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Latinoamérica


 

Desenmascarados los asesinos del fiscal Danilo Anderson

Jean Cleaux Duvergel
Rebelión

La conspiración para asesinar a Danilo Anderson se planeo en la Ciudad de Miami por viejos personeros de la CIA autoexiliados en Los Estados Unidos, como respuesta a las investigaciones adelantadas en contra de los caudillos de la vieja y rancia oligarquía cuarta republicana, firmantes del decreto de Carmona.
El asalto a la Embajada Cubana, la "guarimba", la contratación de paramilitares colombianos apresados en Caracas; son entre otros, golpes contundentes que la policía, los organismos de inteligencia y el pueblo vigilante, vienen dando a las estructuras de la contrarrevolución y el terrorismo internacional.
La prensa opositora quiere hacer ver que los señalados por la justicia como criminales son hombres de bien, "angelitos" de buenas familias, incapaces de realizar actos como ése. Cuando está clara la participación en el asesinato y en otros delitos anteriores tan sonados como el caso de la presencia de Vladimiro Montesinos en Venezuela, una acción que la CIA diseñó para demostrar al mundo que Chávez esconde fugitivos de la justicia internacional.
¿Quién diseñó y ejecutó el crimen?
Las pistas dejadas por los autores son incontrovertiblemente precisas. Seleccionaron cuidadosa y deliberadamente a la víctima. La escogieron para que sus demandas de impunidad al golpe de Estado y el asalto a la Embajada de Cuba, resuenen con el mayor eco posible, para que nadie pueda ignorarlas. Siguieron pacientemente a Danilo para identificar sus hábitos, sus costumbres, sus rutinas, sus normas de seguridad, sus horarios. Escogieron el arma del crimen. Diseñaron su ejecución en un laboratorio, para garantizarse con la mayor exactitud que ocurra, lo que ocurrió.
Los criminales de Danilo Anderson son los mismos que él investigaba por diferentes causas, todas vinculadas, directa o indirectamente con la monstruosa planificación y consecuencias del golpe de Estado de abril de 2002. Entre las informaciones que se conocen, aparece una conversación telefónica de uno de los investigados, Salvador Romaní, fugitivo de la justicia venezolana en Miami y su esposa en Caracas que deja clara la intención de este asesinato: "…había que dar un escarmiento, aunque no me alegro de la muerte de ese muchacho".
El mismo Salvador Romaní junto a Ricardo Koesling, abogado al servicio de las mafias del narcotráfico y de la CIA en Venezuela, conocido como el "abogado del diablo", dirigieron el asalto a la Embajada Cubana, con la complacencia de las policías y las autoridades del municipio Baruta donde está radicada la sede diplomática.
Durante la agresión a la Embajada, Romaní, entrevistado por la prensa se adelantó y anunció muchas de las medidas que contenían el decreto de Carmona, como el de eliminar la Constitución Bolivariana y la Asamblea Nacional.
Por cierto, los hermanos Guevara, actualmente procesados por la presunta ejecución terrorista del Fiscal Anderson, son amigos de la familia Romaní, y con frecuencia han sido vistos conversando en restaurantes de Caracas. Salvador Romaní, hijo, propietario de la Compañía de Seguridad U.S. Marshal-Security, trabajo con los Guevara durante el Gobierno de Carlos Andrés Pérez, en la escolta o custodia presidencial de la DISIP; pero dejemos que la justicia y los organismos de inteligencia investiguen las intríngulis de este caso.
La gusanera cubana anticastrista es especialista en esos métodos aplicados en el pasado con saña en propio territorio norteamericano en contra de todo lo que se mueva en dirección opuesta. ¿Dónde apresaron a los paramilitares en Caracas? En una finca propiedad de Robert Alonso, autor de la Guarimba, un furibundo contrarrevolucionario de origen cubano, fugitivo de la justicia venezolana, visto en territorio de Los Estados Unidos, país donde estudio y tiene residencia desde hace muchos años.
¿Quiénes son los autores materiales?
Todas las investigaciones adelantadas indican que los hermanos Guevara son los autores materiales del asesinato, hay que recordar que se trata de expolicías entrenados y capacitados en escuelas norteamericanas para ejecutar acciones especiales. Además pertenecen al grupo de elite ligado a la vieja meritocracia policial, comprometida con los intereses de la oligarquía, los llamados "perros de la guerra", la CIA y el MOSAT de Israel.
El Tribunal 11 de Control de Caracas decidió llevar a juicio a Otoniel Guevara, Rolando Guevara y Juan Bautista Guevara, por la presunta autoría material de la muerte del fiscal nacional con competencia plena del Ministerio Público, Danilo Anderson.
En la audiencia preliminar a los imputados, iniciada esta semana, participaron los fiscales del Ministerio Público Turcy Simancas, Sonia Buznago y Hernando Contreras; luego lo hicieron cada uno de los Guevara, y prosiguieron Jackelyn de Guevara, Rafael Parra y José Gregorio Mena. La Fiscalía General de la República imputó a los Guevara de la comisión de los presuntos delitos de homicidio calificado con premeditación y alevosía mediante incendio y agavillamiento.
A Juan Bautista Guevara le imputan la comisión del presunto delito de porte ilícito de arma de guerra y arma de fuego; a Rolando y Otoniel Guevara le imputan la comisión del presunto delito de acto falso por armas encontradas en la galería de tiros Magnum.
El crimen contra Anderson ocurrió el 18 de noviembre de 2004, tras el estallido de un artefacto explosivo en su vehículo, cuando transitaba a la altura de la avenida Las Ciencias, de Los Chaguaramos, en la ciudad de Caracas.
Los autores usaron los métodos de la guerra secreta. Con una perspectiva política que interrelaciona la evolución de Venezuela, con la región, el continente y el mundo. La operación ha sido demasiado precisa como para que sea ejecutada aleatoriamente por la gusanera de Miami que colabora en operaciones terroristas con los fascistas venezolanos. Independientemente que ellos hayan participado de una u otra forma en el hecho, el crimen contra Danilo Anderson, reúne las características de una conspiración secreta diseñada y monitoreada directamente por la CIA.
¿Cuál fue el propósito de este crimen?
Los criminales desafiaron a la justicia y pretenden que esta lección sangrienta deben aprenderla fiscales y jueces. El mensaje que ellos pretenden emitir es claro. Quien busque esclarecer el golpe del 2002 y el atentado a la Embajada Cubana estará expuesto a la muerte. Quien quiera hacer justicia, también. Sin embargo, detrás de ésta máscara intimidatoria, se revela la esencia profunda de los autores.
Luego del fracaso reiterado en suprimir la Revolución Bolivariana, de sus derrotas en el golpe de Estado de abril del 2002, en el sabotaje petrolero, en los atentados criminales de Altamira, en la violenta guarimba, en la conspiración de los paramilitares colombianos, que incluyó la pretensión de asesinar al Presidente Chávez en el camino de una intervención extranjera, en el referendo presidencial y en las elecciones regionales, los autores del crimen que han trabajado sistemáticamente en todos los escenarios de esta ofensiva, han desnudado su miedo, su temor y su pánico a la fuerza unitaria de la mayoría de Pueblo venezolano.