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Latinoamérica


 

Carta abierta del guitarrista Gonzalo Solari al Dr. Gargano.

CARTA ABIERTA

Dr. Gargano:

Me parece una falta de respeto hacia la mayoría de los uruguayos que vivimos fuera del país que usted, que dice ser "socialista" cite una frase de un personaje como Enrique Iglesias (Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo); una figura que siempre ha representado a los organismos expoliadores de nuestras economías y de nuestros pueblos.

Ni siquiera es uruguayo, y usted, que bien sabe por su propia experiencia lo que significa ser considerado un "sudaca" en España, debería plantarse con un poquito - no le pido peras al olmo - con un poquito decía, más de dignidad.

Las políticas preconizadas por los organismos financieros internacionales como el que representa el senor Enrique Iglesias, son las culpables del exilio económico y político de miles y miles de uruguayos.

Si el cambio en nuestro querido país pasa por actitudes como la suya, ...¡a buen puerto van por agua mis compatriotas!

Yo, a pesar de viajar con un pasaporte de la Comunidad Económica Europea, me siento profundamente uruguayo. No puedo ocultarle que cuando leo declaraciones como la suya me invade un sentimiento desolador de verguënza ajena.

Para que estas líneas no mueran antes de abrir los ojos, las envío también a los compañeros de Tribuna de los Trabajadores y a otros medios independientes.

Ellos, como buenos orientales que no se agachan ante los embates entreguistas del progresismo, ni engrosan las filas del periodismo alcahuete y zalamero, sabrán difundirlas.

La mentira tiene patas cortas. Usted bien sabe que se puede engañar a toda la gente parte del tiempo; se puede engañar a parte de la gente todo el tiempo; pero lo que no se puede es engañar a toda la gente todo el tiempo.

Atentamente:
M° Gonzalo Solari
Director de la Cátedra de Guitarra Clásica del Centro Internazionale Promozioni Attività Musicali (CIPAM).
Arezzo, Italia


Brecha de Uruguay - 4 de febrero de 2005
Con el futuro canciller Reinaldo Gargano

El gobierno se ocupará de los uruguayos del departamento 20

El futuro canciller, en la entrevista que concedió a BRECHA el miércoles 2, Se refirió al mecanismo de designaciones en la carrera diplomática y a una nueva repartición de la cancillería que estará dedicada a la relación con los uruguayos radicados en el exterior: la población del llamado departamento 20.

Guillermo Waksman
-¿Qué fue lo más importante de su reciente viaje a Chile junto al presidente electo y otros dirigentes del EP-FA?
-Hubo dos reuniones de Tabaré Vázquez con Ricardo Lagos, una tercera en la que también participó el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, y otra a la que asistimos todos los miembros de la delegación. El clima fue muy bueno y no hay duda de que este gobierno español está en una actitud absolutamente distinta a la que tenía el de José Aznar. Rodríguez Zapatero sostiene que para Aznar América terminaba en el río Bravo, y que en cambio para su gobierno comprende también a toda América Latina, con la que se propone mantener una atención preferente. Delante de mí ratificó su disposición a apoyar políticas de inversiones que permitan crear fuentes de trabajo en Uruguay, en un clima de cooperación y de absoluta transparencia, y no de negocios, como los que se hicieron en los años noventa con la empresa Focoex, en los cuales Uruguay dilapidó 300 millones de dólares que se sumaron a la deuda externa y que habrá que pagar. A propósito, uno de los grandes desafíos del nuevo gobierno es actuar con total cristalinidad, de forma que el grueso de lo que se obtenga por cooperación no quede en auditorías, asesoramientos y demás, como hasta ahora ha ocurrido con mucha frecuencia, sino que vaya adonde tiene que ir.

-La política exterior es uno de los tres puntos del orden del día de la Mesa de Diálogo. ¿Éste es un indicio de que será una política de Estado, como supuestamente lo fue hasta que asumió el actual gobierno?

