correcta, pero la mayoría de las juntas directivas, especialmente en los últimos años, cayó en manos de personas corruptas que con el tiempo se convirtieron en una sólida argolla mafiosa que robaba a la empresa enriqueciéndose ella a costa del sufrimiento del campesinado.

Esto se veía favorecido por los estatutos antidemocráticos, que, entre otras, cosas estipulaban que la junta directiva de la Central no fuese elegida por todos los socios, sino sólo por los delegados de las cooperativas que eran fácilmente comprables. La mafia hundió a la empresa y sumió en la miseria al campesinado.

Hace poco más de tres años, el oprimido campesinado quechua cultivador de té, se levantó en búsqueda de la democracia, por la recuperación de su empresa que había sido capturada por la mafia de directivas corruptas. El campesinado exigía que se acabara el sistema de 7 cooperativas y una Central, sistema que sólo servía para aumentar la burocracia y para alejar el control de la Central del campesinado. Los tealeros querían que la Central se convirtiera en la única cooperativa, que los dirigentes de ella fueran elegidos en forma directa por los socios, que la asamblea general fuera la máxima autoridad.

La lucha fue y es muy dura, pues el campesinado tiene que enfrentar los caudales que acumuló la mafia de exdirigentes y exfuncionarios de la empresa. Además debe luchar contra la empresa privada Té Herbi surgida por la corrupción de las directivas de Té Huyro y cómplice de ellas.

Té Herbi tuvo la intención de apropiarse legalmente de la marca Té Huyro y aplastar a la cooperativa, comprendiendo que es un peligroso rival que ha de cortar la explotación de esa empresa capitalista al campesinado productor de té. Los millones de la mafia usurpados al campesinado y los de Té Herbi, hicieron bailar a su capricho a jueces, vocales y fiscales de todos los niveles. Ponen a su servicio a la policía y a las autoridades municipales. Incluso logran corromper a autoridades de salud y educativas para hostilizar a quienes luchan por la democracia. No faltan los periodistas en la provincia y en el departamento, que, como en tantas otras oportunidades, alquilan gustosos su pluma y su palabra.

A pesar de todo ello, el campesinado está triunfando: Sobrevivió a los ataques físicos y jurídicos; con movilizaciones masivas logró la libertad de su dirigente, la realización de elecciones democráticas, el reconocimiento oficial de la directiva elegida por él, la apertura de fábrica y almacenes cerrados por orden de un fiscal corrupto, la recuperación de la planta que posee en Lima y que estaba en manos de Té Herbi; impidió el remate de su local del Cusco que fue hipotecado por la mafia por 80 mil dólares que se los tragó ella, etc.

Ahora es una sola cooperativa por decisión del campesinado, por razones legales debe conservar el nombre de "Central Té Huyro" Ya tiene estatutos democráticos, que, entre otras cosas, estipulan la elección directa y el derecho a revocatoria. La máxima autoridad son las frecuentes asambleas generales. Aunque parezca mentira costó mucho que las autoridades reconocieran estos estatutos.

La Empresa todavía debe los millones que fueron a los bolsillos de los exdirigentes mafiosos que ni por un minuto entraron a la cárcel, gracias al uso de una parte de su fortuna mal habida en el soborno de autoridades. Sin embargo, el campesinado ya evitó la quiebra, evitó la usurpación legal de su prestigiado nombre.

La empresa se levanta desde bajo cero en que le dejó la mafia, gracias al ímpetu del campesinado tealero quechua que supervigila de cerca a la directiva encabezada por el heroico compañero Raymundo Figueroa. Gracias también a la solidaridad de la Federación Departamental de Campesinos del Cusco (FDCC), especialmente a través de su Secretario General Colegiado Roberto Mamani, de la Confederación Campesina del Perú (CCP), del grupo Raíz, de la Consultora Orbal, de algunas autoridades y de muchas organizaciones, periodistas y diversos amigos más.

Estamos seguros de que la empresa se erguirá por la voluntad férrea del campesinado tealero y porque Té Huyro es el mejor del Perú. Como falta maquinaria para embolsar todo el té, la empresa debe vender una parte de su producción a granel y así proveer de materia prima a Té Herbi y otros competidores capitalistas. Pero con el tiempo adquirirá dicha maquinaria y la competencia tendrá que comprar té de Argentina y Ecuador, que es de inferior calidad.

Pedimos a San Marcos y al Perú que apoyen a Té Huyro, así la industrialización del té peruano estará completamente en las manos del campesinado que lo cultiva. Invitamos a ustedes a visitar nuestra planta en Amaybamba, y si fuera posible a que asistan a una asamblea.

Nuestro anhelo es que en el futuro toda la economía peruana esté en manos de los propios productores como sucede con el campesinado tealero.

Los peruanos no somos incapaces, como lo demuestra el campesinado quechua de Huayopata que hasta hace unas décadas estaba sometido a la condición de semianalfabeto sirviente de los hacendados y hoy, gracias a su consecuente lucha colectiva, es propietario del producto agrícola e industrial de su trabajo.

Los peruanos somos capaces de arrancar el producto de nuestro trabajo de manos de los capitalistas, en especial imperialistas, que ahogan al país.

Luchamos para que al igual que en Té Huyro, los campesinos sean dueños de la industrialización de sus productos.
Luchamos para que los obreros de las fábricas capitalistas sean dueños de su trabajo y del producto de éste.
Cuando logremos eso será el triunfo completo de Té Huyro.

¡Que el Perú sea para los peruanos que trabajan!
EL COLECTIVISMO DEL AYLLU NOS CIRCULA POR LAS VENAS
Huyro, abril del 2005

* Dirigente histórico de la izquierda revolucionaria y de la Confederación Campesina del Perú.