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Latinoamérica


 

Masacre de un escuadrón en Río Hay al menos 30 muertos.
El comando asesino estaría integrado por policías.

Eleonora Gosman

En la acción de exterminio más pavorosa de la historia de Brasil, un escuadrón de la muerte integrado por policías, masacró a 30 personas entre la noche del jueves y la madrugada de ayer. Otras dos resultaron heridas. Es la mayor ejecución en masa de la violenta historia de esta ciudad, que ya contaba con un antecedente penoso: en 1993, 21 personas cayeron bajo las balas policiales en Vigario General, un episodio que dio la vuelta al mundo..
El jueves último, a altas horas de la noche, una misma banda asesina disparó a quemarropa contra pobladores de favelas en la localidad conocida como Bajada Fluminense. El baño de sangre no distinguió niños, mujeres ni ancianos. La propia policía civil carioca, comandada por el comisario Alvaro Lins, que está a cargo de la investigación de esa orgía sangrienta, admitió que las víctimas "fueron elegidas al azar" y "no tenían antecedentes delictivos". Se impone entonces una conclusión: las ejecuciones no tuvieron nada que ver con un eventual ajuste de cuentas entre bandas de narcotraficantes.
El jefe policial dijo que el "escuadrón de la muerte" habría movilizado a 8 de sus integrantes. Algunos se desplazaban en dos automóviles, un Gol de color plateado y un Vectra. También habrían utilizado una moto en la saga sangrienta que no perdonó a niños ni adolescentes.
El secretario de Seguridad Pública del estado de Río de Janeiro, el comisario Marcelo Itagiba, confirmó en una nota a la prensa que "es altamente probable la participación de agentes de la policía militar en la masacre". La brutalidad de la policía militar ya había tenido un preanuncio esta semana: ocho soldados y suboficiales del cuartel de Duque de Caxias asesinaron a dos jóvenes , los degollaron y tiraron las cabezas en el patio del batallón.
"Trabajamos con la fuerte hipótesis de que estas matanzas hayan sido una represalia a la operación Navaja en la Carne, que recientemente apresó a ocho policías militares sospechosos de haber cometido el doble asesinato detrás del batallón de Duque de Caxias", explicó Itagiba.
El primer acto de la tragedia del jueves fue a las 21, cuando los criminales del "escuadrón" pasaron por una calle del barrio Nova Iguazú (de Río) y dispararon a mansalva contra un bar muy concurrido. En el camino hacia su próximo objetivo, los criminales hicieron blanco sobre otras personas. Ya en la localidad de Queimados, vecina de Nova Iguazú, volvieron a descerrajar sus armas en forma indiscriminada. Dejaron un tendal de cuerpos esparcidos por las calles.
Para el ministro da Justicia, Márcio Thomaz Bastos, "la única cosa que se puede decir es que el crimen no quedará impune, aunque sé que esto no es un consuelo". Puso a la Policía Federal a disposición de las autoridades fluminenses para la investigación de los crímenes.
Uno de los dos sobrevivientes de la masacre contó, desde su lecho en el hospital, cómo habían ocurrido los hechos. Dijo que el grupo de exterminio se desplazaba en automóviles disparando sin cesar contra los parroquianos de bares y los ocasionales transeúntes.
"Los asesinatos revelan cobardía y total desprecio por la vida humana", admitió, ayer, el procurador general de Justicia, Marfan Vieira. Y en una nota de la Orden de Abogados de Brasil, su presidente, Roberto Busato, declaró que "la violencia en Río de Janeiro sobrepasó todos los límites de la insensatez, de la intolerancia".
Busato agregó que "lo cierto es que el terror se ha instalado en la capital carioca: ciudadanos son asesinados fríamente en el silencio de la noche o a plena luz del día, víctimas de asaltos, de las guerras de grupos mafiosos y de las bandas policiales".