-La intención es que el rumbo general sea compartido por todos los partidos políticos. Me refiero a puntos como la defensa de la autodeterminación de los pueblos, el avance en el proceso de integración regional y en la construcción de un espacio económico como puede ser la Comunidad Sudamericana de Naciones, que apunte a crear un mercado común regional y antes que nada a tener una sola voz política en el escenario internacional, para expresarnos en ámbitos como los de la Organización Mundial del Comercio o la Organización de las Naciones Unidas en términos similares a los de la Unión Europea, Estados Unidos o el sudeste asiático. También aspiramos a que se logre un consenso nacional en torno a la defensa de los derechos humanos, no sólo en Uruguay y en América Latina, sino en todo el mundo. Ésta es una política de principios, como la que nos lleva a defender el derecho internacional, la vigencia de la ONU y la necesidad de reformar esta organización para que el derecho internacional sea plenamente respetado y no haya más guerras o acciones armadas destinadas a la invasión de países declaradas de forma unilateral. Si logramos coincidir en estos puntos, habremos llegado a un acuerdo sobre los ejes principales de lo que debe ser una política exterior que recoja las tradiciones del país y apunte hacia un futuro claro que va a durar más allá del mandato de Tabaré Vázquez.

-¿Cuáles son los cambios que aspira a concretar a lo largo de los cinco años de gobierno y cuáles serán visibles en el primer año?

-En general, en el primer año se apreciará el comienzo del desarrollo de esos ejes de trabajo. En especial, vamos a trabajar muy intensamente en materia de integración. Ya hemos mantenido entrevistas con diplomáticos de las naciones integrantes del Mercosur y pronto nos encontraremos con los cancilleres.Vamos a tratar de colaborar con Paraguay, que ejerce la presidencia pro tempore hasta mediados de este año, cuando le corresponderá a Uruguay asumir esa responsabilidad.

-También habrá una nueva dirección en la cancillería: la de asistencia a los uruguayos en el exterior. ¿Cuáles son sus cometidos?

-El 15 por ciento de la población uruguaya vive en el exterior. Si bien no se sabe la cantidad exacta, hay que estimar que son entre 400 y 500 mil los compatriotas que viven fuera de fronteras. Eso incluye a gente que se fue exiliada y a quienes emigraron por razones económicas antes y después de la dictadura. Sólo en España, a ojo de buen cubero, deben ser 50 mil y en Estados Unidos hay una cantidad similar. Se estima que en Argentina hay entre 250 mil y 300 mil uruguayos y en Australia, contando sólo los registrados, son 15 mil. Sumemos Brasil, México, Francia, Canadá... Esa diáspora brutal fue provocada por la aplicación de un modelo económico conservador que destruyó el empleo y que, sobre todo, destruyó las perspectivas de la gente. La mayor parte de los que emigraron en los últimos años se sintieron expulsados: si no se iban, se morirían de hambre, ellos, sus familias y sus hijos. Para tener la dimensión de esta verdadera tragedia habría que tener en cuenta que, como dijo Enrique Iglesias, si se trasladara ese 15 por ciento al caso de Brasil, habría 30 millones de habitantes fuera de ese país.

Uno de los cometidos de la nueva oficina de la cancillería será ayudar a los uruguayos que se ocupan en el exterior de dar auxilio a los compatriotas recién llegados y que tienen que solucionar su situación ante la policía, la justicia o las autoridades migratorias. Lo sé muy bien porque mi hijo, que vive en Barcelona desde hace mucho tiempo, es uno de ellos. Uno de los objetivos es ayudar a los que tienen dificultades en los trámites para que los autoricen a radicarse y trabajar, contribuir a pagar las tasas que les cobran para obtener residencia y apoyarlos también en la parte humana. Hay muchos habitantes de lo que llamamos "el departamento 20" que no tienen siquiera dónde dormir ni qué comer.

La idea está en barbecho; sólo está redactado el esquema. Pero hay que ponerla en marcha lo antes posible. Esperamos contar con el apoyo de mucha gente interesada en que esto camine: pequeñas y medianas empresas, la Unión de Exportadores y personas y sectores individuales se han acercado para que podamos instrumentar, con los uruguayos residentes en el exterior, algo así como antenas comerciales y exportadoras que puedan servir a que esa gente, sin tener un cargo, ayude a la cancillería, a la representación diplomática del lugar, a multiplicar nuestras exportaciones. Uruguay produce 1.300.000 toneladas de arroz y consume sólo 100 mil; las otras hay que venderlas, lo mismo que la vaca, la leche y la cebada.

