El electo presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, asumirá el 1 de marzo y con
él por primera vez la izquierda accede al poder, rompiendo con el bipartidismo
blanco-colorado. La coalición EP-FA que lidera recompondrá relaciones con Cuba,
hará hincapié en el Mercosur y la integración regional. En estas páginas,
análisis y voces de los protagonistas.
Mercedes López San Miguel
http://www.pagina12.com.ar
Uruguay le pone la investidura al cambio. El socialista Tabaré Vázquez,
integrante de la coalición del Encuentro Progresista-Frente Amplio, se
convertirá este martes 1 de marzo en el primer presidente de izquierda en la
historia del vecino país. Se terminan las alianzas de los tradicionales blancos
y colorados y su alternancia en el poder. La coalición de izquierda goza de
mayoría parlamentaria para gobernar, en un nuevo contexto latinoamericano: la
salida de los gobiernos neoliberales que marcaron la década de los noventa.
El pasado 31 de octubre el EP-FA obtuvo la victoria en las presidenciales en
primera vuelta. Esto, más la mayoría en el Congreso, pinta un panorama alentador
de gobernabilidad para Tabaré Vázquez. Este oncólogo de 65 años, nacido en
Montevideo, había perdido dos elecciones anteriores y juró que si la tercera vez
no llegaba a la presidencia se retiraba de la política. Tabaré actuó como un
árbitro en la convivencia en la heterogénea coalición que integran distintas
fuerzas de izquierda, entre ellas miembros de los ex Tupamaros. Además de
comandar una coalición de centroizquierda parecida a la que llevó al gobierno de
Brasil al líder del PT, Lula da Silva, comparte otros parecidos con el
presidente brasileño: ambos son de origen humilde y los dos llegaron a la
presidencia después de un largo camino recorrido.
En el caso de Tabaré, en 1994 y 1999 su fuerza política no logró acceder al
poder debido a las alianzas que tejieron los partidos Colorado y Nacional en su
contra. Previamente, en las elecciones de 1989, Vázquez había ganado la
intendencia de Montevideo, y desde ese momento hasta la actualidad su partido
retuvo el poder en ese distrito, el más importante del país. Durante la última
campaña, Vázquez tuvo que poner paños fríos ante los temores de los mercados
financieros. Su primera señal fue nombrar a Danilo Astori como ministro de
Economía en caso de llegar a la presidencia. Esa designación de campaña trajo
tranquilidad en los mercados: Astori tiene un discurso moderado sobre los
organismos multilaterales de crédito y financieros. En los circuitos políticos y
empresariales creen que aplicará su discurso a la gestión.
A partir del cambio de gobierno en Montevideo, la hegemonía en el Parlamento de
la coalición que encabeza el FA coexistirá con un compromiso programático de
todo el espectro político sobre políticas de Estado. Ese compromiso facilitará
también la incorporación de funcionarios del Partido Nacional en las empresas
estatales, ante la negativa de los colorados al ofrecimiento frenteamplista. El
uruguayo será el único Parlamento latinoamericano dominado por una coalición de
izquierda, encabezada por dos destacados miembros de la guerrilla tupamara, el
senador José Mujica y la diputada Nora Castro (ver más abajo).
En la agenda exterior, el próximo gobierno de Uruguay se propone relanzar el
Mercosur, impulsar la Comunidad Sudamericana de Naciones, reanudar las
relaciones con Cuba y mantener buenas relaciones con Estados Unidos pese a sus
diferencias ideológicas. La toma de posesión de Vázquez se suma a un importante
cambio de tendencia hacia gobiernos progresistas en América del Sur, por lo que
su política exterior no será ajena a ese fenómeno. "Hay un arco virtuoso con
(Ricardo) Lagos en Chile, que pasa por Néstor Kirchner en la Argentina, por Luiz
Inácio Lula (da Silva) en Brasil, por Vázquez en Uruguay, por Venezuela con la
política social de (Hugo) Chávez", dijo el futuro canciller, Reinaldo Gargano.
Ese "arco virtuoso" se da "porque hay un modelo neoconservador (que) ha hecho
polvo la realidad sudamericana", dijo en referencia a que en un continente de
400 millones de habitantes (hay) 200 millones de pobres.
El gobierno saliente del colorado Jorge Batlle -quien asumió en 2000 con el
apoyo de los blancos o nacionales- se desmarcó del Mercosur y buscó abrir nuevos
mercados tras la importante caída de las exportaciones uruguayas a Argentina y
Brasil luego de la devaluación en este último país en 1999 y de la crisis del
nuestro en 2001. Batlle deja el gobierno con lainsatisfacción de la mayor parte
de los ciudadanos, reflejada en las elecciones que relegaron al tercer lugar a
su Partido Colorado, con sólo 3 senadores de 31 y 10 diputados de 99 en la
Cámara de Senadores. El nuevo gobierno reanudará de inmediato las relaciones con
Cuba, suspendidas desde abril de 2002, tras un intercambio de insultos entre el
mandatario cubano, Fidel Castro, y Batlle, luego de que Uruguay propusiera en la
Comisión de Derechos Humanos de la ONU una inspección sobre la situación de esos
derechos en la isla.
Tabaré es considerado el heredero político del fallecido general Líber Seregni -quien
fundó el Frente Amplio a principios de 1971-. Ahora la frase de Seregni "el
Frente Amplio se transformó en una gran fuerza nacional" puede ser parafraseada:
el FA ya es la fuerza gobernante.