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Latinoamérica


 

Muere el escritor paraguayo Augusto Roa Bastos

Estrella Digital/Efe

Roa Bastos, Premio Cervantes 1989, falleció a las 14:20 hora local (18:20 GMT) en un caso de "muerte súbita" en el sanatorio Santa Clara de Asunción
El escritor paraguayo Augusto Roa Bastos falleció hoy en Asunción a la edad de 87 años, tras sufrir un infarto del que no se recuperó, informaron fuentes médicas.
El doctor Alejandro Maciel, médico personal del escritor, informó a EFE de que Roa Bastos, Premio Cervantes 1989, falleció a las 14:20 hora local (18:20 GMT) en un caso de "muerte súbita" en el sanatorio Santa Clara de Asunción, donde se encontraba internado desde el pasado viernes tras sufrir una caída accidental en su domicilio.
"Se presentó un episodio de bradicardia e inmediato paro cardíaco que no respondió en ningún momento a las maniobras de reanimación cardiopulmonar", agregó el doctor.

''Yo, el Supremo''

La representación de la obra de teatro "Yo, el Supremo", considerada su obra primordial, cuyo estreno mundial tuvo lugar en Asunción en 1991, indicó la madurez del teatro paraguayo, en condiciones de insertarse en un movimiento artístico de "dimensión americana y universal", según el escritor Augusto Roa Bastos.
Roa Bastos, que escribió esta obra para teatro rescatando los aspectos psicológicos y sociológicos de su novela "Yo, el Supremo", presenció el estreno, desde el palco de honor del Teatro Municipal de Asunción, donde el público, que llenaba el recinto, le ovacionó al final de la función.
El escritor explicó que la representación, en la que se invirtieron unos 32.000 dólares, suma nunca antes manejada por otra compañía de teatro en Paraguay, "aspira a llevar (...) una visión de la maduración y enriquecimiento de la cultura paraguaya, del progreso de su expresión teatral".
Para Roa Bastos, el estreno de la obra constituyó "un acontecimiento artístico, político y moral, pues la compañía del Centro de Investigación y Divulgación Teatral de Paraguay "ha reencarnado y revivido, no la novela o el personaje histórico, sino la realidad misma de nuestro país".
El director de esta puesta en escena, Agustín Nuñez, recurrió a varios elementos modernos, combinando luces, humo y sonido para recrear "una profunda reflexión sobre el poder absoluto", representado en este caso en la figura del personaje principal: Gaspar Rodríguez de Francia, el Supremo.
En el teatro, "la reflexión" trasciende lo político y actualiza sus críticas contra otros poderes absolutos, como los que ejercen la riqueza, el contrabando, la milicia y la religión.
El Supremo se jacta de haber igualado ante la ley a ricos y pobres, que "producían todos los bienes y sufrían todos los males", de haber impuesto el "catecismo patrio renovado", con lo que nacionaliza la Iglesia Católica, y de haber expulsado a contrabandistas de armas y de "yerbas y contrayerbas".
Según los especialistas, la visión "modernista" de Nuñez ha permitido que la novela, que recrea la historia de Paraguay, desde la independencia (1811) hasta la muerte del Dictador (1840), se convierta, en el teatro, en una comedia de carácter, con gran carga de elementos psicológicos en la coreografía, vestuarios y decoración.
Los tres actos de la obra se desarrollan en medio de un graderío mágico y alrededor de un gigantesco cilindro, una especie de "tunel del tiempo", que permiten al Supremo desdoblarse en el tiempo y en el espacio sin salir de su despacho ni escapar a la época.
Para el desdoblamiento del personaje principal, el director recurrió a dos actores: Jorge Ramos (Supremo joven) y Ramón del Río (Supremo viejo) y para "matizar" las escenas, que aparecen más bien grises en la novela, se introdujo un elemento nuevo: los desnudos.
En esta puesta en escena trabajaron 20 actores, más otras 60 personas, entre tramoyistas, utileros y asesores en psicología, historia y política. La versión para teatro de "Yo, el Supremo" fue escrita por el propio Roa Bastos, la adaptación fue de Gloria Muñoz, la escenografía y vestuario del pintor Ricardo Migliorisi, y la música original de Jorge Garbett.

Breve biografía de Augusto Roa Bastos

Roa Bastos, era de los máximos creadores de la literatura latinoamericana contemporánea, es autor de más de una veintena de títulos, entre novelas, poesías, cuentos y obras teatrales, que fueron traducidas a 25 idiomas. El novelista vivió exiliado en Argentina entre 1947 y 1976, año en que la dictadura militar argentina, que gobernó el país hasta 1983, prohibió su libro "Yo el Supremo" y ordenó el allanamiento de su departamento, razón por la cual decidió exiliarse en Francia.
Jitrik, un reconocido escritor e historiador argentino, señaló que la virtud de la obra de Roa Bastos es "el diálogo interminable y constante que tuvo su momento culminante con la aparición del `Yo, el Supremo`, libro que llegó a un lugar excepcional en la literatura latinoamericana y argentina, pues Augusto perteneció a nuestro círculo".
En este sentido, Saer dijo que el escritor paraguayo "fue un hombre de Buenos Aires, que participó de todas las aventuras culturales, literarias y cinematográficas de Argentina".
Durante su estancia en Argentina, Roa Bastos participó como guionista y autor de argumentos en una decena de filmes, entre ellos "El trueno entre las hojas" (1958), "Alias Gardelito" (1961),"El terrorista" (1962), "El demonio en la sangre" (1964) y "La Madre María" (1974).
Saer afirmó que el autor de "Hijo de Hombre" y "Vigilia del Almirante" fue el único escritor latinoamericano de una generación posterior a Jorge Luis Borges en quien los escritores argentinos de la generación del 70 encontraron "un interlocutor, un amigo y un promotor".
El escritor paraguayo presentó "El Trueno entre las páginas", libro que rescata extensos diálogos entre Roa Bastos y el escritor argentino radicado en Paraguay Alejandro Maciel.
Colaborador, amigo personal y médico de cabecera de Roa Bastos, Maciel dijo en su día que en la obra el novelista paraguayo "hace un magnífico análisis semiótico de todos los autores del Siglo de Oro español".