-¿Esta nueva repartición de la cancillería se ocupará también de promover el regreso de los emigrados?

-Se va a ocupar un poco de todo, incluso de facilitar el regreso de aquellos que quieran volver. Pero no precisamente de promover el regreso, porque la única forma de lograrlo es creando fuentes de trabajo y desarrollando el país. Para que la gente vuelva tiene que ver que acá puede tener un trabajo. Tiene que saber que ganará lo suficiente para pagar el alquiler, la luz y la mutualista y para que los gurises puedan ir a la escuela. Esa es la única estrategia posible para reinsertar a la gente en nuestro país y eso no dependerá de la cancillería.

Pero hay también en el exterior gente que está radicada hace unos cuantos años que tiene muchas dificultades para volver al país porque está muy bien calificada y recibe altas remuneraciones en su trabajo, y quiere prestar un servicio al país donde nació y recibió su formación. Teniendo en cuenta esos casos, en el plano de la cooperación, se intentará establecer una red de enlace de toda esa gente para que trabaje aquí con los que podemos llamar "centros de investigación de punta" para aportar sus conocimientos a la investigación científica y técnica. Es posible trabajar en esa dirección con la Universidad de la República, con el Instituto Clemente Estable, con las distintas facultades...

Hay que empezar por hacer un relevamiento que nos permita saber quiénes están afuera y a quienes podemos recurrir. Después, habrá que ver quiénes están dispuestos a colaborar y, por último, darles la posibilidad de que lo hagan. Por ejemplo, habrá que destinar recursos para que vengan una vez al año y estén un mes aquí trabajando junto a gente que vive en el país, para trasladar sus conocimientos y empujar el sistema de investigación científica y técnica.

Esto es una parte de la política exterior, pero yo también aspiro a que lo que han avanzado las universidades de América del Sur en materia de coordinación permita crear un gran centro de investigación científico-técnica que sume los esfuerzos de todos para poder avanzar en común. Todas las declaraciones en materia de integración mueren si no hay cosas concretas que las materialicen: infraestructura, centros de investigación, cadenas productivas y todo lo demás; si existe eso, lo otro se dará por añadidura, como pasó en Europa. Primero fue el carbón y el acero y después no hubo marcha atrás; hay que crear cosas que eviten cualquier retroceso.

-¿Usted cree que hay representaciones diplomáticas en países donde se podrían suprimir? ¿Piensa que hace falta establecer otras en países donde no las hay?

-En algunas conversaciones con el presidente electo hemos analizado este tema. Por supuesto, habría que tener representaciones diplomáticas en todo el mundo, porque todos son importantes, más allá de lo pequeño que sean o de la escasa relación comercial que puedan llegar a tener con Uruguay. Pero los recursos son limitados y obligan a que se examine dónde es más conveniente para el país tener una embajada. Hay que tratar de radicarla en zonas desde las cuales se pueda desplegar una actividad que tienda a la expansión del comercio y de las vinculaciones culturales, por ejemplo, con otros países. El presidente electo tiene la impresión, que comparto, de que el golfo Pérsico no sólo es un centro comercial muy importante por su población sino también por los puertos, que son ámbitos de realización de negocios que se expanden a casi mil millones de personas. Uruguay debería tener algún centro operativo que le permita desde allí tener agentes económicos que faciliten la actividad de nuestros exportadores. Una representación diplomática y una presencia regular de gente del sector privado puede facilitar una corriente de negocios más importante que la actual.

-¿Cuál es la situación de Uruguay en materia de ratificación de convenios internacionales?

-Hay un brutal atraso. Un ejemplo exultante es el del Protocolo de Comercio del Cono Sur, que finalmente entró en vigencia en enero: había sido firmado en 1998 y recién ingresó al Parlamento en junio de 2004, de modo que estuvo seis años metido en un cajón. Los que manejan esas cosas o bien lo hicieron ex profeso o bien son incompetentes.

-Hay además disposiciones de convenios internacionales que obligan a modificar la legislación interna y Uruguay, al menos en materia de derechos humanos, también está en mora.

&emdash;Es cierto. Por ejemplo, no se han tipificado delitos como los de tortura o de desaparición forzada. La iniciativa de impulsar las modificaciones en la legislación interna no corresponde a Relaciones Exteriores sino al Poder Ejecutivo; en principio al presidente con el Consejo de Ministros.

-En la última sesión de la Mesa Política del Frente Amplio, por iniciativa del Partido Socialista, se postergó la propuesta de emitir una declaración contra los recientes discursos del presidente George Bush y de la nueva secretaria de Estado Condoleezza Rice. ¿Puede interpretarse como una señal de que la fuerza política, próxima a asumir el gobierno, se manejará con mayor cautela en cuestiones de política internacional?

-Si bien debo aclarar que de ese episodio me enteré por la prensa, la posición del Partido Socialista &endash;que es la de todo el EP-FA&endash; es muy clara. Se rechaza cualquier intromisión en los asuntos internos de un país, así como la pretensión de un país de dictar normas sobre cómo debería funcionar la democracia en cualquier otro, como Venezuela. También se rechaza con absoluta firmeza la invasión a Irak, sobre la cual el gobierno actual optó por guardar silencio, lo que hizo perder a Uruguay una parte importante del respeto que le tenía la comunidad internacional. Si se pidió una postergación habrá sido por los motivos que se invocaron, es decir para analizar debidamente el alcance que debía tener la declaración y los puntos que habría que incluir en ella.

-¿Considera excesivo el porcentaje de gasto público destinado a la cancillería en el presupuesto nacional? ¿Se propone reducirlo? ¿De qué forma?

-Tengo la impresión de que el presupuesto de la cancillería, que es de 50 millones de dólares &endash;algo así como el 1,2 por ciento del presupuesto total&endash;, es grande a la luz de los resultados. Pero no se trata de un presupuesto desmesurado ni mucho menos, porque además debe recordarse que por orden del ministro de Economía se recortó el gasto de todo el sector público, topeándolo en el 80 por ciento de lo inicialmente asignado, y después se dispuso un recorte adicional del 15 por ciento. El problema es que el presupuesto del Ministerio de Relaciones Exteriores, aunque no es excesivo, no está bien distribuido. No es sólo mi opinión, sino también la de funcionarios con muchos años en la cancillería.

-La cancillería tiene, entre diplomáticos y administrativos, unos 350 funcionarios. ¿Cuántos diplomáticos son de carrera y cuántos han sido designados en forma directa?

-Desde 1975 a la carrera diplomática se ingresa por concurso, como secretario de tercera. Después se va ascendiendo, siempre por concurso, a secretario de segunda, secretario de primera, consejero, ministro consejero y embajador, que es la culminación de la carrera. A veces pasan 35 años antes de que un funcionario llegue a ese cargo. Nosotros nos proponemos respetar estrictamente el régimen de concursos. En 1996, mediante un decreto, se dispuso que el Poder Ejecutivo pudiera designar por acto político cinco embajadores y creo que diez ministros consejeros a los cuales se les da el rango de embajador para cumplir las funciones de representantes en determinado país. El gobierno electo se ceñirá, al principio, a lo dispuesto en la normativa vigente; después verá si ésta debe ser modificada.

-Entre los cargos de particular confianza, ¿van a quedar algunos nombrados por el actual gobierno?

-No lo sé.

-Se hablaba de que Alberto Volonté sería mantenido en Argentina...

-No hay decisión tomada sobre la embajada en Argentina. Lo que el gobierno electo ha anunciado es que en esta cuota de designaciones políticas se incluirá a Gerónimo Cardozo como embajador en Venezuela, a Carlos Pita como embajador en Chile y a Héctor Gros Espiell como embajador en Francia.

-¿Los agregados militares dependen de la cancillería?

-No. Dependen del Ministerio de Defensa Nacional.

-¿Qué actitud va a tomar con las designaciones de último momento que el gobierno actual ha hecho en el servicio exterior?

-En algunos casos el gobierno electo se enteró de nombramientos de último momento que estaba a punto de efectuar el gobierno saliente y le comunicó que no los compartía y que, en caso de concretarse, serían revocados. Esas designaciones efectivamente se hicieron, de modo que el nuevo gobierno, si cumple con su palabra, las va a revocar.

-¿Quiénes fueron los designados?

-No me parece procedente decirlo en una entrevista periodística. Pero en este país, que es muy chico, todo el mundo se entera, más tarde o más temprano.